Las oraciones más poderosas del mundo
© 2016, Juan Gonzalo Callejas Ramírez
© 2016, Intermedio Editores S.A.S.
Primera edición, junio de 2016
Edición, diseño y diagramación
Equipo editorial Intermedio Editores
Diseño de portada
Alexander Cuéllar Burgos
Imagen de portada
El arcángel Miguel derrotando a Satanás,
Guido Reni (1635)
Intermedio Editores S.A.S.
Av Jiménez No. 6A-29, piso sexto
www.circulodigital.com.co
Bogotá, Colombia
Este libro no podrá ser reproducido sin permiso escrito del editor.
ISBN: 978-958-757-599-6
ePub por:
Hipertexto
Estas páginas se las dedico a todas las personas que durante su vida sufrieron el inmisericorde ataque de las fuerzas del mal y que, agotando las devociones que actualmente posee la Iglesia católica, no vieron mejoría en sus crisis espirituales.
Me encomiendo al Espíritu Santo, para que usándonos como instrumentos de su amor, podamos poner en manos de los hijos más atribulados de la Iglesia, un arsenal de oraciones que equilibren la balanza en un combate que durante siglos, se ha inclinado a favor de los hijos de las tinieblas, dando como catastrófico resultado que muchos hijos de la luz hayan tenido que acudir a los escritos esotéricos en busca de una solución a su desesperada situación, encontrando más bien el empeoramiento de sus males.
Introducción
Advertencia general
Capítulo I
Rompimiento intergeneracional
1. Para romper prácticas de brujería, hechicería, santería y espiritismo de antepasados
2. Para romper pactos de antepasados
3. Para deshacer consagraciones de nuestros ancestros
4. Para disolver maleficios recibidos por nuestros familiares difuntos
5. Para romper cadenas de pecados que se repiten
6. Para enmendar ateísmo en antepasados
7. Para exterminar todo vínculo con sectas satánicas
8. Para cortar cadenas de divorcio, adulterio y concubinato
9. Para erradicar desviaciones sexuales heredadas
10. Para romper cadenas de prostitución, prepaguismo y cibersexo
11. Para romper cadenas de pornografía, voyerismo, masturbación y obsesiones sexuales
12. Para romper cadenas de homosexualidad, bisexualidad, transexualidad y travestismo
13. Para cortar cadenas de drogadicción, alcoholismo y glotonería
14. Para cortar cadenas de codicia, ambición y soberbia
15. Para cortar cadenas de pobreza, despilfarro y ruina por parte de antepasados
16. Para cortar cadenas de ruina por falta de diezmos, primicias y ayuda al pobre por parte de nuestros ascendientes
17. Para romper cadenas de carencia económica causadas por robos, estafas y fraudes de nuestros ancestros
18. Para cortar cadenas de ira, agresividad y contienda
19. Para cortar cadenas de mentira, chismes, perjurios y calumnias
20. Para romper cadenas de homicidios, abortos y planificación
21. Para romper cadenas de maldiciones de antepasados
Capítulo II
Quitándole fuerza a nuestro pecado
1. Pidiendo perdón por nuestras apostasías, idolatrías y supersticiones
2. Pidiendo perdón por nuestras faltas de piedad, de religiosidad y ejemplaridad
3. Pidiendo perdón por criticar a la Iglesia católica, no compadecer a los sacerdotes caídos y no preocuparme de la relajación de los religiosos
4. Pidiendo perdón por oponerse a la vocación religiosa o sacerdotal de un familiar
5. Pidiendo perdón por las faltas de respeto a los progenitores, autoridades y jefes
6. Pidiendo perdón por desear la muerte, por abortos, usar métodos anticonceptivos y hacerse operaciones castrantes
7. Pidiendo perdón por actos de impureza, promiscuidad o adulterio
8. Pidiendo perdón por mentiras, chismes y calumnias
9. Pidiendo perdón por robos, estafas, extorciones, sobornos y por pedir prestado con la intención de no devolver
10. Pidiendo perdón por actos de codicia, ambición y envidia
11. Pidiendo perdón por desear la mujer del prójimo
12. Pidiendo perdón por maldiciones pronunciadas
13. Pidiendo perdón por tibieza espiritual
14. Pidiendo perdón por intento de suicidio
15. Pidiendo perdón por arriesgar la vida temerariamente
16. Pidiendo perdón por humillar al prójimo
17. Pidiendo perdón por rebeldías
18. Pidiendo perdón por tatuajes, piercings y modificaciones corporales
19. Pidiendo perdón por pecados de homosexualidad
20. Pidiendo perdón por pecados de bestialidad y otras prácticas sexuales extremas
Capítulo III
Para defender nuestra mente
1. Contra el pesimismo
2. Contra la preocupación
3. Contra la ansiedad
4. Contra la paranoia
5. Contra las obsesiones de suicidio
6. Contra la bipolaridad
7. Contra la esquizofrenia
8. Contra la falta de memoria
9. Contra la dificultad en el aprendizaje
10. Contra la falta de comprensión en los estudios
11. Contra el Parkinson
12. Contra el Alzheimer
13. Contra el autismo
14. Contra los ataques de pánico
15. Contra la histeria
16. Contra los traumas
17. Contra las fobias
18. Contra la psicosis
19. Contra la epilepsia
20. Contra las migrañas
21. Contra el racionalismo
22. Contra los mensajes subliminales
23. Contra la inmadurez afectiva y sicológica
24. Contra el vicio de los videojuegos
25. Contra el vicio de la pornografía
26. Contra el embotamiento de la mente
27. Contra la anorexia
28. Contra la bulimia
29. Contra la hipocondría
30. Contra otras enfermedades de origen sicológico
Capítulo IV
Para defender nuestro corazón
1. Contra el resentimiento
2. Contra los rencores
3. Contra los odios
4. Contra la desconfianza
5. Contra los desengaños
6. Contra la susceptibilidad
7. Contra las depresiones
8. Contra la tristeza
9. Contra las angustias
10. Contra la ira
11. Contra la culpa
12. Contra el miedo
13. Contra los remordimientos
14. Contra el complejo de inferioridad
15. Contra la baja autoestima
16. Contra la soledad y el abandono
