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Sobre el autor

Keith Sherwood nació en Nueva York en 1949. Es un maestro de la energía, profesor y sanador que goza de reconocimiento internacional. Da conferencias e imparte clases en todo el mundo y ha aparecido en muchos programas de radio y televisión en los Estados Unidos, Europa y Sudáfrica.

Es autor de varios libros sobre el trabajo con la energía, la sanación y las relaciones trascendentes. Los ejercicios, mudras y meditaciones que ha desarrollado son utilizados en Europa y Norteamérica por sanadores y profesionales de la curación por medio de la energía para sanar enfermedades físicas, traumas profundos, heridas kármicas y bloqueos energéticos. Su capacidad de ver y analizar los campos de energía sutil ha sido fundamental para ayudar a muchas personas a alcanzar sus metas espirituales.

Visítalo en el sitio web www.onewholelove.com y en Facebook en Keith Sherwood - Onewholelove.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Los contenidos que se ofrecen en esta obra no pretenden sustituir el consejo por parte de un profesional de la salud o de la psicología cualificado. Se aconseja al lector que consulte con su médico o psicólogo si requiere tratamiento. El editor y el autor no asumen ninguna responsabilidad por los perjuicios que pueda causar al lector el uso de los contenidos que se exponen en este volumen y recomiendan el sentido común a la hora de aplicar las prácticas que aquí se describen.

Título original: THE ART OF SPIRITUAL HEALING: CHAKRA AND ENERGY BODYWORK

Traducido del inglés por Francesc Prims Terradas

Diseño de portada: Editorial Sirio, S.A.

Maquetación y diseño de interior: Toñi F. Castellón

Ilustraciones de las páginas 28, 67, 87, 91, 101, 113, 129, 171, 172, 223 y 274 de Mary Ann Zapalac.

Fotografías proporcionadas por Keith Sherwood.

© de la edición original

2016 Keith Sherwood

Publicado con autorización de Llewellyn Publications

Woodbury, MN 55125 USA

www.llewellyn.com

© de la presente edición

EDITORIAL SIRIO, S.A.

C/ Rosa de los Vientos, 64

Pol. Ind. El Viso

29006-Málaga

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sirio@editorialsirio.com

I.S.B.N.: 978-84-18000-22-5

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Ejercicios

Respiración hara ⇒

El método estándar 34

El mudra de la integración del prana 36

Integrar y equilibrar los centros fuertes 37

Meditación del fortalecimiento de la intención 42

La pantalla visual 44

El prana mudra 45

El mudra de la dicha orgásmica 47

Visión remota 52

Evaluación remota 56

Respiración yóguica 66

Flexibilidad articular 69

Autosanación con un vendaje de prana 71

Sanación en ausencia con un vendaje de prana 75

Pasar la mano sobre el aura etérica 86

Visión áurica 88

Ver tu propia aura 92

Ver el aura de otra persona 93

Llenar de prana el aura etérica 94

Fortalecer la mirada 98

Sanación áurica por medio de la proyección de la mirada 99

La meditación yin yu y yang yu 104

Sanación áurica con las manos 105

Sanación áurica completa 106

Sentir los chakras en el espacio corporal 116

La activación de un chakra 118

Centrarse en el campo de un chakra 119

Equilibrio de los chakras 120

Llenar de prana el campo de un chakra 123

Limpieza de los chakras 125

Limpiar los chakras de otra persona 126

Sanación avanzada por medio de los chakras 128

Sanación por medio de los chakras utilizando el color 132

Autosanación mental con un cepillo de prana 138

Sanación mental de otra persona con una caja de prana 140

El mudra del alivio abdominal 143

Sanar el agotamiento por desgaste 144

El mudra del empoderamiento 149

Sanar la depresión 150

Sanar la hiperactividad 151

Sanar los cálculos renales 153

Sanar la colitis ulcerosa 154

Alcanzar el estado vibratorio 162

Resonar para mejorar la empatía 166

Autosanación por empatía 167

Sanar a otra persona por medio de la empatía 168

Sanar tu relación con la fuente de la curación 169

Autosanación usando la empatía y la vibración 173

Sanación usando la empatía, la vibración y los pases manuales 174

Exploración en busca del equipaje kármico 199

Disolver el equipaje kármico 200

Liberarse de las intrusiones 205

Sanar la fragmentación 208

Activar los chakras del espacio corporal y los que hay por encima de él 211

Sanar un campo polar 220

La meditación de trishira 225

El mudra de trishira 225

Sanar el carácter 232

El mudra de la paz interior 237

La meditación del espíritu radiante 240

El mudra de la libertad espiritual 242

El mudra del sí 251

El mudra del no 253

Determinar lo que resuena 255

Crear el campo del prana mutuo 258

Efectuar la transición hacia una relación trascendente con tu pareja 259

La meditación del sol de la mañana 272

Baño de pies en agua con sal marina 273

Masaje de reflexología podal de diez minutos 274

El mudra de la autoaceptación 276

La meditación del campo de prakriti 279

Introducción

Qué vas a encontrar
en este libro

A partir de mi trabajo con grupos e individuos, he descubierto que lo que quieren la mayoría de las personas es un libro fácil de usar que les proporcione todo lo que necesitan para sanarse a sí mismas y sanar a otros. Esta obra es una versión revisada de El arte de la sanación espiritual escrita con el fin de satisfacer estas necesidades y otras. No es necesario que tengas ninguna experiencia en el trabajo con la energía o con la sanación para beneficiarte de sus contenidos. Es el libro perfecto para cualquiera que esté dispuesto a acoger la energía y la conciencia sanadoras que tiene en abundancia con el fin de utilizarlas para hacer que su cuerpo, su alma y su espíritu vuelvan a gozar de una salud ­excelente.

