Cubierta

Eihei Dōgen

正 法 眼 藏

SHŌBŌGENZŌ

La preciosa visión
del Dharma verdadero

Traducción anotada de Dokushō Villalba

Editorial Kairós

SUMARIO

Prefacio

Abreviaturas

PARTE I: Introducción

La época de Dōgen

La vida de Dōgen

Principales obras de Dōgen

Shōbōgenzō

Acerca del título

Origen de la expresión Shōbōgenzō

Los dos Shōbōgenzō de Dōgen

Producción del Shōbōgenzō

Manuscritos

Las ocho colecciones del Shōbōgenzō

Ediciones modernas del Shōbōgenzō

Principales ediciones del Shōbōgenzō en lenguas occidentales

Ediciones del Shōbōgenzō en español

Sobre la presente traducción

Agradecimientos

PARTE II: Shōbōgenzō (traducción anotada)

Makahannya haramitsu

Genjōkōan

Ikka myōju

Soku shin ze butsu

Raihai toku zui

Keisei sanshoku

Uji

Sansuikyō

Kokyō

Busshō

Inmo

Kaiin zanmai

Kōmyō

Shin jin gaku dō

Dōtoku

Zenki

Kūge

Sangai yuishin

Mitsugo

Shōji

Hachi dainin gaku

PARTE III: Anexos

Breve cronología de Dōgen

Maestros Chan chinos

Lugares Chan/Zen en China

Lugares Dōgen en Japón

Contenido de las compilaciones

Esquema de las compilaciones

El Shōbōgenzō por épocas y años

Ediciones modernas del Shōbōgenzō en japonés

Bibliografía en inglés

Notas

PREFACIO

El Shōbōgenzō, la preciosa visión del Dharma verdadero, es la obra mayor del maestro zen japonés Eihei Dōgen (1200-1254), realizada a lo largo de 23 años y en siete lugares diferentes. Sin lugar a dudas, se trata una de las grandes obras de la literatura religiosa y filosófica universal, no solo del Japón medieval, sino de todos los tiempos.

Es para mí motivo de gran alegría la edición en nuestro idioma de este volumen que recoge 21 capítulos, después de haber pasado muchos años estudiándolos y trabajando en su traducción. Lamentablemente, no tenía los conocimientos del japonés moderno que me hubieran permitido traducirlos del original. He tenido que recurrir a traducciones al francés y al inglés, y a algunas en italiano. Sería muy deseable que en un futuro cercano alguna persona comprometida con la práctica del Buddhadharma transmitido por la tradición Soto Zen –y con suficientes conocimientos del japonés moderno– pudiera traducir directamente el Shōbōgenzō (SBGZ) del japonés al español. Mientras tanto, sirva este intento humilde y tenaz.

El SBGZ no es un texto que pueda ser comprendido solamente con el intelecto. Si bien la comprensión intelectual y el dominio del lenguaje son herramientas imprescindibles para acercarse a sus enseñanzas, la preciosa visión es, sobre todo, fruto de la práctica vital de la meditación zen, llamada zazen. Zazen es el corazón del Buddhadharma, el corazón del Zen, el corazón de Dōgen y la planta viviente que florece en su preciosa visión. Como Dōgen mismo afirma en el capítulo «Shinjin gakudō», «El estudio de la Vía con el cuerpo y con la mente»:

«A veces se estudia la Vía abandonando la mente; a veces se la estudia teniendo en cuenta la mente. Sea como sea, estudia la Vía con el no-pensamiento y estúdiala con el pensamiento».

Estudiado y comprendido con una mente intelectual penetrante, el Shōbōgenzō puede ofrecer, sin duda, una profundidad inaudita. Aun así, esta no sería más que una visión bidimensional. La verdadera dimensión tridimensional, o incluso pluridimensional, solo aparece cuando la actividad de la mente intelectual cesa, dando paso a la no mente o al no pensamiento, de la misma forma que la visión bidimensional da paso a la profundidad tridimensional cuando los ojos se relajan en la visión estereoscópica.

