© 2019, Raúl Silva Vargas

© De esta edición:

2019, Empresa El Mercurio S.A.P.

Avda. Santa María 5542, Vitacura,

Santiago de Chile.

ISBN Edición impresa: 978-956-9986-48-2

ISBN Edición digital: 978-956-9986-49-9

Inscripción A 304-212

Impreso en Chile/Printed in Chile

Primera edición: junio 2019

Edición general: Consuelo Montoya

Diseño: Carolina Akel y Manuel Godoy

fotografías: pexels.com y unsplash.com

Diagramación digital: ebooks Patagonia

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“No basta soplar para tocar la flauta; hay que mover los dedos”.

Para mis queridos nietos, en los que tengo cifrada mis más profundas esperanzas. Ellos sabrán poner todo su esfuerzo en luchar por tener un planeta más sano y menos contaminado.

Josefina, Isabel Margarita, María Esperanza, Catalina, María Paz, María Luisa, Camila, Isidora, Sofía, Francisca, Magdalena Sofía, Javiera, Antonia, María de los Ángeles, Paula, Rebequita, Pastor, Maximiliano, Lucas, Pedro Pablo, Clemente, Juan Ignacio, Juan José y Francisco.

Y para mis bisnietas Alegra, Aurorita y Jacinta.

43 Plantación

de árboles

44 Árboles de raíces poco profundizadoras

44 Árboles de raíces profundizadoras

45 Árboles de raíces extendidas

45 Árboles que se plantan con cepellón

45 Plantar un árbol encima

de una napa de agua alta

46 Pelos radicales de un árbol y su importancia en la plantación

46 Análisis foliar

47 Parámetros químicos foliares

11 Introducción

12 Iniciándose

con los árboles

14 La raíz

16 Las hojas

19 Condiciones naturales

para el crecimiento

20 El suelo

21 Capacidad de drenaje del suelo

22 Cómo hacer una calicata

22 Profundidad del suelo

23 Acelerar la descomposición

de las hojas

24 Hojas que produce un árbol adulto

24 El pH del suelo

29 Tabla de pH para especies arbóreas

35 Determinar la

fertilidad del suelo

36 Análisis de la fertilidad

natural del suelo

36 Malezas de los suelos fértiles

37 Malezas de los suelos degradados

37 Malezas de los suelos húmedos

38 Parámetros químicos del suelo

41 CIC del suelo

49 Fisiología

del crecimiento

50 El crecimiento de los árboles

50 Detención de la velocidad

de crecimiento

50 Plagas y enfermedades más comunes

59 Insecticidas

60 Insecticidas de contacto

61 Insecticidas sistémicos

61 Toxicología de los plaguicidas

62 ¿Qué insecticidas utilizar

para tratar con plagas?

65 Manejo de árboles

recién plantados

66 Poda de formación

66 Poda de ejemplares adultos

69 Cuidado de árboles en sectores ventosos

70 Programa de fertilizaciones

70 Eliminar las malezas

71 Ortopedia para árboles

72 No usar la orilladora entre los árboles

72 Proteger los árboles juveniles de las heladas

75 Cuidado de la corteza

75 Cuidado de la corona

77 Bosques degradados

y su posible recuperación

78 Recuperar bosques degradados

80 Razones de la degradación de un bosque

80 Sistemas de plantación de árboles

83 Hoyos para la plantación de árboles

85 Listado de especies

134 Especies y sus características generales

143 Glosario

149 Epílogo

“Todo bosque es gris cuando lo reducena cenizas”

Si hay algo que persiste en un jardín, son los árboles. Algunos viven muchos años, como el alerce, que es uno de los campeones geriátricos del mundo, cuya vida se extien-de hasta cuatro mil años. Lo supera el Dra-caena dracocon seis mil años, un árbol que atesora las historias de la humanidad.

En este libro se describen los árboles, sus condiciones de vida, sus normas de manejo cultural, las enfermedades más comunes y las formas de controlarlas.

