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Pilates

Manual completo del método Pilates

Rael Isacowitz

2a edición

revisada y ampliada

Título original: Pilates

Copyright de la edición original: © 2014, Rael Isacowitz

Autor: Rael Isacowitz

Traducción: Pedro González del Campo

Diseño de cubierta: David Carretero

Edición: Mª Ángeles González Moreno

© 2016, Editorial Paidotribo

www.paidotribo.com

E-mail: paidotribo@paidotribo.com

Segunda edición revisada y ampliada

ISBN: 978-84-9910-535-2

ISBN EPUB: 978-84-9910-629-8

BIC: VFMG

Fotocomposición: Editor Service, S.L.

Dedico esta obra a dos personas cuyo apoyo incondicional me permite diariamente descubrir y redescubrir la vida: a mi esposa, Adelle, que confirma con creces el refrán de que «Detrás de todo buen hombre hay siempre una gran mujer», y a mi hijo, Elan, que siempre será mi gran maestro.

Igualmente dedico este libro, y mi desempeño profesional diario, a mis alumnos desperdigados por todo el mundo, a los que ya conozco y a los que nunca conoceré: sois la inspiración para dar lo mejor de mí mismo.

Nunca dejaremos de explorar, pues la finalidad de tanta exploración es llegar donde empezamos y conocer ese lugar por primera vez.

Little Gidding, T. S. Eliot (1888-1965)

Índice

Prólogo

Prefacio

Agradecimientos

Introducción

1.Mejorar el cuerpo y la mente

2.Alineación, postura y movimiento

3.Práctica eficaz del Pilates

4.Ejercicios sobre colchoneta

5.Reformer universal

6.Cadillac

7.Silla wunda

8.Barriles

9.Ped-a-pul

10.Silla de brazos

11.Círculo mágico

12.Muestra de tandas de ejercicios

Bibliografía

Índice de materias

Sobre el autor

Prólogo

Kathleen Stanford Grant (nacida el 1 de agosto de 1921 y fallecida el 27 de mayo de 2010) escribió los siguientes párrafos para la primera edición de este libro. Su familia, amigos y toda la comunidad Pilates la echarán terriblemente de menos. Dejó una huella indeleble en esta disciplina.

Cuando conocí a Rael en Santa Fe (Nuevo México), en 1991, la comunidad Pilates era todavía muy pequeña. Por recomendación de John Claude West, un antiguo compañero de estudios que tenía su propio centro de Pilates en Nueva York, me invitaron a impartir un cursillo sobre silla wunda, un aparato con el que yo había trabajado mucho de la mano de Joseph Pilates. Era la primera vez que la comunidad Pilates me pedía consejo profesional. Aquel encuentro en Santa Fe fue determinante para el reconocimiento de la primera generación de profesores de Pilates y para la recopilación y divulgación de información fruto de la experiencia y del ejercicio profesional.

Después de dos operaciones de rodilla, Pearl Lang, el famoso bailarín y coreógrafo, me derivó al señor Pilates, el cual, considerando que sería lo más beneficioso para mí, recurrió ampliamente a la silla wunda para la recuperación de mi rodilla. Durante la rehabilitación aprendí mucho sobre la silla wunda y me dediqué a desarrollar un repertorio propio de ejercicios. De 1973 a 1988 seguí utilizando la silla wunda para mis clases en la academia de Henri Bendel, y sigo utilizándola hoy, también en el plan de estudios que dirijo en la Tisch School of the Arts, facultad perteneciente a la Universidad de Nueva York.

Nada más hacer mi entrada en la academia de Santa Fe, de inmediato me rodeó un grupo de profesionales veteranos provenientes de los más diversos lugares, todos ellos ávidos de información y entusiasmados por poder pasar tiempo conmigo. Me llamó la atención un hombre del grupo, y cuando pedí que saliera algún voluntario para hacer una demostración de algún ejercicio, fue ese mismo hombre quien se ofreció. Se subió a la silla wunda y comenzó a realizar el ejercicio. Al instante me di cuenta de que era un gimnasta aventajado y de que conocía bien el Pilates. No obstante, cuando empecé a recolocarlo y corregir su postura, realizando complejos ajustes de su alineación y movimiento, vi el asombro –¡y también el ego de un hombre joven!– reflejado en su rostro. Aquello me hizo reír para mis adentros. No cabía duda de que era fuerte, pero se apoyaba más en su fuerza y capacidad física que en su zona media o centro.

La clase duró varias horas, durante las cuales transmití mis enseñanzas e hice demostraciones, ajustes y correcciones. Las ganas de aprender de todos ellos, así como su humildad en presencia de otro profesor, me infundieron respeto. Aquel cursillo fue un momento crucial en la evolución del Pilates. A partir de entonces, la silla wunda, que se había quedado obsoleta, volvió a gozar de gran popularidad.

Por supuesto, aquel joven era Rael, y en numerosas ocasiones me ha comentado que conocerme cambió su vida. Aquella experiencia le inició en la vía de la exploración interior y del aprendizaje individual. Su forma de trabajar cambió, como también su forma de enseñar; aprendió a trabajar desde dentro. Por encima de todo, Rael y yo nos fuimos haciendo buenos amigos. Ahora se me considera una de las decanas de la comunidad Pilates, y Rael es un profesor de fama mundial y un maestro por derecho propio. Rael ha desarrollado un cuidadoso programa de formación de profesores, el Body Arts and Science International (BASI Pilates®), al que se me ha invitado a participar en calidad de consejera honoraria.

Ya en 1991, Rael me pidió que impartiera un cursillo en su academia de la Baja California. Le prometí que lo haría, pero sin saber cuándo. De allí en adelante, siempre que nos veíamos me recordaba mi promesa. Y tardé catorce años en cumplirla. En 2005 aterricé en Baja California procedente de Nueva York para dar un cursillo en On Center Conditioning. Aunque Rael también lo impartía, sus alumnos tuvieron la oportunidad de ver a su mentor guiado a su vez por su mentora. Fue una lección muy valiosa, es posible que más valiosa que el trabajo que allí desarrollamos.

