Cada ciudad tiene su encanto, y hay capitales que son un imán para el turismo. En una de esas listas que se publican anualmente, Hong Kong (pese a los líos y manifestaciones), Bangkok (Tailandia) y Londres (Reino Unido) encabezan las diez ciudades más visitadas del mundo, con París (Francia) en sexto lugar; Nueva York, en octavo puesto, y Estambul, en el décimo.
Pero Venecia es única, quizá porque ha cambiado tan poco a lo largo de los siglos. Para los millones de personas que la visitan representa, además, un destino mítico: el Carnaval, las románticas lunas de miel, los canales, su arquitectura inmutable, el teatro de la Fenice, los innumerables museos y la no menos famosa Bienal de Arte, de la que surgió la Mostra di Cinema que se inaugura cada año, a finales de agosto.
En esta guía descubrirá los itinerarios más habituales, pero también las rutas menos conocidas, caminatas por espacios naturales y hasta paseos en bicicleta.
La ausencia de tráfico rodado, el laberinto de canales, calles, callejones, plazoletas y plazas, separadas en un centenar de pequeñas islas unidas por puentes, las casas, palacios e iglesias son el escenario tranquilo donde pasear en silencio al caer la noche, cuando la mayoría de turistas abandona la ciudad.
Si el lector viaja por primera vez a Venecia, entre sus manos tiene la guía perfecta para empezar a conocerla, siguiendo los caminos más habituales para no perderse detalle de los seis distritos del centro histórico: San Marco, Cannaregio y Castello, al norte del Gran Canal; y Santa Croce, San Polo y Dorsoduro, al sur del mismo, que configuran los diferentes itinerarios. San Giorgio Maggiore y la Giudecca, así como Murano, Burano y Torcello, o Chioggia y las menos conocidas islas menores de la laguna veneciana, que tienen aquí un tratamiento propio y diferenciado.
Si ya ha estado en la ciudad en otras ocasiones, aquí descubrirá rutas menos conocidas, caminatas por espacios naturales y hasta paseos en bicicleta. En todo caso, perderse por los callejones venecianos, dejándose guiar por la intuición, seguro que no le defraudará. Tal vez así, entre el dédalo de calles, en el laberinto de canales, el visitante podrá descubrir aquellos patios escondidos donde los venecianos ocultan sus hermosos jardines privados.
Los venecianos, acostumbrados al acqua alta, que les ha acompañado toda su vida, se toman el fenómeno con filosofía: el nivel del mar sube, sí, pero al cabo de un par de horas también baja y todo vuelve la normalidad.
Esta es una guía tan personal como didáctica. El autor ha visitado Venecia en más de una docena de ocasiones. En su juventud, solo pudo dormir en una tienda de campaña en un cámping de Mestre y más tarde lo ha hecho en hostales y hoteles de diverso pelaje.
En los últimos años ha optado por alojarse en apartamentos de alquiler, para vivir de la forma más parecida posible a como lo hacen los venecianos: comprar el pan en las panaderías de barrio; fruta en los puestos callejeros; pescado fresco en el mercado de Rialto y un buen vino del Véneto en una bodega o en uno de los muchos supermercados de la ciudad.
Ello, sin renunciar a comer o tomar una tapa y un prosecco en algunas de las excelentes osterie, trattorie y restaurantes venecianos.
Esta guía actualiza los datos prácticos de la edición anterior, escritos tras un viaje del autor a la ciudad de los canales en enero de 2020, después de las graves inundaciones ocasionadas por las mareas altas extraordinarias que asolaron Venecia en noviembre de 2019. Eso fue antes de que la pandemia de la covid-19 cerrara Italia al turismo.
Actualmente, las compuertas del proyecto Mose han sido probadas y han demostrado su eficacia a la hora de frenar los embates del acqua alta y tras los duros meses de lucha contra la pandemia, con la llegada de la primavera y los numerosos actos de la Bienal de Arte y Arquitectura 2021 la ciudad ha empezado a recobrar la normalidad. Naturalmente, como en otras partes, también gracias a las vacunas.
Situada al noreste de Italia, Venecia tiene un emplazamiento muy septentrional. No se deje engañar por su situación mediterránea, junto al mar Adriático, pues está en la misma latitud que, por ejemplo, Lyon o Zagreb. Los veranos son muy calurosos, pero los inviernos son tremendamente fríos y no es raro que llegue a nevar.
Lógicamente, la humedad es elevada, lo que unido a nieblas persistentes y cielos encapotados pueden suponer jornadas más bien desabridas. Téngalo en cuenta a la hora de confeccionar el equipaje. Aunque si echa algo en falta, la ciudad dispone de tiendas de todo tipo donde podrá comprar desde paraguas hasta sombreros, unos guantes o un jersey.
Cuando alguien plantea cuál es la mejor época del año para viajar a Venecia, la respuesta más acertada sería en primavera, entre los meses de mayo y junio, cuando los días empiezan a ser más largos y empiezan a brotar las plantas y árboles en parques y jardines. La contrapartida es que suele llover algo más.
Otra buena época para visitar la ciudad es al final del verano, entre septiembre y los primeros días de octubre, cuando las temperaturas aún son muy agradables y el otoño empieza a asomar con sus colores y los ocres estallan en los tilos y los ginkgo biloba que jalonan el 'sestiere' de Castello y la pineda de Santa Elena.
Eso sí, en primavera, verano y otoño la presencia de mosquitos es más que probable, ya que la laguna es un lugar perfecto para su proliferación. Si viaja con un buen repelente, se ahorrará las molestias de las picadas. También puede optar por una crema antihistamínica para aliviar los picores, que puede adquirir en cualquier farmacia local.