Escribí El arte de la sanación espiritual hace más de treinta años y ha ayudado a personas de más de veinticinco países a practicar la sanación de forma segura y eficaz. Sin embargo, muchas cosas han cambiado desde entonces. Como resultado, he ampliado el alcance del libro original más allá de la curación de las enfermedades físicas. Esta versión de la obra incluye capítulos sobre la sanación de traumas energéticos, así como capítulos dedicados a la sanación de las relaciones y el mantenimiento del bienestar en un mundo cada vez más complejo y estresante. También he simplificado muchas de las técnicas de curación originales para que sean más fáciles de usar por parte de quienes buscan sanarse a sí mismos, sus relaciones o a sus clientes.

Este volumen está dividido en cuatro partes. En la primera descubrirás cómo usar la energía y la conciencia sanadoras para ayudar a quienes lo necesiten. Aprenderás asimismo a asentarte en el centro fuerte de tu cuerpo físico y de tu campo sutil. Puede ser que no lo adviertas, pero el cuerpo físico de todo ser humano está interpenetrado por un campo sutil. Este campo, y la energía y la conciencia que se irradian a través de él, juegan un papel vital en el mantenimiento de la salud y la curación de las enfermedades.

Además de aprender a encontrar tu centro fuerte, sabrás cómo proceder para ver y sentir tu campo áurico. También utilizarás la visión remota y la evaluación áurica para examinar el estado de enfermedad o el patrón kármico que quieras sanar.

En la segunda parte se te revelarán técnicas de sanación por medio del prana, del aura y de los chakras. Aprenderás cómo activar los chakras, a centrarte en sus campos respectivos y a llenar dichos campos con energía sanadora. Con la sanación avanzada por medio de los chakras descubrirás cómo curar dolencias físicas que tienen su raíz en el campo sutil. En los capítulos subsiguientes aprenderás a utilizar la sanación por medio de la vibración y la sanación por empatía junto con técnicas de imposición de manos para curar todo tipo de enfermedades físicas.

En la tercera parte descubrirás cómo sanar heridas kármicas y traumas energéticos que pueden interferir en las actividades normales del alma y el espíritu. Y aprenderás a localizar y soltar el equipaje kármico, un tipo de energía sutil que puede atrapar a la persona en patrones autolimitantes y destructivos.

La cuarta parte incluye ejercicios y consejos para mejorar el bienestar. Los ejercicios están concebidos para incrementar tu satisfacción y devolverte la vitalidad, así como tu capacidad de experimentar y compartir placer, amor, intimidad y alegría.

Al aprender las técnicas de la sanación espiritual, te convertirás en un vehículo de sanación del mundo. Al mismo tiempo, la energía y la conciencia sanadoras enriquecerán tu vida y tus relaciones en los ámbitos del cuerpo, el alma y el espíritu.

LA SANACIÓN

La energía y la conciencia necesarias para llevar a cabo la sanación espiritual se están irradiando en todo momento a través de ti. La Conciencia Universal las proporciona en abundancia a cualquier persona receptiva a ellas que, con el corazón abierto, pida tenerlas. En esta obra descubrirás cómo reconocer estas dos fuerzas tan potentes y a utilizarlas para aplicar sanación en los ámbitos del cuerpo, el alma y el espíritu.

En el Bhagavad Gita leemos en cuanto al «espíritu eterno» (la Conciencia Universal) que «en todas partes están sus manos y sus pies, en todas partes tiene ojos que ven, cabezas que piensan y bocas que hablan: en todas partes escucha; habita en todos los mundos, los envuelve todos».1

La sanación espiritual puede compararse con el proceso de renovación que tiene lugar continuamente en todo ser humano sano, y se esfuerza por que todas las personas permanezcan ­saludables. La función del sanador es interceder en nombre del cliente cuando se interrumpen el proceso de renovación y la buena salud. El sanador actúa como un agente restaurador de la salud, la armonía y el equilibrio en el plano físico, así como en los planos sutiles de la energía y la conciencia. Hace esto canalizando la energía sanadora o la conciencia sanadora (o ambas) hacia las partes del campo sutil y el cuerpo físico del cliente que más lo necesitan.