Rael trabaja con una maestría única, y no me cabe duda de que actúa desde dentro. Además muestra un entusiasmo juvenil inagotable por seguir creciendo y aprendiendo. Tenemos que mantener viva la herencia del Pilates, preservar su pasado, respetar su futuro y defender los valores y principios del método. Y pocos han hecho tanto por ese propósito como Rael. Es el hombre al que el señor Pilates hubiera elegido para continuar su labor.

Kathy Stanford Grant

Profesora de Pilates de la primera generación, decana de Pilates

Prefacio

Cuando salió a la luz la primera edición de este libro, fue la culminación de dieciséis años de buenas intenciones y tres años de escritura. Mi deseo fue plasmar por escrito mi labor de profesor y alumno de Pilates, pese a lo cual, siempre que lo intentaba, me abrumaba la enormidad de este sistema de acondicionamiento físico y mental. Sabía que para ofrecer algo profundo y valioso a los entusiastas del Pilates, tendría que acumular más conocimientos y experiencia. Así que volví al gimnasio para perfeccionar el repertorio de movimientos, ahondar en el trabajo físico y dar unas cuantas miles de horas más de clases. Ese inacabable proceso de formación me ha llevado a recorrer los cinco continentes y a destinar más horas a la práctica del Pilates de las que pueda recordar.

Cuando sentí la necesidad de sentarme a escribir, allá por el año 1990, llevaba practicando Pilates más de diez años. Tenía una diplomatura del Instituto Wingate de Educación Física de Israel; había sido bailarín profesional y había completado un máster en estudios de danza en Inglaterra. Había sido un ávido y competitivo atleta desde mi juventud y practicaba yoga desde la adolescencia. No obstante, para mí la empresa de convertirme en un experto en Pilates fue como aprender de nuevo a gatear y a caminar. Ese acto de humildad, que me enseñó a moverme con una facilidad y fluidez de las que no gozaba antes, me sirvió de inspiración, aunque en ocasiones también alimentase mi frustración. Sentía que me había embarcado en un larguísimo viaje de aprendizaje y práctica que expandiría mi comprensión del movimiento, y sentaría las bases de mi bienestar físico y mental.

Ahora, con la publicación de la segunda edición de Pilates, me parece que la agonía inicial de escribir este libro ha sido una buena inversión. Mi corpus de ejercicios, conocimientos y experiencia no ha dejado de expandirse; las cifras de practicantes de Pilates crecen en todo el mundo, y el método Pilates se ha incorporado a la corriente dominante del mundo del fitness, del entrenamiento deportivo e incluso de los tratamientos terapéuticos. Tampoco ha dejado de aumentar la demanda de profesores cualificados, y en la actualidad esos profesores están mejor formados y equipados para dar salida a las crecientes posibilidades de este método. Hoy en día, el sistema educativo que creé en 1989, el Body Arts and Science International (BASI Pilates®), está implantado en treinta países y sigue en expansión.

Joseph Pilates soñó con el reconocimiento y difusión universal de su método, y creyó que era posible. No obstante, no creo que ni en el más ambicioso de sus sueños se imaginara la popularidad de la que hoy día goza el método Pilates. Él quería que su método –al que llamaba contrología– se enseñara en todas las escuelas, pues pensaba que influiría de forma positiva en la sociedad. También persiguió la meta de que los profesionales del sector médico y sanitario adoptasen el método por sus efectos beneficiosos, físicos y mentales, sobre el bienestar general de la población.

En la actualidad se están cumpliendo los sueños de Joseph Pilates. Su método se está aplicando en centros escolares y cada vez se utiliza más en clínicas, hospitales y centros de investigación. Los estudios de investigación están documentando muchos de sus principios y conceptos, y la profesión médica ha reconocido su valor. Desde hace tiempo abrigo la creencia de que si todas las personas que habitan este planeta hicieran todos los días ejercicios sobre una colchoneta, viviríamos en un mundo mucho mejor, ya que ¡no hay nada mejor para sentirse bien!

Joseph Pilates murió desilusionado por diversos motivos. En su libro titulado Your Health [‘tu salud’] expresa su desprecio por la profesión médica y por la estrechez de miras de la gente. Es trágico que Clara, su esposa, y él no vivieran lo suficiente como para presenciar el crecimiento de su método y el fenómeno social en que se ha convertido. No obstante, el espíritu de sus enseñanzas perdura, y yo siento la responsabilidad personal de conservar su integridad y la elevada exigencia de sus ejercicios. Espero que este libro constituya una aportación valiosa, y contribuya a mantener viva su llama.

Agradecimientos

Esta edición de Pilates es la culminación de una trayectoria profesional que abarca treinta y cinco años, y por eso unas pocas páginas no bastan para dar las gracias a todos los que me han ayudado en el camino.

Son muchas las personas que me han enseñado, inspirado y guiado: alumnos, profesores, colegas, homólogos, amigos y mi querida familia. Todos han influido en la publicación de este libro y merecen mi más sincero agradecimiento.

Son varias las personas cuya aportación a la primera edición fue enorme: Martin Bernard, Julie Rhoda, el doctor Jason Cheng, Chris Murray, Carol Appel y Karla Adams. No hay duda de que me sigo sintiendo agradecido a todos ellos. Me ayudaron a crear un libro que ha influido en tantas vidas..., y por eso compartimos ese premio definitivo.

Tom Heine, de Human Kinetics, me brindó el honor de embarcarme en la escritura de una segunda edición.

Tom ha estado a mi lado no sólo durante el curso de esta segunda edición de Pilates, sino también durante el proceso de escritura de Anatomía del Pilates, escrita conjuntamente con mi querida amiga y colega Karen Clippinger. Tom se las ingenió para que cumpliera con mi cometido y lo hiciera dentro del plazo, una hazaña increíble que podrán atestiguar quienes me conozcan.

