ajuste_tapa_ebook_RGB.jpg


«Mientras tanto la verdad, única en su especie,

observaba en silencio a las posturas que,

vehementes, persistían en su razón.»


Madrid, 20 de marzo


WHATSAPP

Puedes hablar? 18:15

amor, ahora estoy sola. 18:16

Cómo estás preciosa? 18:16

Pues extrañándote mucho y ansiosa porque estés aquí conmigo. Mi marido parte en una hora, así que tendremos todo el fin de semana para nosotros dos solos 18:16

Pues ya me estás poniendo cachondo, te voy a hacer el amor todo el día, ya no puedo esperar más. 18:17

Ni yo corazón, quiero que estemos juntos ahora mismo, no resisto las ganas de tenerte conmigo. 18:17

Prepara el portaligas que te regalé, me vuelve loco cuando te lo pones. 18:18

Sí mi amor, ya sabes que para ti todo lo que quieras 18:18

Estaba pensando que tal vez podamos ir a cenar o a ver algún concierto el sábado. Que opinas? 18:19

Mmmm, creo que lo mejor es que estemos los dos días en el piso, no va a ser bueno si alguien nos ve, al menos por ahora. No te enojes mi amor, la ciudad es grande… pero nunca se sabe. 18:19

Entiendo, pero alguna vez debemos pensar nuestra relación, ver si podemos hacer algo más que vernos en silencio, ya sabes que a mí me gustaría algo más contigo. 18:20


La ansiedad y la excitación de Daniel, que estaba tan concentrado en los preparativos para ese nuevo encuentro con Manuela, se vieron interrumpidas por algo inesperado. La adrenalina de la infidelidad, ese sabor tan extraño e irresistible que conlleva lo prohibido y que los tenía a ambos absorbidos viviendo en aquella realidad paralela de un amor escondido, era sorprendido abruptamente por un hecho inesperado, una voz desconocida que en tono lento y grave le decía:

—¡Daniel, sabes muy bien que no es correcto lo que estás haciendo!

—¡Coño! ¿Quién está ahí? —gritó Daniel con temor, suponiendo que alguien había descubierto su relación con Manuela.

Recorrió todo su piso pero no encontró nada extraño, y eso le devolvió la tranquilidad. «Quizás el estrés constante de estar ocultándome siempre me haya jugado una mala pasada» —pensaba, intuyendo que era su propia mente la que le había hecho escuchar aquello.


WHATSAPP

Estás ahí mi amor? 18:29

Sí, sí, perdona. Es que sabes que me pone tenso esto de andar a escondidas, siempre tengo el temor que tu marido o alguien se entere y se arme un rollo. 18:30

Tranquilo, ni mis amigas lo saben, así que nadie se enterará. Es nuestra historia de amor y sexo en secreto 18:31

Yo tampoco lo he contado a nadie, así que debe ser mi cabeza y las ganas de tenerte en la cama lo que me vuelve loco. 18:32


Todo parecía haber vuelvo a la normalidad, sin embargo:

—¡Daniel, no está bien esto que haces!

—¿Pero qué coño sucede, quién está ahí? —gritó, con una tensión mucho mayor que la primera vez.

Daniel volvió a revisar todo el piso con más detalle, pero no había nada raro. Supuso que tal vez podría haber alguna cámara y revisó cada espacio para ver si encontraba algo, pero todo estaba en su sitio igual que siempre, por tanto decidió tranquilizarse. Se tomó la cabeza y se habló a sí mismo para calmarse, con el convencimiento que esa ansiedad le estaba jugando una mala pasada a su mente.


WHATSAPP

Manuela, avísame la hora por favor, ahora voy a ducharme así ya estaré preparado para vernos. Hablamos en unos minutos, sí? 18:40

Claro mi amor, yo también iré a bañarme así me preparo para cuando llegues, voy a comerte a besos estos dos días. 18:41


Y de pronto volvió a suceder:

—¡No está bien que hagas estas cosas Manuela!

—¿Qué… quién está ahí? Alberto, ¿me has hablado? —preguntó ella aterrada, ante lo que su marido, que estaba ultimando detalles para partir, se acercó para preguntarle qué ocurría—. Perdona, pero con esto de tus viajes estoy un poco nerviosa, pensé que me habías hablado… pero no es nada, no te preocupes. ¿Tienes todo listo ya, te ayudo en algo más mi amor? —volvió a preguntar ella.

—Gracias, ya tengo todo listo, el taxi estará en la puerta en unos minutos. Son solo dos días, el lunes ya estaremos juntos otra vez, esta semana se estrena la película que me contaste, podríamos ir a verla si quieres —le proponía él muy amablemente, y cuando ella se disponía a responderle…

¡No es correcto esto que haces, Manuela!

—¿Cómo? —soltó ella, mirando a su marido para ver si él había escuchado lo mismo, pero al ver su cara notó que éste no había percibido nada, y supuso, al igual que antes Daniel, que era su propia mente, sus nervios ante la situación y la culpa por la infidelidad la que le hacían imaginar esas cosas—. Eh… no, quiero decir… claro, por supuesto que iremos a ver esa película en cuanto regreses —le dijo ella esforzándose por aparentar que todo estaba bien.

El taxi se anunció al móvil de Alberto, y éste se despidió de ella.

—Hasta el lunes mi amor, aprovecha el fin de semana para descansar un poco. Te quiero.

Luego de algunos minutos, Manuela volvió a escribirle a Daniel.


WHATSAPP

Ya estoy sola amor, si no te molesta prefiero ir yo a tu casa, hay mucha gente ahora entrando y saliendo del edificio y podrían verte, te parece bien? 19:15

Bueno, el piso está un poco desordenado pero vente, aunque con una condición… 19:16

Dime mi amor… 19:16

Hoy el portaligas te lo coloco yo 19:17

Mmmm, eso me da mucho morbo, claro que sí. No aguanto más las ganas de verte, voy saliendo para allí en unos minutos 19:18


* * *


Buenos Aires, 15 de abril


—Hola Jorge, aquí estamos más tranquilos y podemos hablar sin problemas.

—Ya falta menos Martín querido, aquí traje toda la documentación, así que sentémonos en aquella mesa del fondo así lo resolvemos mientras tomamos un café. Haremos un excelente negocio, quizás el más importante de nuestras vidas.

