EMPRESARI@S

Una manera de estar en el mundo Obra colectiva editada y coordinada por:

Carolina Orihuela y Mercedes Pescador © Obra colectiva editada y coordinada por Carolina Orihuela y Mercedes Pescador © Título original: Empresarias. Una manera de estar en el mundo Primera edición de la obra patrocinada por Bankia Obra promovida por Medialuna Comunicación y ASEME

Edita © LoQueNoExiste www.loquenoexiste.es Promoción, Relaciones Públicas y Marketing Digital: Medialuna info@medialunacom.es www.medialunacom.es

© Maquetación y diseño de portada: LoQueNoExiste © Ilustración de la cubierta: Marta Cáceres ISBN: 978-84-946814-3-1

Madrid, septiembre de 2017

Reservados todos los derechos LoQueNoExiste C/Isabel Colbrand 10, Edif. Alfa III, 5ª planta, 28050, Madrid Tfno: 91 567 01 72

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editorial@loquenoexiste.es Yo tengo alas; por favor, no me las cortéis (Federico García Lorca)







 

Más que un libro

Querido lector, lo que hoy tienes entre tus manos es un libro, sí; eso no lo vamos a negar. Cumple todos los requisitos de fondo y forma, y nadie se atrevería a sugerir lo contrario. Pero es también todo esto que te cuento a continuación (y más):

Para el equipo de LoQueNoExiste y Medialuna que se ha esforzado durante meses para hacer realidad un sueño que hubo quien calificó de locura —y no nos equivoquemos: ¡lo era!— este libro representa la confirmación de que sí, cuando queremos, podemos. Y cuando trabajamos juntos, podemos aún más. El reto de sacar adelante esta obra colectiva tan especial ha exigido una dedicación difícil de contabilizar —en horas, en desvelos, en sprints finales— pero rara vez hemos dado nuestros esfuerzos por mejor empleados. Pronto descubrirás el porqué.

Para cada una de las autoras que con su generosidad e ilusión han hecho posible que este mosaico fuera tomando forma, estamos seguros de que este libro será un motivo de satisfacción y orgullo, y la alegría de saber que sus historias son ya más que suyas: son de todo aquel a quien puedan servir para vivir una vida profesional y personal más plena.

Para la Asociación Española de Mujeres Empresarias de Madrid, es la prueba fehaciente de que el empresariado femenino —tan diverso y vibrante como las mujeres que han cedido generosamente sus derechos de autor para apoyar los proyectos de la asociación— es consciente de sus necesidades, sus puntos fuertes y sus flaquezas, y está dispuesto a tender puentes y a ayudar y ser ayudado por sus compañeras (y compañeros) de viaje.

Y para ti, lector —hombre o mujer, recién llegado al mundo de la empresa o curtido en mil batallas—, tan solo podemos confiar en que este libro será el impulso que necesitas, la palabra de ánimo que estabas esperando oír aun sin saberlo, el consejo sabio compartido desde la experiencia y la toma de conciencia liberadora de que nadie está obligado a la perfección en el primer intento, ni en el segundo, ni en el tercero. Que otros antes que tú se han caído y han encontrado la fuerza y la voluntad para levantarse. Su mensaje para ti suena fuerte y claro en los títulos de los capítulos de este libro, surgidos orgánicamente de las experiencias compartidas por las autoras.

Para todos nosotros este libro ha sido y seguirá siendo, ante todo, una enriquecedora aventura. Esperamos que te ayude a vivir la tuya.

Carolina Orihuela y Mercedes Pescador

PRÓLOGO

EVA SERRANO, PRESIDENTA DE ASEME

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Antes de yo nacer, las mujeres ya creían en el asociacionismo para la defensa y representación de sus derechos ante la sociedad. Eran mujeres valientes, comprometidas y que defendían su derecho a ejercer su profesión e incorporarse al mercado laboral como un elemento transformador que ayuda al crecimiento y evolución de la sociedad.

Cuatro son los pilares que reivindico en nombre de la mujer empresaria y profesional: visibilidad, reconocimiento, formación y responsabilidad social.

Visibilidad: porque hay que darla al trabajo de aquellas empresarias que, generando riqueza y empleo, existen y no se las ve.

Reconocimiento: al trabajo bien hecho, a la valentía de abrir cada día un negocio con la mejor de las sonrisas, independientemente de las circunstancias del mercado y de las nuestras propias.

Formación: porque vivimos en un mundo global y continuamente cambiante. Los nuevos retos requieren de formación continua, para que podamos adaptarnos a los cambios y consolidar nuestras empresas.

Y responsabilidad social: porque las empresas son el motor de la economía y, por lo tanto, son los agentes responsables de hacer una sociedad mejor, más justa, sana e igualitaria. Y esta responsabilidad, gestionada coherentemente desde una Responsabilidad Social Empresarial aplicada al modelo de negocio, es también una garantía de éxito empresarial, tanto en lo económico como en lo social. Actualmente no se puede entender uno sin el otro.

Los últimos estudios señalan un claro crecimiento de mujeres que realizan una actividad económica por cuenta propia, lo que hace del todo necesaria la existencia de plataformas que aúnen su representación y defensa ante el Gobierno y las Administraciones Públicas, con el fin de reivindicar las necesidades comunes de todas las mujeres con un proyecto empresarial.

