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Introducción, por Medardo Fraile
Reseña biográfica
Bibliografía

CUENTOS (1926-1945)
Sencillo dios

BAZAR
La mancha roja
¿Qué edad tiene usted?
La calavera del Sol
El coleccionista de lágrimas
Miniaturas
Un capítulo de folletín
La Gioconda
El juicio final
El poeta paranoico
MARCHA ATRÁS
Marcha atrás
Aquel papel
Segunda edición
El misántropo
El grano
Por qué estudiaba Magdalenita
La pobre Catalina
El guardia civil
Teatro de la revolución
Más que fotografía
No juego

CUENTOS DE HUMOR
Sin que nadie sepa por qué
La voz de la conciencia
El cáncer
¡Resucitarán!
Su inspiración
El hombre espléndido
La Reina de la Belleza
¡Señor juez!…
La fama del doctor
La crisis teatral

CUENTAS Y CUENTOS
Historia de las dos lechugas enamoradas
El Tiempo
La ventana y el espejo
El hombre y el árbol
El Dolor de cada casa
La gota de mar
Los dos poetas
El sombrerito

CON EL ALMA APARTE
Yo soy el casero
La carta
Batllés Hermanos, S. L.
La casita del arrozal

NOVELA
LOS VIVOS Y LOS MUERTOS

TEATRO
EN EL OTRO CUARTO

ARTÍCULOS DE PRENSA (1941-1944)
«La muerte menos temida da más vida»
Visita a una dama valenciana
Confidencial
Aquella noche
El paisaje
Anuncios por palabras
A ese pobre tan simpático
Las enfermedades del corazón
A un barco hundido
Filatélicos
Uso y límites del tópico
Hotel Imperio
Hacia el futuro
Una tarde deliciosa
Parado en la esquina
París: Antología
Observe usted su reloj
Hallazgo
Bachiller 44
Entre armarios y maletas
El canto de los pájaros
La cosecha de eclipses
Peor que el olvido
Museo-hotel
Carta cerrada
Último modelo de catedrático
Es transparente y deja oír su voz a larga distancia
Sonata en si menor
Folletín
Menos pañuelos
Sección de Geografía
Mi pobre sobresaliente
El ruido del mundo
Tímido y soltero
Al piano de un hotel
Dos bosques
Dos retratos
Mi oficio
Un año
Estar en el juego
¡Miedo!
Más allá de la última página
Historia de una lámpara
El retrato
No olvido
Crisis

Samuel Ros (Valencia, 1904-Madrid, 1945) fue un escritor justamente tildado de humorista, aunque tenía poco que ver con otros profesionales del humor, incluso en sus comienzos como uno de los vástagos de Ramón Gómez de la Serna que frecuentaban el Pombo.
Se advierte en su obra cohesión y una honda personalidad. Su inclinación romántica —como escribió Ridruejo— tuvo que convivir con un vanguardista de primer orden que, a través del dolor, alcanzó su personalidad en la novela Los vivos y los muertos. Fue un escritor misterioso, sacudido por premoniciones que oscilaban entre el amor y la muerte y otros temas: el retorno al origen, la vocación de escritor y el logro de la plenitud mediante el amor-pasión.
Azorín, Dionisio Ridruejo, Eugenio Montes, José María Sánchez Silva, etc. hablaron siempre de él con admiración y respeto.