—Ayer me reuní con el gerente y, tal como habíamos hablado en el último encuentro, la idea es presentar la quiebra lo antes posible ya que algunos están sospechando que los números no estarían funcionando del todo bien y podrían comenzar a retirar algunos fondos.

—Entiendo, esto debemos definirlo ahora, y ya el próximo lunes dar el paso final, así no le damos tiempo a nadie para tomar alguna medida de último momento. Debemos hacerlo de manera rápida y sorpresiva. No hay nada que haya quedado registrado a nombre de los principales accionistas, por lo cual es absolutamente imposible que surjan causas por quiebra fraudulenta, y nuestro trabajo aparecerá oficialmente como abogados de la empresa sin nada más que nos vincule de manera directa. La verdad que ha sido excelente el trabajo de ingeniería legal que has hecho, eres un genio.

—Gracias Jorge, voy al baño un segundo, pedime un café chico por favor y preparate para ser rico, haremos mucha plata con esta operación, ¡ja ja!

Con la confianza de un gran negocio entre manos a pocos días, Martín caminaba hacia el baño con el aire típico del hombre de negocios que está en el apogeo de su vida y a punto de concretar una fructífera operación, pero algo perturbó su atención:

¿Estás seguro de todo esto, Martín?

—¿Qué? ¿Pero quién mierda…? —volvió la mirada para ver si era una broma de su amigo Jorge, pero éste estaba justo con el mozo así que descartó inmediatamente esa posibilidad. Observó todas las mesas del bar y solo dos más estaban ocupadas, y se trataba de personas muy mayores, así que se tranquilizó y siguió camino al baño a refrescarse un poco. Tal vez la enorme expectativa que le había generado esta operación le jugó una mala pasada. Terminó de lavarse la cara y regresó a la mesa donde estaban sentados con Jorge, cuando se disponía a tomar el primer sorbo de café otra vez escuchó:

¿Qué estás haciendo, Martín?

¡Pero la puta madre! —mientras decía esto giraba rápidamente para ver si había alguien detrás suyo, pero la mesa más cercana estaba a tres metros, con las mismas personas que ya había observado antes, y el sonido tan profundo y grave de la voz tornaba imposible que pudiera provenir de ese lugar—. Estoy un poco pasado de vueltas, creo que luego de esto tomaré unas vacaciones, realmente estoy demasiado acelerado con algunas cosas y a veces hasta parece que me hablo a mí mismo. Pero vamos a lo nuestro.

—Te entiendo, pero bueno, ya sabemos que el mundo de los negocios no es precisamente un spa de relajación, así que pongamos energía en terminar todo este gran trabajo que has hecho, solo nos falta dar la puntada final amigo —le respondía Jorge.

Luego de más de dos horas de trabajo y de convenir todo para terminar la operación en la fecha prevista, se despedían en la entrada del bar. Jorge se dirigió hacia la esquina para tomar un taxi, cuando escuchó:

¿Qué estás haciendo, Jorge?

Inmediatamente se detuvo y miró a su alrededor, supuso que alguien lo había conocido y le estaba hablando, pero no vio a nadie que le llamara la atención, así que continuó unos pasos más hasta la esquina y llamó a un taxi que pasaba justo en ese momento. Mientras estaba subiendo, otra vez oyó:

¡Esto no está bien y lo sabés!

—Perdón, ¿me habló? —le preguntó al taxista.

—No, señor. ¿Hacia dónde vamos?


* * *


México DF, 15 de abril


TELÉFONO

—Raquel, hace un año y medio que no me dejas ver a Damián. Te pido por favor… necesito estar con él, ¡es mi hijo también! Este fin de semana estaré en el DF, déjame verlo aunque más no sea algunos minutos, me has destrozado la vida negándome las visitas, ¡toma conciencia por favor!

—Otra vez haciendo el papel de pobre víctima Emilio, das pena realmente, pero conociéndote ni eso puedo permitir sentir hacia ti, ya sabes que no puedes acercarte a menos de doscientos metros de mi casa, ¿o te has olvidado de las dos denuncias por acoso que tienes? ¿Quieres tener una tercera? No me cuesta nada hacerlo y muy bien lo sabes, cabrón. Damián sabe muy bien qué clase de padre le tocó en desgracia, así que no me molestes o llamo a mi abogada, ¿te queda claro?

—Raquel… solo te pido unos minutos, para él también es importante tener contacto con su padre, hazlo por él al menos, no seas egoísta mujer, por favor.

—¿Egoísta? Mira hijo de puta, tú a mí no me vas a insultar, ¿quién te piensas que eres? Conmigo no juegas más, todo el poder que tienes en tu ámbito conmigo no te servirá, deja de molestarme y olvídate de Damián —mientras cortaba el teléfono a su exmarido, su aire triunfal quedaba de pronto estupefacto ante lo inesperado…

—Raquel, ¿sabes el daño que le estás haciendo a tu hijo? —resonó en sus oídos interrumpiendo abruptamente la charla.

—¡Ay, Dios! ¿Quién está ahí? ¿Quién está ahí, carajo? —gritó ella enfurecida.

—Sabes muy bien que él ha sido un buen padre.

—Hijos de puta, me han puesto un micrófono, esto ha sido obra del hijo de puta de Emilio —Raquel llamaba a su abogada de inmediato—. Hola Lidia, necesito hablar contigo por favor, alguien me ha puesto un micrófono, sin dudas es mi ex, así que quiero que le hagas otra denuncia, con esto ya no le quedarán fuerzas para seguir molestando. He escuchado voces diciéndome que es buen padre y cosas así, las escuché muy claramente, te aseguro que no estoy loca ni nada que se le parezca —explicaba muy enojada Raquel a su abogada y amiga.

—¿Estás segura de lo que estás diciendo Raquel? —le preguntaba Lidia.

—Si no estuviera segura no te llamaría, si estás en tu estudio puedo ir, así podemos acelerar el trámite.

—Ese odio no te conduce a nada.

—¡Qué chingada! Ahí está de nuevo, ¿lo has oído Lidia? Ya ves que no miento.

—No he escuchado nada, ven a mi estudio y hablemos tranquilas. Debemos pensar muy bien esto, no toques nada, cierra bien todo y asegúrate que estén conectadas tus cámaras de vigilancia así tenemos todo chequeado on line, si encontramos algún micrófono oculto dispondremos de una prueba inexorable de acoso e invasión de la intimidad —le explicaba Lidia.