Aún en verano, la brisa fresca de la laguna hace aconsejable llevarse un jersey o una chaqueta al caer la noche. Una sugerencia, la de llevar alguna prenda ligera de abrigo, es aplicable a los muchos locales dotados de aire acondicionado frío. Preste atención también el lector a los avisos de iglesias y museos referidos al vestuario. No se admiten visitantes en bañador o ropa demasiado ligera.
Al final del otoño e inicios de invierno, sobre todo en el mes de noviembre, el mes con más lluvia del año, suelen producirse las acqua alta, unos días en los que las mareas son más altas de lo normal y la zona más antigua de la ciudad queda medio inundada. Esta situación no es inusual y los venecianos la ven con cierta normalidad, porque apenas dura dos o tres horas.
Para que los ciudadanos puedan desplazarse, el ayuntamiento instala unas pasarelas de madera en las calles más transitadas. Si tiene pensado viajar en esas fechas, no descarte llevar en el equipaje unas botas de agua altas. Si las compra en Venecia, le resultarán bastante más caras. Los vendedores callejeros también ofrecen, como alternativa, unas botas ligeras de plástico que se superponen al calzado propio. También lo son las bolsas de basura de gran tamaño. No duran mucho, pero pueden sacarles del apuro.
En todo caso, otoño e invierno son muy especiales en Venecia: el número de turistas desciende y permite pasear casi en solitario por muchas de sus calles y plazas. Pero las temperaturas mínimas pueden llegar a situarse por debajo de los 0º C. Téngalo en cuenta si decide visitar la ciudad durante el famoso Carnaval de Venecia. El sol suele lucir sus encantos, pero el frío gélido que llega de las cercanas montañas nevadas hace necesarios guantes, bufandas y gorros de lana.
En esta época, no está de más usar diferentes capas de ropa, como si de una cebolla se tratara, ya que al frío exterior se sucede el calor intenso de museos y restaurantes, que ponen en marcha sus potentes calefacciones. Un buen abrigo, una chaqueta polar y una camiseta térmica, así como un buen calzado preparado para la humedad ambiental, harán más plácidos los paseos.
En el caso de España, para entrar en Italia solo se necesita el documento nacional de identidad (DNI) o pasaporte en vigor, al igual que el resto de ciudadanos de los países de la Unión Europea que hayan firmado el Tratado de Schengen.
Las autoridades españolas aconsejan “viajar provisto de ambos documentos y custodiarlos en lugares separados, ya que, en caso de pérdida o robo de alguno de ellos, se dispondrá del otro a efectos de identificación”.
Si se viaja con niños menores es aconsejable que sus padres guarden su documentación y proporcionen a los pequeños fotocopias de la misma.
Los ciudadanos procedentes de todos los demás países tienen que presentar el pasaporte en la frontera y, en los casos en que sea necesario, también el visado, que debe indicar la duración de la estancia y el lugar de destino.
La fuerte presión inmigratoria que experimenta Italia en los últimos años puede suponer que, en ciertos momentos, haya trabas burocráticas para la entrada de viajeros de América Latina.
Vale la pena que el viajero compruebe en su embajada las regulaciones vigentes en cada momento, especialmente en lo referente a visados y duración de la estancia. En estos casos, el pasaporte debe ser válido como mínimo para seis meses y tal vez sea necesario exhibir el billete deavión de regreso a su país.
El visado se debe solicitar en los consulados italianos del país de residencia especificando el motivo del viaje. Por lo general, se obtiene en un plazo de 90 días a partir de la solicitud.
Aunque el viaje a Venecia sea un simple fin de semana, es aconsejable que el viajero español lleve consigo la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE), documento gratuito que acredita el derecho a recibir las prestaciones sanitarias necesarias durante una estancia temporal en los países de la Unión Europea y en Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza (el Reino Unido queda ahora al margen).
Tienen derecho a la TSE los trabajadores en activo, pensionistas y beneficiarios del titular de la asistencia sanitaria. Los parados han de consultarlo en la Seguridad Social.
Se ha de tener en cuenta que esas prestaciones no son idénticas en todas partes, y en algunos países existen situaciones en que es obligatorio el copago.
En Italia, la sanidad pública Servizio Sanitario Nazionale o entidades concertadas aceptan la TSE, no así los médicos privados ni los dentistas. En casos de asistencia urgente y cuidados intensivos, el paciente debe pagar parcialmente los tratamientos, que no se reembolsan, aunque se puede solicitar su devolución al regresar a España.
El número nacional de urgencias gratuito en Italia es el 118.
Las ambulancias son gratuitas solo en caso de urgencia; en caso contrario, puede que el paciente tenga que abonar una parte o la totalidad del coste.
Es aconsejable que el viajero lleve consigo los medicamentos que necesite habitualmente. En caso de que se trate de medicinas cuya composición pueda ser conflictiva, tenga a mano las recetas médicas expedidas por su especialista. Si se han de comprar esos medicamentos en Italia, el farmacéutico se las pedirá, junto con la TSE.
Desde el año 2002, la moneda oficial de Italia es el euro, como en la mayoría de países de la Unión Europea.
Las tarjetas de crédito internacionales funcionan con normalidad en toda la ciudad de Venecia y se aceptan en la mayoría de lugares oficiales y museos, si bien en algunas pequeñas tiendas y locales de restauración menos turísticos solo aceptan el pago en metálico.
En los establecimientos que venden objetos de regalo de cierta cuantía están acostumbrados a aceptar otras monedas, pero pueden aplicar un cambio bastante desfavorable.
Naturalmente, la forma más rápida de llegar a Venecia es en avión. Las compañías de bandera española e italiana, Iberia y Alitalia, mantienen rutas regulares entre Madrid y Barcelona con Venecia.