Existe una evolución real y positiva del empresariado femenino, gracias a las cualidades innatas de las mujeres empresarias: son sensibles a los aspectos éticos y a la responsabilidad social, fomentan el empleo de otras mujeres, promoviendo en sus empresas políticas de conciliación; disponen de una capacidad especial de sacrificio con ambición realista, gestionan eficaz-mente las situaciones de conflicto, reaccionan bien a la frustración y cuentan con un gran espíritu emprendedor e innovador, adaptándose extraordinariamente al cambio.

Cuarenta años después, podemos afirmar que existe una igualdad formal, pero no una igualdad material, ya que la mujer empresaria, además de contar con iguales problemas que los hombres empresarios, se enfrenta a dificultades añadidas que la sitúan en posición de desventaja. Esta situación se traduce en una menor visibilidad, reconocimiento, participación en el poder y, en consecuencia, una menor participación en la toma de decisiones, a pesar de que en la actual sociedad democrática los Gobiernos siguen haciendo esfuerzos mediante la promul-gación de leyes, como es la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, que nace para el pleno reconocimiento de la igualdad formal entre hombres y mujeres.

La mujer poco a poco se va empoderando. A lo largo de las últimas décadas, ha pasado de ser una mera consumidora a un agente importante en la producción, gestión y venta de bienes y servicios. Nos encontramos en la era de las Womenomics, que hacen que el PIB de los países mejore. Las nuevas tecnologías y formas de comunicación han transformado igualmente el empresariado femenino. Soluciones ecommerce, el uso de herramientas y servicios para llevar a cabo con éxito negocios online, plataformas que facilitan el networking, cooperación entre empresarias, y nuevas formas de financiación como el crowdfunding, business angels y los P2P y créditos rápidos están permitiendo la creación de empresas femeninas cuyo emprendimiento o desarrollo de negocio había estado limitado por falta de financiación.

A raíz de la reciente crisis, la mujer ha recurrido al autoempleo, aumentando su presencia en el ámbito empresarial y contribuyendo a este con nuevos modelos de negocio y nuevas formas de financiación para dar viabilidad a los nuevos proyectos, que empiezan a cambiar la sociedad. Pero la mujer no puede ser la única que asuma el liderazgo del cambio. Este solo se hará realidad si el trabajo es coliderado entre hombres y mujeres. En la acción y movimiento de la mujer debe tenerse muy en cuenta que el hombre debe ir a la par, ya que esta es la única forma de cambiar las antiguas convicciones sociales y enterrar de una vez por todas conceptos como «brecha salarial» o «techo de cristal».

Otro factor clave de igualdad es la educación de los hijos, porque en ella se generan los primeros estereotipos que posteriormente se reproducen en la sociedad y, consecuentemente, en el tejido empresarial.

No hemos de olvidar a las empresarias rurales. A pesar de existir una evolución positiva, su actividad en muchas ocasiones sigue vinculada a roles propios de la mujer dentro del mundo rural. Las nuevas oportunidades de negocio en el ámbito rural favorecen el emprendimiento femenino.

La mujer empresaria también ha evolucionado dentro de la empresa familiar, adoptando un rol cada día más importante y con mayor visibilidad, incluso asumiendo la dirección y gestión de las mismas, destacándose su profesionalización en estas tareas.

Empresarias. Una manera de estar en el mundo es una obra colectiva, que quiere ser un tributo a todas aquellas mujeres que han decidido dar el paso y lanzarse al abismo sin red, creando su propia empresa. En ella se recogen en primera persona sus experiencias, retos, alegrías, triunfos y fracasos, y busca dar visibilidad y reconocimiento a su esfuerzo y actividad sirviendo a la vez de guía y fuente de inspiración para todos aquellos, mujeres y también hombres, que están por incorporarse al mundo empresarial.

Desde ASEME queremos agradecer este proyecto editorial y de comunicación iniciativa de Medialuna y LoQueNoExiste, por creer en el asociacionismo, en la visibilidad del trabajo de las mujeres empresarias y lanzarse al abismo en defensa de unos ideales.

La Asociación Española de Mujeres Empresarias de Madrid (ASEME) es una asociación empresarial que nace en 1971 con el objetivo de apoyar y promover el desarrollo pleno de la mujer en su condición de empresaria, profesional o directiva.

Como asociación empresarial, persigue mejorar la actividad empresarial de las mujeres potenciando el espíritu de colaboración entre las asociadas, defender y fomentar la libre iniciativa privada de la mujer, estimular y proporcionar apoyo a la mujer emprendedora, promover la formación integral de la mujer en el campo profesional y empresarial, fomentar el asociacionismo empresarial, facilitar el conocimiento del mundo empresarial de otros países e impulsar la igualdad de oportunidades laborales.

Son compromisos de ASEME con la sociedad y el sector empresarial:

• Promocionar a la mujer en la empresa, porque la detección y retención del talento femenino es una obligación para el sector.

• Velar por la transparencia y buenas prácticas.

• Facilitar la colaboración entre empresas gestionadas por mujeres.

• Promover el aprovechamiento común del conocimiento colectivo, compartiendo experiencias y soluciones a las situaciones del día a día en las empresas.

• Fomentar en la sociedad una imagen positiva de la mujer empresaria y de las empresas gestionadas por mujeres.

• Ser un ejemplo de ética empresarial.

• Servir de motor del cambio hacia una empresa más responsable, sostenible, ética y digna.

SÉ AUTÉNTICO:

LA HONESTIDAD ES RENTABLE

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María Jesús Pérez Ruiz de Valbuena, ADAMS Formación

“Mi vocación como empresaria no es solo ganar dinero, sino poder ser feliz como soy”

Nunca sabes adónde te va a llevar la vida, y es una aventura interesante si aprendes a mirar sin prejuicios y a dejarte sorprender por ella incluso cuando tienes experiencias desagra— dables. Estas también te marcan un camino interesante si las sabes interpretar.