A diferencia de otras formas de curación (alopática, homeopática, quiropráctica, etc.), la sanación espiritual se basa en la capacidad que tiene el sanador de canalizar la energía y la conciencia sanadoras directamente a su cliente, y en la capacidad de este de usarlas para su propia curación. Se trata, en gran medida, de un proceso inconsciente que se sirve de capacidades que están inactivas en todos nosotros. La medicina actual busca alterar las condiciones del cuerpo humano para que este pueda curarse a sí mismo, pero no entiende qué es la curación o dónde se originan la energía y la conciencia que motivan la sanación del cuerpo, el alma y el espíritu.

En contraste, el sanador espiritual reconoce que la curación es mucho más que la eliminación de los síntomas físicos y el restablecimiento de la salud física; es un retorno al equilibrio y la armonía. La salud física nunca puede ser completa a menos que la totalidad del ser esté sano y en armonía con sus entornos interno y externo.

LA SALUD TOTAL

El objetivo de la sanación espiritual es conseguir un estado de buena salud radiante en los ámbitos del cuerpo, el alma y el espíritu. Este objetivo no es algo a lo que se llega y después se ­olvida; la curación es un proceso. Los individuos van en todo momento hacia la buena salud radiante o hacia la enfermedad. De ello se deduce que cada persona debe hacerse responsable de su propia salud. Esta es la razón por la cual, en el contexto de la sanación espiritual, el cliente no se ve como víctima de la enfermedad. Su comportamiento, su actitud y su estilo de vida se consideran factores importantes que contribuyen al desarrollo de su enfermedad. En consecuencia, siempre se considera el protagonista central de su propia curación y se le pide que permanezca activo en lugar de pasivo durante el proceso de sanación espiritual.

Cuando se habla de buena salud, nunca es admisible la complacencia, porque la situación humana nunca es estática. Tienen lugar influencias negativas tanto en el entorno físico como en el sutil que empujan a las personas hacia la enfermedad, y tienen lugar influencias positivas que las empujan hacia la salud. El sanador presta atención a estas influencias y, teniéndolas en cuenta, se esfuerza por alterar la negatividad y reemplazarla por las condiciones que favorecen la buena salud. Se trata de sanar al cliente en todos los ámbitos para que se restablezcan el equilibrio y la armonía.

LA VISIÓN QUE TIENE EL SANADOR DE LA ENFERMEDAD

Los sanadores espirituales tratan la enfermedad en los ámbitos del cuerpo, el alma y el espíritu. Por lo tanto, no es sorprendente que tengan una visión única de la salud y la enfermedad. No las ven como cuestiones separadas sino como polos opuestos de una misma realidad; la diferencia que hay entre ellas es de grado. Los sanadores espirituales entienden que los individuos que están enfermos se han permitido desviarse hacia el polo ­negativo (la enfermedad) y que ahora les resulta imposible alcanzar el polo opuesto (la buena salud) sin ayuda externa.

Como comprenden que el equilibrio y la armonía son aspectos esenciales de la buena salud, los sanadores espirituales reconocen que las enfermedades no son causadas únicamente por microbios. Estas criaturas no son la causa de la enfermedad. Las afecciones que parecen causar son, en realidad, síntomas de problemas más profundos que tienen su origen en el campo sutil, es decir, en el campo de energía y conciencia que interpenetra el cuerpo físico y lo rodea en todos los niveles del cuerpo, el alma y el espíritu.


EL ALIMENTO

Distintas tradiciones han descrito la anatomía del campo sutil de maneras diferentes. Independientemente de cómo se haya descrito, los desequilibrios y la falta de armonía pueden originarse en cualquier parte de dicho campo. La causa fundamental de los desequilibrios y la falta de armonía es la separación de una fuente esencial de alimento, ya sea en forma de energía o de conciencia. La separación es más aguda cuando los seres humanos se separan de la Conciencia Universal, la fuente del alimento espiritual.

La Conciencia Universal busca eternamente la unión con su creación, y podría asegurar la salud y la armonía de todas las entidades individuales si estas reconocieran que necesitan alimento espiritual para conservar la buena salud. Pero habitualmente esto es pasado por alto y, en consecuencia, es fácil que la unión se vea alterada. Cuando esta perturbación tiene lugar, la transferencia de energía y conciencia se ve restringida. Al no haber la suficiente energía favorable a la vida y la conciencia fluyendo a través del campo sutil y el cuerpo físico, la persona empieza a deslizarse hacia el polo negativo (la enfermedad), porque no puede neutralizar los campos de negatividad que se encuentran en los diversos planos de manifestación, incluido el físico.

LOS CUATRO PLANOS

El mundo del sanador rebosa de vida en todos los ámbitos. Ve el plano físico y los planos sutiles como una gran ecología del cuerpo, el alma y el espíritu, todo ello equilibrado por el Todo, la Conciencia Universal.

Distintas tradiciones han dado nombres diferentes a los diversos ámbitos o niveles. Para simplificar las cosas, dividiré el universo en cuatro planos, de acuerdo con la tradición metafísica occidental. Esta tradición deriva en gran parte de la antigua filosofía hermética y se corresponde estrechamente con las enseñanzas cristianas, yóguicas y tántricas.

