Dr. Antonio Bandera Rosell
Dra. Ana T. Gutiérrez Manso
Dr. Ricardo González Menéndez
Dra. Magalis Martínez Hurtado
Dra. María de la Concepción Galiano Ramírez
Dra. Ana María Gómez García
Dr. Ernesto Pérez González
Dr. Eloy Pineda Pérez
Dr. Jorge Peláez Mendoza
Dr. Roberto Planas Bouly
Dra. Isabel Monal Rodríguez
Dra. Zoe Bello Dávila
Dr. Calixto Machado Curbelo
Lic. Aloyma Ravelo García
A la Dirección de la Revista Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, por sus puntuales envíos de la revista.
A todos mis compañeros y compañeras de la Editorial Científico-Técnica y de la Editorial de Ciencias Sociales.
Pese a su reconocido prestigio, originalidad y asequibilidad como brillante autora de texto de divulgación científica, la presente entrega de la Profesora de Mérito y Doctora en Ciencias Médicas, Elsa Gutiérrez Baró, nos ha sorprendido muy gratamente, tanto por su estructura, como por la selección de temáticas que cubren un magnífico diapasón de interrogantes existentes en gran parte de la población del mundo occidental. Inquietudes que trascienden el campo de la salud y la enfermedad para abarcar igualmente otros aspectos de la vida, de alta significación ética y humanística como los requisitos que se exigen para autorizar una adopción, las similitudes y diferencias entre las mujeres y los hombres, el derecho de estos últimos a llorar y el de personas con preferencia sexuales a desempeñar la profesión de maestro, la importancia de la moda del vestir, las motivaciones para tatuarse, los estudios psicológicos sobre la migración, las raíces del reguetton y otros muchos temas que son también de interés para quien aspire a saber ponerse en la piel de otros seres humanos.
El diseño del libro Pensamiento, ideas, mitos y realidades, basado en preguntas y respuestas, incorpora la idea genial de “consultar” un grupo de expertos en diferentes materias, nombrados como “asesores” para profundizar aún más sus valiosas apreciaciones como psiquiatra infanto-juvenil con más de cincuenta años de trabajo integral, consistente y de alta calidad científico-técnica y ético-humanística, matizado por su gran capacidad compasiva y su magnífico poder de involucración en los problemas y necesidades ajenas, virtudes que junto a su gran bondad, solidaridad, lealtad, amor y profunda vocación médica y magisterial, integran como conjunto de virtudes, esa espiritualidad que definió nuestro Martí como todo aquello que nos induce a conductas desvinculadas de nuestros intereses personales y cuya principal característica es la potencialidad humana de asumir como propias las necesidades de otros.
La reflexiones de la autora al contestar las preguntas nos permiten entrar en un mundo de realidades científicas con la que pueden romperse infinidad de mitos arrastrados durante siglos por la humanidad y mantenidos por similares mecanismos al del rumor cada vez más alejado de la realidad pese a ser aceptado por muchas personas como verdades absolutas, hasta que la luz de la ciencia permita descorrer el velo de oscurantismo determinante de tantos sufrimientos humanos.
En mi medio siglo de trabajo he aprendido a conocer las personas y su obra por pequeños detalles que siempre sumo a la magnitud de sus aportes sociales y si no hubiese conocido a Elsa, a quien siempre he incluido entre los modelos profesionales que he pretendido seguir, de seguro que la lectura de uno de los párrafos con la definición de un niño, hubiese sido suficiente aval para interesarme en su pensamiento y acción. Para ella, un niño es entre otras muchas cosas “la verdad con la cara sucia, la sabiduría con el pelo desgreñado y la esperanza del futuro con una rana en el bolsillo”.
Recomendamos de todo corazón la lectura de este libro, tanto a los miembros del equipo de salud como a toda persona interesada en desarrollar estilos de vida que contribuyan a elevar el nivel del bienestar físico, psíquico, social, cultural y espiritual que los científicos llamamos salud y los románticos felicidad.
Como amigo del alma de la autora he sentido un enorme placer al reflexionar con mucho cariño, que por suerte, los profesionales de la ciencia que avanzamos en la tercera edad, pueden aportar sus valiosas experiencia con la misma dedicación y amor con que Miguel Ángel pintó los frescos de la capilla Sixtina.
Elsa es otra vez ejemplo a seguir por quienes ya peinamos canas y también por aquellos que desde etapas más tempranas de la vida coinciden con nuestro apóstol, en que los seres humanos llegamos a esta tierra con el derecho de aprender y después en pago tenemos el deber de contribuir a la educación de otros.
Dr. Ricardo González Menéndez
Este libro es un reto. Intento escribir las respuestas, no solo a muchas de las preguntas que me han hecho durante toda mi vida profesional que alcanza más de cincuenta años; tiene, además, un propósito: informar sobre cuestiones importantes relacionadas con la salud y la felicidad de las personas.
Esclarecer inquietudes e interpretaciones, que pueden conducir a estilos de vida no adecuados o a sufrimientos evitables, es el objetivo final y, en definitiva, el más importante.
Es imposible imaginar que temas vinculados con mitos, prejuicios y equívocos relacionados con asuntos tan diversos como estos que se pretenden abordar en el libro se puedan agotar en 100 respuestas. Sin embargo, las reflexiones a que den lugar ya tienen de por sí utilidad.
Por otra parte, hay problemas tan complejos, como la violencia, por ejemplo, en cualquiera de sus formas, desde la xenofobia hasta el maltrato infantil, que aún persisten, sin olvidar que una guerra nuclear, el máximo extremo de la violencia, acabaría con todo en breve tiempo.
Muchos expertos en estos asuntos han realizado investigaciones y han alertado sobre todos esos peligros y, sin embargo, al parecer, cada día la violencia es mayor, como una ola gigantesca que nos envuelve, de un modo u otro, a todos, sin que haya solución o cambios, por lo menos disminución o atenuación de estos problemas.