Raquel y Emilio habían sido la pareja perfecta hasta algunos pocos años atrás. Ambos profesionales, bellos, educados, provenientes de familias tradicionales de México, tuvieron un romance intenso como novios y luego, cuando ella quedó embarazada, decidieron casarse. Cuando nació Damián, el hijo de ambos, la relación empezó a cambiar, el trabajo de médico mantenía a Emilio ocupado todo el día, sumado a los constantes viajes a congresos y conferencias de su especialidad, y esto generaba fuertes escenas de celos y reclamos por parte de ella, hasta que en un momento él le pidió separarse, y en poco tiempo comenzó otra relación.

Eso fue un detonante para Raquel, que en ese mismo instante inició una guerra despiadada contra el que había sido hasta entonces el hombre del que decía estar profundamente enamorada. Comenzó a negarle las visitas a su hijo, y como él insistía cada vez con mayor énfasis, lo denunció en dos oportunidades, en la última porque se había acercado a ver a su hijo mientras ella paseaba con él en una plaza sin haberle avisado previamente. Con la connivencia de su abogada y algunos testigos muy particulares, lograron conseguir que se le prohibiera a Emilio acercarse a menos de doscientos metros y, si bien él ya se había mudado con su nueva pareja a Chihuahua, una ciudad ubicada a muchos kilómetros del DF, viajaba frecuentemente para dar conferencias y atender otros negocios que poseía en la capital mexicana.

Parecía que el objetivo de Raquel era destruirlo en todos los aspectos posibles, ya no podía ver a su hijo a pesar de cumplir estrictamente cada mes con la suma de dinero que ella le había solicitado, y tampoco permitía que los padres de Emilio vieran a Damián; todas las maniobras eran válidas para ella, el amor se había convertido en poco tiempo en una guerra despiadada.


* * *


Chicago, 18 de abril


WHATSAPP

Ya has salido? Qué te ha dicho el doctor? 10:15

Nada nuevo, papá sigue en coma y es solo cuestión de tiempo, has podido hablar con el abogado, Michael? Tenemos que ser más inteligentes que ellos, y para eso debemos actuar rápido. 10:16

Estoy con él ahora, las firmas de la empresa a nombre de la sociedad están bien, falta regularizar el circuito del dinero, debemos resolver cuanto antes ese tema, ya que podría ser una opción de reclamo válida para los demás en su momento. Hay que terminar de darle la forma legal más adecuada, tenemos que darnos prisa, al fin y al cabo papá prefirió que todo eso sea para nosotros dos. Si puedes, mañana por la mañana podemos reunirnos para resolver ese tema. 10:18

De acuerdo Don, mañana definamos esa cuestión y si es posible ya dejémoslo resuelto, luego podría ser tarde. Ellos no han dicho nada aún, pero nunca se sabe, y si reclamaran derechos ahora se nos viene todo abajo. 10:20


Cuando terminaba de enviar ese WhatsApp, algo resonó en los oídos de Michael:

¿Por qué piensan traicionar a sus hermanos?

De inmediato, relacionó esa voz profunda que escuchó casi como si estuviera dentro de sí con su estilo de vida:

—Esta mierda de cocaína que me están vendiendo me quema la cabeza, escuchar voces es lo último que me faltaba, debo volver a conseguir una de mejor calidad —pensaba en silencio, pero la voz volvió a surgir dentro suyo:

—Sabes que esto no es correcto, Michael.

—¡Mierda! Debo intentar no consumir por algunos días hasta que solucionemos este tema de la herencia, no me está haciendo bien tanta cocaína de mala calidad, voy a refrescarme un poco así me tranquilizo.

Al día siguiente se encontró con su hermano, tal como habían acordado, para resolver aquel tema pendiente.

—¿Conoces algún proveedor confiable de cocaína? Me está haciendo daño la que estoy comprando ahora, este hijo de puta me está vendiendo una de pésima calidad.

—No consumas mierda Michael, tengo un proveedor nuevo, luego te paso el contacto. Ahora démonos prisa que no quiero llegar tarde, a ver si resolvemos de una vez este tema.

Luego de una extensa reunión, ambos salieron muy confiados, el profesional podría regularizar el flujo del dinero, con lo cual la venta de la empresa de su padre a la sociedad que armaron a tal fin para poder quedársela sin dividirla con sus hermanos quedaría realizada en pocos días, sin posibilidad de marcha atrás ni reclamos de ninguna índole.

—Don, no olvides llevarle cuanto antes esa documentación que nos pidió, yo ahora iré al hospital para ver cómo sigue papá, y estaré atento por si ellos comentan algo extraño. Pero con esto que logramos hoy, ya no creo que puedan hacer mucho —le decía Michael a su hermano.

Mientras Don se alejaba, una voz seria y clara le machacaba:

No deberían hacerle esto a sus hermanos.


* * *


San Pablo, 18 de abril


—Otra vez llegas borracho Gilmar, los niños están durmiendo… por favor no empieces como siempre.

—No me digas lo que debo hacer, eres una pobre puta. Trabajo todo el día para mantenerlos y me quieres dar órdenes, ¡cállate ya!

—Por favor, no me pegues otra vez, me has lastimado. Debo estar bien para cuidar a los niños durante el día, ¡por favor Gilmar!

—Eres una cerda, aprenderás a no molestarme, me esfuerzo todos los días y te traigo el dinero a casa y te atreves a molestarme, ahora aprenderás a respetarme de una vez por todas.

—¡No! Por favor no me pegues más, los niños se han despertado. ¡Por favor!

—¡No sabes lo que es trabajar todo el día en la fábrica, para que luego tú sigas molestándome!

Y de pronto, una voz profunda apareció de la nada:

¡Basta Gilmar, eres un cobarde!

—¿Quién está ahí? ¿Has traído un hombre a mi casa? Eres una puta, ¿quién está en mi casa?

—¿Pero qué dices, estás ebrio? No he traído a nadie, solo están los niños, ¡por favor basta ya!

—¿A quién le dices ebrio? ¿Me lo has dicho a mí? ¡Cerda, ahora aprenderás a no hablarme así!