La preciosa visión de Dōgen no es un tratado filosófico, sino la expresión viva de una profunda experiencia espiritual que tiene su origen en la práctica de zazen:

«Abandona, pues, la comprensión intelectual. Deja de correr detrás de las palabras y de seguirlas al pie de la letra. Aprende a dirigir tu luz hacia tu interior para iluminar tu verdadera naturaleza. Tu cuerpo y tu mente desaparecerán por ellos mismos, y tu rostro original aparecerá».1

Y también:

«El zazen del que yo hablo no es una técnica de meditación. Es la Puerta de la Paz y de la Felicidad. Es el Despertar Perfecto. Zazen es la manifestación de la Realidad Última. Las trampas y las redes del intelecto no pueden atraparlo».2

Solo cuando se estudia el SBGZ con la mente y con la no mente, con el pensamiento y con el no pensamiento… a través de la práctica de la meditación zazen,

«La cámara del tesoro se abrirá por ella misma de par en par».3

DOKUSHŌ VILLALBA,

En el monasterio Zen de la Luz Serena,

otoño 2014

ABREVIATURAS

SBGZ:
Shōbōgenzō
S-SBGZ:
Shinji Shōbōgenzō
K-SBGZ:
Kana Shōbōgenzō
KDR:
Keitoku-dento-roku
BHD-Zen:
Budismo: Historia y Doctrina. Vol. 3: Zen
DKR:
Denkōroku

(s) Términos sánscritos.

(c) Términos chinos.

(j) Términos japoneses.

(p) Términos palis.

Para la transcripción de los nombres y términos japoneses, hemos seguido el sistema Hepburn; en el caso del sánscrito, el Alfabeto Internacional de Transliteración Sánscrita (AITS o IAST, en inglés), y para el chino, el sistema de transcripción fonética pinyin.

INTRODUCCIÓN

LA ÉPOCA DE DŌGEN

El budismo fue introducido en Japón a lo largo de cuatro eras que abarcaron casi 800 años: Asuka (593-710), Nara (710-794), Heian (794-1185) y Kamakura (1185-1333).

En el año 552, unos monjes coreanos llevaron por primera vez a Japón una estatua del Buddha y unos sūtras. Reinaba la emperatriz Suikō (592-628). Dado que el budismo entró en Japón junto con un nuevo sistema de escritura e importantes innovaciones tecnológicas provenientes de una gran civilización, recibió rápidamente el patronazgo imperial y se extendió por el país. El nombramiento como regente del príncipe Shōtoku Taishi (574-622) marcó el inicio de la era Asuka, en el 593. Shōtoku fue un emperador benevolente y generoso que unificó el país dándole su primera Constitución, inspirada en los principios budistas de bondad, armonía y justicia. El príncipe regente era un ardiente partidario de la protección de Hotoke butsu, nombre con el que se conocería al Buddha en Japón. El príncipe Shōtoku era particularmente devoto del Sūtra de Vimalakīrti,4 objeto de la devoción del emperador y uno de los primeros sūtras budistas que se popularizaron entre las clases cultas.

En la era Nara, la capital de Japón fue trasladada a la ciudad homónima. La nueva capital de Japón imitó el patrón urbanístico de la capital china Chan’an. En Nara construyeron el monasterio Tōdaiji. En él se erigió una enorme estatua del Buddha, manifestación del esfuerzo liderado por la corte imperial para crear una sociedad basada en la Luz Infinita del Buddha descrita en el Avataṃsaka Sūtra.5

En esta era vivió el eminente monje budista japonés Doshō (628-670), considerado uno de los fundadores del budismo en Japón. Estudió en China con el famoso maestro Xuan Tsang, que había peregrinado hasta la India, y de quien recibió los fundamentos de la escuela Yogāçāra. Tras su regreso a China, vivió en el monasterio Gangō-ji en Nara, donde abrió la primera sala de meditación Zen de Japón. En esta época fueron introducidas en Japón las escuelas chinas Sanlouen,6 Huanyen7 y Nanzanliu,8 y se produjo la llegada del primer monje budista zen chino, llamado Daoxuan (702-760), quien trajo consigo las enseñanzas de las escuelas Tiantai,9 Nanzanliu y Huayen.10 Había estudiado bajo la dirección de Shongshan Puji (651-739) de la escuela Zen del Norte. Enseñó la práctica de la meditación Zen al monje japonés Gyōhyō (722-797), quien a su vez la transmitió a Saichō, mejor conocido como Dengyō Daishi (767-822), el fundador de la escuela Tendai japonesa.

En el siglo VIII, la capital fue de nuevo trasladada a la ciudad de Heian, al norte de Nara, también cerca de Kyoto. Su planificación se realizó a una escala mayor que la de su antecesora, dando lugar a una cultura altamente refinada, aunque restringida a la corte. En aquel momento se incrementó el comercio con China, y la fluidez en las vías marítimas hizo posible que muchos monjes budistas japoneses viajaran a la China de los Tang, que emergía entonces como un floreciente imperio.