17. Contra los celos
18. Contra el egoísmo
19. Contra la indiferencia
20. Contra la codependencia sentimental
21. Contra el derrotismo y el fracaso
22. Contra la desesperanza
23. Contra la soltería impuesta
24. Contra las desviaciones sexuales
25. Contra los desórdenes y vicios
26. Para superar el duelo
27. Para aceptar el rompimiento de una relación amorosa
28. Para superar una decepción amorosa (infidelidad)
29. Por incumplimiento de votos y promesas a Dios
30. Contra la falta de fe
Capítulo V
Para defender nuestro cuerpo
1. Contra enfermedades impuestas
2. Contra enfermedades del sistema respiratorio
3. Contra enfermedades del corazón
4. Contra enfermedades del sistema digestivo
5. Contra enfermedades del sistema circulatorio
6. Contra enfermedades del sistema hormonal
7. Contra enfermedades del sistema óseo
8. Contra enfermedades del sistema reproductor
9. Contra enfermedades del sistema muscular
10. Contra enfermedades de la piel
11. Contra enfermedades de los ojos
12. Contra enfermedades del oído
13. Contra enfermedades de la voz
14. Contra enfermedades del sistema linfático
15. Contra dolores en la espalda
16. Contra dolores de cabeza
17. Contra dolores de coxis
18. Contra dolores en las articulaciones
19. Contra la inmovilidad
20. Contra la somnolencia
21. Contra olores impuestos
22. Contra la dislexia y tartamudeo impuesto
23. Contra los tics impuestos
24. Contra la concupiscencia
25. Para aceptar enfermedades
26. Pidiendo fortaleza contra un acoso sexual
Capítulo VI
Para defender nuestra economía
1. Para conseguir trabajo
2. Oración de gratitud por el trabajo y protección del sueldo
3. Cuando damos la primicia
4. Cuando damos el diezmo
5. Cuando damos una limosna
6. Cuando recibimos una bendición de un pobre
7. Cuando nos deben dinero
8. Cuando nos falta lo necesario
9. Cuando nos escasea el alimento
10. Cuando no hay para el estudio de los hijos
11. Cuando necesitamos medicinas
12. Cuando no nos sale un crédito
13. Cuando no rinde el dinero
14. Cuando se estropean los electrodomésticos
15. Cuando se desaparece el dinero
16. Contra maleficio de fracaso laboral
17. Contra maldiciones recibidas
18. Contra peleas de hermanos por herencia
19. Contra despilfarros y derroche
20. Contra la tacañería, avaricia y ambición
Capítulo VII
Para defendernos de los demonios
1. Contra las tres cabezas del infierno
2. Contra Satanás y sus ángeles caídos
3. Contra Lucifer y sus demonios
4. Contra Belcebú y sus legiones
5. Contra demonios de tentación
6. Contra demonios de homicidios, laceración y sadismo
7. Contra demonios de lujuria
8. Contra demonios de aberración sexual
9. Contra demonios de ira, odio y rencor
10. Contra demonios de violencia, guerra y división
11. Contra demonios de accidente y catástrofe
12. Contra demonios de plaga y devastación
13. Contra demonios de muerte y exterminio
14. Contra demonios de enfermedad y peste
15. Contra demonios de soberbia, orgullo, prepotencia y autosuficiencia
16. Contra demonios de vanidad, vanagloria y presunción
17. Contra demonios de superstición, ocultismo y espiritismo
18. Contra demonios de ruina
19. Contra demonios de codicia, avaricia (cosas) y ambición (poder)
20. Contra demonios de herejía, idolatría, apostasía y falsas religiones
21. Contra demonios de duda, incredulidad y ateísmo
22. Contra demonios de desidia, relajación y falsas devociones
23. Contra demonios de escrúpulos
24. Contra demonios de locura
25. Contra demonios de mentira
26. Contra demonios de gula
27. Contra demonios de pereza
28. Contra demonios de vicios y adicciones
29. Contra demonios de envidia
30. Contra demonios de espanto y cobardía
31. Contra demonios que preparan la venida del anticristo (para protegernos de seguir falsos pastores, falsos profetas y suplantadores de Jesucristo)
Capítulo VIII
Para defendernos de los brujos, hechiceros y chamanes
1. Contra aquelarres
2. Contra hechiceros
3. Contra chamanes
4. Contra brujos y brujas
5. Contra espiritistas
6. Contra satanistas
7. Contra taitas
8. Contra pai y mai umbanda
9. Contra falsos santos orixás
10. Contra santeros
11. Contra el vudú
12. Contra los gitanos
13. Contra los masones
14. Contra los celtas
15. Contra los yerbateros
16. Contra los adivinos
17. Contra brujos de grado sacerdotal
18. Contra brujos de grado episcopal
19. Contra el papa negro
20. Contra el péndulo
21. Contra los duendes
22. Contra engendros
23. Contra las criaturas diabólicas
24. Oración contra los ocultistas
Capítulo IX
Para defendernos de los maleficios
1. Contra muñecos vudú
2. Contra bebedizos de muerte
3. Contra bebedizos de enfermedad
4. Contra bebedizos de amor
5. Contra bebedizos de locura
6. Contra entierros de muerte, ruina o enfermedad
7. Contra frizamientos
8. Contra conjuros de ruina económica
9. Contra hechizos de ruina
10. Contra las deformidades (fealdad, gordura…)
11. Contra amarres sexuales con fluidos corporales
12. Contra amarres sexuales con prendas íntimas
13. Contra controles mentales con mechones de cabello o por hipnosis
14. Contra rezos de pisada, calcetines o zapatos para evitar progreso
15. Contra maleficios con hierbas
16. Contra maleficios con sacrificios de animales
17. Contra maleficios con sacrificios humanos
18. Contra misas negras
19. Contra consagraciones para esclavitud sexual
20. Contra pensamientos impuestos
21. Contra sentimientos impuestos
22. Contra opresión de difuntos
23. Contra yugos espirituales
24. Contra velatorios y quemaduras espirituales
25. Contra presencias diabólicas
26. Contra salidas involuntarias del cuerpo
27. Contra círculos de fuego
28. Contra anticarismas
29. Contra sellamientos
30. Para ocultarse de los enemigos