Quiero dar las gracias a Carla Zych, redactora extraordinaria, por su genuino interés en el libro y por su apego a la disciplina. Sus comentarios fueron siempre inteligentes, considerados y, sin embargo, sugerentes. En muchas ocasiones en las que mi deseo era tan sólo rematar el libro, ella me devolvió al buen camino y consiguió que lo que era bueno fuese incluso mejor. Junto con Tom, Carla me mantuvo encaminado y posibilitó que el proyecto avanzara hacia su finalización.

Kirk Fitzek, fotógrafo, diseñador y amigo, derrochó con generosidad su tiempo, experiencia y gran talento. Para esta segunda edición sacó mil fotos, que se suman a las dos mil quinientas de la primera.

Kirk posee una fuente inagotable de paciencia y consigue mantener la calma y una actitud alentadora incluso cuando las sesiones fotográficas duran más tiempo del previsto y las fuerzas flaquean. En estos momentos, Kirk ya sabe sobre temas como la alineación corporal y la activación muscular tanto como cualquier buen profesor de Pilates.

Con orgullo doy gracias por el talento de todas las modelos de este libro cuya dedicación y habilidad siguen siendo fuente de inspiración: Lisa Hubbard, Leah Stewart, Kristi Cooper White y Tracy Mallett. Todas ellas fueron alumnas mías; ahora son profesoras expertas y han desarrollado su propio estilo de Pilates. Todas ellas son miembros activos de Body Arts and Science International (BASI), y devotas del sistema BASI.

Tres de ellas sirvieron, además, de modelos para la primera edición, y las tres tienen ahora mejor aspecto y practican mejor los movimientos de Pilates que siete años atrás, cuando ya por entonces su pericia era espectacular. (Durante ese intervalo, Leah ha tenido dos hijos, uno de ellos sólo seis semanas antes de la sesión fotográfica.) Sus logros dan fe de la validez del sistema Pilates, y representan honorablemente a la comunidad de este sistema de acondicionamiento físico y mental.

Los empleados y cuerpo docente de BASI Pilates® –la organización educativa que fundé en 1989 y que sigo dirigiendo– y la Academia y Estudio BASI –el centro de Pilates que abrí en 1991 en la Baja California–, son la columna vertebral de mi trabajo. Estoy orgulloso de trabajar con vosotros. Nunca os lo agradeceré lo suficiente y, sin embargo: ¡Gracias!

Me siento honrado de haber recorrido esta vía de exploración y práctica, y de haber conocido por el camino a tantas personas emotivas y generosas.

En alguna medida, mi esperanza es que este libro sirva para daros las gracias.

Introducción

Este libro es para todos aquellos que deseen un conocimiento exhaustivo del método Pilates, desde la filosofía que le sirve de urdimbre hasta los amplísimos beneficios del método conseguidos con el vasto repertorio de ejercicios de Pilates. He tratado de abarcar el máximo terreno posible con el objetivo de ofrecer un manual definitivo a todos los que, con dedicación y compromiso, enseñan y practican este método. Por otra parte, Pilates no es exclusivamente para profesionales; tengo la esperanza de que también sirva de manual introductorio a todos los interesados en profundizar en la comprensión del método Pilates.

En esta segunda edición ofrezco variaciones de muchos ejercicios para que el material sea accesible a un público más amplio, desde quienes inician su periplo con el Pilates, pasando por aquellos que lo aplican con fines terapéuticos, hasta instructores veteranos que trabajan con deportistas. Si bien ciertas variaciones aumentan la dificultad del ejercicio original, la mayoría de las variaciones simplifican la ejecución de los ejercicios.

En este libro, todas las menciones a Pilates y a su método hacen referencia al sistema de acondicionamiento físico y mental creado por Joseph Hubertus Pilates. Aunque algunos de los movimientos difieran de la manera o secuencia exactas en que se practicaban al principio, este libro se inspira y sigue muy de cerca la obra original del creador del método. La obra de este hombre, a quien (según el testimonio de la maestra de primera generación Romana Kryzanowska) el gran coreógrafo George Balanchine denominó «genio del cuerpo», sigue siendo un valiosísimo legado para profesores y entusiastas.

Poco después de que emigrasen de Alemania a mediados de la década de 1920, Joseph y su mujer, Clara, abrieron la primera academia de Pilates en Nueva York. El resto ya es historia, y también un capítulo importante y fundamental del método en sí. El conocimiento de la historia del método permite entender los ejercicios y apreciarlos en su contexto histórico teniendo en consideración el estilo de vida y las actividades cotidianas de la población en los años 1920. Por aquel entonces no existían los ordenadores, que favorecen el síndrome de los hombros encorvados; tampoco había comida basura que fomentara la obesidad de la población; la relativa escasez de coches obligaba a que la gente fuera físicamente más activa y los casos de lumbalgia no afectaban al 80 % de la población como hoy en día. En aquel entonces, el mundo era muy diferente.

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Breve historia del Pilates

Joseph Pilates nació cerca de Düsseldorf (Alemania) en 1880. Fue un niño enfermizo, afectado de raquitismo, asma y fiebre reumática. Su voluntad de superar estas enfermedades fue lo que le llevó a explorar y practicar culturismo, gimnasia, buceo y otras actividades físicas. Estudió las corrientes filosóficas y las formas de ejercicio occidentales y orientales, y la influencia ejercida en él por la herencia de la antigua Roma y Grecia fue grande. Con este rico legado estableció las bases de un sistema innovador que fue desarrollando a lo largo de toda su vida.

En 1912, Pilates viajó a Inglaterra actuando de artista circense en un número de estatuas griegas. Al estallar la Primera Guerra Mundial, lo internaron junto con otros ciudadanos alemanes en un campo de concentración en la isla de Man. Durante aquella reclusión, enseñó y practicó su programa de preparación física, y comenzó a diseñar aparatos que ayudaran a la rehabilitación de inválidos y enfermos. Si echamos un vistazo a los aparatos, veremos que algunas piezas fueron concebidas para adaptarse a las camas de los hospitales, sobre todo el cadillac. Se cuenta que Pilates asistió a muchas víctimas de la epidemia de gripe y ayudó a muchos a recuperarse de enfermedades propias de los períodos de guerra.