Yo era una niña de pueblo que llegó a Madrid a principios de los sesenta. Mis padres acababan de empezar con una empresa editorial y de clases. Madrid me sorprendió por el tamaño de sus constantes vitales: gentes, edificios, distracciones, tráfico…

Asistí a mi primer colegio de monjas con 7 años y pude comprobar eso de «la letra con sangre entra». Tiempos en los que era «normal» recibir golpes en las manos con una vara flexible cuando no sabías leer, o ponerte de rodillas con orejas de burro delante de toda la clase. Y saqué la conclusión contraria: se aprende cuando interesa lo que estudias y sabes para qué lo haces. Y, cómo no: una palmada en la espalda motiva más que un palo.

Al poco tiempo me cambiaron a otro colegio, también de monjas, donde lo primero que comprobé es que no pegaban, pero hacían algo que no me gustó: humillarte delante de todas las alumnas. Comprendí que esto era casi peor.

En este colegio, en el que estuve hasta entrar en la universidad, viví el clasismo, un defecto arraigado y, por decir algo suave, muy feo. Desde entonces he sentido siempre que los demás son iguales, provengan de donde provengan, guapos o feos, listos o torpes, ricos o pobres, con apellido o sin él.

En la universidad experimenté la represión del régimen franquista y encontré los principios que me han ayudado en mi carrera profesional, en mi vida y en mi empresa: la solidaridad, la igualdad, la libertad de pensamiento y de acción, y el mérito profesional para valorar a las personas.

Mi familia siempre ha estado presente en mi vida y mis padres me transmitieron numerosas lecciones contrarias a las que aprendí en mis colegios: el amor, la motivación positiva para hacer las cosas, el entusiasmo para emprender proyectos, la generosidad con los semejantes, la sinceridad, el compromiso y la ética.

Conté, además, con el ejemplo de mi madre, que trabajó desde los comienzos en la incipiente compañía, enseñándome que las mujeres somos muy valiosas para la sociedad y la empresa, que la igualdad entre hombres y mujeres es un derecho y un deber. Este hecho se refleja en mi empresa, que este año cumple el sesenta aniversario de su creación, y en la que el 70 % del equipo directivo lo constituyen mujeres.

Personalmente, me he pasado la vida aprendiendo y ello me ha llevado a sentir que trabajar en una empresa de formación era un regalo.

A lo largo de mi vida profesional he pensado mucho en todo ello y esto me ha permitido desterrar de mi empresa todo aquello que desdeñé y aportar aquellas cuestiones y principios que me gustan para mi vida, y cómo no, para mi compañía.

He tenido la suerte de llevar con mis hermanos la dirección de la empresa que crearon nuestros padres, que también compartían estos principios. Puedo decir por lo tanto que me siento humildemente orgullosa de la empresa que codirijo.

Para mí es una suerte ser empresaria, porque en mi pequeño universo puedo llevar adelante mis ideas sin más reparos que los que imponga el mercado, pero sabiendo que es una tarea a medio y largo plazo. Que hay que mirar el presente, pero hay que saber qué y para qué quieres hacer el trabajo. Y, además de vender los servicios que prestas, poner un poco de imaginación y de autocrítica para ser mejor que el de al lado y cumplir con los compromisos adquiridos con empleados y clientes.

En ADAMS pensamos que se trabaja mejor si se trabaja en las mejores condiciones que uno pueda procurar, por ello nos hemos esforzado en implementar medidas que tiendan a optimizar las condiciones laborales de las personas que trabajan con nosotros: mejora de horarios, recuperación de poder adquisitivo después de la crisis, teletrabajo, promoción laboral basada exclusivamente en la valía profesional, reparto de beneficios entre los empleados cuando así lo han permitido los resultados, más tiempo de descanso del que marcan las normas, etc. Todos ellos contribuyen a que cada persona tenga con la empresa el compromiso que la empresa tiene con ella.

Con nuestros clientes —alumnos que buscan un nuevo empleo o mejorar el actual—, nuestro compromiso es general, compuesto de numerosos aspectos en los que contribuimos toda la plantilla. El compromiso ético con los alumnos y las empresas que nos contratan es completo, intentando no defraudar y darles la mejor preparación posible. Miles de alumnos pasan anualmente por nuestras aulas de presencia y online, lo que requiere una aportación conjunta bien organizada y llevada a cabo con la esperanza de ser útil en sus metas.

Una empresa es como la vida misma: lo que haces hoy, mañana te hará sentir mejor si se hace bien. Al menos hay que proponérselo e intentarlo, y si se mete la pata, rectificamos.

A la actividad empresarial hay que ponerle cariño, tiempo y sentido común. Ya lo dije: como en la vida. Pero en la vida todo no es trabajo. Otras facetas combinan bien con la actividad de empresaria: la familia, los amigos, el ocio, viajar, el cine, la música, etc. Haciendo sacrificios algunas veces y dedicándole mucho tiempo, puede devolverte felicidad y permitirte disfrutar también de la vida en muchos ratos.

Ser decente —serlo de verdad— es otra de las cosas que va bien: cumplir tu palabra, no engañar, repartir parte de los beneficios que obtienes, procurar que la carga del trabajo sea más liviana para todos, mantener el compromiso con los empleados.

Soy empresaria y a mucha honra, porque mi trabajo es una parte de mi vida. Mi vocación como empresaria no es solo ganar dinero, sino poder ser feliz como soy.