El nivel más alto es el de la conciencia trascendente, llamado plano espiritual. Aquí es donde la Conciencia Universal entra en contacto con el ser humano por primera vez. Debajo del plano espiritual está el nivel de la conciencia humana o finita; también es conocido como plano mental. El siguiente es el plano del alma, el nivel de las emociones y los sentimientos. Finalmente, llegamos al plano físico, el nivel de la vida física y la materia. Nosotros, los humanos, estamos sentados a horcajadas entre las dimensiones, constituyendo un puente entre el plano más elevado, el espiritual, y el más bajo, el de la materia física.


EL HERMETISMO

Los principios del hermetismo constituyen la base de la sanación espiritual, así como de los ejercicios y las técnicas de ­curación que aprenderás a aplicar. El hermetismo tuvo su origen en el antiguo Egipto. Se dice que fue entregado a la humanidad por Toth, el dios egipcio de la sabiduría que los griegos llamaron Hermes Trismegisto, quien fue reconocido desde los primeros tiempos como el «maestro de maestros». En caso de que Hermes existiera, sería verdaderamente el padre de la sabiduría esotérica. Los detalles de su vida no han llegado hasta nosotros, pero según una tradición, fue contemporáneo de Abraham. Quizá se trataba del legendario Melquisedec, a quien Abraham pagó diezmos y con quien se comparó a Jesús cuando este fue descrito como «sacerdote según el orden de Melquisedec».2

Sea como sea, Hermes nos dio un conjunto de enseñanzas que han influido en la filosofía y la religión desde su aparición. Estas enseñanzas están contenidas en un conjunto de axiomas que se recogen más sucintamente, para el estudiante moderno, en El Kybalión. En esta obra descubrimos que toda la filosofía se basa en siete principios simples, y que la práctica de la curación, en sus muchas formas, se entiende más claramente en términos herméticos.

El primer axioma hermético dice: «El todo es mente; el universo es mental».3 Esto no significa que lo que vemos en el mundo material sea una ilusión, lo que los hindúes llaman maya. Cuando el seguidor del hermetismo o sanador afirma que todo es mente, quiere decir que la fuente, la raíz cósmica de todo lo animado e inanimado, es la mente creativa infinita (verbalizada en sánscrito como om).

Los seres humanos pueden experimentar cómo la mente infinita se manifiesta en su espíritu al ser sensibles y conscientes de sí mismos a través de la Conciencia Universal, que está en el centro de su ser.

El segundo axioma hermético dice: «Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba».4 Hay planos por encima de nosotros (dimensiones más altas) que estarían más allá de nuestra comprensión (escondidos detrás de los velos) si el segundo axioma hermético, el principio de correspondencia, no tuviera una aplicación universal. Pero como este principio se aplica a todos los niveles en todo momento, los humanos pueden empezar a comprender los planos superiores estudiando los inferiores. Para el sanador espiritual, este principio también significa que se pueden utilizar los mismos recursos y técnicas personales para inducir la curación en los ámbitos del cuerpo, el alma y el espíritu.

El tercer axioma hermético, el principio de vibración, establece que «nada descansa; todo se mueve; todo vibra».5

Al aplicar el principio de vibración a la sanación, podemos ver que todo aquello que está compuesto por energía y materia no solo vibra, sino que, además, todos los campos de energía y materia tienen un determinado grado de vibración que los caracteriza. Esto significa que los campos de energía que forman parte nuestro campo sutil pueden verse influidos de manera negativa o positiva por otros campos con los que interactúan, ya sea en el entorno físico o sutil. Cuando la vibración de alguien se ve afectada negativamente, sobreviene la enfermedad.

El proceso de sanación es el proceso de corregir la velocidad de vibración de la persona. Para ilustrar este punto, podemos pensar que la enfermedad es un bamboleo o una vibración no rítmicos. En un automóvil, cuando los neumáticos están mal alineados, se produce un bamboleo que afecta a la dirección. Para corregir el problema, hay que verificar la alineación y equilibrar las ruedas, pues de otro modo su vibración inapropiada puede afectar negativamente a otros sistemas del automóvil. Pues bien, esto mismo puede ocurrir en el campo sutil. Una enfermedad que afecte a una zona puede dar lugar a una enfermedad en una zona relacionada o en un sistema cercano. Un bamboleo también puede comenzar en un ámbito y transferirse a los ámbitos adyacentes a este. Por ejemplo, una vibración arrítmica en el alma, si no se corrige, causará daños tanto en el plano mental como en el plano físico.

El cuarto axioma hermético es el principio de polaridad. Según este principio, «todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son solo verdades a medias; todas las paradojas pueden reconciliarse».6 A partir de estas aseveraciones podemos deducir que el espíritu y la materia son dos polos de lo mismo, que todas las cosas que hay entre ellos tienen elementos de ambos, y que las diferencias que hay entre ellas son solo de grado (es decir, se distinguen por su vibración). Si los opuestos son lo mismo y si el espíritu y la materia son la misma realidad (se diferencian solamente por la velocidad de su vibración), eso nos indica que son transmutables y que la energía o la conciencia sanadoras (en forma de dicha) pueden afectar positivamente a cualquier elemento que haya en el mundo físico, incluido el cuerpo físico. En la experiencia humana, se deduce que el odio puede ser transmutado en amor, el dolor en gozo y la enfermedad en salud perfecta. Puesto que el sanador comprende el principio de polaridad, puede transmutar la energía negativa en energía positiva, favorable a la vida, en todos los ámbitos.

