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Índice

Portada

Cita

Dedicatoria

Introducción

CONCEPTO PRIMERO. La revelación de lo oculto

CONCEPTO SEGUNDO. Percepción de la realidad

CONCEPTO TERCERO. El punto en el corazón

CONCEPTO CUARTO. La fuerza del desarrollo y la razón del sufrimiento

CONCEPTO QUINTO. La creación del Yo y de todo lo que siento

CONCEPTO SEXTO. Mi intención, mi sexto sentido

CONCEPTO SEPTIMO. Equivalencia de forma

CONCEPTO OCTAVO. No existe nadie más que Él

CONCEPTO NOVENO. Una sola alma colectiva

CONCEPTO DÉCIMO. El libre albedrío

CONCEPTO DÉCIMO PRIMERO. La influencia del entorno

CONCEPTO DÉCIMO SEGUNDO. Garantía mutua

CONCEPTO DÉCIMO TERCERO. Definiendo el objetivo

CONCEPTO DÉCIMO CUARTO. La experiencia crea ciencia

CONCEPTO DÉCIMO QUINTO. Un mundo de opuestos

CONCEPTO DÉCIMO SEXTO. La corrección está en la intención

CONCEPTO DÉCIMO SÉPTIMO. El reconocimiento del mal

DEFINICIONES CABALÍSTICAS

Créditos

“Esta Sabiduría no es ni más ni menos que una secuencia de raíces emanadas a través de causa y efecto, determinadas por leyes inmutables y absolutas, unidas y proyectadas hacia un único y elevadísimo objetivo descrito como la revelación de la Divinidad a sus criaturas en este mundo”.

Rav Yehuda Ashlag (Baal HaSulam)

“Tú decides… ser la gota o ser el mar”

Introducción

 

En los primeros pasos del ser humano aparece la sensación de libertad. Conforme avanza el tiempo se convierte en una continua búsqueda de independencia personal, económica, intelectual y espiritual. Todo gira alrededor de esta sensación. Tarde o temprano descubrimos, no obstante, que la libertad no existe en este mundo porque nos desarrollamos dentro de un sistema preestablecido en el que las circunstancias determinan nuestras acciones.

Si observamos la naturaleza, se perciben fuerzas que van siempre dirigidas hacia el equilibrio y que actúan en la creación sin excepción alguna. No podemos escapar de ellas y no importa que las sintamos como buenas o como malas. Nos acompañarán hasta el final con el único propósito de empujarnos hacia el desarrollo.

Sentimos estas fuerzas como una marea de acontecimientos, una retahíla de acciones en la lucha perenne por sobrevivir. Esta realidad confusa nos obliga, sin duda, a plantearnos una pregunta: ¿Cuál es el propósito de nuestra existencia?

Se utiliza la ciencia de la Cabalá para investigar el universo espiritual oculto a los cinco sentidos y para responder a todas la preguntas que conciernen a la existencia, del mismo modo que se apela a la ciencia moderna para explorar el universo y se estudian las diferentes formas de vida en este mundo.

 

QUÉ NO ES LA CABALÁ

La Cabalá no es y no tiene relación con: religión, magia, misticismo, brujería, adivinación, cultos, curación, meditación, autoayuda, filosofía, teoría, parapsicología, telepatía, clarividencia, nueva era, percepción extrasensorial, telequinesis, superstición, interpretación de sueños, frenología, tarot, mantra, yoga, hilos rojos, agua bendita, bendiciones, judaísmo, islamismo, cristianismo, budismo, hinduismo, sufismo, regresión, medicina holística, numerología, curas milagrosas, homeopatía, sociedad secreta, reiki, hipnosis, trasmutaciones, astrología, viaje o proyección astral, comunicación con los muertos, experiencias extracorpóreas, magnetismo, vudú, masonería, teosofía, reflexología, ufología, creacionismo ni fanatismo.

 

¿QUÉ ES LA CABALÁ?

La Cabalá es la ciencia del alma, la física de la entera realidad. Sus estudios se concentran en la investigación del universo espiritual y sus mundos, incluyendo el nuestro.

Para simplificarlo, podríamos comparar la Cabalá con un bordado: por delante se presenta un maravilloso diseño tejido con distintos hilos colorados y por detrás se encuentran los nudos entrelazados que contribuyen a la creación del bordado. Esos nudos de la naturaleza ocultos a los sentidos físicos son el objeto de estudio de la Cabalá, que, como gran sabiduría, nos permite revelar la fuerza superior que activa la creación.

Los conocimientos cabalísticos admiten corregir nuestra naturaleza egoísta. Su estudio nos ayuda a ampliar la visión del mundo para comprender el propósito de nuestra existencia y sirve para encontrar el sentido espiritual de los textos bíblicos.

La necesidad creciente de saber qué es el alma ha generado, no obstante, múltiples interpretaciones acerca de lo que puede o debería ser la espiritualidad. Cada año se publican nuevos libros sobre esta temática, pero existen muy pocas referencias a la auténtica Cabalá.

La palabra Kabbalah se deriva del verbo Lekabbel, que significa recibir en hebreo. Se estima apropiado utilizar el vocablo Cabalá por considerar el sonido articulado el más parecido a su origen semántico, tal y como señala el lingüista Lázaro Schallman en su obra Diccionario de Hebraísmo y voces Afines.

El origen de la Cabalá se sitúa hace aproximadamente 4.000 años y se trasmitía de forma oral con plena libertad. Está escrita en la historia de Abraham, que, sentado al costado de su tienda, daba la bienvenida a los transeúntes hablando de la Cabalá. El patriarca Abraham, miembro común de una tribu de Beduinos, fue el primer cabalista que descubrió la existencia de la divinidad como una realidad fuera de este mundo. La trasmitió incluso en el libro Séfer Yetzirá o El libro de la creación.