Y otra vez:

Detente Gilmar, aún estás a tiempo.

—¿Quién está ahí? —gritaba desconcertado entre el alcohol, la ira y esa voz que le hablaba.

—¿Pero qué dices Gilmar, estás loco? No hay nadie aquí más que tus gritos y tus golpes.

—Voy a revisar cada lugar, trae a los niños, a ver dónde está tu hombre, a ver si se atreve a hablarme frente a frente.

—Nadie ha hablado. Mejor acuéstate, estás muy ebrio.

—Tania, si no me muestras donde está romperé toda la casa, ¿me entiendes?

Y otra vez:

¡Basta ya Gilmar, basta!

Era la tercera ocasión en que escuchaba esa voz grave hablándole y esta vez, por algún motivo que no entendía bien, decidió dejar de gritar y de pegarle a su mujer.

—Me voy a dormir, estoy muy cansado y mañana tengo que trabajar, pero cuando vuelva hablaremos de esto que me has hecho, ¿está claro?

Tania prefirió darle la razón, así la dejaría tranquila al menos por esa noche, y los niños podrían volver a descansar. Al día siguiente, Gilmar desayunó en silencio ya que la resaca del alcohol lo hacía despertar muy cansado y de pésimo humor. Mientras se preparaba para marchar al trabajo, Tania le decía:

—Que tengas un buen día en el trabajo, te esperamos para cenar esta noche.

¿Un buen día? Como se nota que no debes ir cada día de tu puta vida a un trabajo miserable como el mío. Estar todo el tiempo en la casa es fácil para cualquiera, mira… no me hagas enojar por favor, que me queda toda la jornada por delante y…

Y una vez más, algo lo interrumpió:

—¿Por qué tratas así a tu familia, Gilmar?

—¿Qué has dicho Tania? ¿Me estás tomando por tonto, verdad? ¿Te estás burlando de mí?

—¿Pero qué dices Gilmar? No te he dicho nada. Por favor esta noche debes descansar, no estás bien. Llegas muy agotado cada día y eso no te hace bien a ti ni tampoco a los niños —le respondía Tania.

—Sí, eso es verdad, ya estoy escuchando voces que me hablan, entre ustedes y este trabajo de mierda me voy a volver loco.


* * *


Shanghái, 18 de abril


Tian era un joven nacido en una familia tradicional china de alto poder adquisitivo, su padre tenía a cargo la gerencia mayor de una empresa de fabricación de productos electrónicos de última tecnología que se comercializaban masivamente en todo el mundo y en la que trabajaban miles de empleados desde hacía tiempo. La carencia y la necesidad nunca formaron parte de la vida de Tian, a pesar de lo cual había recibido, desde muy pequeño, una muy estricta formación en base a los valores que priorizaba su padre y también, como una herencia de sus ancestros, una intensa instrucción en antiguas artes marciales chinas bajo la tutela de uno de los principales Maestros de Kung Fu de la ciudad.

En ese contexto, su personalidad poseía una rica combinación de firmeza y notable templanza con un carácter casi inquebrantable. Luego de varios años de acompañar como asesor a su padre, y aprender todos los secretos del manejo de esa empresa, había llegado un momento trascendental en su vida:

—Muy bien Tian, ya está todo arreglado para que el lunes próximo te hagas cargo de la gerencia de la fábrica, estoy convencido que honrarás la historia de nuestra familia.

—Gracias padre, ten por seguro que todo irá muy bien, estoy preparado para hacer crecer aún más los niveles de producción que hemos tenido en todos estos años, así que será un gran honor para mí poder sucederte en la gerencia.

—No tengo dudas de tu capacidad, por eso te he elegido, y por eso también el Directorio ha aceptado mi propuesta sin ninguna objeción.

—He trabajado a tu lado varios años padre, y esa experiencia invaluable es la que me permitirá seguir adelante con tu tarea en cuanto asuma el cargo.

Mientras decía esto, algo interrumpió la explicación que Tian le daba a su padre:

Ya es tiempo de terminar con todo esto.

—Perdón, ¿me has hablado, padre? Me pareció…

—No he dicho nada, te estoy escuchando atentamente, ¿te sientes bien?

—Sí, sí, solo pensé que me habías dicho algo, no te preocupes. Tal como te decía, seguiré adelante con la política de trabajo que he aprendido de ti, y aportaré todo lo mejor de mí para afianzar la empresa…

Pero, otra vez:

Tu padre ha hecho las cosas muy mal, pero ahora puedes transformar todo esto.

Tian quedó en silencio, sabía que algo estaba fuera de lugar, estaba claro que la voz no era la de su padre y no había nadie más allí. Intentó mantenerse firme ante la mirada de su padre, pero no le resultó sencillo ante aquella situación.

—Te percibo un poco nervioso Tian, y eso no es habitual en ti. Tal vez quieras esperar algún tiempo más para asumir el cargo, de ser así puedo postergar por unas semanas tu nombramiento. Necesito que estés con tu máxima energía y lucidez para asumir la gerencia.

—No te preocupes padre, estaré bien, tengo la cabeza con muchas cosas pero estoy muy enfocado en esta nueva responsabilidad. El honor de la familia y el éxito de la empresa se mantendrán intactos, tal como tú los has sostenido durante tanto tiempo. Pero la voz volvió a aparecer en su mente, esta vez con un tono más firme que antes:

Aprovecha esta oportunidad para cambiar el rumbo, porque será la última.


* * *


Madrid, 20 de abril


—Mira Daniel, tal como hablamos en la sesión anterior, creo que lo mejor es que des un paso más en esta búsqueda y acudas a un doctor en psiquiatría, yo puedo derivarte con uno muy bueno, el trabajo que hemos hecho hasta aquí no ha podido controlar lo que te ocurre y me parece que lo mejor para ti será hacer una consulta de ese tipo. Luego de eso podemos retomar con gusto las sesiones de análisis, o bien hacerlas en conjunto, aunque en mi caso sería solo un soporte al tratamiento médico que recibas, ya que me parece un caso totalmente fuera de los cánones conocidos por la psicología convencional, al menos hasta donde yo conozco. Espero que comprendas y no lo tomes a mal. Estoy para ayudarte, y esta es la forma que considero mejor para ti en este momento.