En los últimos años, las compañías de bajo coste, con Vueling y Ryanair a la cabeza, ofrecían billetes a precios imbatibles a partir de 14,99 € por persona y trayecto, según la época del año. Hay numerosas promociones y, siempre que se eviten puentes y festivos, el viaje puede resultar muy asequible.
Venecia cuenta con dos aeropuertos.
• El Aeropuerto Internacional Marco Polo, en Tessera, a unos 12 kilómetros de la entrada de la ciudad.
• El Aeropuerto Antonio Canova, situado en Treviso, a unos 40 kilómetros al norte, donde suelen aterrizar compañías locales y de bajo coste.
En ambos casos las compañías de transporte público ACTV y ATVO conectan ambos aeródromos con la Piazzale Roma, la terminal turística más importante de Venecia, junto con la estación de tren de Santa Lucia.
Hay más fórmulas para llegar a Venecia, pero todas ellas son mucho más lentas. Quizá la más romántica sea el tren.
Si se viaja desde España, el punto más cercano es Barcelona, desde donde se puede tomar un tren de alta velocidad que enlace con alguna de las líneas que unen Francia y Milán. Desde esta gran ciudad italiana sale un tren que finaliza en Venecia. Atención: el viajero no ha de bajarse en Venezia Mestre, sino en la última parada, la de Venezia Santa Lucia.
La necesidad de efectuar transbordo en alguna ciudad francesa (Lyon, Nimes) y, luego, en Milán, hace que el viaje se acerque a las 24 horas.
Quién no recuerda a Katharine Hepburn, en la película Locuras de verano (1955), apeándose en la estación de Santa Lucia, donde finaliza el recorrido de la línea ferroviaria Milán-Venecia. Es la popular Ferrovia, la misma donde Alberto Sordi y otros gondoleros esperaban a las guapas turistas que llegaban a la ciudad en la comedia Venecia, la luna y tú (1958), y la misma a la que llegan Angelina Jolie y Johnny Depp en The Tourist.
Si prefiere el transporte por carretera, algo más pesado, puede utilizar el autobús. En el 2021, Flixbus (www.flixbus.es) era la única compañía con esa ruta desde Barcelona. La duración del viaje supera las 24 horas y cuesta a partir de 100 € por trayecto (algo menos si es ida y vuelta).
Si se opta por usar vehículo propio, recuerde que el Puente de la Libertad es el único acceso por tierra con Venecia, que finaliza en la Piazzale Roma, donde debe dejarlo o regresar al continente.
Eso sí, tanto en este punto de la ciudad como en la parte continental de Mestre y alrededores, hay diversos aparcamientos de pago donde puede dejar el coche, la moto o la autocaravana.
Una segunda opción es viajar al Lido con su coche en transbordadores de la línea 17 de la ACTV.
Y una tercera es dejarlo en Cavallino-Treporti, un municipio en forma de península alargada, al norte de la laguna veneciana, muy apreciada por los italianos en verano. Para llegar a esta localidad es necesario seguir el litoral en dirección este. En su extremo, Punta Savioni está unida con Venecia mediante vaporetti de las líneas lagunares.
El Aparcamiento Municipal (Autorimessa Comunale) es el espacio de mayor capacidad entre todos los existentes en la Piazzale Roma, punto donde finaliza el Puente de la Libertad y único acceso por tierra desde el continente.
Este 'parking' para 2.182 coches y 300 motos está abierto las 24 horas del día, todos los días del año. Existe un sistema automático de entrada con lectura de matrículas y 200 cámaras de videovigilancia. Las plazas se pueden reservar a través de Internet (salen algo más baratas) y las tarifas oscilan entre los 26 € y 29 € las 24 horas (no admite fracciones). Existe una tarifa nocturna de 15 € (de 17 a 5 horas).
Otro de los grandes estacionamientos es el enorme Tronchetto Parking, algo más barato. En este último, las tarifas empiezan en 3 € la primera hora. A partir de tres horas y hasta las 24 horas el precio es de 21 €.
Si desea llegar a Venecia en autobús desde el aeropuerto Marco Polo, la línea más adecuada es la 5 de la ACTV, también llamada aerobús.
Si se desea ir a Mestre, se ha de tomar la línea 15.
Los autocares se sitúan en un carril bus cercano a la zona de llegadas. El trayecto dura unos 20 minutos y llega hasta Piazzale Roma, con paradas intermedias en Tessera, Orlanda, Passo Campalto, Sabbadino, Orlanda y San Giuliano.
El precio del billete no está incluido en los packs de transporte en vigor y cuesta 8 € por trayecto (15 €, si adquiere ida y vuelta).
Existe la opción de comprar un billete conjunto de aerobús más vaporetto por 14 € (válido durante 90 minutos desde su validación).
Hay un autobús exprés directo de la empresa pública ATVO (línea 35) que no efectúa paradas intermedias en Mestre y sale cada 20 minutos. El precio es igual que el de la línea 5.
Para adquirir los billetes de las líneas de transporte público de la compañía ACTV, tanto autobuses como vaporetti, lo ideal es comprarlos anticipadamente a través de Internet, en la web de Venezia Unica (www.veneziaunica.it), ya que los precios suelen ser un poquito más baratos.
En caso contrario, no se preocupen, ya que hay varios puntos de venta en el aeropuerto: unas máquinas automáticas, justo al llegar al área por donde se recogen los equipajes y otras junto a la parada de autobús, así como taquillas con personal en el área de llegadas.