La implantación del Zen en Japón fue llevada a cabo de forma más amplia durante este periodo. El monje Ikong11 visitó el país por invitación de la emperatriz Tachibana Kachiko. Sin embargo, estos esfuerzos de implantación del Zen chino no tuvieron éxito duradero, ya que, incluso durante el periodo Heian, las dos escuelas más poderosas, la Tendai y la Shingon,12 al ejercer su hegemonía, hicieron que la meditación fuera desplazada a un segundo plano por la excesiva especulación filosófica y los ritos de carácter mágico. En el transcurso de los tres siglos mencionados, el Zen permaneció ciertamente inactivo en Japón.

A lo largo de estas tres eras, el budismo se asimiló al sintoismo autóctono. El Shintō era una amalgama de creencias animistas, mitos fundacionales y ritos ancestrales, centrados en la adoración de fuerzas sobrenaturales. Sin embargo, impidió la expansión de otras tradiciones. Lo que hoy conocemos como sintoismo vino a surgir, realmente, en el período medieval, cuando algunos monjes Tendai crearon toda una cosmología y mitología a partir de los dioses locales. El budismo integró así el sintoismo y se convirtió en una parte indispensable de la vida diaria. Dado que los monasterios eran construidos y mantenidos por la corte imperial, los maestros budistas compitieron entre sí para ganarse el favor del emperador, ofreciendo, como contrapartida, una amplia variedad de oraciones mágicas y ritos propiciatorios para la prosperidad del país.

El final de la era Heian estuvo marcado por los enfrentamientos entre el clan Taira, al oeste, y el clan Minamoto, al este. Ambos clanes se alternaban como ejércitos imperiales. Kiyomori Taira fue el primero en convertirse en un poderoso regente militar al servicio del emperador. Más tarde, Yoshitomo Minamoto derrotó a los ejércitos Taira y se proclamó shogun. Estableció su gobierno en la ciudad de Kamakura en el 1885, instaurando así el comienzo de la era homónima.

El budismo en la era Kamakura (1185-1333)

La renovación del budismo en Japón se inició con la llegada del periodo Kamakura (1185-1333), ya que surgieron nuevas instituciones que afrontaron con atrevimiento la empresa. Las viejas escuelas Hosso, Kegon, Tendai y Shingon habían establecido posiciones de poder, difundiendo doctrinas difíciles e incomprensibles para muchas personas, y que además daban excesiva importancia a la práctica de ritos esotéricos. Sin embargo, los maestros Hōnen (1133-1212) y Shinran (1173-1262), fundadores de la escuela Amida japonesa (Tierra Pura), predicaron un mensaje fácilmente comprensible para las masas. Sus enseñanzas hablaban de un Buddha cercano a todos, lleno de luz, y que generaba naturalmente en sus seguidores una gran compasión. Por otra parte, Nichiren (1222-1282) también caló en el pueblo gracias a su predicación del Sūtra del Loto (Myōhōrengekyō).13 Por todo ello, desde la mitad del s. XII, observamos que se produjo un intercambio regular de monjes chino-japoneses a través de los cuales el Zen hizo su entrada en Japón.

Desde el punto de vista político, el período que ahora nos ocupa, el Kamakura, se inicia con la caída de la familia de los Fujiwara. El enfrentamiento de dos grandes casas militares, la de los Taira y la de los Minamoto, terminó con la victoria de los segundos. Su representante, Minamoto Yoritomo, recibió del emperador el título y la potestad de shogun. El shogun era el jefe del ejército imperial, y ostentaba así el poder efectivo. Se pensó que un cambio de lugar de la capital administrativa sería beneficioso. La ciudad elegida fue Kamakura, una pequeña villa costera que dio nombre al período. Es entonces, cuando por primera vez encontramos una separación entre el mundo aristocrático de la corte (reunida en torno al emperador) y el mundo del guerrero (congregado alrededor del shogun). Este cambio no se produce rápidamente, sino que se va asentando de manera paulatina. Esta alteración de la estructura política abrió un nuevo camino en la historia japonesa, marcando el paso del Japón clásico al Japón medieval.

Al reanudarse los contactos con el continente, se dejaron sentir en el país las poderosas influencias culturales procedentes de Corea y las dinastías chinas Song, Yuan y Ming, un proceso que continuó en los períodos siguientes.