Nació en Madrid, estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid y fundó, junto a otras compañeras, la Asociación Universitaria para la Emancipación de la Mujer (AUPEM). Ejerció once años como abogada y participó en la creación de la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres. Desde 1989 dirige ADAMS, actualmente junto a su hermano Jesús. Nombrada Mujer Empresaria del Año por ASEME en 2009 y elegida una de las Top 100 Mujeres Líderes en España, en la categoría de Empresarias en 2013.

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Dolores Font Cortés, Dolores Cortés

“La empresa tiene una función social de creación de empleo y riqueza”

Soy Dolores Font Cortés, nacida en Vilareal donde pasé mi infancia y adolescencia rodeada de telas, máquinas de coser, estanterías y paquetes que, inicialmente, en la pequeña casa donde vivíamos, había que retirar para poder poner la mesa. La mesa de comedor y la de corte eran la misma.

Con esta breve introducción quisiera poner de manifiesto que lo relacionado con la iniciativa, con el emprendimiento, con lo que hoy llamamos mundo empresarial, estuvo siempre presente en mi vida ya que mi madre —por circunstancias de su vida— tuvo que sacar adelante a su familia desde muy jovencita al quedarse huérfana con apenas dieciséis años. Todo ello derivó en la creación en los años cincuenta de un taller de bañadores en una ciudad con escasa tradición industrial en aquel momento y con nula presencia de las mujeres en las actividades empresariales.

Sin embargo, siempre en mi familia se tuvo muy presente que los estudios eran muy importantes. Orienté pues mis estudios hacia la medicina, que siempre ha sido una de mis grandes vocaciones. Ello me llevó a cursar los estudios de medicina, trabajar en un hospital y en una clínica, cursar dos especialidades: Medicina Interna en primer lugar y, posteriormente, Rehabilitación y Medicina Física, para después montar una consulta de rehabilitación por la cual han pasado miles de pacientes durante el largo período en el que ejercí la medicina.

El estudiar Medicina no fue en ningún caso un obstáculo para seguir en contacto con la empresa, ya que durante las vacaciones y fines de semana —y siempre que hacía falta—, echaba una mano en la empresa familiar que dirigía mi madre con la colaboración de mi padre cuya actividad principal era la agricultura.

Al acabar los estudios de Medicina, la circunstancia de tener un horizonte profesional prometedor, junto con el hecho de casarme y comenzar a formar una familia, llevó a que mis padres buscaran unos socios para la empresa que permitiera su proyección y mejora.

Los socios en cuestión resultaron, al poco tiempo, desleales al proyecto que planteaba mi madre, lo que dio lugar a una negociación en la cual los socios se quedaron con la empresa a cambio, eso sí, de una cierta suma de dinero.

Aquel fracaso del proyecto empresarial familiar de mis padres fue, curiosamente, el acicate mayor para fundar en 1980 la actual empresa de fabricación y comercialización de trajes de baño en la que nos integramos y nos comprometimos tanto yo como mi esposo.

Ambos compaginamos, a partir de entonces, la actividad profesional de medicina en mi caso y de ingeniería y profesor universitario en el de mi marido, con el nuevo proyecto empresarial.

Algunos años después, a partir de comienzos de los 90, asumo la gerencia de la empresa, sin dejar por ello la dirección del Departamento de Diseño, que siempre he dirigido y aún sigo haciéndolo. Adopto el nombre de Dolores Cortés —que es también la marca de los bañadores— en mi actividad como diseñadora.

Todo ello lo he compatibilizado, hasta hace escasos años, con mi clínica de rehabilitación, en la que pasaba consulta y se realizaban tratamientos, aplicando aquí también los criterios y conocimientos del mundo de la empresa que conocía.

En la vida de la empresa siempre he seguido determinadas líneas y he tenido y tengo presentes ciertos principios de carácter general. Podría resumirlos, quizás, en la palabra «honradez» extendida a todos los ámbitos de la empresa: personal propio, clientes, proveedores, gestión, etc. La honestidad está siempre presente en nuestro trabajo y los posibles errores que hayamos podido tener han sido inconscientes. Entendemos que la empresa es mucho más que un simple medio para ganar —o perder— dinero. Tiene una función social de creación de empleo y riqueza.

Junto a este marco general que impregna todas las actuaciones hay diversos retos particulares que desde el principio hemos abordado. Destacaría tres de ellos por su importancia: modernización de los procesos de fabricación, apertura a los mercados internacionales, asimilación y difusión del concepto «moda» aplicado al traje de baño.

Desde el primer momento, y de forma continuada, la empresa emprende una importante tarea de modernización, tanto en el proceso productivo como en la organización y gestión de la información. A nivel organizativo, de informatización, maquinaria y otros aspectos técnicos, la empresa ha sido y sigue siendo puntera. Todo ello encaminado a lograr unos elevados niveles de calidad global.

Partiendo de esta organización y calidad del producto ha sido posible iniciar e ir consolidando los mercados internacionales.

Con una empresa moderna y competitiva, ya es posible abordar el tercer gran reto: lograr que el concepto «moda y creatividad» se asocie a los bañadores, y desfilar en las principales pasarelas. Para alcanzar este objetivo se potencia el Departamento Creativo que dirijo personalmente, diseñando colecciones innovadoras en las que el bañador es claramente un producto de tendencia, además de cumplir su función ergonómica.