ACTV ha creado una reciente aplicación para teléfonos inteligentes, descargable en terminales Apple y Android. Permite adquirir billetes anticipadamente y activarlos en el momento en que se vaya a utilizar el primer transporte (autobús o vaporetto). Las paradas tienen lectores de código de barras que permiten detectar los billetes de los smartphones.
Desde el Aeropuerto de Treviso la conexión en autobús se efectúa con el Bus Express de la compañía ATVO.
Hace una única parada intermedia en el centro de Mestre y el recorrido dura casi una hora. La frecuencia es menor que desde Marco Polo. El precio del billete es de 12 € por trayecto; si se adquiere ida y vuelta, sale por 22 €.
Los billetes se pueden adquirir en los vuelos de Ryanair con destino a Treviso, en las máquinas automáticas del propio aeropuerto (junto a las cintas de recogida de equipajes) y en las taquillas ubicadas en la zona de llegadas.
Alilaguna (www.alilaguna.it) es una compañía de transporte acuático privado que ofrece un servicio similar a los vaporetti de la ACTV. Sus embarcaciones son de un característico color amarillo y llegan hasta el centro de Venecia directamente a través de la laguna.
Una moderna pasarela comunica la zona de llegadas del Aeropuerto Marco Polo con la terminal de estas barcas rápidas, que ha sido reformada y cubierta después de años de estar al aire libre.
Dos líneas de Alilaguna funcionan todo el año; una tercera se pone en marcha desde mediados de abril hasta el mes de noviembre, y una cuarta hace excursiones a Burano, Murano y Torcello. El billete hasta Venecia o el Lido cuesta 15 € por trayecto o 27 € (ida y vuelta)
Línea Blu (azul): conecta el aeropuerto Marco Polo con la terminal de cruceros, con paradas intermedias en Murano Colonna, Fondamente Nove, Ospedale, Bacini, Lido, Arsenale, San Marco, San Zaccaria, Zattere y Giudecca Hilton.
Línea Arancio (naranja): se inicia en el aeropuerto, pasa por el Gran Canal y finaliza en Santa Maria del Giglio, con paradas en Fondamente Nove, Madonna Dell’Orto, Guglie, San Stae, Rialto, San Angelo y Ca' Rezzonico.
Línea Rossa (roja): también conecta el aeropuerto con la terminal de cruceros, con paradas intermedias en Murano Museo, Certosa, Lido, Arsenale, San Marco, Giudecca Zitelle y Giudecca Stucky.
Línea Verde: realiza una excursión diaria a Murano, Burano y Torcello; dura unas cuatro horas y efectúa paradas de unos 40 minutos, durante los cuales se puede pasear un ratito por las tres islas. El precio del billete es de 20 € por persona, tiene varios puntos de embarque (Ferrovia, Zattere y San Marco) y las explicaciones del guía son en varios idiomas, entre ellos el español. No funciona desde mediados de noviembre a mediados de febrero.
Venecia confía cada vez más en la información por medio de internet. De hecho, el Ayuntamiento de la ciudad ha reducido el número de oficinas de turismo (IAT) físicas, antiguamente repartidas por casi todas las zonas de la ciudad. Actualmente, solo se encuentran en los principales puntos de acceso y poco más.
• Aeropuerto Marco Polo (llegadas). Horario: 8.30-19 h.
• Estación de tren Santa Lucia (andén nº 2). Horario: 7-21 h.
• Piazzale Roma (aparcamiento municipal). Horario: 7-20 h.
• Piazza San Marco. Horario: 9-19 h.
• Mestre, Via Lazzari, 32. Horario: 8.30-19 h.
• Sottomarina (Chioggia), Lungomare Adriatico, 101. Tel. +041 403 652. Horario: 9-12.30 y 17-20.30 h. www.chioggia.org.
Como cualquier destino turístico, e Italia lo es de primer orden, Venecia es un museo al aire libre que recibe unos 25 millones de turistas al año.
Aunque no es de las ciudades donde más delitos se producen, estos pueden darse en situaciones de aglomeraciones o en zonas muy concurridas, como la Piazzale Roma, la Ferrovia o la Piazza San Marco. También cuando se viaja en hora punta desde el aeropuerto a la ciudad en autobús y, en menor medida, en los vaporetti.
Aún así, conviene estar atento y evitar cualquier distracción que nos haga víctimas de un posible robo por parte de carteristas. En zonas de aglomeración, por ejemplo, es preferible no llevar la mochila en la espalda.
En caso de robo o extravío de equipaje o documentación, acuda a las autoridades de policía italianas (polizia di stato o carabinieri) y haga la denuncia correspondiente, si es necesario, e intente hacer una descripción lo más detallada posible de los objetos sustraídos o perdidos.
Se recomienda a quienes viajan con vehículo propio lo estacionen en aparcamientos vigilados, ya que suelen producirse robos en automóviles y autocaravanas situados en lugares apartados.
El turista incívico también puede ser multado. Conductas como tumbarse en un banco, comer en zonas prohibidas (en San Marco, por ejemplo), orinar en la calle, bañarse en los canales o beber alcohol fuera del perímetro de los locales que lo sirven pueden suponer multas de entre 25 € y 500 €, e incluso que los infractores pasen la noche en comisaría.
En temporada alta, en San Marco, el viajero podrá observar la presencia de los guardiani, vestidos con camisetas naranjas y pantalón y chaqueta azules, encargados de salvaguardar el decoro en la zona y explicar a los turistas que han de respetar esas reglas, reprender a los infractores, alejar a los mendigos e, incluso, denunciar a la policía aquellos comportamientos que violen la ley.
En las recomendaciones previas al viaje sugeríamos al lector llevar consigo la Tarjeta Sanitaria Europea.