Aquella voz no había cesado de taladrar el cerebro de Daniel en todo este tiempo. Lo que en un primer momento supuso que podría ser el temor inconsciente a ser descubierto por el marido de Manuela y tener que enfrentar una situación conflictiva con él, se había transformado en una pesadilla cotidiana que lo llevó a acudir a un tratamiento psicológico intenso, el cual, tal como se lo explicaba su analista, no le había resultado de gran ayuda.

«Tal vez tenga un problema mental severo, no puedo descartar esa opción, pero ir a un psiquiatra, tomar medicación como si estuviera realmente loco… eso no es para mí, no puedo llegar a eso. Todas las cosas de la vida las hago con normalidad, ¿cómo puede ser que no logre controlar esto?»reflexionaba con mucha preocupación.

Durante todo este tiempo, esa voz tan contundente y certera no le había dado respiro, cada día en algún momento inesperado la percibía nítidamente. Por temor y vergüenza no lo había comentado ni con sus allegados más íntimos, ni mucho menos con Manuela, ¿qué podría pensar ella? ¿Que estaba loco? Y de esa forma quizá perderla, ¿qué podrían pensar sus amigos? Sin duda sería objeto de risas y burlas, pero lo cierto es que la cuestión había atravesado los límites de la tranquilidad habitual. Luego de la noticia que le diera su psicóloga, sintió la necesidad de despejarse un poco de todo ese barullo interior que tanto lo inquietaba.


WHATSAPP

Hola Iván, ¿tomamos algo hoy? Hace tiempo que no nos juntamos. 18:10

Ey, chaval! Qué hay? Claro, genial, nos vemos en Carpe Diem, quieres? Hay una moza nueva que no vas a poder creer lo buena que está. 18:15

Ok, a las ocho y treinta estaré llegando, nos vemos allí 18:15


A veces, cuando la incertidumbre interrumpe la calma, parece convertirse en algo balsámico regresar a los buenos amigos de siempre, como si de alguna manera uno pudiera alivianar por unos instantes todas las preocupaciones actuales, aunque el problema de fondo persista.

—¡Venga, Daniel! ¿Cómo has estado? Hace tiempo que estás desaparecido, ¿cómo van tus cosas? Ya ni siquiera vas a las cenas de cada mes con el grupo. Vamos a aquella mesa así tomamos algunas cervezas.

—Mira Iván, te llamé puesto que necesito comentarte algo, pero por los veinte años de amistad que tenemos encima te pido que no se lo cuentes a nadie, ni a tu propia mujer.

—Claro hombre, palabra de amigo, aunque ya me voy imaginando... soltero como tú, vamos… cuéntame hombre, ja ja.

—No, pues no tanto, hay algo de eso pero no es lo más importante que quiero decirte. Estoy con una mujer casada en un metejón de puta madre, pero eso podré solucionarlo.

—Ja ja, te conozco Daniel, ja ja. ¡Venga, cuéntame esa historia!

—No te rías por favor, estoy muy preocupado. Dime sinceramente, ¿me notas algo diferente?

—¿Pero qué te ocurre hombre? No me parece que tengas nada malo, ¿estás enfermo o qué?

—Hace tiempo que no sé realmente qué me sucede, escucho voces raras. En un principio pensaba que era por esta relación oculta que tengo, pero no es eso, hay algo dentro de mí y estoy muy preocupado. Estuve en tratamiento psicológico pero no ha funcionado, y ahora me han recomendado ir a un psiquiatra. Desde hace algunas semanas hay una voz que se aparece marcándome cada vez que hago algo que no es del todo correcto, como si la voz de mi conciencia me juzgara cada vez que hago algo malo, ¿entiendes? Pero no estoy loco, o al menos eso creo, porque solo aparece en esos momentos y en el resto de las cosas sigo siendo el mismo de siempre. Necesitaba contarle esto a alguien de confianza para que me dijera si ve algo raro en mí que tal vez yo no percibo. Te lo juro por tu hijo, que bien sabes cómo lo quiero por ser mi ahijado, que no te he mentido en una letra.

El silencio se apoderó de la mesa, el bullicio que había en el resto del bar parecía completamente aislado de esa charla. Iván terminó de un solo sorbo lo que quedaba de cerveza en su copa, miró fijamente a Daniel varias veces, pensó, volvió a servirse cerveza, bebió otro largo sorbo y luego le dijo:

—Ni te imaginas cómo me tranquiliza escuchar esto de ti, de mi mejor amigo, gracias al cielo que me lo has contado, pensé que estaba volviéndome loco de remate, pero ahora veo que no. Ahora el que deberás guardar un secreto eres tú Daniel, puesto que a mí me viene sucediendo exactamente lo mismo desde hace un tiempo. La voz de un hombre, con un tono serio y profundo, me aparece varias veces al día cuando estoy por hacer algo incoherente, cuando tengo pensamientos de mierda, o cuando digo alguna cosa que no corresponde. No sé qué es, pensé que se trataba de algún problema mío, pero ahora veo que no es así, algo raro nos pasa y no creo que sea casual, salvo que seamos los dos únicos mala leche a los que nos toca parir esto.

—No puedo creer lo que me estás diciendo, eso quiere decir que no soy el único... pero Iván, ¿cómo no nos hablamos antes sobre un tema así? ¡Si seremos idiotas! ¿Se lo has dicho a alguien más? Yo he hablado solamente con la psicóloga.

—No se lo he contado a nadie Daniel, ni estoy en terapia. Pero... ¿qué te ha dicho ella?

—Me parece que ella sí cree que estoy loco, así que no tengo pensado regresar a esa consulta, al menos por el momento.

—Tal vez sea algo malo, deberíamos hablar con un sacerdote, pedir una bendición.

—¿Pero qué dices? En mi vida he pisado una iglesia y me pides que vaya ahora, ¡y tú eres más ateo que un cangrejo!

—Es que no sé cómo encarar esto, dime tú. ¿Qué crees que podemos hacer?

—Si supiera qué hacer no hubiera venido a contarte esto. Debemos pensar tranquilos, muy tranquilos —decía Daniel con una mezcla de nerviosismo y desconcierto—, pues hablemos con otras personas de confianza, díselo a tu esposa… yo hablaré con Manuela.

—¿Quién es Manuela?

—Es la mujer con la que estoy ahora, que es casada.

