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La propuesta política del reino de Dios

Estudios bíblicos sobre la iglesia, sociedad y Estado

Darío López Rodríguez

© 2014 Centro de Investigaciones y Publicaciones (cenip) – Ediciones Puma

ISBN N° 978-612-4252-03-7

Primera edición digital: setiembre 2014

Categoría: Vida práctica - Vida cristiana - Política

Primera edición impresa: abril 2009

ISBN N° 978-9972-0701-58-0

Editado por:

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Salvo cuando se indique expresamente otra versión, las citas bíblicas corresponden a la versión Reina–Valera 1960

A mis hijas Mariela y Joselin. A mi sobrina Edith. Semillas nuevas del reino de Dios que a su tiempo florecerán para coadyuvar a tejer una nueva sociedad en la que moren la paz y la justicia.

Presentación

En varios países de América Latina se observa que pastores y líderes evangélicos están participando en la política. Este hecho da cuenta de que el tradicional abstencionismo político que caracterizó a la mayoría de evangélicos en años anteriores, ha dado paso a una creciente participación en el espacio público. Hoy es frecuente la candidatura de pastores o dirigentes laicos para instancias de gobierno local, regional o nacional a través de organizaciones partidarias existentes o de partidos de corte confesional. Esto muestra un innegable proceso de «politización» de los evangélicos en las última décadas.

Sin embargo, las recientes evaluaciones especializadas respecto de la incursión de evangélicos en la política, descubren que esta participación es confusa, ineficaz y, no pocas veces, corrupta. Por esta razón, el autor de este libro, considera que a los evangélicos «todavía les queda un largo camino por recorrer en el campo de la política». El hecho es que los evangélicos han ingresado al quehacer político sin una cuidadosa reflexión de los fundamentos bíblicos y teológicos y sin la formación sociopolítica necesaria para una participación política con conocimiento de causa.

Cabe, por eso, reiterar que los ciudadanos evangélicos tienen el desafío de revertir el pasivo antes señalado, asumiendo la tarea política con sentido de responsabilidad, sabiendo que no bastan las buenas intenciones para incidir en la transformación de las estructuras de injusticia e inequidad social y para construir una sociedad realmente inclusiva o de ciudadanos reales. Como decimos en otra parte, nuestros países necesitan con urgencia políticos con claro compromiso ético, que trabajen por solucionar los grandes problemas que aquejan a la población mayoritaria, que fomenten la participación ciudadana, que no antepongan sus propios intereses a los de los sectores más vulnerables y que la integridad no sea sólo elemento del discurso.

Precisamente con la finalidad de proveer insumos bíblicos y teológicos para un mejor desempeño de los evangélicos que incursionan en los espacios de la vida pública, ha sido preparado este volumen. Si la lectura de este libro provoca conciencia de una participación política inteligente, responsable y con compromiso ético, nos daremos por satisfechos.

Lima, abril de 2009

Los editores

Introducción

A diferencia de las décadas pasadas, actualmente ya no llama la atención que un número cada día más creciente de miembros, líderes y pastores de las iglesias evangélicas manifiesten un mayor interés en los asuntos públicos e incursionen en los procesos electorales como candidatos de partidos confesionales o de otros partidos políticos. Sin embargo, pese a que se trata de una novedad en la conducta pública de los evangélicos, si se la compara con la conducta habitual de abstencionismo o de «apoliticismo» de años anteriores, todavía les queda un largo camino por recorrer en el campo de la política. Las razones son varias.

En primer lugar, porque un balance apretado de la incursión de los evangélicos latinoamericanos en la política en años recientes demuestra que ellos siguieron casi la misma ruta que la de los políticos tradicionales. Es decir, no estuvieron libres de problemas endémicos como los casos de corrupción, nepotismo, clientelismo, favoritismo, ambición, entre otros; una conducta indeseable que para nada contribuyó a dibujar un rostro público completamente distinto al de la mayoría de los políticos no evangélicos.

En segundo lugar, debido a que, siendo mayormente personajes desconocidos fuera de la comunidad evangélica y no teniendo otra base social sobre la cual orientar su campaña electoral, no les quedó otro camino que el de utilizar el púlpito de las iglesias evangélicas como espacios de propaganda política partidaria, los templos como locales partidarios y a los creyentes como masa de maniobra en sus campañas electorales. Instrumentaron así la religión en beneficio propio, manipularon la fe de los miembros de las iglesias evangélicas, y utilizaron los lugares de culto como centros de captación de electores y de propaganda de su discurso político-religioso.

En tercer lugar, porque necesitan entender que el campo de la política es una frontera misionera que tiene sus propias reglas de juego, en las cuales el lenguaje religioso y las buenas intenciones son insuficientes si se desconoce que se trata de un terreno en el que los acuerdos y consensos son el pan de cada día. En otras palabras, la política no es un terreno en el que deben transitar los novatos e improvisados, como tampoco los arribistas y ambiciosos. Entre otras razones, porque el juego del poder exige, además de una cultura política mínima y de experiencia previa de gestión ciudadana, competencia profesional y solidez ética.

En cuarto lugar, porque la experiencia de los últimos años indica que buena parte de los evangélicos que estuvieron en el espacio público o se presentaron como candidatos, carecían de un discurso público basado en los principios del reino de Dios. Lo más que tenían era un lenguaje religioso adornado con citas bíblicas casi siempre sacadas de su contexto o manipuladas para legitimar sus acciones sociales y políticas, pero demasiado lejos de una teología bíblica que refleje una reflexión crítica sobre el tema del poder y de la política como servicio al prójimo.

Teniendo en cuenta todas estas limitaciones y vacíos, y como una forma de coadyuvar a un mejor desempeño de los evangélicos con vocación de servicio al prójimo cuando incursionen en los distintos espacios de la vida pública, los estudios bíblicos reunidos en este pequeño volumen buscan proporcionar un insumo teológico básico para la acción misionera en un terreno relativamente nuevo todavía para la mayoría de evangélicos. Particularmente, intentan articular la propuesta política del reino de Dios, relacionándola con la naturaleza de la iglesia como una sociedad alternativa y con la presencia misionera de los creyentes en los movimientos sociales y en la comunidad política.