Y también que en Italia se usa para urgencias sanitarias el teléfono gratuito 118, un número único que funciona las 24 horas del día, los siete días de la semana.
Venecia cuenta con varios puntos de consulta médica urgente, similares a nuestros centros de atención primaria. Los más importantes son los Punto de Primo Intervento de Piazza San Marco y de Piazzale Roma. Además, a lo largo de la ciudad se han instalado 50 puntos cardioprotetta con desfibriladores.
En Venecia: Ospedale SS. Giovanni e Paolo. Castello 6777. Venezia. Teléfono: 041 5294 111. Parada de vaporetto Ospedale.
En Mestre: Ospedale dell'Angelo. Via Paccagnella 11. Mestre. Teléfono: 041 9657 111.
Las farmacias están abiertas de 8.30 a 12.30 h y de 16.00 a 20.00 h, de lunes a viernes; y de 9.00 a 12.00 h, los sábados. Hay un servicio nocturno y farmacias de guardia, en turnos rotativos.
En Venecia aún se pueden encontrar algunas cabinas telefónicas públicas. Para usarlas, es preciso adquirir tarjetas telefónicas en los quioscos de prensa, oficinas de correo y oficinas de cambio de moneda.
Para llamar a España desde estas cabinas deberá marcar previamente el código internacional 00 34.
Si el número es italiano, ha de anteponer el prefijo de la ciudad, que en el caso de Venecia es el 041.
Si el viajero lleva consigo su propio teléfono móvil y tiene activado el servicio de roaming, para llamar a España no es necesario anteponer el 0034 y la tarifa es la misma que le aplica su operador en territorio nacional.
En cambio, si se llama a un número italiano desde el propio móvil, sí deberá marcar antes el código internacional 0039. Además, esa llamada tiene tarificación internacional. No es mala idea utilizar aplicaciones de telefonía basada en datos (como Skype, por ejemplo), con tarifas mucho más económicas, para efectuar este tipo de llamadas locales dentro de un país que no es el propio.
Como en otras grandes ciudades turísticas, hay numerosos locutorios desde donde podrá acceder a Internet. El ayuntamiento de Venecia también dispone de una red wifi ciudadana, accesible previo pago de una cuota: 5 € por 24 horas de conexión; 15 € por 72 horas o 20 € por 7 días.
En general están abiertos de 8.30 a 13.30 h y de 14.45 a 16 h, de lunes a viernes. En el exterior de las entidades suele haber cajeros automáticos que funcionan las 24 horas. Algunas agencias y oficinas de cambio tienen locales abiertos en horario más amplio donde es posible cambiar moneda extranjera con una pequeña comisión para cada operación.
Venecia es una ciudad única, atravesada por cientos de canales y rodeada de agua por todas partes, salvo por el larguísimo puente de la Libertad, que la une con Mestre, en la llamada terraferma.
Sin ninguna duda, se puede recorrer a pie sin ningún problema y fácilmente. Incluso las personas con problemas de movilidad también pueden salvar las dificultades arquitectónicas gracias a los circuitos accesibles que ha diseñado el ayuntamiento.
Pero si el visitante desea llegar a los últimos rincones y a las islas de la laguna, la mejor opción es una embarcación, ya sea una góndola, un vaporetto o un taxi acuático.
Los populares vaporetti son los autobuses acuáticos de la empresa de transporte público ACTV son los que ofrecen una mejor relación calidad-precio, y llegan prácticamente a todas las zonas de la laguna.
La ACTV tiene 120 paradas o estaciones flotantes (pontones) y 30 líneas diferentes, entre acuáticas y terrestres. Aunque los venecianos suelen despotricar acerca de la antigüedad y el estado de los vaporetti, lo cierto es que anualmente transportan cerca de 95 millones de pasajeros.
Las paradas más importantes son las situadas junto a la Piazzale Roma y la Ferrovia. En el primer caso, los muelles están alineados a los pies del puente de la Costituzione. En el segundo, frente a la estación de tren de Santa Lucia. En ambas hay varios pontones donde atracan las diferentes líneas. Rótulos luminosos anuncian la frecuencia de las mismas y el vaporetto que está a punto de llegar.
La zona más céntrica, alrededor de la Piazza San Marco, tiene dos muelles de vaporetti: Vallaresso, frente a la Dogana, y San Zaccaria, pasado el puente de los Suspiros, frente al hotel Danieli.
En el Lido solo hay dos paradas. La principal es Santa Maria Elisabetta (SME). A la de San Nicolò llegan los ferris con vehículos a bordo.
Hay embarques y desembarques a petición (su richiesta) que se han de comunicar al personal de a bordo y, en algunos casos, llamar a un teléfono gratuito de la compañía (800-845065).
El nombre de vaporetto proviene de los primeros barcos a vapor que entraron en funcionamiento en Venecia. La parte delantera es la más preciada por los turistas para hacer fotos. En la popa también hay asientos, algo menos solicitados, pero que también son un buen lugar para tomar imágenes. Unas puertas correderas dan acceso a la zona central de los vaporetti, preferida por los vecinos. Recuerde cerrarlas, especialmente en meses menos calurosos, ya que los venecianos no dudan en regañar en voz alta a quien las deja abiertas. El aire de la laguna es fresco.
• Línea 1: recorre el interior de Venecia por el Gran Canal desde la Piazzale Roma hasta el Lido (y viceversa), pasando por Rialto y San Marco, con el número de paradas más numerosa que el resto de líneas. El trayecto total dura una hora y funciona de 5 de la mañana a la medianoche.