31. Cómo descontaminar espiritualmente un objeto
Capítulo X
Para otras necesidades
1. Oración para aprender a orar
2. Oración de gratitud por un nuevo día
3. Purificación de nuestros cuerpos durante el aseo diario
4. Purificación y bendición de alimentos
5. Para nuestras medicinas
6. Para despedir al esposo, los hijos y familiares
7. Para la santificación del hogar
8. Por la unidad de la familia
9. Para recibir visitas
10. Para hacer visitas
11. Para viajar sin contratiempos
12. Para santificar el trabajo
13. Para santificar el salario en el día de pago
14. Para proteger el descanso nocturno
15. Para santificar las vacaciones
16. Para santificar las reuniones
17. Para antes de ir a un grupo de oración, un retiro espiritual o actividad religiosa
18. Para recibir regalos
19. Para proteger el parto
20. Para agradecer el nacimiento de un hijo
21. Para la aceptación de los hijos no deseados
22. Para aceptación de un hijo con enfermedades o defectos físicos
23. Por los hijos naturales
24. Para hijastros y padrastros
25. Para que Dios mueva a consolidar un matrimonio
26. Para conseguir la pareja adecuada
27. Para discernir vocación religiosa
28. Para discernir vocación profesional
29. Para establecer el orden en la propia vida
30. Para mantener la calma en medio de las adversidades, tentaciones y contratiempos
31. Contra las dudas de fe
32. Para agradecer la protección del ángel de la guarda
33. Para pedir dones, virtudes y carismas
34. Contra el maltrato infantil
35. Para apaciguar peleas y discusiones
36. Para proteger a una mascota
37. Para proteger plantas, cultivos y cosechas
38. Para romper maldiciones
39. Para romper envidias
40. Para acabar con la discriminación de géneros, razas y discapacitados
41. Para confortar a un enfermo
42. Para pedir por los encarcelados
43. Para pedir por los desempleados
44. Para pedir por los pobres
45. Para pedir por los ancianos
46. Para pedir por los huérfanos
47. Para pedir por las viudas
48. Para pedir por los drogadictos, alcohólicos y viciosos
49. Para pedir por los enfermos mentales
50. Para pedir por los secuestrados
51. Para pedir por los accidentados
52. Para pedir por los políticos
53. Para pedir por las fuerzas del orden público
54. Para pedir por el cese del terrorismo, insurgencia y grupos rebeldes
55. Para pedir que Dios saque de las pandillas a un ser querido
Este manual de oraciones tiene su origen en multitud de peticiones que me han hecho los lectores de mis libros, de implementar la batería de plegarias que ya está contenida en mis demás ediciones, que a pesar de su abundancia dejaron ciertos vacíos en las materias que se han desarrollado. Por lo tanto, en la presente obra, salvo algunas excepciones, no se desarrollará doctrina específica, ya que se presupone que para poder entender el uso de estas preces, se han leído con detenimiento todos los temas que hemos desarrollado en las anteriores publicaciones: libros contra la brujería, contra la maldad, contra la oscuridad y contra la ignorancia.
Asimismo, aunque hemos retomado algunos temas que en las ediciones anteriores ya tienen su propia oración, las hemos reestructurado para agregarles elementos que abarquen nuevos objetivos y suplan los vacíos o deficiencias que pudiesen tener las que les preceden.
Aparte de lo anterior, también hemos tratado de que este trabajo complemente con nuevos horizontes los libros de oración de otros autores que ya existen en la Iglesia, los cuales tienen oraciones para un sin número de situaciones que sería innecesario repetir, y aquellas que reeditamos es porque queremos agregar ese valor de lucha contra las fuerzas oscuras, que siempre ha caracterizado nuestras obras y que los demás autores normalmente obviaron o mencionaron con parvedad, y sin el hincapié suficiente para hacerlas cien por ciento efectivas contra dichas realidades.
Me encomiendo a la Santísima Virgen María, a la cual considero mi maestra de oración, y a través de ella invoco al Espíritu Santo, fuente de la sabiduría, de la piedad y del temor de Dios, para que sea él quien inspire en todo momento las rogativas que vamos a componer, para que se conviertan en el arsenal que todo católico debe tener, y así afrontar los inevitables ataques que los hijos de las tinieblas maquinan contra los hijos de la luz.
Como Jesucristo indicó, advertimos a las almas piadosas, que suelen autoimponerse rezos interminables y que son casi adictas a multiplicar oraciones, que el buen católico debe abstenerse de multiplicar palabras y concentrarse en oraciones concretas, como el Padrenuestro, que expresen necesidades puntuales que tengamos.
Por lo tanto, les suplicamos a nuestros lectores que evalúen con equilibrio cuáles son las oraciones que verdaderamente necesitan y que eviten «rezar por si acaso», ya que también el enemigo de las almas trabaja a los piadosos, haciendo que se sobrecarguen de obligaciones espirituales innecesarias, para conducirlos así al hastío y a la desidia espiritual.
Aparte de lo dicho, agregamos que estas oraciones subirán de eficacia si se toman como simples modelos que pueden mejorarse, agregando la inspiración personal que a cada alma haga el Espíritu Santo, de forma que el lector puede sentirse con plena autoridad para cambiar, implementar u obviar partes de estas oraciones, de manera que la verdadera oración es el diálogo personal del alma con Dios y, por lo tanto, para que sea un auténtico diálogo, debe contener palabras e ideas propias, y no solamente las que yo propongo, porque esa es la diferencia entre el rezo y la oración, que es análogo a la diferencia que hay entre el poeta y el declamador.