Anímese y deténgase a observar los ár-boles, pues ellos cobijan y ayudan a cultivar una mejor calidad de vida.

La anatomía de un árbol se observa en el tronco y las ramas, con hojas, flores y frutos. También tiene partes que no se ven, porque

se esconden en la profundidad del suelo.

Los árboles tienen una figura espacial que a veces es inconfundible, como un ála-mo chileno o un nogal. Una figura clásica es la de palmeras, caracterizada por un fuste la mayoría de las veces monopodial1, sin ramas laterales y hacia el ápice un conjunto de grandes hojas pinnadas2o palmadas, según la especie.

La raíz

La raíz es un elemento que hay que estu-diar, particularmente cuando un árbol se planta cerca de una casa, un muro o un pavimento.

Existen raíces superficialescomo las de Paulownia imperialis, o de los olmos. También existen raíces profundizadorascomo las del castaño de fruta o de Prosopis chilensis, un precioso árbol poco cotizado y

severamente explotado, lo que puede llevar a su extinción.

Muchas raíces profundizadoras cam-bian su recorrido por inconvenientes del suelo, como una roca, un hardpan, o una napa freática3superficial, que están al paso de la raíz principal y modifican su comportamiento. En el caso del plátano, que en Chile se propaga por estaca de don-de salen raíces adventicias, estas tienden a ser laterales, superficiales y deforman los pavimentos.

Las raíces son atacadas muchas veces por larvas y coleópteros adultos que son fácilmente reconocibles porque adoptan una actitud de “C”. Para combatirlos, se debe poner en el suelo insecticidas como Diazinón, Carbaryl, o Lorsban.

La caliptrao cofia es una capa de célu-las duras de la raíz principal que permite que esta penetre las distintas capas del suelo. Durante su crecimiento, llega un momento en que la caliptra se gasta y no puede seguir perforando las durezas del suelo. Hasta ahí llega el recorrido de la raíz principal y aparecen raíces laterales largas que invaden más allá de la proyección de la sombra de la copa. Se han encontrado quillayes con raíces laterales de 18 m de extensión, cuando su copa es de 8 m.

Los pelos radicalestienen la función de absorber los nutrientes y el agua de la solu-ción del suelo. Deben estar activos, es decir, desde primavera hasta inicios de verano. Durante el verano y parte de otoño los pelos

1 Árbol de un solo tronco. Cuando un árbol tiene muchos troncos, como algunos boldos, litres, o Magnolia soulangeana, son árboles simpodiales.

2 Hojas distribuidas como plumas, como el caso de la palma chilena o Phoenix spp.

3 Capa de agua del suelo. Para el consumo de los árboles puede estar a 2,5 metros de profundidad y para el consumo humano sirve la capa de 80 a 120 metros de profundidad.

radicales solamente absorben agua. En las especies de hoja caduca, cuando ocurre la caída de las hojas en otoño, también caen los pelos radicales, los que se rehacen du-rante la primavera, un poco antes que bro-ten las hojas nuevas.

En las especies de hoja persistente como el quillay, el boldo, Lagunaria patersonii, o peumo, los pelos radicales reducen su actividad en un 70% durante el invierno. Cuando los suelos se congelan, se pierde este elemento unicelular de la planta. Durante esta época es importante no apli-car abono nitrogenado en los árboles. La función principal de los fertilizantes ni-trogenados es hacer crecer la planta, pero durante el invierno, los árboles no crecen.

Los pelos radicales no absorben nutrien-tes de noche, sino durante el día, de modo que el riego de noche solo sirve para acumu-lar agua en el nivel superficial o Horizonte A para la mañana siguiente. También sirve para mantener la presión de las cañerías de agua, que en algunos sectores es crítico. Asimismo, regar con sol produce pérdida de agua por evaporación. La temperatura del agua de una cañería en verano es de 9 grados. Las hojas pueden llegar a 40 grados. El diferencial térmico produce escalda-duras muy severas. En ese caso, hay que regar muy temprano en la mañana, antes que aparezca el sol. También se puede regar cuando el sol está muy bajo y ya no calienta.