—Será una manera perfecta de que te diga adiós para siempre y en un solo segundo, ja ja.

—Muy gracioso Iván, pero la cosa ya no da para chistes, ¿okey?

—¡Vale! Yo hablaré hoy mismo con mi mujer y tú habla con ella, de acuerdo a lo que nos sugieran iremos viendo qué es lo que podemos hacer.

—Perfecto, nos hablamos más tarde entonces. Espero que podamos solucionar esta locura.


WHATSAPP

Hola preciosa, puedes hablar? 22:31

Mi amor, estoy volviendo a casa, cómo estás? 22:32

Necesito que hablemos por favor, tengo que decirte algo muy importante para mí. 22:32

Ay no me asustes Daniel, yo te quiero mucho y estamos llevando adelante esto juntos. Podría pasar algunos minutos por tu casa, pero no mucho porque mañana tengo cosas que hacer bien temprano ya que Alberto regresa de viaje 22:33

No te preocupes, no me demoraré mucho, luego yo te acompaño de regreso si quieres. 22:33

Ok amor, creo que en veinte minutos estaré allí, me has puesto nerviosa. 22:35


Daniel estaba decidido a ser totalmente franco, y así lo hizo desde el preciso momento en que ella llegó.

—Pasa Manuela por favor, hay algo que debes saber, algo que necesito que sepas.

—Espero que no sea lo que intuyo, entiendo que no es cómoda la situación para ti, pero te prometo que en poco tiempo hablaré con Alberto y le plantearé el divorcio. Sabes que tampoco es fácil para mí estar así contigo —le respondió ella angustiada.

—Eso ahora es lo de menos.

—¿Cómo? Pero Daniel, si hace tiempo que venimos hablando de mi divorcio, y ahora me dices que es lo de menos, dime por favor, ¿qué es lo que sucede?

—Tengo un problema y necesito que me escuches por favor, bríndame dos minutos de atención y luego ya verás el porqué de mi prisa en hablar contigo —le decía Daniel con vehemencia.

—Te escucho mi amor, pero me asustas... ¿estás bien? ¿Te ocurre algo malo?

—Mira, desde hace algún tiempo, no sé… creo que unas tres semanas, estoy yendo a terapia por algo que me viene ocurriendo y no logro saber qué es. La terapia no me ha servido de mucho y ahora la psicóloga me sugirió consultar a un psiquiatra, a lo cual obviamente me resisto. Al principio pensé que era una cuestión momentánea o inconsciente, yo qué sé, suponía que era parte del estrés de estar siempre a escondidas contigo. Tal vez sea eso, realmente no lo sé, pero todos los días vuelve a suceder en algún momento, cada vez que estoy por hacer algo que no es del todo correcto y muy especialmente cuando estoy planeando encontrarme contigo, siento una voz de fondo que me habla como si fuera una persona real que está presente, pero solo sucede adentro mío, y me dice constantemente que no está bien lo que estoy haciendo y cosas por el estilo. Desde entonces no se ha detenido hasta hoy. Luego de lo que me dijo la psicóloga comencé a creer que realmente podría estar loco, pero hoy me encontré con Iván, ya sabes... mi amigo de la infancia, y luego de contarle lo que me ocurría, él me sorprendió al decirme que le sucede exactamente lo mismo, así que evidentemente hay algo más, por lo que quedamos en que hablaríamos con una persona de nuestra mayor confianza para saber qué opinaba sobre esto, él debe estar hablando ahora mismo con su esposa. Mira, tal vez esto interfiera o te haga replantear nuestra relación, y lo entendería, pero ya la cosa se ha desmadrado y no puedo seguir ocultándolo a la gente más cercana, realmente estoy muy preocupado y aún no sé cómo solucionarlo, porque ni siquiera tengo un diagnóstico ni nada, ¿comprendes? Resulta que ahora ni siquiera puedo pensar nada que sea relacionado contigo porque inmediatamente me vuelve a hablar esa maldita voz. Te pido por favor que me creas porque no te estoy mintiendo ni estoy buscando alejarme de ti en lo más mínimo, te lo cuento para pedirte tu opinión y ver si podemos encontrar una solución a este tema.

Manuela se mantuvo en silencio durante varios segundos después que Daniel le explicara todo esto, y luego respondió:

—Ay cariño, no sé si preocuparme más de lo que ya estoy, salir corriendo y fingir que no escuché nada de lo que me has dicho, o tranquilizarme un poco y abrazarte con todas mis fuerzas ahora que descubro que somos varios los que estamos conviviendo con este problema, esa voz que dices escuchar es muy similar a la que siento yo cada vez que hablo contigo a escondidas de Alberto. ¡Ay mi amor, tenía mucho miedo de decírtelo, no sabía qué hacer! Además, una de mis mejores amigas está viviendo la misma situación, ella es psicóloga y nos tenemos mucha confianza, pero tampoco sabe qué puede ser, al principio suponía que podría deberse al estrés de tantos pacientes con traumas diversos que recibe cada día, pero al escucharme y ver que me ocurría exactamente lo mismo de inmediato supo que no era eso.

—¿Pero qué coño nos sucede entonces? ¿Qué piensa ella? ¿Qué te ha dicho, no es psicóloga acaso? Espero que no sea como la mía, que no ha encontrado ninguna respuesta.

—Ella está igual de sorprendida y traumada que nosotros Daniel, es muy buena profesional, muy seria y esto se le ha salido de los libros, además no puede comentarlo en su ambiente puesto que pondría en riesgo su matrícula profesional, ¿entiendes? En un primer momento pensé que podría ser Alberto, como es ingeniero supuse que tal vez nos había descubierto y no sé... pensé en algún dispositivo tecnológico con el que lograba generar esa voz para asustarme, pero ahora ya sabemos que no es así, es otra cosa lo que nos está afectando.

—Cuéntame por favor, ¿a ti qué cosas te dice esa voz? A mí me sale siempre con «Daniel, no es correcto lo que estás haciendo» o «Ya es tiempo de hacer bien las cosas». ¡Joder, que me está enloqueciendo!

—Pues a mí me ocurren cosas muy similares, y por lo que me ha contado mi amiga Paula, a ella también le habla de esa manera cada vez que va a encontrarse con su amante.