Como vimos en el libro Contra la maldad, los pecados de nuestros antepasados normalmente abren puertas o conceden derechos a las fuerzas del mal, para podernos damnificar a los que queremos servir a Dios con fidelidad (Dt. 5, 9). Por eso, en este capítulo vamos a desarrollar un grupo de oraciones, que abarcan las principales brechas en nuestra sanidad intergeneracional, para así poder despojar a los enemigos del alma de esa potencia implacable, con la que aún a personas de santidad intachable suelen atacar y dañar, haciendo parecer que la omnipotencia divina se quedase indiferente ante el sufrimiento de sus más esclarecidos siervos, cuando en realidad el demonio lo que está utilizando es un derecho que adquirió por la maldad de nuestros ancestros.
Dios todopoderoso y eterno, con la autoridad que me ha sido conferida en el bautismo, mediante el cual he sido convertido en hijo tuyo, hermano de Jesucristo y partícipe del Espíritu Santo, procedo a deshacer, aniquilar y destruir cualquier poder que los enemigos del alma: el demonio, el mundo y la carne, posean a causa de las infidelidades que mis antepasados hayan podido cometer hasta la primera generación, desviándose de la verdadera religión, practicando cualquier tipo de brujería, hechicería, santería, espiritismo o cualquier otro tipo de culto oscuro, de forma que desobedeciendo a la Palabra de Dios que nos prohíbe dichas prácticas, dieron culto a los demonios, ya consciente, ya inconscientemente, pero en cualquier caso desencadenando consecuencias devastadoras para las generaciones presentes y futuras y dándoles poder para dañar mi persona, mis facultades, mis familiares, mis amigos, mi economía o cualquier otro don que Dios me haya dado.
Decreto que la fuerza de la sangre y la cruz de nuestro Señor Jesucristo arrebaten a las fuerzas del mal, cualquier tipo de derecho que crean tener, y me declaro libre por la fuerza de su resurrección, de cualquier deuda o soberanía de los rebeldes a Dios, de forma que en mi vida no puedan volver a intervenir para sabotear los planes del Altísimo sobre mi presente y mi futuro. Amén.
En virtud de la Nueva Alianza pactada en la Sangre de Jesucristo, roturamos, disolvemos, deshacemos, aniquilamos y exterminamos cualquier pacto, contrato, deuda, alianza, compromiso, lazo, acuerdo, convenio, trato, asociación, capitulación, confederación, estipulación, negociación, promesa, voto, intercambio o sometimiento hecho por nuestros antepasados entregándole a las fuerzas del mal a cambio de favores materiales o espirituales, nuestras almas, vidas, cuerpos, riquezas, sentimientos, libertades o cualquier otro tipo de derecho que pudiesen entregar en razón del vínculo de sangre que con ellos nos une.
Por lo tanto, una vez desaparecidos los poderes o autoridades que las tinieblas pudiesen reclamar sobre nosotros o sobre lo nuestro, renovamos, vitalizamos y actualizamos la alianza eterna sellada en nuestro bautismo, y renovada en cada eucaristía que recibimos, la cual creo firmemente se realiza por el sacrificio del Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, único Dueño y Redentor nuestro. Amén.
Nota: entendemos que el pacto se diferencia de la consagración, en cuanto que el primero tiene una naturaleza más bien de tipo civil y legal, mientras que la consagración reviste un aspecto religioso y espiritual; es decir, mientras que con el pacto nos obligamos a realizar unas acciones a cambio de recibir ciertos favores materiales o espirituales, la consagración pretende poner a alguien bajo la protección y custodia de una entidad a la cual se considera divina.
Por el poder del Padre, por el poder del Hijo y por el poder del Espíritu Santo disuelvo, deshago, deslío, borro, desligo, renuncio, abdico, dimito, ceso, desisto, rehúso y anulo, cualquier tipo de consagración que mis progenitores o antecesores ancestrales hayan podido hacer de mí, de mi vida, de mis acciones, de mi futuro o de mi destino eterno, a cualquier falsa divinidad, ídolo, demonio, espectro, alma condenada o cualquier otra creatura de tinieblas, aunque por error lo hubiesen hecho pensando recibir protección de dichas creaturas, pues tengo firme fe en que la Santísima Trinidad es el único Dios verdadero y el único dueño y señor de mi vida, de mis potencias, de mis seres queridos, de mis pertenencias, de mi futuro y de mi destino.
Ruego a la santísima Virgen María y a san Miguel Arcángel custodien y protejan mi consagración a Dios, hecha desde mi bautismo y resguarden mi alma de cualquier atentado que las fuerzas del mal, quieran hacer con la intención de arrebatarla de los caminos de la salvación eterna. Amén.
Como hijo fiel de la Santa Madre Iglesia católica, hago uso de la fuerza que nuestro Señor Jesucristo le ha concedido, para anular, rescindir, derogar, cancelar, disolver, abolir, cesar o invalidar cualquier maleficio que haya sido realizado por mis antepasados y que por la inexorable justicia divina se haya revertido sobre ellos o sobre nosotros por ser sus descendientes, ya que su santa ley decreta en Deuteronomio 5, 9 que «las iniquidades de los padres sean castigadas en los hijos hasta tercera y cuarta generación».
Por lo tanto, imploro que la fuerza de la pasión de nuestro Señor Jesucristo y de todos los santos mártires, que derramaron su sangre por amor, diluyan por medio de sus méritos, el poder que las trasgresiones de mis antepasados le hayan dado al Maligno para torturarnos, tentarnos, arruinarnos, enfermarnos o perdernos. Todo esto lo establecemos en el amor que Jesucristo tiene a su santa esposa la Iglesia católica, a la cual nos gloriamos de pertenecer por la fuerza de nuestro bautismo, por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dios Padre Misericordioso, yo (N.N.), en nombre de todos mis antepasados, especialmente de aquellas generaciones cuyos pecados todavía me afectan, por aquella justísima sentencia tuya, «…Porque yo, Yahveh tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian» (Dt. 5, 9), te imploro que perdones todas esas maldades que le están dando poder al Maligno para torturarnos, y en nombre de todos mis ancestros, renuncio a cualquier apego al pecado y te pido, en nombre de la fe recibida en mi bautismo, me revistas de la fuerza de tu Hijo Jesucristo, para romper las cadenas heredadas, especialmente de los siguientes antepasados: (nombre los padres, tíos, abuelos, bisabuelos y los demás miembros del árbol genealógico que le conste se alejaron de Dios pecando escandalosamente).