A diferencia de lo acontecido en períodos anteriores, en los que la actividad cultural se concentraba en el ámbito de la corte y en los templos budistas, a partir del período Kamakura cambiará el objetivo de los intereses culturales. Tanto cortesanos, guerreros, monjes, mercaderes como gentes del pueblo tuvieron la oportunidad de estar más cerca de las distintas expresiones artísticas y religiosas.

Tres fueron las escuelas introducidas en Japón desde China en esta era:

  • EI Amidismo o escuela de la Tierra Pura. Ya desde el siglo IX, bajo el impulso de monjes itinerantes pertenecientes a otras escuelas, apareció en Japón el interés por la Tierra Pura y por la práctica del nembutsu o repetición del nombre de Amitabha. Pero habrá que esperar a Hōnen (1133-1212) para que aparezca una verdadera escuela de la Tierra Pura, Jodo shu (j) Esta difiere de la escuela china, puesto que excluye las demás doctrinas y prácticas. Su discípulo Shinran (1173-1263) reformó el trabajo de su maestro y creó, sin pretenderlo, la «Verdadera Escuela de la Tierra Pura», Jōdo Shinshū (j).
  • La escuela Nichiren fue fundada por el maestro Nichiren (1222-1282). Está basada en la recitación y en el estudio del Sūtra del Loto.
  • La escuela Zen fue introducida en Japón por Myōan Eisai14 (1141-1215) y por Eihei Dōgen (1200-1253).

LA VIDA DE DŌGEN

La primera obra biográfica sobre Dōgen fue escrita por Keizan Jōkin, sucesor de Gikai, uno de los discípulos más importantes del maestro. Keizan dedica a Dōgen el capítulo 52 de su obra Crónicas de la transmisión de la luz,15 que escribió 47 años después de la muerte de Dōgen.

Otras tres biografías tempranas de Dōgen, todas ellas escritas más de un siglo después de su muerte, son también fuentes importantes para reconstruir su vida. Se trata de Biografías de los tres primeros ancestros de Eiheiji,16 que ya existía durante la era Oei;17 Biografía del primer ancestro, maestro y sacerdote Dōgen,18 publicada en 1673; y Biografía de Dōgen, fundador de Eiheiji.19

La trayectoria vital de Dōgen suele ser esquematizada en cinco etapas: infancia y juventud; entrada en el budismo y primeros estudios; viaje a China; vuelta al Japón, y, finalmente, construcción del templo Eihei-ji y fallecimiento.

Infancia y juventud

Eihei Dōgen nació el 2 de enero del año 1200 en Kyoto, capital imperial de Japón durante más de 400 años. Se crió en el seno de una familia aristocrática, la familia Koga. La identidad de sus padres es incierta. El mismo Dōgen fue bastante reservado sobre sus orígenes familiares, solo dos menciones aparecen en su Eihei-Kōroku.20 Siguiendo sus indicaciones, su supuesto padre adoptivo fue Minamoto Michichika, ministro del Interior. Sin embargo, los historiadores actuales del Sōtō Zen consideran que es más convincente identificar a Michimoto Minamoto (1171-1227) como el padre adoptivo de Dōgen. Michimoto fue un distinguido poeta, conocido por su edición del Shin kokin shu, una antología de poemas tradicionales japoneses. Dōgen recibió, según todos los indicios, una delicada educación en literatura china y poesía japonesa. Él mismo dice: «cuando era joven, me encantaba estudiar literatura, aunque no estuviera conectada directamente con el budismo».21

Su madre, Matsudono Ishi, pertenecía al antiguo clan de los Fujiwara, que por aquella época era muy influyente en la corte. Pasó su primera infancia entregado a la lectura de los clásicos chinos, pero ya a los ocho años había perdido a sus progenitores. Su padre murió asesinado cuando Dōgen era solo un niño de dos años. En 1207 fallece su madre, la cual, en su lecho de muerte, le insta a hacerse monje. «Se dice que, mirando las volutas de incienso que se levantaban durante el oficio funerario de su madre, el niño experimentó una honda comprensión de la transitoriedad de todos los fenómenos, al tiempo que surgió en él un gran anhelo por clarificar la realidad más profunda de la vida».

Entrada en el budismo y primeros estudios

Dōgen pertenecía a un círculo restringido de familias aristocráticas japonesas que se disputaban el poder a comienzos del siglo XIII. Como a todos los niños de la alta aristocracia, se le dio una excelente educación literaria. De hecho, en todas las biografías se insiste sobre la precocidad del niño en aprender el chino y los textos clásicos.