Después de la guerra, Pilates regresó a Alemania, y el Gobierno alemán le invitó a supervisar la preparación física del nuevo ejército. Consciente de las implicaciones que tenía esa actividad, decidió emigrar a Estados Unidos. (Según algunas fuentes, le invitaron a ese país para intervenir en la preparación del boxeador alemán Max Schmeling, defensor del título mundial.) Si bien existen indicios de que Pilates conoció a muchos de los innovadores de su época en el campo de la danza, como Rudolph von Laban, Kurt Jooss y Mary Wigman, no contamos con demasiada documentación sobre su vida antes de emigrar a Estados Unidos. Aunque Pilates no fuese bailarín, aquellos tempranos encuentros pudieron haber sido el origen de su posterior y profunda implicación con el mundo de la danza.

Durante el viaje a Estados Unidos, Joseph conoció a Clara, con la que pronto contrajo matrimonio, y que desempeñó un papel decisivo en el desarrollo y enseñanza del método. Se ha descrito a Clara como una profesora respetuosa, amable e instruida, y en algunos aspectos mejor profesora que el mismo Joseph Pilates. En 1926 abrieron su primera academia en la ciudad de Nueva York, la cual atrajo un público diverso, incluyendo celebridades, artistas circenses, gimnastas y deportistas.

No obstante, quienes de verdad reconocieron el valor del sistema Pilates y el profundo conocimiento del funcionamiento del cuerpo humano fueron los integrantes del mundo de la danza, entre los que se contaban celebridades como Balanchine, Ted Shawn, Martha Graham y Hanya Holm. Todos se empaparon del método y a menudo lo integraron en sus técnicas dancísticas y en su preparación física tras haber comprobado su efecto positivo sobre el cuerpo de los bailarines, tanto en su rehabilitación como en sus actuaciones.

Como muestran sus enseñanzas, su condición física y su nivel de ejecución, Pilates fue un hombre disciplinado. Su obra revela influencias del yoga, la gimnasia, el boxeo, las artes marciales y los sistemas filosóficos occidentales y orientales. Enseñó y mostró su método en diferentes entornos, desde su academia hasta en su pequeño piso en Nueva York, también al aire libre, donde se sentía más cómodo e inspirado. Poseía la determinación de quien tiene fe, y la creatividad de un genio. Fue un hombre que creyó sinceramente que su sistema podía ser una forma de vida. Estaba convencido de que el método era capaz de influir en todas las facetas del ser humano y, por lo tanto, también en la sociedad en su conjunto.

Pilates soñaba con que su método se enseñase en centros educativos y universidades. Creía que desde pequeñas las personas debían recibir formación sobre su cuerpo, y que esa información debía ser sencilla y accesible. Apostaba por la simplicidad de movimientos y por la elegancia natural del cuerpo, tanto humano como animal. En muchos de sus primeros artículos, y como sugieren los nombres de muchos de los ejercicios, Pilates describe su pasión por los animales y sus movimientos.

En el transcurso de su vida profesional, Pilates creó más de seiscientos ejercicios para los distintos aparatos que inventó. Para conseguir una buena salud, su filosofía de actuación consistía en ejercitar el ser en su totalidad –cuerpo, mente y espíritu–. El equipamiento de Pilates ha sido concebido para ejercitar todo el cuerpo mediante posiciones y movimientos que reproduzcan actividades funcionales y que, por lo tanto, corrijan la alineación y equilibrio del cuerpo. En cada aparato se realizan multitud de ejercicios, de nivel básico a experto. Mediante poleas, muelles y la fuerza de la gravedad, estos aparatos imponen de diversas formas un reto a la musculatura, sobre todo la intrínseca. Se ejercitan las capas profundas del músculo para obtener una mecánica óptima de movimiento y para mantener una postura y alineación correctas.

Con su visión del bienestar, con la creación de ejercicios, con la invención de máquinas de ejercitación y con su integración en la vida doméstica, Joseph Pilates se adelantó a su época. Fue el inventor de la silla wunda, que desempeñaba la doble función de mueble y que –discutiblemente– se considera el primer gimnasio casero. La imagen de Joseph Pilates en su apartamento de Nueva York pregonando las virtudes de aquel invento, con Clara mirándolo arrobada, sugiere que sus presentaciones eran algo más que simples demostraciones. Los escasos segundos de película conservados corroboran esta impresión; Pilates produjo una película en la que explicaba y promocionaba las ventajas de este sistema, en la que se incluían consejos de salud personal e incluso técnicas para ducharse. A medio camino entre una guía práctica y un anuncio publicitario, la película sugiere que Pilates se adelantó a su tiempo en sus técnicas de venta y en su consideración de la salud, la forma física y el bienestar. Años después de su fallecimiento, su obra ha sido la cabeza de puente de una revolución en el sector del fitness y ha provocado una evolución de la industria del bienestar.

El método Pilates constituye una vía completa de salud. No se limita a ser un simple régimen con que mejorar la forma física mediante la repetición inconsciente de ejercicios. Pilates es una aproximación holística al bienestar y un proceso de refinamiento para toda la vida. En el primer párrafo de su libro Return to Life Through Contrology [Retorno a la vida a través de la contrología], Pilates escribió lo siguiente: «Una buena condición física es el primer requisito para ser felices. Nuestra interpretación de la condición física consiste en la consecución y mantenimiento de un cuerpo desarrollado armoniosamente, con una mente equilibrada y plenamente capaz de ejecutar de forma natural, sencilla y satisfactoria, con júbilo y entusiasmo espontáneos, las múltiples y variadas tareas cotidianas».