En la fuerza de la sangre, muerte, resurrección y glorificación de nuestro Señor Jesucristo, declaro saldadas y aniquiladas todas las deudas, maldades, pactos, consagraciones e iniquidades de mis ascendientes, de forma que despojo a Satanás o a cualquier espíritu ancestral, de todo poder que crea tener a causa de dichas infidelidades, y declaro que en adelante: yo y mis descendientes, pertenecemos únicamente a la genealogía de Jesucristo, por la misericordia alcanzada mediante su sacrificio en la cruz, simbolizada perennemente en la Eucaristía. Amén.
Dios Padre Omnipotente, levanto mi alma hacia Ti, pidiéndote que me liberes a mí, a mis hijos y a todas mis futuras generaciones, de la carga insoportable que nos dejaron nuestros antepasados al alejarse de la verdadera fe, y te suplico, que por los méritos de la amorosa sumisión, que mostró Jesucristo en el huerto a tus insondables designios, uniéndolos al «Hágase en mí según tu palabra», en el que vivió nuestra Madre María Santísima, sumándole los méritos de todos los santos que abrazaron indescriptibles sufrimientos, torturas, pruebas y resequedades en la fe, deshagas, borres, aniquiles e inhabilites todo poder que puedan tener los enemigos del alma, sobre mis creencias, mis actos de piedad o mis devociones a causa de la incredulidad, agnosticismo, escepticismo, nihilismo, irreligiosidad, irreverencia, herejía, indolencia, impasibilidad, desgano y desinterés religioso, tibieza, apatía o displicencia en lo referente a la fe, que pudieron tener todos los miembros de mi árbol genealógico hasta la primera generación, de forma que en adelante, no se puedan valer los espíritus tentadores y demás enemigos del alma, de dichas iniquidades, para poder impedir, interrumpir, contrariar, confundir o equivocar mi camino hacia la salvación en la verdad de tu Iglesia católica, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por el poder del Padre, del Hijo y del Santo Espíritu, cuya autoridad está sobre todas las cosas, ante la cual toda rodilla se dobla, y por la potestad que me confiere el haber sido bautizado en nombre de estas tres Divinas Personas, procedo a abolir, borrar, inhabilitar, invalidar, inutilizar, cancelar, suprimir, abrogar, derogar o revocar cualquier vínculo, suscripción, pertenencia, pacto adherente, consagración o lazo encadenante, que hayan podido instaurar mis ancestros, para pertenecer a cualquier secta camuflada o explícitamente satánica, o cualquier otro tipo de jurisdicción que crean tener sobre mi persona, mi alma, mis potencias, mi familia, mis futuras generaciones, mis pertenencias, mi trabajo, mis círculos sociales, los miembros de las siguientes sectas:
Abadía de Thelema, Hijos de Adonis, Adoradores de Iblis, Adoradores de Seth, Amazonas de Lilith, Amigos de Lucifer, Ángeles del Infierno, Antigua Iglesia Gnóstica de Eleusis, Asociación de los Desbautizados, Asociación de Moisés, Astrum Argentum, Azazel Institute, Barón Rojo, Brotherhood of the Ram, Brujas Inglesas, Caballeros del Anticristo, Caballeros del Fuego, Caballeros del Sol, Club Horizon, Comunidad de Brujas Ibéricas, Centro Astral Luis Howarth, Círculo Iniciático del Licornio Occidental, Club del Fuego del Infierno, Colmenar Viejo, Comandos de lo Oculto, Compañeras del Introito, Compañeros del Fuego, Comunidad del Espíritu de la Gran Águila, Corriente 93, Corte de Satán, Cristo de los Polares, Cristo Esotérico, Cruzados de la Nueva Babilonia, Culebra Negra, Dark Lily, Discípulos del Diablo, Discordianos, Esclavos de Satán, El Escorial, Escorpiones, Estedingianos, Fraternidad Celtica, Fraternidad de Bader, Fraternidad de los Vigilantes, Fraternidad Eswastica, Fraternidad del Sol Céltico, Fuego de Satanás, Fundación del Gen Sagrado, Fundación Iglesia del Milenio, Gran Logia del Dragón, Gran Hemisferio, Gran Rockefeller 666, Gran Sacerdocio de Lucifer, Gomera, Hermanas del Halo de Belcebú, Hermandad de Satán, Hermanos de Chango, Hijas del Fuego, Hijas del Halo de Belcebú, Hijas de Isis, Hijas de las Tinieblas, Hijos del Diablo, Hijos de Egon, Hijos del Fuego, Hijos de Lucifer, Hijos de Oxala, Iglesia Crowleyana, Iglesia de Etersheim, Iglesia de la Fantasía Hecha Realidad, Iglesia de la Fraternidad Céltica, Iglesia de la Luz, Iglesia de la Fraternidad Satánica, Iglesia de Satanás, Iglesia del Gloria, Iglesia de Lucifer, Iglesia de Todos los Mundos, Iglesia Filosófica Luciferiana, Iglesia Final del Caos, Iglesia Negra, Iglesia Satánica, Iglesia Universal del Hombre, Imperio Satánico de la Luz de los Infiernos, Juicio Nera, Lineamente o Universal Superior, Lucifer-G, Legiones de Mitra, Lucifer Rang, Luna Negra, Luzifikaner, Macho Cabrío, Mano Negra, Mente del Diablo, Movimiento Adoradores de Lucifer, Movimiento Radical del País de las Hadas, Mujeres de Satán Hispanis, Negra Ceremonia, Neoluciferinos, Niños de Afrodita, Niños de Satanás, Nuestra Señora de Endor, Ofitas, Nuevo Orden Dragano, Ocinatas Octluc, Orden del Ariete Negro, Orden del Chivo Negro, Orden del Elegido Ario, Orden de los Nueve Ángulos, Orden El Templo de Satán, Orden Vampiro, Orden de Osius, Orden Marista de Reparación, Orden Religiosa de Brujería, Orden de la Tebaida, Orden Verde, Ordo Astrum Serpentis, Ordo Sisistra Vivende, OTO, Papa Satánico, Patarinos, Pirámide de Seth, Polares, Portadores de la Antorcha, Proceso, Redención Satánica, Sanhedrín de la Muerte, Santería Cristiana, Satán Española, Satan Worshippers, Satanic Orthodox, Church of Netyilum Rite, Santanish, Seguidores de Satán, Señores del Abismo, Septen Nash, Séptima Aurora, Sociedad de Nietzsche, Sociedad de Satán, Sociedad Gurdjieff, Sociedad Ocultista Psíquica, Stella Matutina, Templo de Seth, Tercer Ojo, Testigos de Lilith, Testigos de Lucifer, Toledo, Toro, Toro-Vaca, Ultima A, Universidad De Los Setenta, Vril, Yezidies, e igualmente me desvinculo de toda secta secreta de francmasonería, masonería inglesa, norteamericana o latina, o cualquier otro tipo de agrupación derivada de las anteriores que tenga algún tipo de relación o afiliación que esté al margen o en contra de la fe católica.