El quinto axioma hermético afirma que «todo fluye hacia fuera y hacia dentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas suben y bajan; la oscilación pendular se manifiesta en todo; la medida de la oscilación a la derecha es la medida de la oscilación a la izquierda; el ritmo es compensatorio».7

El sanador entiende la ley del ritmo y presta atención a los ritmos naturales que encuentra en todas partes, especialmente a aquellos que están dentro de sí. Sabe que el ritmo es compensatorio y que, como dijo el gran médico Hipócrates, «los opuestos son una cura para los opuestos».8

Al estar atento a sus propios ritmos y los de su cliente, el sanador puede ver la alteración que afecta a cualquier ritmo en particular y transmutar la energía sanadora en la vibración o dosis exacta que compensará la enfermedad o el bamboleo arrítmico que encuentre en su cliente.

El sexto axioma hermético afirma que «cada causa tiene su efecto; cada efecto tiene su causa; todo sucede según la ley; el azar no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la ley».9 La característica más importante de este principio en cuanto a la sanación es que nada sucede por casualidad: la raíz de toda enfermedad es una cadena de sucesos en los que participó la persona enferma, incluso si su participación fue inconsciente en gran medida. La misma persona es, a fin de cuentas, la responsable; está pagando el precio de acciones pasadas a través de la enfermedad y el dolor presentes. Esta ley de causa y efecto se llama karma. En la Epístola a los Gálatas, el apóstol Pablo nos dice: «... Dios no puede ser burlado, porque todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará».10

El séptimo axioma hermético es el principio de género. Afirma que «el género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos».11 Debe entenderse que el género abarca mucho más que el ámbito sexual. Las diferencias entre macho y hembra son evidentes en el plano físico, pero el género se manifiesta en todos los planos. En el plano mental, el principio masculino del género se manifiesta como la mente objetiva, consciente y activa, mientras que el aspecto femenino corresponde a la mente subjetiva, inconsciente y pasiva. En el plano emocional, el principio masculino se manifiesta como asertividad, ira y todas las emociones extrovertidas, mientras que el principio femenino se manifiesta como receptividad, protección y todas las emociones introvertidas. Esta dualidad es inherente a todos los seres vivos, incluidas las personas. Como seres humanos, tenemos dentro de nosotros el elemento asertivo, masculino, y el elemento receptivo, femenino. El sanador debe empezar por integrar esta naturaleza dual en sí mismo, y después debe hacer que sus clientes la integren para que alcancen la armonía y el equilibrio.


1. Shri P. Swami (traductor al inglés). The Geeta, The Gospel of the Lord Shri Krishna, Londres, Reino Unido: Faber & Faber, 1935, p. 73.

2. Hebreos, 5: 6 (Biblia del rey Jacobo).

3. Tres iniciados. (1912). The Kybalion: Hermetic Philosophy, Chicago, EUA: Yoga Pub. Soc., p. 26.

4. Ibid., p. 28.

5. Ibid., p. 30.

6. Ibid., p. 32.

7. Ibid., p. 35.

8. Hipócrates. Breaths, Book One [De flatibus liber] (Parisiis: Apud Aegidium Gorbinum, 1557), p. 229.

9. Tres iniciados. The Kybalion, p. 3.

10. Gálatas, 6: 7 (Biblia del rey Jacobo).

11. Tres iniciados. The Kybalion, p. 39.

Primera parte

Introducción a la
sanación espiritual

CAPÍTULO 1

La energía y la
conciencia sanadoras

La energía y la conciencia sanadoras son tan potentes que cuando se irradian libremente a través de ti pueden catapultarte a un estado de trascendencia. En este estado, la enfermedad desaparece y puedes participar del placer, el amor, la intimidad y la alegría que el universo viviente experimenta de continuo.

La conciencia de la que estoy hablando se llama dicha, mientras que la energía tiene muchos nombres y ha sido venerada en muchas sociedades. En China, los taoístas la llaman chi o ki. En la India, se denomina prana y shakti. Sea cual sea el nombre que se le dé, esta energía extraordinaria, como la dicha, solo tiene cualidades universales, lo que significa que puede usarse para sanar enfermedades físicas, traumas energéticos y patrones kármicos que han limitado tu acceso al poder, la creatividad y el brillo que son tuyos por derecho de nacimiento.

Las cualidades universales de esta energía incluyen la vitalidad, la creatividad y el poder de sanar, así como el placer, el amor, la intimidad, la alegría y las buenas cualidades que han ­caracterizado durante milenios a los sanadores de todas las culturas. Conocerte a ti mismo como una expresión de estas cualidades universales te capacitará para convertirte en un agente de sanación a dondequiera que vayas.