• Línea 2: sale de la Piazzale Roma y pasa por la isla de Tronchetto para rodear Venecia por el Canal de la Giudecca hasta llegar a San Marco Giardinetti. También hace el recorrido inverso. Empieza a las 5 de la mañana y finaliza después de las 23 h. El recorrido dura una media hora. Entre las 6 y las 7 de la mañana, añade el recorrido de la linea 2/.
• Línea 2/: es una alternativa a la línea 1 y ha reducido su ruta por el Gran Canal a sólo tres paradas, la Piazzale Roma, la Ferrovia y Rialto, y al revés. Empieza hacia las 7 de la mañana y finaliza hacia las 20 h. El recorrido apenas dura 15 minutos.
• Línea 4.1: enlaza la isla de Murano con la Ferrovia y la Piazzale Roma a través de las Fondamente Nove y el canal de Cannaregio, dando la vuelta por el canal de la Giudecca (con varias paradas en esta isla) y la parte exterior de Venecia de nuevo hasta Murano, incluida Certosa (a petición).
• Línea 4.2: casi el mismo recorrido que la línea 4.1, pero en sentido inverso, incluida la isla de Certosa (a petición).
• Línea 5.1: enlaza la Ferrovia y la Piazzale Roma con el Lido a través del Canal de la Giudecca, con paradas en Dorsoduro, Santa Elena y Lido, rodeando el exterior de Venecia hasta Fondamente Nove.
• Línea 5.2: prácticamente el mismo recorrido que la línea 5.1, pero en sentido inverso a la anterior.
• Línea 3: une casi sin paradas intermedias Piazzale Roma y la Ferrovia con la isla de Murano.
• Línea 6: une casi sin paradas Piazzale Roma y el Lido.
• Línea 11: une el Lido con Chioggia, recorriendo toda la primera isla mediante autobús; este pasa en transbordador a la isla de Pellestrina, que también recorre en toda su longitud, finalizando en el puerto de su extremo sur, desde donde sale un vaporetto que salva la última distancia hasta Chioggia.
• Línea 12: une las Fondamente Nove con las islas de Murano y Burano, terminando su recorrido en Punta Sabbioni. En verano, también para en Torcello.
• Línea 13: une las Fondamente Nove con Murano, Vignole, Lazzaretto Nuovo (a petición), San Erasmo y Treporti.
• Línea 15: une San Marco-San Zaccaria con Punta Sabbioni.
• Línea 16: une el puerto de Fusina (en el continente, donde hay un conocido cámping), con la parada del Zattere, en Dorsoduro, cada hora.
• Línea 17: ferri que une Tronchetto (la isla situada a la entrada de Venecia) con la parada San Nicolò del Lido, con servicio de transporte de automóviles.
• Línea 20: une San Marco-San Zaccaria con el Lido, con parada en las islas de San Servolo y San Lazzaro degli Armeni (a petición).
• Línea 7: une sin paradas intermedias San Marco-San Zaccaria con tres zonas de Murano (de abril a octubre), rodeando la isla de Santa Elena.
• Línea 8: une las diferentes partes de la Giudecca con dos paradas en Dorsoduro, los Giardini y dos paradas en el Lido: el centro y San Nicoló (desde junio a mediados de septiembre).
• Línea 9: une Burano con Torcello, solo en invierno, con una embarcación subcontratada a Alilaguna.
• Línea 10: une Zattere, San Marco y el Lido (solo laborables y de 7 a 9 de la mañana).
• Línea 14: une San Marco-San Zaccaria con el Lido (Santa Maria Elisabetta), Punta Sabbioni y Burano (horarios muy limitados).
• Línea 18: une diferentes zonas de Murano con varias paradas del Lido (de abril a octubre).
• Línea 22: une Punta Sabbioni con las paradas de Ospedale, Fondamente Nove y Tre Archi a las 7.00 y 7.30 horas de la mañana, con regreso único a las 13.28 horas.
• Línea N: une San Marco-San Zaccaria y el Lido, con paradas tanto en el Canal de la Giudecca como en el Gran Canal, mezclando los recorridos de las líneas 1 y 2. Funciona de medianoche a 5 de la mañana, cada hora.
• Línea N Murano: une Fondamente Nove con las diferentes paradas de Murano cada media hora, entre las 23.41 y las 4.15.
• Línea N Laguna Nord: une Fondamente Nove con Murano (Faro), Vignole, Sant' Erasmo, Mazzorbo, Torcello, Burano, Treporti y Punta Sabbioni, cada hora, de 23.20 a 2.57 h.
Billete sencillo: 5 €. Hay otro de 7,50 € que permite viajar en cualquier línea durante 75 minutos desde el momento de validarlo.
Billetes turísticos: De 24 horas: 20 € / De 48 horas: 30 € / De 72 horas: 40 € / De siete días: 60 €. Son ideales para recorrer Venecia y todas las zonas de la laguna sin limitaciones de ningún tipo. No incluyen el traslado desde el aeropuerto, aunque existe la posibilidad de comprar el transfer de forma conjunta, sumando 6 € (ida) o 12 € (ida y vuelta) a los precios indicados. Si se compra en una máquina o taquilla con personal, el billete físico se valida en el momento de acceder al primer vaporetto. Si se adquiere con la aplicación del smartphone, el código de barras del billete puede ser leído en las máquinas dispuestas a la entrada de las diferentes paradas.
Billete Rolling Venice: 28 €. Es un carnet para jóvenes de hasta 29 años con numerosos descuentos que incluye el billete turístico de navegación de 72 horas.
Tanto la web municipal de Venezia Unica como la aplicación de la empresa ACTV permiten adquirir estos billetes (algunos, con un ligero descuento sobre los comprados en taquilla).