En 1212, poco antes de su 12.º cumpleaños, momento de ingreso formal a la edad adulta y a la vida en el mundo secular, consciente del destino que le aguardaba como aristócrata, huye de la casa de su tío Moroie Fujiwara. Se refugia con su otro tío materno, Ryōkan Hōgen, quien seguía estudios budistas y prácticas esotéricas, y vivía en una cabaña a los pies del monte Hiei. Dōgen le expresa con tal insistencia su deseo de hacerse monje, que su tío accede y lo envía al monasterio Senkōbō, donde el abad Jien le ordena monje con el nombre de Buppō Dōgen, «Budddharma, Origen de la Vía».

En 1213 ingresa como novicio en Enryaku-ji, uno de los principales monasterios de la escuela Tendai.

Tiempo después, tras completar su formación monástica básica y el estudio de las escrituras, abandona Hiei, ya que no consigue allí encontrar la respuesta a la siguiente pregunta, que le acuciaba:

«Tanto las enseñanzas exotéricas como esotéricas explican que todos poseemos ya la verdadera naturaleza de Buddha. Entonces, ¿por qué todos los buddhas del pasado, presente y futuro han practicado y han buscado la iluminación?».22

Esta pregunta acuciante lo llevará a una búsqueda honesta y tenaz de lo real,

«habiendo surgido en mí la aspiración al Despertar, comencé a buscar el Dharma, visitando distintos maestros y lugares de nuestro país».23

Se desconoce a qué maestros visitó, con la excepción de Kōin, abad del monasterio de Onjoji, un destacado centro de la escuela Tendai, famoso por sus prácticas esotéricas. Kōin era un seguidor convencido de Hōnen, el principal apóstol de la escuela de la Tierra Pura. Dōgen recuerda:

«El antiguo maestro Kōin dijo: “La mente de la Vía es adquirida tras comprender que un solo pensamiento abarca todas las existencias de los infinitos mundos”».24

Dōgen resume así los primeros cuatro años de su búsqueda:

«Tenía cierto entendimiento del principio de causa y efecto, pero, no obstante, era incapaz de clarificar la verdadera fuente del Buddha, el Dharma y la Sangha. Solo veía sus nombres externos».25

En 1214, Dōgen visitó al maestro Myōan Eisai en el monasterio Kenninji. Eisai había visitado China en dos ocasiones y había recibido la transmisión del Dharma del maestro chino Xuan Huaichang. Debido a la presión que ejercía la escuela Tendai, Eisai enseñaba públicamente las prácticas esotéricas de esta escuela, pero en la intimidad transmitía las enseñanzas del Zen rinzai.

Poco tiempo después, Eisai murió y Dōgen continúo estudiando bajo la dirección de su sucesor Ryōnen Myōzen (1184-1225). Se da casi por hecho que Dōgen fue introducido en el estudio de los kōans por Myozen. Los kōans eran el principal método de estudio de la escuela Linji o Rinzai. Consisten en historias ejemplares sobre los dichos y hechos de los antiguos maestros que deben ser estudiadas por los discípulos, siempre bajo la tutela de su director espiritual. La resolución del kōan, al producirse fuera del dominio de la mente condicionada, puede llevar directamente a la experiencia de la no-dualidad, a la naturaleza real de las cosas, más allá del intelecto.

En 1221, Dōgen recibió un documento de Myōzen en el que certificaba la completa realización de su programa de kōans. Myōzen era muy respetado en Kyoto, e incluso entregó los preceptos de bodhisattva al emperador Gotakakura, pero seguía sintiendo la necesidad de profundizar en su aprendizaje. Dado que China era el único lugar donde se podía estudiar el verdadero Zen, Myōzen decidió seguir el ejemplo de Eisai y viajar allí. A Dōgen, un joven pero excepcional estudiante de Kenninji, se le permitió acompañarlo.

Viaje a China

Myōzen, acompañado por Dōgen y otros dos discípulos, abandonó Japón a través del puerto de Hakata, en Kyūshū, en febrero de 1223. Dos meses después, desembarcaron en el puerto comercial de Ninbo, en la actual provincia de Zhejiang.

El primer encuentro de Dōgen con el Zen chino ocurrió al mes siguiente, cuando aún permanecía a bordo esperando permiso para entrar en China. Myōzen, que estaba considerado como el heredero del Dharma de Eisai, ya había abandonado el barco y había sido admitido en el monasterio. Un anciano monje, el cocinero jefe de otra congregación cercana, subió al barco para comprar champiñones secos. Tras una breve conversación, Dōgen le dijo:

«Respetable cocinero jefe, ¿por qué no se concentra usted en practicar zazen y estudiar las palabras de los grandes maestros del pasado, en lugar de fatigarse con la responsabilidad y los trabajos que pesan sobre un jefe de cocina?».