—Debemos hacer algo, tal vez haya más personas con este problema y entre todos podamos sanarnos, ¿no te parece? —le planteó Daniel.

—Amor, lo nuestro no puede hacerse público y lo sabes.

—¡Manuela! Ahora tenemos un problema mucho más grave, de todas formas no hará falta que lo sepa tu marido, podemos ir preguntando cada uno por su cuenta de manera prudente, y si hay alguien más nos daremos cuenta de inmediato. He quedado en avisarle a Iván, él no te conoce así que no habrá problemas en que sepa que a ti te ocurre lo mismo, aunque de todas maneras creo que sería bueno que los cinco nos reuniéramos en algún momento para ver qué podemos hacer entre todos.

—Está bien, mañana hablaré con Paula y tú me dirás que te ha dicho tu amigo. Ahora debo marcharme amor, mañana me levanto temprano, pero venga... ¡dame un abrazo muy fuerte por favor!


* * *


Buenos Aires, 22 de abril


—Jorge, yo creo que nos han descubierto, vos y yo somos tipos normales, esto no es una cuestión psicológica, debemos buscar una salida elegante y desaparecer de estas operación, ya tendremos nuevas oportunidades.

—Pero Martín, ¿estás fumado o qué te pasa? Este es un negocio millonario, puede ser el negocio de nuestras vidas.

—Ya es tiempo de abandonar todo esto.

—¡La puta madre, ahí está otra vez, ahí está! ¿La escuchaste? ¡Qué mierda! Por ahí tenés razón y esto ya se fue al carajo. ¡La concha de la lora!

—No, no escuché nada, pero seguro volverá en algún momento del día, cada vez que me pongo a pensar en esta quiebra me empieza a taladrar la cabeza. Por eso te digo, dejémonos de joder con esto, no sé, tal vez tengan alguna tecnología y nos están bombardeando para evitar que la hagamos, yo ya lo he decidido Jorge, no voy a seguir... no voy a seguir y punto, tal vez así se me vaya esta mierda que me persigue igual que a vos. Es como que nos habla por separado a cada uno en momentos diferentes, ¿te diste cuenta? Cuando me habla a mí vos no la escuchás, y ahora que te habla a vos, yo no siento nada. ¡Parece una película de terror, la puta madre que los parió!

—Pero boludo… no podemos dejar ahora, estamos a días de firmar, aguantemos un poco más, hay gente que viola, que mata, que abandona hijos, nosotros al lado de ellos somos unos santos, solo somos hombres de negocios… ¡aguantemos hasta firmar!

Ya basta, Jorge.

—La puta madre, ¿quién mierda es? ¿Quién carajo es?

—Ves boludo, dejemos esto, si querés yo me ocupo de buscar alguna explicación para los demás y listo, no les va a gustar, pero como no vamos a cobrar no pueden hacer nada. No sé qué vas a hacer vos pero yo me borro. Hoy a la tarde ya los llamo para reunirme y avisarles lo antes posible, decime qué vas a hacer Jorge, no te quiero cagar pero tampoco quiero seguir con este martirio.

—Tenés razón, vamos a hablar los dos ahora mismo y a la mierda con todo, si les explicamos que hay algo raro, que nos están controlando, tal vez entiendan y busquemos otra forma de no perdernos el negocio.

Algunas horas después, se encontraban en un restaurante del centro de Buenos Aires con el principal socio en esa operación, un veterano de los negocios en Argentina, un pez gordo de la City porteña.

—Juan, te pido disculpas por el apuro, pero realmente necesitábamos hablar urgente con vos, ha pasado algo absolutamente imprevisto, algo que podrá sonarte muy pero muy raro, sin embargo es fundamental que lo sepas. Tanto Martín como yo hemos trabajado mucho en esto y no quisiéramos que se frustre la operación, pero esto nos tiene tremendamente preocupados y no queremos correr riesgos —le decía Jorge al comenzar la charla.

—Muchachos, ustedes son dos de los mejores abogados que conozco de la nueva camada, y por eso los hemos elegido para esta operación, estoy seguro que podrán solucionar cualquier inconveniente que haya surgido. Tengo cuarenta años en esto, y a esta altura ya pocas cosas me sorprenden o me asustan, siempre surgen algunos imprevistos en estas cuestiones, pero en todos los casos las he podido resolver.

—Sí, pero esto es diferente Juan —intervenía Martín, visiblemente preocupado—, todavía no lo tenemos completamente corroborado, pero sospechamos que nos han descubierto y están amenazándonos. Creemos que subliminalmente o de alguna manera similar, pero estamos seguros que alguien lo sabe y nos está amenazando a los dos.

—¿Cómo subliminalmente? No te entiendo Jorge, ¿es un chiste, no? —le preguntaba Juan.

—Mirá, seguramente te parecerá raro, pero desde hace algunas semanas sentimos voces cada vez que hablamos o pensamos cosas relacionadas a esta operación, no suenan como amenazas directas pero sí una voz grave nos marca que es un error, que no es correcto. Así cada día, todos los días. Te aseguro que es algo torturante, y yo casi tengo la certeza que alguien nos está vigilando y que de alguna forma nos hace escuchar esas voces. A los dos nos pasa lo mismo, así que no es una cuestión individual. No hemos hablado con nadie, quedate tranquilo, pero pensamos que era fundamental comentártelo para poder solucionar esto de la mejor manera, nosotros estamos decididos a abandonar esto, realmente no podemos seguir así porque es algo imposible de sobrellevar. Lamento tener que decírtelo a estas alturas pero, salvo que surja alguna forma que no se nos haya ocurrido para sacarnos esta voz de encima, creemos que será lo mejor. ¿A vos no te ha pasado nada parecido en estos días? —le explicaba Martín con cierto temor.

Una intensa carcajada de Juan sorprendió a ambos.

—Muchachos, en tantos años jamás me traicionó el olfato cada vez que elegía gente nueva para este tipo de trabajos, pero parece que siempre hay una primera vez. ¡Esto no es para cagones carajo! Acá hay mucha plata, ustedes lo sabían y por eso aceptaron, pero parece que el inconsciente les está jugando una mala pasada, ¡pelotudos! ¿Qué pasó, arrugaron? ¿O me están por pedir un adelanto y así inventaron esta payasada atómica? Dejé una reunión muy importante para venir a escucharlos y mirá con lo que me salen, no se puede creer, parecen unos pendejos —les respondía Juan, enrostrándoles su poder.