Hay numerosos puntos de venta mediante máquinas automáticas y taquillas con personal en los lugares más céntricos, como las paradas de Piazzale Roma, Ferrovia, San Marco y Lido.
El Consorzio Venezia Taxi es la empresa que agrupa a la mayoría de taxis acuáticos de la ciudad, unas 50 lanchas. Están presentes en los puntos de acceso: aeropuerto Marco Polo, puerto de Venecia, estación de trenes de Santa Lucía y junto a las zonas de aparcamiento de Piazzale Roma y la isla de Tronchetto. www.veneziataxi.it.
Cada taxi puede transportar hasta 10 personas y 12 maletas. Un recorrido habitual entre el aeropuerto Marco Polo y alguno de los hoteles más importantes de Venecia cuesta unos 120 €.
La góndola es la embarcación típica y símbolo de Venecia. Su estructura y forma le permiten deslizarse por los canales menores que atraviesan la ciudad y descubrir detalles imposibles de ver desde las calles peatonales.
Hay varios lugares donde los gondoleros, fácilmente identificables por su característica ropa de marinero y sus sombreros de paja, se sitúan para embarcar pasajeros.
Entre esos lugares destacan los de San Marco, el mercado de Rialto y la Ferrovia, aunque se les puede contratar en otros puntos no lejos del Gran Canal. Un paseo de unos 30 minutos cuesta 80 € (100 € a partir de 19 h), negociables en temporada baja.
En algunos puntos, góndolas algo más grandes que las de paseo permiten atravesar el Gran Canal en puntos alejados de los cuatro puentes que unen ambas orillas.
Los venecianos son quienes usan con más frecuencia estos trayectos (de ahí el nombre), cuya tarifa es de 2 €, que se abonan a uno de los gondoleros al subir a bordo.
Los traghetti más importantes, como el de Rialto, navegan de 7.30 a 18.30 h en invierno (19 h en verano; otros tienen horarios más reducidos y algunos solo por la mañana.
→ Santa Sofia - Mercato di Rialto
→ San Tomà - Sant'Angelo
→ Santa Maria del Giglio - San Gregorio
→ Riva del Carbon - Riva del Vin (laborables, de 9 a 12 h)
→ Punta della Dogana - Calle Vallaresso (9 a 12.30 h)
Teniendo en cuenta que las bicis están prohibidas en el centro de la Venecia histórica, cualquier opción ciclista pasa por las islas de la laguna y la zona peninsular que la rodea. Estas son cinco de las propuestas de la oficina de turismo del Véneto para los amantes de las dos ruedas. www.turismovenezia.it.
Un itinerario cicloturístico fácil que recorre y permite descubrir de forma pausada las islas del Lido y Pellestrina. Son unos 40 kilómetros en total (ida y vuelta), con la laguna a ambos lados de la ruta y paradas tan interesantes como las de la iglesia de San Nicolò del Lido, las dunas de Alberoni, el centro histórico de Malamocco y, previo paso con el transbordador, las poblaciones de San Pietro in Volta, Portosecco y Pellestrina, en esta alargada isla.
Un itinerario que serpentea por el campo a lo largo del Adriático superior e incluye la visita al pintoresco centro histórico de Caorle, antiguo pueblo de pescadores medieval con casas de colores. Recorre puntos como la iglesia de Santo Stefano, el Santuario de la Madonna dell'Angelo, San Gaetano (donde se encuentra una casa señorial del año 1600 donde se alojó Hemingway), Concordia Sagittaria, la playa de Vallevecchia y el pinar de Bibione, en cuyo faro termina la ruta, de unos 50 kilómetros (ida y vuelta).
Un itinerario de 45 kilómetros (ida y vuelta), que recorre Chioggia, Sottomarina, Isola Verde y Cavanella d'Adige. Empezando desde este último punto hasta la Piazzetta Vigo, en el centro histórico de Chioggia. Es una ruta que se desarrolla entre el paisaje de la laguna, el río Brenta y el mar Adriático, donde desemboca, entre la reserva natural de matorrales mediterráneos y campos de tierra cultivada.
Excursión de 40 kilómetros (ida y vuelta) que recorre Forte Vecchio, Lio Piccolo y Villa Boldù, cruzando la península que se halla entre la Laguna de Venecia y el Mar Adriático, desde Punta Sabbioni hasta el río Sile, con algunas playas aún salvajes y rodeadas de bosques de pinos, y paisajes de la laguna poblados por una gran diversidad de especies de pájaros. En verano abundan los bañistas y el tráfico de vehículos privados.
Es la ruta más larga de las propuestas: 55 kilómetros (ida y vuelta), con salida en Jesolo, en la parte septentrional de la península de Cavałlino-Treporti y, siguiendo en dirección norte, llegada a Caorle (véase el itinerario Hemingway). Una excursión a través de carreteras secundarias con poco tráfico, ciclovías y vías peatonales (algunos tramos cortos de carretera tienen mayor tráfico), que combina lugares de interés, como la iglesia de San Giovanni Battista y las murallas antiguas de Jesolo, con la riqueza natural de la pineta de Eraclea y los paisajes rurales de esta zona, la desembocadura de tres ríos, la laguna, los canales y el mar. Una zona poco conocida por el turista que visita solo Venecia.
Si solo tiene un par de días para visitar Venecia, estas son las diez visitas recomendables que ha de apuntar en su agenda.
La Piazza San Marco es el centro de Venecia, el lugar en el que el viajero, simplemente paseando por la plaza, puede admirar la historia y el magnífico pasado de la ciudad de los canales.
Desde cualquier punto, lo primero que deslumbra es la Basílica, una iglesia levantada a finales del siglo XI y que mezcla estilos bizantino, románico, gótico y renacentista, y cuya fachada reúne un puñado de hermosos mosaicos.