En Pilates se aborda el arte y la ciencia del movimiento humano y su relación con el método Pilates. Creo que todos los movimientos de este método pueden y deben apoyarse en principios científicos (de la anatomía, la fisiología, la biomecánica y la cinesiología) y artísticos (de la estética, las sensaciones interiores, los componentes psicológicos, y el flujo de energía y fuerza vital). Este significativo solapamiento del arte y la ciencia del movimiento humano ha sido aceptado y explorado a través de los tiempos. Cuerpo y mente mantienen una relación simbiótica y vigorizante cuyos resultados son profundos y, en ocasiones, inexplicables. Esta relación entre cuerpo y mente constituye el núcleo del método Pilates.

Analizar en profundidad todos los aspectos del Pilates es una tarea que excede el propósito de este libro; por ejemplo, sólo el estudio a fondo de la respiración llevaría más de cien páginas de explicaciones. En lugar de eso, la información que aporto aborda el método Pilates en su totalidad, haciendo hincapié en el repertorio y en la forma de acometer los ejercicios por medio de su presentación, descripción y análisis. Por supuesto que se incluye un apartado sobre la respiración, dado que es uno de los pilares básicos del método, y se sugiere un patrón respiratorio para cada ejercicio. Tampoco se abordan en detalle los temas de anatomía, fisiología y biomecánica, si bien es importante que los profesionales del Pilates y los entusiastas serios posean un conocimiento práctico de estas áreas, motivo por el cual se recomienda encarecidamente profundizar en su estudio. Remito a la bibliografía apuntada al final del libro para quienes quieran encontrar alguna sugerencia.

Pilates te guiará a través de una serie de ejercicios, desde el nivel básico, pasando por el intermedio, hasta llegar al nivel avanzado. Los más de doscientos ejercicios del libro se organizan de forma práctica; cada capítulo corresponde a un aparato diferente. Y dentro de cada capítulo, los ejercicios se organizan en bloques basados en las regiones del cuerpo y en la función de ciertos grupos musculares. Dentro de cada bloque se exponen ejercicios individuales y repertorios de ejercicios que reciben el nombre de series y tandas. La descripción de los ejercicios comprende su nivel de dificultad y el grado de resistencia recomendado. También aporto información sobre los músculos implicados, los objetivos del ejercicio, comentarios e ideas para el proceso de visualización que resultarán útiles para la ejecución y enseñanza de los movimientos, y una lista de comprobación de puntos importantes para obtener resultados positivos. En este libro no se abordan los ejercicios más avanzados ni de nivel experto, que constituirían por sí mismos un libro independiente.

A lo largo de los años han surgido distintas aproximaciones y formas de practicar el método Pilates. El método clásico consiste en ejecutar los ejercicios, fabricar los aparatos y seguir la secuencia de ejercicios tal como hizo el propio Joseph Pilates. Otras tendencias están principalmente vinculadas con la rehabilitación y han creado protocolos para tratamientos específicos que utilizan la maquinaria de Pilates, pero que han cambiado de manera sustancial el repertorio. A menudo, los terapeutas se alejan del repertorio original y de la concepción holística de los ejercicios; y en ocasiones, la relación con la fuente es muy remota. Otras tendencias se centran en grupos cerrados de población, como bailarines y deportistas, adaptando el repertorio a sus necesidades y, del mismo modo, suelen olvidar los ejercicios originales y la filosofía del Pilates.

A lo largo de este libro, y como también hago en mis clases y horas de práctica, me esfuerzo por permanecer fiel a la esencia de la obra de Joseph Pilates, sin por ello evitar que se produzca una evolución. A esta vía he dado en llamarla «ciencia y artes corporales», y de ella surgió Body Arts and Science International (BASI), una organización educativa de carácter internacional y dedicada a la enseñanza de Pilates. Esta tendencia adapta el arte y la ciencia del método Pilates a contextos contemporáneos, mientras que la organización es un medio para compartir este sistema dinámico con entusiastas y profesionales de todo el mundo. En ocasiones, el concepto de evolución se interpreta de forma errónea como un rechazo del método clásico de Joseph Pilates. Nada más lejos de la realidad. La evolución del Pilates, y es así como concibo el BASI Pilates®, justifica la información previa y mantiene el método tan vivo y relevante en la actualidad como cuando Joseph Pilates estaba vivo. La evolución es necesaria y, siempre y cuando hunda sus raíces en el método original de Joseph Pilates y preserve su obra e intenciones, debería seguir considerándose Pilates.

Aunque suponemos que no definió o ni siquiera entendió muchos de los conceptos tal como hoy lo hacemos, Joseph Pilates sembró las semillas de un nuevo método de acondicionamiento corporal. Los ordenadores y otros métodos sofisticados de investigación nos han permitido respaldar científicamente conceptos que para Pilates y otros innovadores de su época se basaban en gran medida en la intuición. Esta demostración en tiempos modernos de lo que antes sólo se intuía en los inicios de la disciplina ha acelerado la adopción del método Pilates en muchos ámbitos, como el de los tratamientos terapéuticos, la preparación física, el ejercicio prenatal y posnatal, y la ejercitación de los mayores.

Los terapeutas llevan años soñando con un sistema mediante el cual los pacientes superen las fases iniciales de rehabilitación hasta conseguir el objetivo final de recuperar la forma física y el funcionamiento eficaz del cuerpo. Los deportistas han buscado medios para mejorar su rendimiento en la competición. Los bailarines han tratado de hallar un sistema mediante el cual mejorar su fuerza, flexibilidad y técnica, manteniendo sin embargo la silueta que su oficio les exige. Actores, artistas circenses, músicos, cantantes –y la lista no acaba aquí– buscan de manera constante la mejora de su rendimiento y la prolongación de su vida profesional. El método Pilates es perfecto para todos estos grupos.