El anciano monje estalló en carcajadas y replicó:

«Buen hombre extranjero, todavía no comprendes la práctica ni conoces el significado de las palabras de los antiguos maestros».

Dōgen quedó sorprendido y avergonzado.26

En China, los monasterios de más alto rango estaban situados en su mayoría en la provincia de Zhejiang, a la que Dōgen había llegado. En primer lugar, visitó el monasterio Jingde, en el monte Tiantong, también conocido como monte Taibai. El abad del monasterio Jingde era Wuji Liaopai, perteneciente al linaje de Dahui Zonggao, quien había sido una de las figuras más influyentes en el estudio de los kōans de la escuela Linji. Dōgen permaneció en la comunidad de Liaopai durante un año, familiarizándose con las prácticas monásticas formales. Después, comenzó a visitar otros monasterios en busca de un maestro.

Corre el año 1224 cuando Dōgen visita otros monasterios Zen chinos de las Cinco Casas y entra en contacto con las diferentes escuelas y orientaciones.

Esta peregrinación le permite alimentar su vivo interés por el linaje Zen, uno de los sellos de su personalidad, pues se le concedió el privilegio de estudiar cuidadosamente los documentos y manuscritos de sucesión que habían sido conservados como auténticos tesoros. Por otro lado, al estudiar el linaje Linji, quedó decepcionado por la tendencia excesiva a enfatizar el uso de los kōans como única expresión de la enseñanza Zen.

A inicios de 1225, Dōgen conoció a Yuanzi, abad del monasterio Wannian en el monte Tiantai, quien le enseñó su documento de certificación del Dharma y le ofreció la transmisión. Dōgen conocía la importancia de estos documentos en China, que certificaban la finalización de los estudios y el reconocimiento como sucesor en el linaje. Normalmente, eran conservados en la más estricta confidencialidad, pero él se las había arreglado para ver alguno. Conmovido por la oferta de Yuanzi, Dōgen se inclinó y quemó incienso, pero no la aceptó.

A medida que fue conociendo la situación de los principales monasterios del corazón de China, Dōgen experimentó una gran decepción.27 Pudo constatar con sus propios ojos la corrupción institucional y la degradación en que había caído la vida monástica. Por ejemplo, los documentos de la transmisión del Dharma, que se suponía eran valorados con el mayor respeto, se concedían –a cambio de prebendas– a aquellos que no estaban cualificados. Los monjes buscaban certificados de reconocimiento de aquellos maestros famosos por haber dado la transmisión a oficiales de la corte. Muchos maestros sobornaban a los altos funcionarios con el fin de conseguir la dirección de un templo o mantenerse en el puesto de abad.

Encuentro con su maestro

Justo cuando consideraba volver a Japón, en el verano de 1225, Dōgen supo que el maestro Rujing, que había sido abad de los monasterios de Qingliang y Jingci, era en ese momento el director espiritual del monsterio Jingde, en el monte Tiantong. Rujing era un monje de la escuela Caodong, que enfatizaba la práctica de «solo sentarse».28 Era conocido por ser un maestro estricto y genuino, que no admitía monjes nuevos con facilidad, y que a menudo expulsaba a aquellos que no se tomaban la práctica en serio. Dōgen volvió al monte Tiantong y, mientras participaba en la vida del monasterio como uno más de los cientos de monjes, escribió a Rujing explicándole por qué había venido de Japón, así como solicitando su permiso para poder tener entrevistas personales con él. Esta carta impresionó a Rujing, quién debió haber oído decir a los oficiales del monasterio que Dōgen era un estudiante de talento, así que le respondió diciéndole:

«Sí, puedes venir y plantear tus preguntas en cualquier momento, día o noche, de ahora en adelante. No te preocupes por las formalidades. Seremos como padre e hijo».29

El primer día del quinto mes de 1225, Dōgen visitó a Rujing por primera vez en sus aposentos. Al verse –en el sentido más profundo del verbo «ver»–, Rujing expresó su reconocimiento de Dōgen, diciendo:

«La puerta del Dharma de la transmisión cara a cara, de Buddha a Buddha, de ancestro a ancestro, ha sido actualizada ahora».30

Este encuentro crucial, así como los años que pasó junto a Rujing (1163-1228) fueron fundamentales para Dōgen, una etapa muy estimulante para él, solo empañado por la gran pérdida de Myōzen, quien falleció de enfermedad el día 27 del mismo mes. Había sido su maestro durante ocho años, así como un apreciado compañero de viaje y de búsqueda.