Y al lado del templo, el deslumbrante Palacio Ducal, un raro ejemplo del gótico veneciano cuyas salas interiores se han de visitar (mejor previa reserva por Internet). Un impresionante conjunto arquitectónico completado con el Campanile, la Piazzeta con sus dos columnas, la Biblioteca Marciana, la Torre del Reloj y, en el fondo de la plaza, el Museo Correr.
No lo dude ni un momento: súbase al primer vaporetto de las líneas 1 o 2 en la Piazzale Roma o en la Ferrovia, intente sentarse en las sillas de la parte delantera y disfrute, porque el Gran Canal es la calle mayor de Venecia.
Convertida en la principal arteria de navegación de la ciudad, con forma de una gran S invertida, en sus orillas se levantan desde hace siglos algunos de los palacios y edificios más importantes de la ciudad, exceptuando los de San Marco.
Por ejemplo: el Fondaco dei Turchi, sede del Museo de Ciencias Naturales; Ca’ Pesaro, que contiene la Galería de Arte Moderno y el Museo Oriental; la Pescheria, el magnífico mercado diario; Ca’ d’Oro, el palacio gótico más reputado de Venecia; los palazzi Farsetti y Loredan, que albergan las dependencias del ayuntamiento; el Fondaco dei Tedeschi, oficina principal de Correos; Ca' Rezzonico, sede del Museo Veneciano del Siglo XVIII; la Galería de la Accademia, con la mejor colección del mundo de pintura veneciana; el Palazzo Venier dei Leoni, sede de la Colección Peggy Guggenheim de arte moderno; la iglesia de Santa Maria della Salute, junto a la Punta della Dogana.
Y cuando llegue a la altura de la Piazza, observe el maravilloso conjunto que se abre ante sus ojos desde el agua, mientras decenas de góndolas cruzan ante la embarcación.
El Ponte di Rialto es el más famoso de los puentes venecianos y hasta hace un par de siglos era el único que unía ambas orillas. Ha sido reconstruido en varias ocasiones a lo largo de los tiempos. El actual de piedra es de finales del siglo XVI y ha sido restaurado hace muy pocos años.
Además de ser una de las imágenes más típicas y fotografiadas, tanto desde el agua como desde las orillas, desde su punto más alto la panorámica del canal es una de las más bonitas de Venecia.
Centenares de tiendas y comercios de todo tipo se sitúan tanto en el propio puente, como en las calles que lo rodean. Pero lo más atractivo se encuentra en el lado norte: el Mercado de Rialto, lleno de puestos de fruta y verdura y también de pescado fresco, ubicados estos en una lonja cubierta. Es preferible acercarse a primera hora, porque los puestos empiezan a recoger pronto.
Al lado del mercado está la coqueta iglesia de San Giovanni, con su enorme y bonito reloj ocupando buena parte de la fachada, con una única aguja cuyo eje es un sol amarillo. Y en la zona, numerosas tabernas y restaurantes se afanan para dar de comer. Recuerde el viajero que Venecia hace caso del horario europeo de la comida, a mediodía.
Al lado del Ponte dell'Accademia, el último que une las dos orillas del Gran Canal antes de llegar a San Marco, se encuentra el museo de la Galería de la Accademia, un auténtico tesoro del arte veneciano. Vale la pena acudir temprano por la mañana y planificar un mínimo de media jornada dentro, por más deprisa que se recorran las múltiples salas, ya que la acumulación de obras es apabullante.
Vale la pena resaltar las estancias más destacadas y algunas de sus obras maestras: en la sala de arte bizantino y gótico, la Coronación de la Virgen (1325), de Paolo Veneziano; en la de paisajistas y barrocos, los inevitables canalettos; y en la sala dedicada al Quattrocento, destacan los retablos de Bellini y una magnífica colección de retratos de la Virgen.
En la sala dedicada al Cinquecento, el majestuoso lienzo del Veronés que, originariamente, reproducía la Santa Cena, pero que tuvo problemas con la Inquisición por su representación mundana con más personajes de lo estrictamente canónico y acabó titulándose Cena en casa de Levi. Y una mención especial merece la Sala dell’Albergo, con una candorosa Presentación de la Virgen (1538), de Tiziano.
En su camino desde el tren o el autobús hacia la Piazza San Marco, el primer sestiere que se encuentran los turistas es el de Cannaregio, el segundo más grande de Venecia, después de Castello. Empieza a los pies de la estación de Santa Lucia, y se prolonga hasta Rialto y la plaza de los Santi Giovanni e Paolo, encajado entre la laguna y el Gran Canal.
Y justo en el meollo de este distrito, a unos pasos de la ruta central por donde camina el gentío, se encuentra el Ghetto, el antiguo barrio judío de Venecia.
Apenas queda nada de la próspera y numerosa comunidad hebrea que le dio nombre, pues ahora se cuentan solo por algunas docenas los practicantes de esa religión, tras avatares históricos de todo tipo, especialmente el azote del nazismo.
Pero, fruto de una moda o de cierta intención de recuperación histórica y cultural, en el Ghetto de Venezia han surgido algunos restaurantes y cafeterías de comida típica judía o kosher. También hay tiendas con objetos rituales muy conocidos, como menorás o estrellas de David.
Hay que reconocer el papel que, para dar a conocer su cultura, ha desempeñado el Museo Ebraico, cuya visita guiada es más que aconsejable. En su interior, no solo hay detalles de la historia y objetos tradicionales del pueblo judío, sino dos interesantes sinagogas.
No muy lejos del Ghetto, en el mismo Cannaregio, se encuentra la pequeña plazoleta del Campo dei Mori