Conviene resaltar la existencia de Séfer Raziel, cuya escritura se le atribuye a Adán. Es Abraham, sin embargo, la primera alma que inicia la corrección general.

El deseo de recibir fue creciendo y las relaciones entre los seres humanos pasaron del amor fraternal al odio gratuito. Las siguientes generaciones se alejaron cada vez más del sentido espiritual y se volvió imposible tanto entender la Cabalá como percibir algo relacionado con el mundo superior. Fue entonces cuando aparecieron las religiones junto a la especulación de la creación del mundo y de la definición de Dios.

En medio de esta confusión, los cabalistas de aquella época ocultaron los manuscritos para evitar la interpretación errónea y el mal uso de la sabiduría de la Cabalá. Decidieron utilizar también un lenguaje especial e incomprensible para la gran mayoría: El lenguaje de las Ramas. Por esta razón, la Cabalá recibió el nombre de la ciencia de lo oculto.

Se consolidó como la base de todo texto espiritual durante los siguientes dos mil años. Moisés, que permaneció durante cuarenta años en el desierto escribiendo La Torá, narra los acontecimientos en sus manuscritos para explicar de manera alegórica el trabajo espiritual que todo hombre debe realizar, refiriéndose a la corrección interna.

En un periodo más cercano al contemporáneo emerge Rabí Shimon Bar Yojai, autor de El Zohar o El libro del esplendor, considerado el fundamento de cualquier estudio espiritual. Aquí se hallan los principios pregonados por la totalidad de los sabios. Estas normas están siendo adoptadas, aunque de manera vacilante, por la ciencia moderna.

En El Zohar encontramos la descripción del micromundo y del cosmos como un macromundo, entre otras temáticas como la garantía mutua y la penetración al mundo superior.

El camino del ascenso espiritual en la actual generación se abre con Rabí Itzjak Luria Ashkenazí, considerado el pensador más notable y célebre de la sabiduría superior. El Santo Arí, como se le conocía, no escribió nada de su puño y letra. Fueron sus discípulos, y de forma especial su sucesor, Rabí Jaim Vital, quienes redactaron los libros que hoy se conocen como Escrituras del ARI. Las obras más destacadas son: El árbol de la vida y Ocho puertas.

En el siglo XX encontramos al Rabí Yehuda Leib HaLevi Ashlag, conocido como Baal HaSulam (dueño de la escalera) por su obra maestra Sulam (escalera), que es un comentario sobre El Zohar. Otro texto importante que lleva su firma es Talmud Eser Sefirot, una reedición completa y un comentario de las obras del ARI.

El último cabalista de una dinastía de oro en el siglo XXI fue Rav Baruj Shalom HaLeví Ashlag, llamado también El Rabash, que anotó todo lo que escuchaba de Baal HaSulam en un manuscrito que bautizó Shamati (escuché). De este modo, esclareció, una vez más, las palabras de su padre en lo que respecta, sobre todo, al trabajo interior del ser humano y su alcance dentro del mundo espiritual.

El Doctor Michael Laitman, reconocido científico y asistente personal de Rabash, comprendió la particularidad e importancia del manuscrito y decidió publicarlo, conservando su nombre original: Shamati. El tono vivaz de su texto y la influencia positiva son impresionantes.

Podríamos decir, en definitiva, que la razón principal para considerar la Cabalá como una ciencia oculta es que investiga la realidad oculta a nuestros cinco sentidos. Para aclarar la idea de lo oculto, imaginemos, por un momento, la inmensidad del universo, la cantidad de galaxias, estrellas y mundos contenidos en él.

Ahora bien, si eliminamos un fragmento específico del universo, ¿cómo se concibe el vacío restante si no hay nada con que pueda medirse o describirse? Interpretamos los fenómenos desde la perspectiva del tiempo, del espacio y del movimiento.

No podemos visualizar algo estático, congelado en el tiempo, sin volumen. Esta es una analogía de nuestra percepción de los mundos espirituales, donde no hay tiempo, movimiento ni espacio. Dado que nuestra realidad y nuestros pensamientos se basan en estos conceptos físicos, resulta que no existe conexión alguna entre la espiritualidad y la forma en la que construimos la realidad material, basada en nuestras observaciones y sensaciones. La consecuencia es que no contamos con las palabras ni con el vocabulario que nos permita expresar los conceptos espirituales.

Los libros sagrados no se refieren a los hechos históricos, sino a las fuerzas abstractas de las raíces (mundo superior) que crean las cosas y hacen que ocurran en el nivel de las ramas (este mundo), según la Cabalá. Esto significa que vivimos en un mundo resultadista y no de causas, por lo que ninguna acción que realiza la humanidad para resolver sus problemas tiene efecto en sus resultados. Cualquier ser humano tiene la obligación de alcanzar su raíz.

Comprender dicho leguaje es la clave para no seguir experimentando solo las cosas de este mundo y recuperar el sentido espiritual perdido. Para conseguirlo, los cabalistas aconsejan empezar con el estudio de textos simples para comprenderlos y sentirlos como propios. Ese es el propósito de mi libro: invitar al lector a dar los primeros pasos en la Cabalá a través de 17 conceptos básicos y 21 leyes expresadas de acuerdo a mi comprensión personal.

Este libro se abre de forma libre, con la única exigencia de sentirte cómodo y seguro en la necesidad de encontrar la respuesta del porqué de los episodios que se acumulan en tu vida.