—No Juan, por favor no lo malinterpretes, no vinimos a pedirte nada, es algo absolutamente real. Ambos te damos fe de lo que nos está sucediendo, lamentablemente por ahora solo es nuestra palabra, ya que veo que a vos no te pasa lo mismo —le decía Jorge, intentando bajar el tono de la charla.

—Así que los doctores escuchan una voz... ¡Mirá que he escuchado boludeces en esta vida, pero como esta ninguna! Se las voy a hacer simple muchachos, así se les va el estrés que tienen, no hace falta que renuncien porque desde este mismo momento están afuera, con razón venía demorada la cosa, ahora entiendo bien… ¡cagones de mierda! A partir de ahora siguen calladitos con su vida y no me rompen más las pelotas con estas chiquilinadas ni con ninguna otra cosa. Nunca me tembló el pulso, y ahora por algunos miles de pelotudos que vamos a hacer quebrar me desayuno que dos de mis principales socios en esto «escuchan voces», ¡me cago en Dios! ¡Mozo, tráigame la cuenta por favor! —les sentenció mientras se levantaba para retirarse visiblemente fastidiado.

Juan era un empresario poderoso, para él la vida se trataba únicamente de negocios y la sensibilidad no formaba parte de su espíritu, por eso pagó y se fue rápidamente del restaurante. Martín y Jorge quedaron en la mesa sorprendidos por la respuesta que habían recibido, desalentados y totalmente desorientados acerca de qué podrían hacer.

—Se nos acaba de ir de las manos el que podía ser el negocio más importante de nuestras vidas. Te dije boludo, aguantemos un poco más… ¡Te apuraste Martín, te apuraste carajo y la puta madre que lo parió! Me tenías que seguir la charla a mí, yo lo hubiera convencido de alguna manera, encima este viejo se va a encargar de hacernos mala prensa para que perdamos clientes, esta gente es así, cuando estás bien con ellos va todo bárbaro, cuando estás mal te hacen mierda —pero mientras decía esto comenzó a sonar su celular—. Es mi hermano, que raro que me llame al celular. Nunca me llama, a ver qué mierda quiere. Hola José, estoy en una reunión, ¿podemos hablar después? —pero luego de unos segundos la cara de Jorge se fue transformando y la preocupación de haber perdido un gran negocio comenzó a tomar otro tono—. Estamos en Cristal con mi socio Martín, buscanos en una de las mesas del fondo. Venite ya para acá, estamos todos en el mismo problema, ¡venite ya mismo por favor!


* * *


México DF, 25 de abril


Emilio era un destacado cirujano, especializado en obstetricia, y formaba parte de esa raza de médicos modernos altamente especializados en una rama puntual de la medicina y que contaba con la más alta tecnología para la atención cotidiana. Atendía a cientos de pacientes cada semana y su agenda estaba cubierta varios meses por adelantado. Las preocupaciones económicas no formaban parte de su realidad diaria ya que el prestigio y la prosperidad los tenía asegurados. Su único problema hasta ahora había sido el agobio que le causaba la relación con su exmujer.


WHATSAPP

Hola Esteban, no me encuentro bien, algo extraño me está sucediendo. Si estás en tu consultorio y puedes hablar, voy unos minutos. 17:18

Claro, apenas sale una paciente entra directamente así hablamos tranquilos. 17:20


A los pocos minutos Emilio ya estaba allí:

—Gracias y disculpa que te interrumpa, pero además de colegas somos amigos desde hace años. Estoy pasando un muy mal momento y necesito hablarlo con alguien, he intentado mantener el equilibrio pero esta cuestión ya me está desbordando.

—¿Otra vez Raquel volviéndote loco? Mira, tengo un abogado muy bueno que puede ayudarte en eso si quieres —se adelantó Esteban.

—Lo de Raquel sigue igual que siempre, mañana viajo al DF y hablaré con mi abogado, pero si no hay novedades contactaré al que me dices, llevo un año y medio sin ver a Damián y no te imaginas la procesión que es llevar eso por dentro.

—Te entiendo Emilio, mi ex hackeó mi cuenta de Facebook, llamó a mi madre para decirle que se quedaría con la casa porque volvería conmigo, y no sabes cómo agradezco no haber tenido hijos con ella, de lo contrario estaría padeciendo lo mismo que tú o incluso cosas peores.

—¡Qué hija de puta! Ya sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, pero mira, además de esa historia hay algo extraño que está ocurriendo dentro mío, tal vez debería tomar una consulta con algún psicólogo, no lo sé, pero desde hace un tiempo escucho voces extrañas, algo muy raro, como si estuviera bajo los efectos de algún opiáceo, ya me ha sucedido varias veces y parece no detenerse. Comenzó a aparecer durante los partos inducidos y, sobre todo, en los abortos, parece como que me hablara yo mismo, pero en un tono más firme y más severo, he escuchado cosas como «Debes respetar sus tiempos genuinos de la vida» o «Ese niño siente el dolor de la misma manera que lo sentirías tú si te hicieran lo mismo», como si yo mismo me hiciera una autocrítica, te aseguro que es algo tan torturante como ridículo.

—Ja ja, ¿te ha hecho efecto el alcohol de la reunión del miércoles? Emilio, eso es el estrés que te provoca tu exmujer, es como te vengo diciendo desde que te divorciaste amigo, ella quiere volverte loco y, por lo que veo, lo está logrando. Mira, hoy vamos a tomar algo así te relajas y hablamos de todo un poco, ¿quieres? —le propuso Esteban.

—Tienes razón, realmente me cuesta demasiado y no solo económicamente, sino también psicológicamente esta mierda en la que me tiene envuelto Raquel. Pago la mensualidad y un plus bastante importante cada mes para que a ella y a Damián no les falte nada y puedan vivir como reyes, sin embargo esta mierda de sistema no me permite verlo, es increíble, ya ves cómo están las parejas Esteban, lo bien que has hecho en estar solo. Mira… hoy no puedo, pero si quieres el sábado cuando regreso del DF vamos a algún bar a distendernos.

—Fantástico, el sábado como en los viejos tiempos, mientras tanto relájate todo lo que puedas —le decía su amigo mientras se despedían.


* * *