De forma que en adelante, ninguna de estas creencias, ni los rituales practicados dentro de ellas por los miembros genealógicos de mi familia, me puedan afectar a mí, a mis hijos o futuras generaciones, tanto así, que de ser necesario, me desvinculo de mi propia sangre, renunciando espiritualmente a la patria potestad de mis progenitores, y me inserto, desde este momento, a la línea genealógica de Jesucristo, reconociendo y consagrándome a san José y a la santísima Virgen María, como mis únicos y verdaderos padres, a los santos del cielo como a mis verdaderos hermanos, y a la fe católica, como mi única creencia y religión, por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
Señor Dios del amor, que al diseñar al hombre a tu imagen y semejanza, quisiste participarle la categoría de cocreador de la especie humana, concediéndole una compañera que le ayudara complementariamente en la tarea de engendrar y criar a los hijos que Tú les darías, para lo cual los hiciste carne de su carne y sangre de su sangre, mandándoles dejar a sus progenitores, para que mediante el matrimonio, formaran una trinidad corporal con el cuerpo y la sangre de tu Hijo Jesucristo, de forma que los nuevos hijos de tu Iglesia, nacieran de la conjunción trinitaria del cuerpo de Cristo, del cuerpo del esposo y del cuerpo de la esposa, para que santificados en la gracia, en el amor y en la unión sacramentada de su carne, dieran a luz a la raza nueva de los hijos de Dios, llamados a conquistar el paraíso que nos fue arrebatado por la serpiente.
Te suplicamos, alejes de nuestros matrimonios la peste del adulterio y la abominación del divorcio, que fueron las plagas que han corrompido la sociedad moderna, de tal forma que actualmente se valora más la parodia de un contrato civil frente a un juez humano, que la bendición de un sacramento sublime dispensado por tu Iglesia; porque tal vez nos veamos inclinados a dichas maldades por el ejemplo y la tendencia heredada de nuestros antepasados, que consumaron estas maldades sin importarles el sufrimiento que ocasionaron a sus hijos al verlos separados, dejándose llevar por el egoísmo, la intransigencia y los beneficios propios.
Por otra parte, si todavía no hemos podido recibir ese sublime sacramento que Tú diseñaste para bendecir el amor humano, y nos encontramos en concubinato, te suplicamos infundas en nosotros el deseo de recibir el sagrado matrimonio, para que los hijos que procreemos nazcan en la bendición, y si ya los engendramos en el pecado, los cubra, acoja y santifique el manto del sacramento que con Tu gracia recibiremos.
Consagramos pues, nuestro amor de hombre y mujer, o de esposo y esposa, a la sublime custodia de san José y de la santísima Virgen María para que no se repitan ni perpetúen en nuestras futuras generaciones los pecados de divorcio, adulterio y concubinato. Amén.
Nota: En esta oración vamos a contemplar las desviaciones sexuales menos comunes y, para ayudar a nuestros lectores a determinar si son víctimas o no de esta carga hereditaria, vamos a consignar brevemente la definición de estas inclinaciones:
— Exhibicionismo, tendencia a exponer la desnudez ante la mirada de los inocentes o ante las cámaras de fotografía, cine o televisión o mediante espectáculos indecentes en cabarets, sitios web, emplazamientos nudistas como playas, desfiles, carnavales o cualquier otro tipo de actividad donde se exhiben sin pudor el cuerpo que es templo del Espíritu Santo.
— Fetichismo, utilizar objetos inanimados para alcanzar de ellos placeres carnales, acción que ni siquiera las bestias del campo practican.
— Froteurismo, buscar satisfacer las pasiones en el roce contra otras personas, en lugares donde es inevitable el hacinamiento, como los transportes públicos, conciertos, discotecas, etc.
— Pederastia o pedofilia, ver con ojos depravados a niños inocentes como objetivo de los instintos carnales.
— Masoquismo, perturbación que genera el placer sexual al ser humillado, golpeado, atado o sometido a cualquier otro tipo de sufrimiento físico o moral.
— Sadismo, perturbación que genera el placer sexual al humillar, golpear o someter a otro a cualquier tipo de sufrimiento físico o moral.
— Bestialidad o zoofilia, tendencia a tener relaciones sexuales con animales.
— Necrofilia, tendencia a realizar actos sexuales con cadáveres.
— Espiritismo sexual, prácticas que tienen ciertas personas espiritistas que afirman tener relaciones sexuales con seres espirituales.