Los mejores deportistas de cualquier disciplina son plenamente conscientes de la necesidad de usar por igual el cuerpo y la mente. Ahí radica la esencia del método Pilates. Una vez que un deportista ha alcanzando el máximo de su capacidad física, sea la fuerza, la velocidad o las destrezas para ejecutar las acciones requeridas en su deporte, el aumento del volumen de entrenamiento y de las sesiones prácticas sólo da por fruto un empeoramiento de los resultados. Es probable que cuando nos volcamos en la capacidad de la mente y en su intrincado vínculo con el cuerpo obtengamos ese punto adicional de rapidez o fuerza. Son muchos los deportistas que han hallado la respuesta en el Pilates, y por eso en la actualidad goza de la credibilidad que se merece.

Pilates no sólo tiende un puente entre el cuerpo y la mente, entre la vida cotidiana y un rendimiento óptimo, entre la rehabilitación y un movimiento sano, sino que ofrece un sistema que cuando se emplea en todo su potencial, logra mejorar cualquier aspecto de la vida. Ofrece soluciones por igual a personas con movilidad limitada y a deportistas de élite. Resulta igual de beneficioso para un niño de once años que para un anciano de ochenta, y motiva tanto a hombres como a mujeres. Es adaptable y diverso, y ahí radica su magia, y no en que en unas cuantas sesiones logre transformar el cuerpo o que ofrezca como resultado un físico perfecto como si fuese una varita mágica (afirmación que, por desgracia, en ocasiones se le atribuye).

Pilates es para los mayores que no encuentran un sistema adaptado a sus necesidades ni tampoco dónde ejercitarse, como también lo es para los jóvenes que quieren verse y sentirse mejor. Es para personas en baja o en gran forma física que quieren rendir a un nivel óptimo y que quieren cambiar para mejor sus vidas. En otras palabras, Pilates es para todo el mundo (pero no necesariamente para todos). Siempre y cuando se tenga ambición por mejorar, nos espera un mundo por descubrir y posibilidades todavía por explotar.

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Mejorar el cuerpo y la mente

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¿Acaso el crecimiento exponencial del Pilates, un método de acondicionamiento físico poco conocido antes del año 2000, se trata de una exageración publicitaria? ¿A qué se debe ese crecimiento repentino al que el autor Malcolm Gladwell, autor del bestseller The Tipping Point [La clave del éxito], calificaría como una epidemia? Las razones de la enorme popularidad del Pilates radican en sus diversos y muy profundos beneficios, que no se limitan a la mejora de la condición física y del rendimiento deportivo, ni a la mejora del aspecto físico ni a una mayor sensación de bienestar.

Si la comunidad de la danza lleva tanto tiempo beneficiándose del Pilates, será por una buena razón. A juzgar por sus proezas y por el nivel físico que alcanzan, los bailarines son deportistas supremos. Sin embargo, las exigencias que imponen a sus cuerpos son enormes y es muy alta la incidencia de lesiones; hay varios estudios que apuntan a una incidencia incluso mayor que entre los jugadores de fútbol americano. Los bailarines necesitan un régimen excepcional de acondicionamiento físico que complemente su entrenamiento de danza y que ayude a la prevención y rehabilitación de lesiones. Como bailarín que soy, he afirmado en muchas ocasiones que, por las muchas carreras profesionales de bailarines que ha impulsado o salvado con su método, Joseph Pilates es el héroe anónimo del mundo de la danza. En la actualidad, todo el mundo puede beneficiarse del método que durante tantos años han utilizado los bailarines como entrenamiento alternativo, y disfrutar de muchos de sus mismos resultados.

Los deportistas fueron los primeros en recurrir con asiduidad a formas de entrenamiento alternativo y en reconocer sus profundos beneficios. Y, sin embargo, sólo ahora comienzan a percatarse de la existencia del Pilates y a reconocerlo como una modalidad legítima de entrenamiento alternativo para mejorar el rendimiento y prevenir lesiones. Muchos de estos deportistas pueden permitirse cualquier forma de acondicionamiento para mejorar su rendimiento, y el hecho de que tantos se decanten por el Pilates es un claro testimonio de su valor. Lo practican golfistas de máximo nivel y los mejores nadadores del mundo; la mayoría de la élite de los bailarines, patinadores artísticos y tenistas. Los jugadores más rápidos y que más saltan en los deportes de pelota, y todo un elenco de actores, cantantes y músicos. Al mismo tiempo, es la mejor elección para aquellas personas que nunca han hecho ejercicio y una excelente incursión en el mundo del fitness.

En el año 2000 di una conferencia sobre cómo mejorar el rendimiento deportivo por medio del método Pilates. Durante la preparación de aquella exposición, y de manera informal, entrevisté a varios nadadores olímpicos para preguntarles qué buscaban en un régimen de entrenamiento alternativo y cómo pensaban que el Pilates podría ayudarles a mejorar sus resultados. Las respuestas fueron variadas, si bien la mayoría de los entrevistados identificaron dos objetivos: mejorar la fuerza del núcleo y explorar los beneficios del control y el poder sobre el cuerpo y la mente. Ambos conceptos son inherentes a la esencia del Pilates, y muy pocos regímenes de entrenamiento, por no decir ninguno, alcanzan estos objetivos con tanta eficacia como el Pilates.

¿Es el Pilates adecuado para todas las personas? Sí. ¿Elegirá todo el mundo el Pilates como régimen de acondicionamiento físico? No. No todo el mundo sintoniza con el enfoque de Pilates, y es posible que no sea la mejor elección para ciertos objetivos del entrenamiento. Por ejemplo, para los culturistas interesados en aumentar su masa muscular es mucho mejor el levantamiento de pesas. Quizá los velocistas que quieren ganar rapidez y agilidad prefieran ejercicios pliométricos u otras formas de entrenamiento resistido. (Aunque soy de la opinión de que incluso los culturistas y velocistas se beneficiarían enormemente de algunos aspectos del Pilates, como la potenciación de la fuerza del núcleo corporal, el aumento de la conciencia y el control del cuerpo y la flexibilidad.)