EL CAMPO SUTIL DE ENERGÍA Y CONCIENCIA

En el ámbito de la sanación espiritual, trabajarás principalmente con recursos que ahora mismo están inactivos dentro de tu campo sutil de energía y conciencia. Tal vez esto te parezca extraño si es la primera vez que te interesas por la sanación espiritual. Pero los maestros y sanadores espirituales llevan milenios reconociendo que las personas son seres interdimensionales que existen, interactúan y funcionan tanto en el mundo físico como en el mundo sutil de la energía y la conciencia. En la práctica, esto significa que tienes un cuerpo físico y también un campo sutil de conciencia y prana (energía no física) que interpenetra dicho cuerpo físico. Este extraordinario campo de conciencia y energía, que yo llamo campo sutil, contiene vehículos no físicos, que coordinan sus actividades con tu cuerpo físico para que puedas expresarte libremente y participar plenamente tanto del universo físico como del no físico.

Aunque la mayoría de las personas desconocen su existencia, los vehículos sutiles son responsables de mantener la salud y el bienestar y de proporcionar a los seres humanos la capacidad de forjar una verdadera identidad y participar con alegría de todas las actividades asociadas con la vida en la Tierra. Además de estos vehículos, el campo sutil contiene campos de recursos y un sistema energético sutil.

Los campos de recursos son campos de prana y conciencia enormes que interpenetran el campo sutil del individuo. Son las partes de mayor tamaño del campo sutil y proporcionan un enlace entre cada ser humano y la fuente de curación, la Conciencia Universal. Los campos de recursos nutren tus vehículos de energía y conciencia, así como los otros órganos de tu campo sutil (chakras, meridianos, auras, etc.), y te aportan el prana y la conciencia que necesitas para llevar a cabo la sanación en los ámbitos del cuerpo, el alma y el espíritu.

El sistema energético sutil incluye los chakras y el campo de cada chakra, los meridianos, los campos áuricos y los centros de energía menores dispersos.

Los chakras son vórtices que transmiten prana a través del campo sutil. Todos tenemos ciento cuarenta y seis chakras, que corresponden a las ciento cuarenta y seis dimensiones que hay dentro del universo físico y no físico. Los trece chakras más importantes están ubicados en el espacio del cuerpo (en el espacio del universo no físico que interpenetra el cuerpo físico).

Los meridianos son corrientes de energía que conectan los chakras con los campos sutiles y el cuerpo físico. Hay diez meridianos principales y miles de meridianos menores dispersos a lo largo de los campos sutiles del individuo.

Los campos áuricos son campos de prana y conciencia con forma de huevo que rodean a nuestros vehículos sutiles en todas las dimensiones físicas y no físicas. Tienen dos partes: una cavidad interna que hace la función de depósito de prana y conciencia, y un límite superficial que separa el entorno interno del externo.

Los centros de energía menores son centros de actividad energética dispersos a través del campo sutil del individuo. Los más importantes se encuentran en las manos y los pies. Los centros de energía menores apoyan los chakras y meridianos facilitando el desplazamiento del prana a través de los campos sutiles y el cuerpo físico.

En las páginas que siguen, analizaremos con mayor profundidad tanto el campo sutil como el sistema energético sutil. Por ahora, es importante que sepas dos cosas. En primer lugar, de la misma manera que una red eléctrica proporciona energía a hogares y empresas, tus campos de recursos y los órganos de tu sistema energético sutil (chakras, meridianos, campo áurico y centros de energía menores) transmiten toda la energía y la conciencia que tus vehículos sutiles y tu cuerpo físico necesitan para funcionar de manera saludable y para que puedas llevar a cabo la sanación en los ámbitos del cuerpo, el alma y el espíritu.

En segundo lugar, para que te beneficies de toda la conciencia y la energía sanadoras que tienes a tu disposición, y para irradiarlas de manera efectiva, es necesario que encuentres el centro fuerte de tu cuerpo físico y el de tu campo sutil.

CÓMO ENCONTRAR TUS CENTROS FUERTES

El centro fuerte de tu cuerpo físico hace que tu conciencia regrese al espacio corporal al que pertenece (el espacio corporal es el espacio ocupado por tu cuerpo físico en el plano físico y tus vehículos sutiles en los planos sutiles). El centro fuerte de tu campo sutil te saca del pasado y del futuro y te mantiene firmemente centrado en el Ahora siempre presente, el único lugar donde puede tener lugar la sanación espiritual. Cuando integres tus dos centros fuertes, te convertirás en un canal de sanación para ti mismo y para el mundo.

Los adeptos tántricos y taoístas fueron de los primeros en reconocer la importancia de permanecer centrado en ambos centros fuertes. Les enseñaron a sus alumnos que si su conciencia permanecía delante de su cuerpo físico y sus vehículos sutiles mientras llevaban a cabo la sanación, saldrían del Ahora ­siempre presente y se posicionarían en el futuro. Y si su conciencia permanecía detrás de su campo sutil y su cuerpo físico mientras efectuaban la sanación, saldrían del Ahora siempre presente y se posicionarían en el pasado. Estas ideas iniciales confirmaron a los tántricos y a los taoístas que para realizar la sanación de manera efectiva era esencial que estuviesen muy bien centrados en los dos centros fuertes (el físico y el sutil), porque en todo momento la sanación tenía lugar en el Ahora siempre presente.