Existen dos tipos de fertilizantes que ayudarán al crecimiento del árbol: poco solubles de lenta entrega y solubles de rápi-da entrega. En el caso de árboles de hojas caducas, los fertilizantes poco solubles e inmóviles en el suelo, como el superfosfato triple, deben ser puestos en troneras en las proximidades de las raíces durante el invierno. En el caso de especies de hoja

persistente, se agrega fertilizante de lenta entrega hacia fines de invierno y comien-zos de primavera. Los fertilizantes solu-bles de rápida entrega, como el salitre o el fosfato diamónico, se ponen en primavera excepto en aquellas especies sensibles a las heladas tardías, que se atrasan hasta después de las heladas, cerca del 10 o 15 de noviembre, considerada la zona central. Al norte se adelanta treinta a cuarenta días; y al sur se atrasa veinte a treinta días.

Como resumen se puede indicar:

Los pelos radicales tienen la función de captar agua y nutrientes de la solución de suelo. Estos captan los nutrientes cuando están activos, durante la primavera a ini-cios de verano. Se pierden durante la cadu-cidad de las hojas, alrededor del 20 de mayo en la zona central.

Los fertilizantes de lenta entrega se in-corporan en troneras durante el invierno. Las troneras destruyen raicillas. El 35% del abono será aprovechado en primavera por las plantas. Los otros porcentajes, en las primaveras siguientes. No es importante repetir este abono todos los años, excepto en suelos muy infértiles. De vez en cuando es necesario hacer un análisis químico para conocer los parámetros del suelo de un lugar determinado. Es adecuado hacer un análisis cada cinco o seis años.

Los abonos de rápida entrega se ponen a inicios de primavera, excepto en casos de heladas tardías. En ese caso, se agregan después de la última helada.

Las hojas

Existen árboles de hoja caduca, de hoja persistente, de hoja semicaduca y de hoja marcescente4. A veces estos términos son relativos, dependiendo de las condiciones climáticas, por eso se agrega un adjetivo: caduco climático, como ocurre con Jaca-randá o con el ceibo plantado en algunos lugares.

Las hojas caducasgeneran un gran volumen de material vegetal. Esto hay que tener en cuenta para el aseo y, además, para conocer qué cantidad de materia orgánica se tendrá en el jardín, en caso de querer tener una compostera.

La materia orgánica formada en el pro-pio jardín es de insuperable calidad; más todavía, si se hace con Bactrol y se agrega al suelo pequeñas cantidades cada dos o tres años.

También se puede hacer compost con los desperdicios orgánicos de la cocina, como cáscaras de huevo, pasto recién cortado procedente del jardín o malezas y plantas de recambio. Existen composteras de dis-tintos tamaños y materiales. El compost estará listo para ser usado tras cuatro o seis meses. La rapidez depende de dos factores: la época en que se hace y el grado de picado del material. Mientras más picado se en-cuentre, más rápido se hará. En ese sentido, en los parques con muchos árboles y arbus-tos que exigen podas, como herramienta importante se destaca la chipeadora.

La hoja caduca arrastra los contaminan-tes sólidos ambientales adheridos a la cutí-cula en los árboles urbanos.

Los árboles de hoja persistente no

tienen desprendimiento de hoja como los caducos. Pierden poco material durante el otoño e invierno, como el quillay, que se aproxima al 30% de recambio de hojas, excepto cuando en el sector sobreviene un año de sequía muy intensa, que pierde casi el 40% del follaje. El boldo las mantiene por más tiempo y aproximadamente cambia 5% del total de sus hojas. El litre pierde el 20 a 25% del follaje de modo que los comercian-tes en “tierra de litre” venden “tierra de monte”, consistente en mezcla de diferentes hojas del cerro.