Desde 1999 en que realizo mi primera pasarela en Valencia, todos los años Dolores Cortés ha presentado sus colecciones en diversas pasarelas: Gaudí Barcelona, Cibeles en Madrid, Moda Cálida en Las Palmas, Miami en la Mercedes Benz Fashion Week Swim, Madrid Fashion Week, etc.

En 2012, como hito muy importante, Dolores Cortés es seleccionada para la realización de los bañadores del equipo nacional de Natación Sincronizada para la Olimpiada de Londres. En 2017 recibió el Premio Nacional de la Moda 2016 a la Pyme sector Moda.

Las creaciones de Dolores Cortés están presentes en el mercado nacional e internacional. Su presencia en numerosas publicaciones y reseñas de moda permite afirmar que Dolores Cortés es, actualmente, un referente importante en la «moda baño», concepto del que he sido ferviente impulsora.

Licenciada en Medicina y Cirugía y Especialista en Medicina Interna, Rehabilitación y Medicina Física. Socia fundadora de la empresa Dolores Font Cortés S. A. en 1980, continuadora de la anterior empresa familiar de fabricación de trajes de baño que inició su madre, Dolores Cortés, en 1953.

Gerente de la empresa desde 1991, dirigiendo, a su vez, el Departamento de Diseño y Creación de Colecciones. Presidenta de la Asociación Valenciana de Diseñadores entre 2007 y 2015.

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Carmen Carranceja, Botánica24

“Cuando eres joven sueñas con un futuro profesional y personal probablemente diferente, hecho muy a tu medida”

«Querida Carmen, muchísimas gracias por estos años adornando los momentos más especiales de nuestras vidas. Quedan ya muy lejos aquellos consejos sobre cómo conquistar a la chica que me gustaba y cómo quedar bien con un cliente peculiar sin comprometerle; desayunos de frutas y un pequeño detalle floral para no hacerle huir, gracias por todos tus valiosos consejos, por tu profesionalidad y sobre todo por contagiarnos tu energía, ya formas parte de nuestra familia. J. S.».

A veces, una pequeña nota de agradecimiento te hace reflexionar sobre tu vida. Cuando eres joven, sueñas con un futuro profesional y personal probablemente diferente, hecho muy a tu medida, pero no te das cuenta de que cuando eres mujer, tu futuro va muy condicionado a tu entorno, a tu familia…

A final de los años 90 formé mi empresa, una floristería muy especial, para poder conciliar mi vida personal y profesional ya que, pese a lo que imaginamos, es bastante más fácil organizar tu falta de tiempo siendo tu propio jefe. Eran años en los que el ocio todavía estaba devaluado y de forma errónea las empresas exigían presencia y no eficiencia.

Aunque os parezca increíble, en aquel entonces no se hablaba de empoderamiento ni de negocio online. Supongo que éramos tan solo unos pocos locos los que decidimos embarcarnos en un proyecto, abandonando el mundo cómodo y seguro del trabajo por cuenta ajena y siendo pioneros en la búsqueda de la conciliación de vida personal y profesional.

Había que decidir qué hacer, a qué me quiero dedicar, en qué destaco, qué viabilidad económica y cómo darle forma legal. No se hablaba entonces de emprendimiento ni de asesoramiento, no teníamos a nuestra disposición los servicios de la administración pública, ni los organismos oficiales que hoy nos ayudan en el arduo camino de crear tu propia empresa; lo mejor que podíamos hacer era dar con un buen profesional.

En aquellos años no se oía tampoco hablar de resiliencia, pero sabíamos bien en qué consistía. Para los que no estéis familiarizados con la terminología, se entiende como la capacidad de una persona para superar circunstancias traumáticas. Y, ¡qué os voy a contar a las mujeres! Si algo me ha enseñado la vida es que somos la resiliencia, la flexibilidad, la profesionalidad y la eficacia personalizadas.

¿Mujeres? El Instituto de la Mujer prometía en aquel entonces ayudas a las mujeres que se autoempleasen y cuál fue mi sorpresa al enterarme de que no era posible acceder a ninguna de las ayudas por haberme asociado con un hombre. ¿Os imagináis mi cara de asombro en plena calle Génova? Curiosa vida la nuestra, y curiosas las mujeres que, luchando por la igualdad, desigualan a los hombres…

Qué rabia da a veces saber que a pesar de todo lo que hemos avanzado estos años, aún nos queda muchísimo por hacer, sobre todo trabajar en el respeto y la comprensión hacia nosotras mismas.

¿Subvenciones? Pues no tuvimos derecho a ninguna ayuda, pero no perdimos ni la ilusión ni la energía. Porque si hay algo que no puedes hacer es abandonar a pesar de los trompicones; el tesón, el entusiasmo y la perseverancia tienen que acompañarte en tu día a día.

No quiero ocultaros que en todos estos años ha habido momentos muy duros; no todo ha sido un camino de rosas. Nuestra primera página web, a pesar de ser fantástica, fue un auténtico fracaso porque nadie confiaba en aquel medio. Ahora hay que modificarla cada dos años y si no, no eres nadie. Además, cuando durante unos años se cerró el créditobancario, las empresas encontraron otra forma de financiación: nosotros. Con retrasos brutales en los pagos, el manejo de la tesorería se complicó mucho y vimos peligrar seriamente nuestra compañía.

Fundamentalmente durante la crisis económica nos facilitó mucho el camino el ser muy conservadores, muy honestos: llevar un control exhaustivo de los gastos, mantener una estructura de costes muy ajustada, jugar inteligentemente con la dimensión para mantener el margen sin perder calidad, buscar siempre el mejor producto. Cómo agradecí entonces mi formación en Ciencias Empresariales y mi experiencia de dieciocho años en HP.