Aun así, la adaptabilidad y el enorme atractivo del Pilates son asombrosos. Es apropiado para un amplio espectro de la población, ya que sus beneficios no se limitan a los jóvenes ni a los superentrenados ni a los superatléticos. Durante mucho tiempo mi opinión ha sido que, en esencia, los dos estratos de la población que más se benefician del Pilates son los jóvenes y los mayores, los dos extremos del espectro de la población. He sido testigo de cambios positivos producidos por el Pilates, y que me han sorprendido incluso a mí, en la postura y alineación del cuerpo, en el peso y la distribución de la masa corporal. He visto cambios positivos en la estética, el rendimiento deportivo y la capacidad para el desempeño de actividades cotidianas. Mis alumnos han compartido conmigo historias entrañables sobre la mejoría de sus relaciones personales y sexuales. He presenciado y experimentado en mí mismo los resultados de programas de rehabilitación postraumática o postoperatoria que incorporaban Pilates y cuyo éxito superó todas las expectativas. Suena demasiado bien para ser cierto. Sin embargo, estos resultados no dejan de darse una y otra vez en todo el mundo, razón por la cual la comunidad internacional está tomando nota. Pese a que se requieren más estudios científicos, los ya existentes corroboran muchos de estos hallazgos anecdóticos y confieren credibilidad a la práctica del Pilates.

Está claro que el Pilates no es una poción mágica que lo cure todo y consiga cambios instantáneos. Todo cambio requiere tiempo y cierto grado de compromiso y disciplina. La dedicación habitual, pongamos que de tres días por semana a la práctica de Pilates, durante seis semanas, dará como fruto inevitable algunos cambios positivos. Pese a que algunos cambios serán inmediatos –por ejemplo, un cambio en la conciencia corporal, en la activación de los músculos y en la alineación del cuerpo–, la mayoría de los cambios y adaptaciones requerirán tiempo para que dejen una impronta en el sistema neuromuscular, para que transformen los músculos y para que esa transformación se integre en la vida de una persona.

Una de las experiencias más gratificantes de toda mi vida profesional con el Pilates fue trabajar con una mujer llamada Stella, que acudió a mí con 76 años, y que sufría de escoliosis grave y numerosos desequilibrios musculares y estructurales. La literatura médica niega a esas alturas de la vida toda posibilidad de obtener cambios en la alineación, en la postura o incluso en el movimiento. Más bien al contrario: lo más probable es que afirme que sin cirugía ni corrección ortopédica durante la preadolescencia, no es posible obtener cambios significativos en la alineación del cuerpo en etapas posteriores de la vida. Sin embargo, Stella trabajó con una dedicación y un grado de compromiso que pocas veces he visto. Fue un ejemplo para todos, también para mí, con independencia de la edad y del nivel de forma física. Al terminar la primera sesión con Stella, me di cuenta de que era un caso único, y ella fue consciente de haber hallado un sistema que podía mejorar muchísimo su vida. Unas pocas sesiones más tarde, mejoró su conciencia corporal y comenzó a detectar los inmensos desequilibrios que atenazaban su cuerpo. Pasadas treinta sesiones, Stella se movía de forma diferente, su postura había mejorado, y la confianza en sí misma era mayor; de hecho, fue toda su vida la que cambió. Esas mejoras tempranas le hicieron darse cuenta de que era sólo el principio, y de que era imprescindible una dedicación a muy largo plazo –no de días, semanas o meses, sino de años–. ¡Y no cabe duda de que mantuvo su grado de compromiso!

¿Se trató sólo del método, de los ejercicios y los aparatos? No lo creo. Fue Stella, fue su visión positiva, su determinación y su fuerza vital. el Pilates le procuró un vehículo y las herramientas para que se produjeran los cambios. ¿Se le enderezó la columna de repente? Por supuesto que no. A su edad no podría producirse un cambio de ese calibre en la estructura ósea. No obstante, cambiaron su alineación, su control muscular y la eficacia de sus movimientos. La intensidad de sus dolores se redujo de manera radical, y comenzó a disfrutar con relativa soltura de sus actividades cotidianas, en especial de su adorada jardinería. No exagero si afirmo que el Pilates le dio una nueva oportunidad en la vida.

Creo de veras que el cuerpo es el templo sagrado de todo lo que oculta en su interior. En el cuerpo reside la esencia de lo que somos y es quien encarna nuestro verdadero potencial. Aunque he pasado gran parte de mi vida afinando mi cuerpo como si de un instrumento musical se tratara, desde muy pequeño supe a nivel visceral (y más tarde a nivel consciente) que la actividad física –ya sea Pilates, yoga, danza, surf, windsurf, atletismo, parapente, ciclismo, snowboard o esquí– influye de manera positiva en nuestra personalidad. Sin duda los beneficios físicos son importantes; sin embargo, los efectos sobre la personalidad acarrean implicaciones infinitas. Influyen en tu funcionamiento, en cómo te sientes, en tu relación contigo mismo y con los demás, y en el éxito en cualquier aspecto de la vida. Sencillamente, hace que te sientas bien. Y si te sientes bien, funcionas bien, te sientes realizado y la vida parece más completa. El viejo dicho que afirma que en un cuerpo sano habita una mente sana podría en realidad ir un paso más allá: es una mente sana la que gobierna un cuerpo sano.

Beneficios del Pilates

Desarrolla muchos aspectos del bienestar físico: la fuerza, la flexibilidad, la coordinación, la velocidad, la agilidad y la resistencia física.

Aumenta la conciencia corporal.

Potencia el control del cuerpo.

Enseña una correcta activación de la musculatura.

Corrige la postura y la alineación.

Facilita el funcionamiento óptimo de los órganos internos.

Mejora el equilibrio y la propiocepción.

Profundiza en la respiración y en los beneficios físicos y psíquicos que genera.

Facilita la concentración y la capacidad de centrar la atención.

Favorece la relajación y la liberación de tensiones.

Ayuda a mantener en un estado óptimo la musculatura y la estructura ósea.

Ayuda a las embarazadas proporcionándoles un ejercicio seguro, eficaz y sin impactos.