Hay hojas que se transforman con rapi-dez, como las del género acer, pero las de Quercus falcata, plátano y diferentes pinos pueden tardar siete años en descomponerse.

Las hojas persistentes deben tratarse con Bactrol para que queden transforma-das en abono en dos años. En este caso se usa 1 kilo de Bactrol diluido en 200 litros de agua. Se riega la cama de hojas con una regadera de plástico. El ideal es que la cama tenga 10 cm de altura. Se echa Bactrol, se pone otra capa de 10 cm de altura de hojas, se vuelve a regar con Bactrol y así sucesiva-mente hasta llegar a 80 cm de altura, por el largo que se requiera. El largo va a depender de la cantidad de hojas de especies caducas que se tengan disponibles.

4 Hoja que se seca en la época de otoño y sigue adherida a la ramilla hasta que sobreviene la prima-vera. En ese momento se produce la caducidad, empujada por las hojas nuevas que están emergiendo.

Cada suelo tiene distintas condiciones de profundidad, de velocidad de drenaje y de textura. Es importante conocer las necesidades de cada árbol para saber en qué suelos y zonas del país es recomendable plantar.

El suelo

Antes de plantar un árbol, se debe estudiar el suelo en donde se quiera plantar. Para esto, se hace un hoyo profundo llamado calicata, con uno de los lados alumbrado por el sol del norte o del poniente para ver el espesor de sus distintas estratas u ho-rizontes. Si aparece agua en el fondo de la calilata, la cual presenta manchas de color anaranjado, no es buen terreno para plan-tar. Las manchas se producen por presencia de sesquióxido de fierro, el cual es insoluble e indigerible. Las sales insolubles no sirven para las plantas, pues no tienen ionización5.

Estas manchas de sesquióxido de fierro se forman en suelos húmedos, de textura arcillosa. Por el contrario, son poco abun-dantes en suelos áridos o secos. Una calica-ta hecha en el desierto, por ejemplo, nunca presenta manchas anaranjadas.

La presencia de sesquióxido de fierro provoca clorosis férrica en los árboles. Existen diferentes tipos de clorosis, incluso

frente a la falta de nitrógeno, pero en ese caso, las plantas dejan de crecer. Además, hay ciertas clorosis ocasionadas por ca-rencias de diversos microelementos. Casi siempre ocurre en los suelos húmedos, pues en ellos se bloquea el fierro, quedando in-soluble. Y este es un estado casi irreversible.

A pesar de que se recomiende agregar sulfato de fierro al suelo para corregir la clorosis férrica, es mejor no hacerlo, ya que así solo se logra bloquear el fierro y este queda insoluble.

La solución a la clorosis férrica no es sim-ple, ya que pueden pasar dos o más años de tratamientos sin resultados visibles. Para lograrlo se utilizan fierros orgánicos como EDTA férrico, que se puede echar sobre las hojas o en el suelo. Otra alternativa es se-questrene de fierro.

Existen plantas de suelos pantanosos, como Quercus palustris, ciprés calvo, lingue, sauces, Alnus glutinosa, que viven natu-ralmente en sectores mojados, con agua superficial, a orillas de esteros, ríos, u orillas de lagos. Estas especies no viven en aguas detenidas, sino que en aquellas que fluyen. Las aguas detenidas no tienen oxígeno.

Otros árboles necesitan suelos muy hú-medos como el crespón, abedul, hortensia, laurel chileno, culén, maqui, y lingue. Asi-mismo, algunas especies requieren un riego normal, como el manzano, palmera Phoe-nix, palma chilena. Estas viven con 350 a 600 mm de precipitación anual.

Aquellas especies que viven en condi-ciones de semi aridez son el quillay, boldo, litre, peumo, belloto. Estas pueden vivir

5 Al solubilizar un elemento químico en agua, este forma cargas eléctricas llamadas aniones y cationes. A este elemento se le dice que se encuentra en un estado iónico. La cantidad de cargas eléc-tricas depende de las valencias del elemento.