Hoy seguimos buscando y potenciando a diario nuestro valor diferencial, diversificando y desarrollando nuevas fórmulas, lo que en terminología actual llaman reinventarse. Y, como no podía ser de otra manera, ¡con mucho humor! Y siempre muchísima honestidad. Cuando crees en tu producto y tu marca, todo es más fácil.

Vuelve a leer conmigo la nota que recibí y entenderás mi empresa. Con ella pasan por mi mente muchísimos buenos momentos, la cercanía y trato personalizado con mi —más que cliente— amigo, que siente mi pasión. Echo el cierre muchos días y siento con orgullo mi marca, me siento muy satisfecha de haber creado algo importante.

Y lo que es más importante: hago balance y compruebo que he logrado compaginar mi vida personal y profesional, disfrutando y criando unos maravillosos hijos a los que he visto crecer día a día y de los cuales me siento más que orgullosa. Sin duda ellos son mi mejor proyecto.

Nacida en Madrid en 1965. Licenciada en Ciencias Empresariales por la UAM y Máster en Impuestos por el Colegio de Economistas de Madrid. En continua formación. Perteneciente a ASEME. Voluntaria activa de Banco de Alimentos. Propietaria y Administradora de Botanica24. Luchadora, trabajadora y optimista. Habilidades sociales y comerciales. Alegre, extrovertida, honesta y apasionada. Activa, deportista, lectora, enamorada de la vida, de mi familia y amigos.

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Raquel Pérez Serrano, Abalea

“La vida es demasiado corta para no desarrollar al máximo los talentos de cada uno”

En la vida te formas personal y académicamente, desarrollas una carrera profesional, creces, descubres aptitudes y habilidades, amplias competencias y conocimiento, te enriqueces en experiencias, recibes reconocimientos y llegas a un punto de madurez profesional muy satisfactorio.

En este punto procede un momento de reflexión y surgen ciertas preguntas: ¿me gusta lo que hago? ¿Cuáles son mis principales capacidades? ¿Dónde y cómo puedo aportar valor? En fin, que la vida es demasiado corta para no desarrollar al máximo los talentos de cada uno.

En esta reflexión incluyes aspectos no puramente profesionales sino también más personales, actividades desarrolladas en forma paralela como hobby y entretenimiento o como complemento profesional. Y es en este punto cuando surgen nuevas oportunidades.

¿Por qué no convertir en actividad principal lo que hasta ahora ha sido una afición?

Por eso desarrollé Abalea–Personal Shopper Inmobiliario. Porque me interesa y me gusta el sector inmobiliario desde hace años, porque conozco muy bien Madrid, porque me gustan sus barrios, sus gentes, porque tengo experiencia en búsqueda y gestión de inmuebles, porque disfruto aconsejando y ayudando a las personas a encontrar su casa ideal y porque me apasiona convertir un proyecto en una realidad donde vivir o trabajar.

«Abalear» es «separar con una escoba los nudos de paja que quedan al cribar el trigo, cebada u otro grano». Por ello, entendí que Abalea es un nombre que se ajusta perfectamente a esta actividad como consultora.

Mi experiencia en puestos directivos y un doble perfil como ingeniero superior agrónomo y experta en marketing y comunicación hacen que la búsqueda y gestión de inmuebles sea para mí una actividad sistemática, rigurosa, documentada y orientada a analizar el verdadero valor de la inversión.

Con conocimiento del mercado inmobiliario, capacidad de análisis, dedicación, alto nivel de información y una extensa red de contactos consigo encontrar lo que cada uno está buscando y ayudarlos en todo el proceso hasta la instalación o puesta en el mercado de alquiler.

La búsqueda de una casa es mucho más que ver unos anuncios, visitar, acordar precio y pagar. La primera fase del proceso consiste en definir bien los criterios y determinar si el objetivo es realista. Para ello, hay que ajustar la ecuación: Ubicación + Tamaño = Presupuesto. Si quiero una determinada ubicación con un tamaño y unas características específicas y no tengo el presupuesto que determina el mercado, habrá que cambiar algún parámetro y en esta fase es donde empieza el asesoramiento de un personal shopper inmobiliario. Cuando tenemos definido el inmueble que queremos, ponemos en marcha todos los sentidos, buscamos en internet, contactamos con agentes profesionales, paseamos y realizamos un primer filtro de lo que aparentemente coincide con nuestro planteamiento. Aquí interviene nuestra habilidad de buen entrevistador solicitando información importante que por alguna razón no está disponible en la descripción inicial. A continuación, realizamos visitas sin el cliente y comprobamos que la vivienda no decepciona, coincide con lo que buscamos o no.

Nuestra función es defender siempre los intereses del comprador y por lo tanto solo le presentaremos los que verdaderamente cumplan los requisitos definidos. A diferencia de una agencia inmobiliaria, un personal shopper inmobiliario no tiene inmuebles que ofrecer, los busca en el mercado y nunca cobra honorarios del vendedor, solo del comprador. Esto nos da libertad y evita conflictos de intereses.

Presentamos la selección de viviendas y evaluamos las distintas opciones con sus ventajas y desventajas. La casa ideal no existe. Nuestro interés es conseguir la que más se aproxime a la soñada. Cuando la encontramos, comienza la labor de investigación para comprobar la información registral, estudiamos el estado de las instalaciones, nos informamos del estado del inmueble y de la comunidad. Y lo más importante, estudiamos el valor de la inversión y negociamos en nombre del comprador, consiguiendo siempre un ahorro mayor que si la negociación se realiza directamente.

En algunos casos, nuestros clientes no residen todavía en Madrid, o por su ocupación profesional no disponen de mucho tiempo para ocuparse directamente de la reforma, del interiorismo, de buscar colegios para los niños o de alquilar el piso si lo han comprado como inversión. También en esta parte del proceso les seguimos acompañando.

Al tratarse de un servicio muy individualizado, aconsejando en uno de los procesos más importantes de la vida de una persona, es importante destacar la capacidad de captar las distintas necesidades, prioridades, aficiones y formas de vida para conseguir ejecutar cada búsqueda de forma personalizada y selectiva.

Y aquí estamos, separando el grano de la paja y ayudando a encontrar ese patrimonio con el que todos hemos soñado.

Natural de Burgos, madrileña de adopción. Ingeniero superior agrónomo y Máster en Comunidades Europeas por la Universidad Politécnica de Madrid. Mi experiencia en puestos directivos y mi doble perfil como ingeniero y experta en Marketing y Comunicación hacen que la búsqueda y gestión de inmuebles sea para mí una actividad rigurosa y orientada a analizar el verdadero valor de la inversión. Mi capacidad de entender las necesidades de las personas ayuda a ejecutar cada búsqueda de forma personalizada y selectiva.

RODÉATE DE GENTE COMPROMETIDA

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Cristina Miralles, Consultoría 3.0

“Me siento con la fuerza suficiente para seguir disfrutando cada día de mi trabajo y aportando a los que me rodean lo mejor de mí”

Esta oportunidad que se me ha brindado para escribir unas líneas y contar mi experiencia me ha hecho parar, pensar y reflexionar sobre los pasos y decisiones tomadas hasta la fecha. Me doy cuenta de que solo han sido el principio, que quedan muchas por tomar y muchos pasos con los que afrontar cada nuevo día.

Acabé mis estudios y, después de un par de años trabajando por cuenta ajena, tomé la decisión de establecerme como profesional independiente. Sí, darme de alta como autónomo, esa situación temida por algunos y sin embargo para otros la única opción planteada para labrar un futuro profesional. Yo nunca había descartado esa posibilidad y como mujer, joven, profesional y pensando en formar una familia en un futuro cercano, decidí dar el paso para no depender de nadie y poder así desarrollarme profesionalmente como lo estaba deseando. Iniciaba un nuevo camino como empresaria.

Esta decisión implicó un cambio de ciudad, un nuevo inicio, nuevos retos, ilusiones, oportunidades, miedos. Empezaba una etapa de más de una década que me ayudó a conocer distintos tipos de clientes y proveedores, a descubrir cómo benefician las buenas relaciones entre las personas a la hora de conseguir objetivos, a aprender a gestionar mejor, a organizar mi tiempo y poco a poco adquirir esa experiencia que tanto se ansía en los inicios.

Después de formar una familia y ser madre, una siempre se plantea cómo volver a ser la de antes en la parte profesional, y es cierto que nada vuelve a ser igual. Cambian las prioridades, cambian los horarios y me atrevería a decir que como mujer nos cambia a todos los niveles. A mí me cambió para bien, pero quizás también me hizo ser más exigente conmigo misma. Necesitaba crecer y poder abordar proyectos que como profesional independiente muchas veces no podía aceptar. La soledad, que tanta independencia nos da a la hora de trabajar y tomar decisiones, nos impide poder desarrollar nuevos proyectos. Una sola puede hacer muchas cosas, pero no todo, y yo ya empezaba a plantearme cómo darle un giro a mi vida y al desempeño de mi profesión.

Continué formándome y aplicando dichos conocimientos en el desarrollo diario a todos los niveles, pero algo fallaba.

Se hizo evidente que un cambio de aires me ayudaría a volver a poner los contadores a cero. Seguir con la misma rutina no me aportaba lo mismo que al principio, sentía que no podía quedarme estancada, y después de mi segunda baja maternal decidí que ya era el momento de cambiar, de saltar al vacío y salir de mi zona de confort. Conocer a distintos profesionales aumentaría mis oportunidades de crecer, de crear alianzas, de compartir. Y en esa línea decidí compartir despacho en un lugar común que empezaba a conocerse como coworking.

Llegué cargada de ilusión y ganas, con unos objetivos claros: ofrecer mis servicios como ambientóloga e ingeniera de una manera muy especial, sensibilizando a los clientes y aportándoles una solución integral. Después de todas las vivencias de los últimos años, sabía cómo quería hacer las cosas y también lo que no se debe hacer si se quiere mejorar la productividad en las empresas, mejorar el ambiente laboral y crear equipo. La clave es potenciar las relaciones humanas y motivar a las personas para implicarlas en un mismo objetivo. Eso garantiza el éxito de cualquier proyecto.

Y allí, en la primera entrevista para entrar en el espacio de trabajo compartido, la responsable me dijo que entre las personas que compartían despacho había alguien con quien me llevaría bien porque defendíamos lo mismo y porque teníamos aspiraciones parecidas: «Dice más o menos lo mismo que tú, ¡Seguro que os lleváis bien!», me dijo.

Podría decir que, sin saberlo, ese fue el inicio de mi faceta como empresaria. Un año después —tras varios meses de compartir inquietudes, proyectos y retos—, las oportunidades profesionales nos impulsaron a asociarnos y montar una empresa. Pasé de la soledad como profesional, a encontrar un socio con el que poder empezar a trazar un nuevo rumbo, buscar oportunidades, compartir decisiones, empezar de nuevo. En mi caso, la búsqueda de socio no fue tal: coincidíamos en objetivos profesionales, visión empresarial, actitud, sueños e ilusión. Aquello que me vaticinaron unos meses antes se estaba cumpliendo.

Dedicamos un esfuerzo enorme en redactar un pacto de socios ejemplar, que recogiera todas las posibles situaciones y decisiones venideras, y que se sustentara en el futuro. A la hora de iniciar una empresa es fundamental dejar todos los flecos atados. Y así, una vez establecidas las condiciones de inicio fue cuando en octubre de 2013 creamos CONSULTORÍA 3.0 INGENIERÍA HUMANISTA, S. L., una empresa de consultoría especializada en servicios de ingeniería y medioambiente con un método innovador que recogía a la perfección todas nuestras inquietudes hasta la fecha y nos permitía afrontar nuevos desafíos como profesionales de manera conjunta.

Como socia cofundadora de nuestra empresa podría resumir los últimos y a la vez primeros cuatro años como un aprendizaje continuo. Lo mejor de complementar las profesiones es compartir la ilusión, los éxitos, salir de la zona de confort, evolucionar y crecer juntos, pero también hay que tener en cuenta que no es fácil afrontar problemas o decisiones difíciles y corregir rumbo constantemente. Tenemos frente a nosotros un trabajo apasionante, que nos brinda la oportunidad de aprender día a día y trazar un futuro personal y profesional conjunto.

Siento que todos los pasos dados hasta la fecha han servido para algo, aunque no siempre hayan sido fáciles y en ocasiones hayan resultado muy duros. He madurado como persona y me siento con la fuerza suficiente para seguir disfrutando cada día de mi trabajo y aportando a los que me rodean lo mejor de mí.

Cristina Miralles es ambientóloga e ingeniera agrícola por la Universidad Politécnica de Valencia, y técnico superior en Prevención de Riesgos Laborales. Es la cofundadora y responsable de proyectos en Consultoría 3.0 Ingeniería Humanista, S. L., y lleva más de quince años como responsable de medio ambiente asesorando a empresas para que sean más productivas y sostenibles.

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Carmen Moreno, Pastelerías Mallorca

“Es imprescindible dedicar tiempo a limpiar la mente y a disfrutar con los hijos, la familia y los amigos. En una mente estresada no fluyen las ideas”

Desde muy joven tuve claro lo que quería hacer con mi vida. Me recuerdo incluso explicándole a un amigo, durante un paseo por Rosales, que había decidido ser «mujer empresaria». Tendría entonces unos diecisiete años. Bien es verdad que unos años antes iba a ser arquitecto, y antes de aquello, bailarina.

Las palabras emprender, emprendedora o emprendimiento no existían, no se relacionaban con el mundo de la empresa. Todo eso llegó más tarde, cuando algunos decidieron que ser empresario era «casi pecado» y que todos eran por naturaleza malas personas, explotadores y unos ladrones que irían al infierno de cabeza. A principios de los setenta me parecía una gran idea dedicarme al mundo de la empresa, a pesar de que la mayoría de las mujeres de mi generación no pensaban en trabajar. Bien es verdad que algunas lo hemos hecho, unas por vocación y otras muchas por necesidad. Siempre que hablo de trabajar me refiero a hacerlo fuera de casa, por descontado en casa también se trabaja, y mucho, cuidando a la familia. Varias décadas más tarde, y aún hoy, sigo considerándola una buena decisión. Mi vida ha sido de todo menos aburrida.

Estudié, viajé y me formé, siempre pensando en desarrollar mi vida laboral dentro de la empresa que habían fundado mis abuelos en 1931. Se trataba de avanzar, de hacer cosas nuevas, de implantar, dentro de nuestras posibilidades, las últimas tendencias en marketing, merchandising, comunicación… En fin, aquellas materias que yo había estudiado y que aún eran ciencias casi incipientes que los americanos, siempre pioneros en estos temas, estaban extendiendo por el mundo.

Después de cuarenta años de trabajo, durante los que la vida se ha transformado a grandes zancadas, os diré que la adaptación al cambio y la formación permanente son indispensables para sobrevivir en este mundo tan competitivo. Nunca he dejado de hacer cursos, ir a congresos y leer, leer mucho: es la mejor forma de aprender.

Es fundamental tener amplios conocimientos sobre la tarea a la que te dedicas, tener ideas y sobre todo la energía y la constancia para llevarlas a la práctica. Constancia: no hay que echar en saco roto este valor. La única forma de sacar adelante tus proyectos es rodeándote de personas: colaboradores, clientes, proveedores y socios en muchas ocasiones. Si además tienes la fortuna de contar con la suficiente inteligencia emocional para liderar, empatizar, etc. estarás muy bien dotada para alcanzar una proporción razonablemente buena de éxitos.

Durante todos estos años he trabajado en una empresa familiar, con las peculiaridades, ventajas y desventajas que eso supone. He aprendido de mi padre y mis tíos y ahora trabajo con mi hijo y mis sobrinos. Soy una gran defensora del trabajo en equipo, también intergeneracional. Contar con diferentes puntos de vista y saber escucharlos es una buena base para acertar en las decisiones.

Es importantísimo en las empresas —sobre todo en estos años en los que todo cambia a una velocidad de vértigo—, escuchar y dejar hacer a gente joven bien formada y con ganas de pelear por crecer en un mundo muy competitivo.