Sirve de entrenamiento alternativo a los deportes y las actividades cotidianas.

Distribuye la masa corporal de manera más estética (la gente afirma sentirse y verse más estilizada).

Ofrece una vía hacia la armonía interior mediante un cuerpo en forma.

La unión de cuerpo y mente

El debate sobre la conexión entre cuerpo y mente se pierde en la noche de los tiempos, aunque cada cierto tiempo resurge como una corriente marina. Durante las décadas de 1970 y 1980 presenciamos modas que se centraron en el físico –métodos basados en un duro trabajo y con lemas tan nefastos como «Para ganar hay que sufrir» o «Trabaja hasta caer rendido»–. En los últimos tiempos, la industria del fitness ha retomado el interés por la conexión de cuerpo y mente, y por sistemas de movimiento integrado más tranquilos, introspectivos y delicados. Hemos presenciado el surgimiento de la popularidad del yoga y el Pilates, el interés por mimar el cuerpo en lugar de castigarlo, y una renovada vocación por desarrollar la fuerza de la conexión entre cuerpo y mente. Las pruebas de dicha conexión no dejan de acumularse, sobre todo gracias a los estudios basados en las técnicas de exploración por la imagen mediante gammagrafía cerebral, que muestran cambios en el encéfalo como resultado de los cambios en el cuerpo, y viceversa.

Joseph Pilates creó su sistema de ejercicios con la intención de que sus efectos se notaran en todos los ámbitos de la vida –desde los movimientos hasta las relaciones interpersonales, con la finalidad de mejorar el rendimiento en el día a día–, de modo que abriera el camino hacia el bienestar total. Estaba convencido de que la práctica generalizada de su sistema, basado como sabemos en la conexión entre cuerpo y mente, eliminaría muchas enfermedades y desequilibrios sociales. El método Pilates no es sólo una serie de ejercicios; es una forma de vida, una filosofía. El transcurso del tiempo y, de nuevo, la práctica del Pilates nos recuerdan que este sistema actúa sobre el ser humano en su totalidad. Nos obliga a ser conscientes de los cambios que obra a diario a todos los niveles. Estos cambios son positivos (como el rejuvenecimiento y el aumento de la energía) o negativos (como el aumento del estrés y las dolencias). Para cosechar los verdaderos frutos del Pilates es necesario integrarlo y que forme parte de tu vida, lo cual la enriquecerá día a día. La práctica del Pilates no es otra cosa que aspirar a encontrar el equilibrio y desarrollar al máximo el potencial del cuerpo, la mente y el espíritu.

La clave de los efectos positivos del Pilates radica en sus principios y no en sus ejercicios ni en sus aparatos. Se trata de un sistema integrador del cuerpo y la mente que, al contrario de lo que sucede con muchos otros tipos de ejercicio físico, ejercita bastante más que aspectos cuantificables del movimiento humano, como la fuerza, el grado de movilidad y la tolerancia física. Pilates integra aspectos como la conciencia corporal, el equilibrio, el control, la eficacia, la funcionalidad y la armonía, así como los profundos y duraderos efectos que tales aspectos tienen sobre el cuerpo y la mente. De este modo se desarrolla la estabilidad, se refina la postura, se mejora la mecánica del movimiento, se reeducan los patrones de activación muscular y se refuerza el funcionamiento y el bienestar, pues éste y no otro es el objetivo final de cualquier plan adecuado de acondicionamiento físico. Pilates es un método que mejorará todas las facetas de tu vida.

Los tres principios supremos

Retorno a la vida a través de la contrología comienza con las siguientes palabras: «Estar en forma es el primer requisito para ser feliz». Es una afirmación arriesgada, incluso pretenciosa, si bien el libro pronto deja claro que Joseph Pilates reconocía que no hay dos personas que posean las mismas capacidades. Lo que afirma en su frase introductoria es que el cuerpo y la mente están estrechamente vinculados, y que el estado del cuerpo influye en el estado de la mente, y viceversa. En sus escritos y en sus clases, Pilates no dejó nunca de reiterar que la condición física no sólo influye en la felicidad, sino que también lo hace en otros muchos estados mentales (positivos o negativos, dependiendo del estado del cuerpo), como la relajación, el placer, la ansiedad y la depresión. Afirmaba que mediante el despertar de miles de células inactivas, también despertamos miles de neuronas inactivas. La estimulación del cuerpo mejora el funcionamiento de la mente. En esencia, se trata de que los músculos ejerciten el cerebro.

A pesar de la extensión, complejidad y alcance del método Pilates, tres principios se mantienen inalterables. Yo los denomino principios supremos, pautas con las que iniciar de por vida un camino de exploración del Pilates. Tal vez, a medida que se realicen nuevos estudios de investigación y se defina una terminología más moderna, cambie la forma de definir ciertos elementos del trabajo y de describir los movimientos. Pero no son más que palabras o el glosario del sistema. La filosofía comprendida en estos principios nunca cambia, porque estamos hablando de la esencia del sistema.

1.Coordinar con precisión el cuerpo, la mente y el espíritu. Este objetivo es la fuerza rectora del método: integrar en cada ejercicio el equilibrio de cuerpo, mente y espíritu. Tal como escribió Pilates en Retorno a la vida a través de la contrología, la obtención de este equilibrio «se manifiesta en una postura perfecta». Si se ignora este principio y no se integra en el trabajo físico, se experimentará que el cuerpo carece de esta energía vital. A pesar de que el cuerpo, la mente y el espíritu mantienen una relación en continuo cambio, estos componentes están siempre presentes a lo largo de la vida. Practicando Pilates nos hacemos conscientes de esta interrelación. Encontrar su equilibrio es el trabajo de toda una vida.

2.Alcanzar el ritmo natural interno asociado a todas las actividades subconscientes. El nivel más alto de aprendizaje motor que se puede alcanzar es aquel en que se practica la acción hasta que la realizamos de manera subconsciente. The OutliersRetorno a la vida a través de la contrología