— Ufofilia, personas que afirman tener relaciones sexuales con extraterrestres.
Benignísimo Dios, que tanto te deleitas en la pureza de tus criaturas, elevo a tu presencia las virtudes virginales de María Santísima, uniéndolas a los méritos de las santas vírgenes, que custodiaron su inocencia para presentarse ante Ti, puras y sin mancha, aunándolas a los méritos de los castos cónyuges que nunca cedieron a las tentaciones del adulterio, y que supieron controlar con la virtud y tu gracia, las pasiones desordenadas de la carne, para poder erradicar de mi carga intergeneracional, las desviaciones sexuales a las que se entregaron mis antepasados, degradándose por debajo de los animales del campo, al practicar aberraciones tales como: exhibicionismo, fetichismo, froteurismo, pederastia, masoquismo, sadismo, necrofilia, bestialidad, espiritismo sexual, ufofilia o cualquier otra aberración sexual que pueda aparecer en el futuro, en esta sociedad corrompida, como inspirada por Satanás, que se goza de ver la raza de los hijos de Dios, degradada por debajo de los animales y las bestias del campo, arriesgando así a perder el reino de los cielos que ha sido prometido en las bienaventuranzas para los puros de corazón que, según Jesucristo, podrán ver el rostro de Dios. Amén.
Por la fuerza del Espíritu Santo y su Divino Fuego, fundo, derrito y reduzco a ceniza, de mi árbol genealógico, todos los pecados de prostitución que cometieron mis antepasados, y le ruego al Divino Espíritu, que limpie cualquier residuo de meretricio, que pueda estar inclinándome a recibir remuneración económica de mis actos sexuales, o que pueda inclinar a mis futuras generaciones hacia los nuevos métodos de prostitución, que la corrupción humana ha maquinado, como lo son el prepaguismo y el cibersexo o prostitución virtual.
Me encomiendo a la pureza de los santos ángeles, que en nombre de Dios me custodian, a los cuales suplico que alejen de mí todos los espíritus de lujuria, que me inclinan a convertir el templo del Espíritu Santo en caverna idolátrica, donde se le rinde culto a la fornicación remunerada.
Santísima Virgen María, me encomiendo a tu pureza de Madre Virginal, para que, con tu Omnipotencia Suplicante, me alcances del Señor de señores, la gracia de confinar en el abismo del infierno, a todos los espíritus de prostitución que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Voyerismo, el que encuentra placer al observar a otras personas cuando están totalmente desprovistas de sus vestimentas. Se diferencia de la pornografía, en cuanto que el voyerismo saca el placer de estar mirando a la persona directamente, mientras que la pornografía ve actos sexuales grabados por las cámaras de cine, televisión o caseras. Ambas acciones suelen terminar en la masturbación, que podríamos definir como acto sexual en solitario.
Oh, Gloriosísimo Patriarca san José, que supiste estar unido a la Mujer más hermosa que ha creado nuestro Dios, sin jamás nunca mirarla con malos deseos, te ruego y suplico rompas de mi carga intergeneracional la tendencia a deleitarnos observando la desnudez de los demás, a través de publicaciones, películas o páginas pornográficas o de practicar el voyerismo, incluso irrespetando los vínculos familiares más sagrados.
Concédeme Señor, Creador nuestro, la gracia de poder mirar el cuerpo humano, como el templo del Espíritu Santo, con la simplicidad con que los niños, sin malicia, estudian la anatomía, sin que se revolucionen dentro de mí los instintos pervertidos, y que cada que mis ojos se topen con la desnudez de mis congéneres, no pueda ver otra cosa, que la grandeza del Creador que diseñó la perfección y belleza del cuerpo humano. Amén.
— Homosexualidad, desviación del normal instinto de reproducción, que inclina a ciertas personas a practicar actos sexuales infecundos con personas de su mismo género.
— Bisexualidad, a diferencia de la homosexualidad, el bisexual no se decanta en la preferencia por personas del mismo sexo, sino que practica actos sexuales con hombres y mujeres indiscriminadamente.
— Travestismo, trastorno que hace que la persona encuentre placer sexual al vestirse con las ropas propias del sexo opuesto, imaginándose que los que pertenecen a su propio género se van a sentir atraídos por ellos.
— Transexual, persona que encuentra placer trasformando su cuerpo en el sexo opuesto mediante cirugías o aplicación hormonal.
Por la fuerza y virtud de los santos mártires de la castidad: san Pelayo, santa María Goretti, santa Inés, santa Águeda, san Carlos Lwanga y compañeros, santa Eutalia, santa Dula, santa Eufrasia de Nicomedia, santas Domnina y sus hijas Verónica y Proscudia, santa Pelagia de Antioquía, santa Irene de Tesalónica, santa Saturnina de Arrás, santa Belina de Landreville, santa Tomaide de Egipto, santa Solange de Bourges, santa Úrsula y compañeras, santa Sofía de Fermo, santa Laura de Constantinopla y compañeras trinitarias mártires, beata Marquesina Luzi, beata Petrina Morosini, beata Albertina Berkenbrock, beato Fernando Saperas, beata Laura Vicuña y la beata Carolina Kózka, rompemos, desatamos, destruimos y aniquilamos todas las cadenas que puedan estar inclinando el sano dominio de nuestro cuerpo, hacia aberraciones practicadas por nuestros antepasados, como la homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad y el travestismo, las cuales son abominación a tus ojos, tanto así que en Levítico 20,13 decretas la pena máxima para los que practicaban tales actos, y severamente afirmas en el Apocalipsis 21, 8 que «tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre: que es la muerte segunda».