La selección de las preguntas se llevó a cabo sobre la base de la frecuencia o la importancia o repercusión que pudieran tener estos asuntos en la vida de cada quien o de sus descendientes.
No siempre he podido responder a las preguntas que me han hecho algunos niños, adolescentes y sus respectivos padres. Para algunas preguntas realmente no he tenido respuestas. Recuerdo, en una ocasión que una niña de 10 años me preguntó si algún día se acabarían las cárceles. Esta niña tenía a su mamá presa y condenada a varios años; como es de suponer no tuve la respuesta que ella me solicitaba porque esa niña tenía una gran urgencia: necesitaba tener a su mamá junto a ella lo más pronto posible.
Es hermoso tener utopías, pero esta menor reclamaba inmediatez para aliviar su angustia. Es cierto, no le pude responder, pero le brindé todo mi apoyo y mi comprensión.
El proyecto del libro se fue haciendo cada vez más interesante y abarcador porque las sociedades, al igual que las personas, cambian. Nada queda estático. Así las nuevas situaciones traen aparejados variados retos y diversas inquietudes que obligan a pensar, analizar y hasta discutir qué es lo más acertado desde el punto de vista científico y, sobre todo, qué es lo más justo desde el punto de vista humano acorde con los nuevos tiempos.
Es interesante aclarar que, a pesar de lo antes explicado, superviven en los tiempos modernos viejos problemas, aunque disfrazados con otros ropajes, así sucede con la discriminación racial y de género, ya sea intrafamiliar o social.
Las contradicciones son muchas. El desarrollo tecnológico alcanzado ha traído nuevos problemas y, finalmente, y a pesar del increíble avance de las ciencias, las personas no logran ser más felices, ni siquiera asomarse a un mundo algo mejor de lo que fue en épocas anteriores. Incluso, filósofos, científicos sociales y expertos en cuestiones de medio ambiente anuncian que la especie humana corre el peligro de desaparecer.
No hay duda de que hay que trabajar mucho para que tales cosas no ocurran. Elevar la calidad de vida es parte de este esfuerzo y, por pequeño que parezca, es válido e incluso fundamental.
Coincido con Jean Paul Sartre cuando enunció: “No perdamos nada de nuestro tiempo, quizá los hubo más bellos, pero este es el nuestro”.
¿Cómo lograr el éxito en una empresa, sin duda, compleja?
Comencé por hacerme a mí misma esta pregunta. Exploré, consulté y decidí acudir a un grupo de amigos, profesionales altamente calificados en las diferentes temáticas, y los convoqué a que fueran mis asesores, y así quedó constituida la “Consulta de Expertos”.
¿Cuánto tiempo me tomaría llevar a cabo el intercambio para colegiar las respuestas?
Lo más importante no era el esfuerzo que se iba realizar ni las horas que tendría que invertir, sino la riqueza que se produjera con este estilo colectivo de trabajo.
Es cierto que existe una amplia bibliografía que es necesario consultar, pero la experiencia que cada cual acumula producto de muchos años de trabajo e investigaciones tiene un valor incalculable y con el mayor interés y entusiasmo la utilizamos en esta obra.
Tal vez sirva de inspiración para otros esfuerzos con mejores resultados. Por el momento, siento un gran agradecimiento y un bienestar sin límites por haber estado junto a los amigos y compañeros de tantos años.
Martí siempre acude a nuestro pensamiento y lo parafraseamos cuando dijo: “Para todas las penas (y los grandes esfuerzos, digo yo) la amistad es remedio seguro”.
Los niños vienen en tamaño, pesos y colores surtidos.
Se les encuentra en cualquier lado trepando, colgados,
corriendo, saltando, etc. Las mamás los adoran,
las niñas los odian, las hermanas y los hermanos mayores
los toleran, los adultos los desconocen
y el cielo los protege.
Un niño es la verdad con la cara sucia, la sabiduría
con el pelo desgreñado, la esperanza del futuro
con una rana en el bolsillo.
Un niño tiene el apetito de un caballo, la digestión
de una bomba atómica, la curiosidad de un gato, los
pulmones de un dictador, la imaginación de Julio Verne,
la timidez de una violeta, la audacia de una trampa,
de acero, el entusiasmo de un fuego artificial y, cuando
hace algo, tiene cinco pulgares en cada mano.
Le encantan los dulces, las navajas, las sierras,
la navidad, los libros con láminas, el chico de los vecinos,
el campo, el agua, los animales, papá,
los trenes, los domingos por la mañana y las bombas
de incendio.
Le desagradan las visitas, la doctrina, la escuela,
los libros sin láminas, las lecciones de música, las corbatas,
el peluquero, los abrigos, los adultos
y la hora de acostarse.
Nadie se levanta tan temprano ni se sienta a comer
tan tarde.
Nadie más puede meterse en el bolsillo un cortaplumas
oxidado, una fruta mordida, medio metro de piolín,
una bolsita vacía, dos caramelos, diez centavos,
una honda, un trozo de substancia desconocida
y un auténtico super-sónico de clase con un
compartimiento secreto.
Un niño es una criatura mágica.
Usted puede cerrarle la puerta del cuarto donde
guarda las herramientas, pero no puede cerrarle las puertas
de su corazón; puede echarlo de su escritorio, pero no puede
echarlo de su pensamiento. Todo
el poderío suyo se rinde ante él: es un carcelero,
su jefe, su amo.
Pero cuando usted llega a casa por las noches,
con sus esperanzas y ambiciones hechas pedazos,
él puede remendarlo todo con dos palabras mágicas:
“HOLA PAPÁ” “HOLA MAMÁ”