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Celina Kanz es politóloga, empleada pública, está casada con Javier Schell y tiene tres hijas. Pero su vida se había convertido en un thriller cotidiano a causa de las políticas oficiales que impactaban directamente en su día a día de trabajo. A pesar de los vaivenes típicos del trabajo en el sector público cada vez que se concretaban cambios de autoridades, durante 2003 y 2015 pudo construir su profesión y desarrollar sus tareas compartiendo los lineamientos políticos de la gestión. Participó en misiones oficiales, representó al país en el exterior, recibió funcionarios de varios países y logró construir una familia, con las dificultades propias de conciliar maternidad y vida laboral.
Sin embargo, el cambio de gobierno que tuvo lugar en diciembre de 2015 impactó tremendamente en su vida. Celina quedó totalmente imbricada en la política nacional, que formaba parte de su cotidianidad por estar diariamente expuesta a las máximas decisiones del gobierno por su trabajo en la administración pública nacional. La amenaza y la posterior certeza del Cambio de paradigma la empujó a militar por el candidato que finalmente perdió, la obligó a cambiarse de área por no formar parte del colectivo "Nosotros" y a discutir de igual a igual con autoridades por políticas que se habían implementado durante el gobierno anterior, aun exponiéndose al despido. Ese "Cambio" también la empujó a participar de las protestas sindicales por los despidos masivos dentro del Ministerio.
Desde otro plano, la imposibilidad de seguir alquilando la casa en la que vivían la llevó a ella y a Javier a solicitar un crédito hipotecario UVA. Una muerte cambió otra vez el rumbo de su vida y se vio expuesta a situaciones que jamás hubiera imaginado. Si bien sabe que un voto no hace la diferencia, había decidido que la participación en la micromilitancia sería el nuevo motor de su vida porque desde su lugar de ciudadana común podría dar pequeñas batallas diarias en cada uno de los ámbitos en los que se moviera.
El ocaso de la esperanza refleja no solamente las dificultades propias del empleo público, sino que avanza sobre una mirada nostálgica de una época rica en derechos sociales y en políticas soberanas. Fue esa pérdida de políticas amigables con la ciudadanía la que llevó a la autora a escribir esta novela, que comenzó siendo un ensayo de política contemporánea.