Por los méritos de todos estos siervos tuyos, ayúdanos a controlar todas las inclinaciones con las que hemos nacido, o a las cuales hemos sido inclinados por amigos o familiares. Danos la gracia de controlar tales pasiones, y aunque no podamos agradarte con nuestras victorias, por lo menos concédenos conmover Tu Corazón con nuestras luchas. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por la autoridad del Padre, los méritos del Hijo y la acción santificadora del Espíritu de Dios, demolemos, destruimos, desmantelamos, derribamos, desmoronamos y devastamos, todo el poder intergeneracional que las fuerzas del mal tengan sobre nuestros comportamientos, a causa de los pecados de nuestras generaciones pasadas, en materia de drogadicción, alcoholismo y glotonería.
Imploramos el apoyo de la gracia, para mantenernos en el camino de la virtud, fortaleciendo el dominio propio, enseñado y practicado por los santos de la Iglesia, como el «agere contra» que constituye la fuerza acética, que se contrapone a todos los vicios, y que se alcanzan mediante la práctica de la abnegación, la abstinencia, el ayuno y la penitencia.
Esto, lo pedimos por la intercesión de todos los santos padres del desierto, que se apartaron del mundo internándose en los áridos lugares, para buscar la confrontación con los demonios que allí moran, ejercitándose en la oración, el silencio y la privación de los mínimos gustos de la naturaleza humana. Amén.
Señor Jesucristo, que nos enseñaste que no deberíamos preocuparnos por el qué comeremos o qué vestiremos, porque nuestro amoroso Padre se encarga de proveernos de lo necesario, como a las aves del cielo y las flores del campo, cuya belleza y esplendor supera la de los reyes más famosos de la tierra; concédenos la gracia de erradicar, extirpar y desarraigar de nuestras almas y corazones, los vicios de la codicia, ambición y soberbia, los cuales caracterizan a los hijos de Satanás, que se insolentan contra la humildad divina, humillando al pobre y deseando poseer más que los demás, para verse adulados, temidos y respetados por lo que tienen y no por lo que son, y que tal vez mis antepasados se dejaron llenar de estos sentimientos anticristianos, y a causa de ellos, nos vemos contaminados de dichas enfermedades espirituales.
Ayúdanos, Divino Carpintero de Nazaret, a despreciar los honores de este mundo, y a entender la insondable sabiduría que nos enseña que, no son las cosas del mundo lo que nos da nuestra categoría, sino que tus servidores se caracterizan primero por lo que son delante de su Padre Dios, segundo, por lo que hacen en obras de caridad, y no por lo que digan, ni por lo que puedan llegar a atesorar. Concédeme valorar en su justa medida las cosas efímeras de la tierra, y a poner todos mis anhelos, en conquistar las riquezas eternas del reino de los cielos. Amén.
Creador de todo cuanto existe, que diste al hombre la tierra para que administrara sus riquezas con tu sabiduría, clamo a Ti, pidiéndote perdón, porque la insensatez de mis ancestros, solo nos heredaron pobreza, inclinación al despilfarro y ruina por doquier; te suplico, me infundas el espíritu de prudencia, austeridad y laboriosidad para poder salir adelante, rompiendo las cadenas de miseria que hemos heredado, mediante el trabajo honrado, las ofrendas expiatorias y la ayuda a los necesitados, que son las tres piedras angulares sobre las que quiero edificar la nueva economía de la bendición, en la que aspiro entrar mediante esta oración.
Desaloja pues, de mi vida, de mi familia y de mis pertenencias a todas las plagas depredadoras de tus bendiciones, que con los pecados atrajeron nuestros progenitores, y restablécenos en la prosperidad que debe tener todo hijo tuyo, que se preocupa más por el reino de los cielos, que por las vanidades del mundo.
Todo esto te lo pedimos por la intercesión de todos los santos que vivieron en pobreza por el reino de los cielos, y muy especialmente por los méritos de tu Hijo, que nació en un establo de animales, en la más desesperante carencia de lo necesario. Amén.
Padre de todas las gracias, que desde el Antiguo Testamento, prometiste a través de tus profetas, abrir las compuertas del cielo (Mal. 3, 8 y ss.), para derramar bendiciones sin medida, a todos los que cumplieran tus deseos de separar para el culto divino las primicias y los diezmos, y auxiliasen a los pobres mediante piadosas limosnas, te imploro que perdones a mis antepasados, porque olvidando estas hermosas enseñanzas, llenaron su corazón de protervia, pensando que todo lo que tenían, se lo habían ganado por sus propios esfuerzos y méritos, y no como en realidad fue, un regalo de lo alto para los hijos pródigos.
Dame Señor lo que mi corazón sea capaz de administrar, sin que se incline a la maldad, y concédeme las luces de tu Espíritu Inefable para saberlo administrar, compartir y multiplicar, como los talentos del Evangelio, sabiendo que Tú cosechas donde no siembras, recoges donde no esparces y exiges a sus tiempos los intereses de lo que has invertido en nosotros.
Hazme generoso no solo con mis familiares, sino también con los pobres en que tu mismo Hijo afirma habitar, para que practiquemos con ellos la misericordia que de Él aspiramos alcanzar.
Todo esto te lo suplico por la intercesión de la familia de Nazaret, que vivió honestamente de su trabajo, sin ambicionar otras riquezas que las del Reino Eterno. Amén.
Omnipotente Juez de cielos, tierra y abismo, que en tus mandamientos decretaste ineludiblemente el «no robarás»; te suplico, me absuelvas a mí y a mis futuras generaciones, del justo castigo que hayamos podido heredar, hasta tercera y cuarta generación como lo expresas en Deuteronomio 5, 9, a causa de los latrocinios, engaños, chantajes, extorciones o cualquier tipo de fraude o estafa, que mis antecesores, desde los conquistadores que engañaron a los indios, pasando por los amos que maltrataron a sus esclavos, hasta llegar a nuestros tiempos en que los patrones abusaron de sus obreros con salarios indignos, e incluso, si hubo entre ellos quien se dedicase a conseguir sus riquezas, mediante la mentira y la artimaña, de forma que nos heredaron la miseria, la escases y la estrechez económica, como justo castigo de lo alto, generado en los clamores del pobre, del engañado y del despojado, que pidieron justicia a Dios en contra de sus malhechores.