Rujing había recuperado lo mejor de la Casa Caodong y había heredado de sus grandes maestros, Furong Daokai31 y Hongzhi Zhengjue,32 un estilo de vida monástica y un gran celo por la meditación sedente, dos características del pensamiento de Dōgen.

Rujing le enseñó un aspecto fundamental de la práctica que caracterizará posteriormente su quehacer como maestro, esto es, el hecho de «sentarse intensamente con una mente resuelta», que corresponde ya en sí al estado propio de iluminación, de forma que el cuerpo y la mente permanecen en un estado de profunda quietud y recogimiento interior. Rujing denominaba a esta meditación zhigan dazuo.33 Durante esa época, Dōgen tuvo varias experiencias de gran intensidad espiritual. Durante el transcurso de estos años, Rujing le confiere los preceptos de bodhisattva, y en marzo del año 1226 le entrega el Certificado de Sucesión34 que le autentifica como su discípulo y heredero espiritual.

Un año más tarde, a comienzos del invierno de 1227, Dōgen retorna a Japón y Rujing le entrega entonces el kesa del venerable Furong Daokai, dos obras del maestro Dongshan Liangjie35 y un retrato de él mismo.

Regreso a Japón. Primeros pasos

Emprende su retorno a casa haciendo célebre la expresión: «He vuelto con las manos vacías, pero traigo una mente abierta y flexible». ¿Por qué esta frase? A diferencia de otros monjes japoneses que regresaban de China cargados de sūtras, pergaminos, variados escritos, imágenes de culto, utensilios litúrgicos u obras de arte, Dōgen emprende su retorno tan solo con los presentes que le había entregado su maestro.

No hay muchos datos sobre el primer año de Dōgen en Japón, solo disponemos de una referencia donde se recoge su participación en la apertura del monasterio Saihō-ji, en la localidad de Yura, construido por el monje Ganshō.

Una vez en Japón, comienza a enseñar esta metodología que tan profundamente le había transformado, convirtiéndose en el primer patriarca japonés de la escuela Sōtō Zen. En su obra fundamental, el Shōbōgenzō, Dōgen expone toda esta herencia recibida.

Ya en Japón, retorna al monasterio Kennin-ji de Kyoto y encuentra el panorama espiritual y la práctica en el mismo estado deplorable en que los había dejado cuando partió hacia China. La degeneración moral y la incertidumbre de la época invitaban a que los monjes se preocuparan más por su sustento que por la práctica religiosa. Procurando subsanar este estado de las cosas, trabaja en el Fukanzazengi («Principios universales para la práctica de zazen»),36 que será el primer texto que escriba al volver a Japón. Se trata de un breve tratado de instrucciones para la meditación que va dirigido a un amplio círculo de estudiantes. El texto se abre con la pregunta que le había perturbado durante su juventud, y que le acompañaría el resto de su vida:

«La Vía es básicamente perfecta. Lo penetra todo. ¿Cómo podría depender de la práctica y la realización? El vehículo del Dharma es libre y sin obstáculos. ¿Por qué es necesario el esfuerzo pertinaz del ser humano?».37

A lo largo del texto va proponiendo las principales condiciones que favorecen la práctica de la meditación zazen:

«Para hacer zazen conviene un espacio silencioso. Come y bebe sobriamente. Despréndete de cualquier compromiso y abandona toda preocupación. No pienses: “Esto está bien, esto está mal”. No tomes partido en pro ni en contra. Detén todo movimiento de tu mente consciente. No juzgues los pensamientos que aparecen. No cultives expectativas. No tengas ninguna pretensión de llegar a ser el Buddha. El verdadero zazen no tiene nada que ver con la posición sedente ni con la posición acostada. […]».38

En aquella época existía en Japón una gran decepción entre los practicantes del budismo por la forma en que se difundían las enseñanzas, al otorgársele demasiada importancia a los elementos mágicos y ceremoniales. El planteamiento que aportaba Dōgen pronto le ocasionó enemigos, especialmente por parte de la predominante escuela Tendai, lo que le obligó a trasladarse en el año 1230 a una pequeña ermita de montaña llamada Anyoin, situada cerca de Kyoto. Allí vivió entregado a la práctica de zazen y a la redacción de los primeros capítulos del SBGZ.