Puedes asentarte en tus centros fuertes, primero en el de tu cuerpo físico centrándote en el hara y luego en el de tu campo sutil ejecutando el método estándar. A continuación podrás integrar sus funciones, gracias al mudra de la integración del prana. Este mudra unificará el flujo de energía y conciencia que conecta ambos centros y te mantendrá centrado y fuerte.

EL CENTRO FÍSICO (HARA)

El hara se encuentra unos cuatro dedos por debajo del ombligo y unos dos centímetros y medio delante de la columna vertebral. En japonés, hara significa ‘abdomen’, y a menudo está vinculada con otra palabra japonesa, tanden, ‘campo del elixir’. Por lo tanto, se puede entender que el hara es el lugar del cuerpo físico en el que se puede encontrar el elixir de la vida. También es el lugar que corresponde al centro fuerte del cuerpo físico.

La mayoría de los habitantes de Occidente desconocen la importancia del hara. Esta es una de las razones por las que tanta gente sigue careciendo de toda la vitalidad y el poder curativo que tienen a su disposición. También explica por qué tantos individuos están físicamente desequilibrados y suspendidos de un punto que se encuentra justo por encima de sus hombros, del cual cuelgan como títeres. Su cuerpo físico y su postura reflejan el hecho de que no han incorporado la conciencia del hara a su vida diaria.

Problemas como la mala postura, la tensión muscular crónica que inhibe el flujo de prana a través del campo sutil, una columna vertebral comprimida y torcida, unos órganos del cuerpo constreñidos y la mala circulación pueden relacionarse directamente con el hecho de estar equilibrados desde los hombros en lugar de estarlo desde el hara.

No estar asentado en el centro fuerte del cuerpo físico puede dar lugar a problemas adicionales: puede experimentarse tensión en las articulaciones y los ligamentos, y esto puede contribuir a la fatiga mental y física, incluso a la depresión.

¿Qué vas a ganar si reconectas con tu hara? Mucho. Asentarte en el centro fuerte que se encuentra en el hara te otorgará poder al reubicar tu conciencia dentro del cuerpo físico. Los centros de energía y conciencia de tu abdomen se conectarán con los de tu corazón y tu cabeza. Tus órganos reproductores recibirán más alimento y funcionarán mejor. Y al liberar la energía de tu abdomen, tendrás mayor acceso a tus emociones y sentimientos más profundos.

La forma más sencilla de recuperar el centro fuerte del hara es por medio de la práctica de una técnica llamada respiración hara.

Ejercicio: Respiración hara

La respiración hara es una técnica antigua que hace siglos que se practica en Extremo Oriente. Está concebida para ayudarnos a encontrar el centro fuerte de nuestro cuerpo físico y a integrar las funciones del cuerpo físico entre sí. Si te sientes alejado de tu cuerpo o vacío y necesitas fuerza interior, o si te encuentras agitado o abrumado, asustado o enojado, esta técnica te aportará alivio.

Puedes practicar la respiración hara en cualquier posición siempre que tu espalda esté recta. Por ahora, te aconsejo que la hagas acostado bocarriba. Cuando tengas algo de práctica, podrás realizarla sentado o de pie.

Es mejor que empieces a efectuar esta respiración con los brazos a los lados, las palmas hacia arriba y los dedos ligeramente extendidos. Debes tener los ojos cerrados y la mandíbula suelta; permite que la boca esté ligeramente abierta. Desde esta posición, empieza a respirar profundamente por la nariz durante unos tres o cuatro minutos. Luego, pasa a enfocar la atención en el hara, que está cuatro dedos por debajo del ombligo.

Cuando tengas la atención puesta en el hara, lo primero que notarás es una vibración. Poco tiempo después, experimentarás que surgen sensaciones de este punto vital. Puede ser que percibas calor, hormigueo o palpitaciones, frío o presión. Ninguna de estas sensaciones debe preocuparte; son todas normales.

Es importante que tengas en cuenta que tu respiración es una fuente importante de prana, que entra en tu campo sutil con cada inhalación. El prana vibra, y cuando interactúe con el hara, ocasionará una vibración por simpatía que lo activará aún más.

Sigue respirando profundamente por la nariz durante dos o tres minutos. A continuación, inhala por la nariz contando hasta cinco. Al inhalar, siente que estás llevando el aire al hara. Para incrementar el efecto, visualiza que un fluido entra en ese punto vital y lo llena de luz y energía. Contén la respiración mientras cuentas hasta cinco, manteniendo la atención enfocada en el hara. Durante la retención, comenzarás a sentir que tu hara se está calentando y que tu centro de equilibrio pasa a situarse en ese punto vital.

A continuación, exhala por la boca contando también hasta cinco. No debes hacer una pausa entre el final de la exhalación y la siguiente inhalación; el ritmo natural solo se rompe con la retención.

Realiza este ejercicio dos o tres veces por semana durante unos veinte minutos. Cuando domines la respiración hara, volverás a estar asentado en el centro fuerte de tu cuerpo físico. Con ello, tendrás más energía disponible para la práctica de la sanación. Repite la práctica según sea necesario.

EL CENTRO DE ENERGÍA SUTIL

Ahora que has aprendido a centrarte en el hara, estás listo para asentarte en el centro fuerte de tu campo sutil. Para ello, realizarás un ejercicio denominado método estándar. Tardarás unos veinte minutos en hacerlo. En la primera parte del ejercicio, relajarás los principales grupos musculares de tu cuerpo físico por medio de contraerlos y soltarlos. Esto te ayudará a calmar la mente al liberar el estrés residual y la energía almacenada en los músculos tensos. En la segunda parte, usarás la intención para centrarte en tu campo sutil.

Es importante que tengas en cuenta que, en este ejercicio, tu intención cumple la misma función que un programa informático. Así como un programa de software le indica a un ordenador que realice una tarea en particular, tu intención le indica a tu mente auténtica que dirija tus órganos de percepción hacia dentro.

Tus órganos de percepción son los sentidos, que reúnen información física, y tus medios de conocimiento no físicos, como la intuición. Si usas la intención de forma adecuada, es decir, sin observarte a ti mismo, sin esforzarte demasiado y sin mezclar tu intención con la emotividad y la inseguridad, tu percepción se dirigirá automáticamente hacia dentro.

Ejercicio: El método estándar

Para empezar, encuentra una postura cómoda, con la espalda recta. Cierra los ojos y respira profundamente por la nariz durante dos o tres minutos. Luego cuenta lentamente hacia atrás del cinco al uno. Mientras cuentas hacia atrás, repite mentalmente cada número tres veces, visualizándolo. Tómate tu tiempo y deja que tu mente sea tan creativa como quiera. A continuación, cuenta hacia atrás del diez al uno, permitiéndote relajarte más en cada número descendente.

Seguidamente, inhala y lleva la atención a los pies. Contrae los músculos de los pies tanto como puedas. Aguanta la respiración durante cinco segundos. Luego suelta el aire y permite que los músculos de los pies se relajen. Inhala profundamente de nuevo y repite el proceso con los tobillos y las pantorrillas. Procede de la misma manera con las rodillas, los muslos, los glúteos y la pelvis, la parte media y superior del abdomen, el pecho, los hombros, el cuello, los brazos y las manos.

Después de haber apretado y relajado todas estas partes del cuerpo, aprieta los músculos de la cara y mantenlos tensos durante cinco segundos; a continuación, suelta y di «aaaaah» mientras exhalas. Luego, abre la boca, saca la lengua y estira los músculos de la cara tanto como puedas. Mantente así durante cinco segundos; seguidamente, suelta los músculos de la cara y di «aaaaah» mientras exhalas.

Para finalizar, contrae todo el cuerpo y aprieta los músculos de la cara mientras aguantas la respiración durante cinco segundos. Expulsa el aire por la nariz y relájate unos instantes.

Cuando estés listo para continuar, afirma: «Decido centrarme en mi campo sutil de energía y conciencia». Dedica unos momentos a disfrutar los efectos; luego declara: «Decido dirigir mis órganos de percepción1 hacia dentro, a mi campo sutil».

Tu orientación cambiará de inmediato, y desde tu nuevo punto de observación ubicado en lo profundo de ti mismo te darás cuenta de que estás centrado en tu campo sutil porque te sentirás más liviano, más tú mismo y, lo más importante, los pensamientos y los sentimientos ya no te distraerán.

Dedica quince minutos más a disfrutar el ejercicio. Luego cuenta del uno al cinco y abre los ojos. Cuanto más a menudo practiques el método estándar, mayores serán los beneficios que obtendrás y más fácil te resultará mantenerte centrado en tu campo sutil sin distraerte.

CÓMO INTEGRAR Y EQUILIBRAR TUS CENTROS FUERTES

Ahora que has aprendido a ubicarte en el centro fuerte de tu cuerpo físico y en el de tu campo sutil, puedes integrar y equilibrar sus funciones. Con esta finalidad, usarás un mudra concebido específicamente para ese propósito, el mudra de la integración del prana.

Un mudra es un gesto simbólico que se puede hacer con las manos y los dedos o en combinación con la lengua y los pies. La palabra mudra proviene de la raíz sánscrita mud, que significa ‘deleite o placer’.

Aunque los mudras son de aparición reciente en el mundo occidental, en Oriente hace siglos que se utilizan para mejorar el bienestar físico, mental, emocional y espiritual. Los taoístas de la antigua China los usaron para encontrar la paz interior, los místicos de la India los emplearon para alcanzar el samadhi (la iluminación) y los sanadores los han utilizado para curarlo todo, desde los dolores de cabeza hasta la artritis.

Los mudras funcionan porque estimulan el flujo de energía sanadora (el prana o chi