Monjes y laicos comenzaron a acudir a Anyoin, de manera que, en poco tiempo, el pequeño edificio se volvió insuficiente. Así pues, en 1233 la incipiente comunidad se traslada a Uji, donde comienzan a restaurar un viejo monasterio. En el año 1236, con la culminación de la construcción de la sala de los monjes (sodō) de Kannondori-in, verdadero centro neurálgico del complejo monástico, el templo es consagrado y renombrado, tras su ampliación, como Kōshō-hōrinji (abreviado: Kōshō-ji). Se trata de la primera gran ceremonia realizada completamente en japonés, dejando atrás el tradicional kanbun chino. En esa época se une a la comunidad un discípulo que se volverá inseparable de Dōgen, Koun Ejō, quien acabará recibiendo de su maestro la transmisión del Dharma.

En 1237 se completa la sala del Dharma (hatto), y se agrega un anexo a la sala de los monjes (juundo). Acaba por hacerse realidad la idea de Dōgen de un auténtico centro Zen con tres edificios principales: sala del Buddha, sala del Dharma y sala de la sangha, el primero de este tipo en Japón. Además de los muchos discípulos que se le suman, un gran número de laicos, hombres y mujeres se confían a su guía.

El decenio que va desde 1233 hasta 1243 fue el más fructífero en la vida de Dōgen. Escribe su primer libro importante, titulado Bendōwa,39 y en el año 1238 concluye su obra el Shōbōgenzō zuimonki,40 iniciada en 1235. Dos años más tarde, en 1240, escribe el fascículo titulado Raihai tokuzui,41 testimonio de la profundidad del pensamiento de Dōgen, y documento importante para definir el lugar de las mujeres en el budismo zen japonés.

Esta etapa concluye por causa de los celos de los monjes Tendai, quienes comenzaron a hostigarle en demasía, por lo que Dōgen acabó trasladándose a la provincia de Echizen, al noroeste de Kyoto.

Fundación de Eihei-ji y muerte

En julio del año 1243, Hatano Yoshishige, un rico hacendado, amigo y discípulo de Dōgen, le ofrece una gran parcela de tierra y un amplio grupo de obreros para construir un monasterio en Echizen, provincia de la inhóspita costa oeste del Japón. Las obras se inician inmediatamente.

Sin dudarlo, Dōgen deja rápida y resueltamente Kōshō-ji y parte junto con su comunidad. La idea es fijar su residencia en Echizen. En dicho lugar construyó en 1244 su templo, al que puso por nombre Daibutsu. Posteriormente, en 1246, le cambió el nombre por el de Eihei-ji («monasterio de la paz eterna»). El sueño de Dōgen de crear una comunidad monástica auténtica cobra realidad, por lo que se consagra a la elaboración de reglas y ritos para la regulación de todos y cada uno de los aspectos de la vida monacal en Eihei-ji.

A partir del año 1247, su fama se extiende hasta el punto de ser invitado ese invierno a la residencia del shogun Hōjō Tokiyori en Kamakura, quien pide ser instruido y recibir de él la ordenación laica. Dōgen acepta, pero al poco tiempo regresa a la soledad de su montaña.

Poco a poco, su salud va deteriorándose, y en el año 1252 cae gravemente enfermo, afectado por una dolencia pulmonar. La naturaleza y la poesía calman su espíritu. Ese mismo año da la transmisión a su principal discípulo, Koun Ejō, nombrándolo también abad de Eihei-ji. En 1253, ante la insistencia de Hatano Yoshishige y el resto de sus amigos, viaja a Kyoto con Ejō en busca de atención médica para su enfermedad, pero está ya en una fase avanzada de desarrollo y nada se puede hacer. Fallece en Kyoto el 28 de agosto de ese año. Sus reliquias descansan en el altar principal de la Sala de los Ancestros, el jōyōden, en Eihei-ji.

Poco antes de morir dejó escritos los siguientes versos:

Cincuenta y cuatro años iluminando el cielo. Un tembloroso salto aplasta cien mil mundos. El cuerpo entero, ¡ah!, no busca nada. Viviendo, me zambullo en manantiales amarillos.

PRINCIPALES OBRAS DE DŌGEN42

Además del Shōbōgenzō, sin lugar a dudas su obra magna, Dōgen escribió otros libros importantes.

Compilaciones que recogen enseñanzas de Dōgen: