Image

Image

Índice

INTRODUCCIÓN. Miguel Á. Santos Rego

I
EL CONTEXTO Y LAS BASES TEÓRICAS DE LA TRANSFERENCIA DE CONOCIMIENTO EN EDUCACIÓN

1. Universidad y transferencia de conocimiento en España. Un nuevo modelo para una nueva realidad. Salustiano Mato de la Iglesia

La transferencia de conocimiento

Definición de un nuevo modelo

La propuesta de la CRUE

2. La transferencia de conocimiento en educación: reto y oportunidad para la investigación educativa. Miguel Á. Santos Rego, Mar Lorenzo Moledo y Jesús García Álvarez

La transferencia de conocimiento como metáfora de progreso

El alcance epistémico de la transferencia de conocimiento

Explorando modelos de transferencia de conocimiento

Transferencia de conocimiento e investigación educativa

Conclusión

3. Complejidad y dinámica de la transferencia de conocimiento en educación. Antonio Bernal Guerrero

Sobre la noción de transferencia de conocimiento

El conocimiento y sus modos de generación y transferencia

La gestión de la transferencia: oportunidad, limitaciones y desafíos

Hacia la delimitación de la transferencia de conocimiento en educación

4. Transferir conocimiento al sector educativo desde la universidad: agentes y procesos implicados. José Manuel Touriñán López

Introducción: en el tema de la transferencia la ley es mejor que las resoluciones derivadas

La transferencia como proceso: aproximación al significado

Consideraciones finales, a modo de conclusiones

5. Identificación de marcadores de transferencia en la gestión del conocimiento en educación. Ángel García del Dujo, José Manuel Muñoz Rodríguez y Judith Martin Lucas

Educar son formas de hacer y pensar

Contra los reduccionismos en educación: el valor de las pedagogías

El valor social añadido en los procesos de enseñanza-aprendizaje

A modo de conclusión

6. Transferencia de conocimiento a los profesionales de la educación. Sentido y estrategia. Rosa Isusi-Fagoaga y Elena Castro-Martínez

Evolución del concepto de transferencia

Aplicación del modelo de análisis de los procesos de transferencia de conocimiento a la educación

El sentido de los procesos de intercambio y transferencia de conocimiento en educación

Posibles estrategias para favorecer los procesos de intercambio y transferencia de conocimiento en educación

Consideraciones finales

II
LA PRAGMÁTICA DE LA TRANSFERENCIA DE CONOCIMIENTO DESDE ALGUNOS PROYECTOS DE ALCANCE EN LA INVESTIGACIÓNEDUCATIVA

7. Ocho años promoviendo transferencia de conocimiento cívico: Proyecto Parlamento Cívico. Concepción Naval Durán y Elena Arbués Radigales

Transferir conocimiento desde la universidad

Transferir conocimiento social y cívico

Proyecto Parlamento Cívico. Actividades e investigación desarrolladas

Reflexión final

8. La transferencia de conocimiento sobre diversidad e inclusión en la educación superior. José Luis Álvarez Castillo y Gemma Fernández Caminero

Atención a la diversidad e inclusión: demanda social en educación superior y estado de la transferencia

Áreas de transferencia de conocimiento sobre diversidad e inclusión

Previsión de la transferencia en un proyecto de investigación sobre universidades inclusivas

Conclusiones

9. Aprender a aprender, competencia clave en la transferencia del conocimiento. Bernardo Gargallo López, Cruz Pérez Pérez y Fran J. García García

La transferencia del conocimiento universidad-sociedad

Aprender a aprender y transferencia del conocimiento

A modo de conclusión

10. Conocimiento pedagógico y desarrollo comunitario: ejemplificando posibilidades de transferencia. Julio Vera Vila, Cristóbal Ruiz Román y Eduardo Vila Merino

¿De dónde obtenemos el conocimiento de la educación?

Transferir para optimizar: educación de calidad y desarrollo comunitario

Sinergias entre universidad y entidades sociales para la acción comunitaria: «Asperones Avanza»

Transfiriendo esperanza: el «Mural de las Estrellas»

Transferencia y sinergias con el ámbito profesional

Ciudadanía, políticas públicas y transferencia social en clave local

Conclusiones

11. Fomentando la innovación y la transferencia de conocimiento desde las universidades: retos, proyectos y limitaciones. La estrategia de las universidades públicas catalanas. Josep M. Vilalta Verdú y Josep Alias Priego

Introducción. La sociedad del conocimiento y el nuevo contexto social y económico

Qué entendemos por innovación

Fomentando la innovación y la transferencia de conocimiento en Cataluña

Reflexiones finales

EPÍLOGO. La creación de futuro: transferir conocimiento más allá del contexto inmediato. Gonzalo Vázquez Gómez

REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS

AUTORES Y AUTORAS

INTRODUCCIÓN

En las ciencias sociales, que es donde nos reconocemos, epistémicamente hablando, las ciencias de la educación, hemos pasado demasiado tiempo aceptando sin más un uso altamente genérico de la locución «transferencia de conocimiento», como si estuviésemos ante una declaración «política» que no admite preguntas, a fin de asegurar que el mensaje llegue a destinatarios ya entregados de antemano y poco dispuestos a la búsqueda de entretelas que pudieran alentar el matiz o replantear la esencia misma del discurso al uso.

Interesa, pues, desgranar el sentido conceptual y, sobre todo, el contenido práxico de lo que venimos llamando transferencia de conocimiento en educación. Puede que incluso tengamos que razonar la transferencia de conocimiento como un eje transversal de la acción educativa, no reducida en ningún caso a intervención pedagógica desde un gabinete o departamento especializado ante un problema específico, sea del orden que sea, sino ampliada hacia cualquier dinámica académica y/o profesional en los distintos niveles y modalidades de formación.

Por decirlo de un modo telegráfico: al margen de la transferencia de conocimiento no hay progreso, y menos aún innovación o cambio en educación. Afirmar lo contrario podría llegar a contravenir el mero sentido común. Que es lo que, igualmente, podría darse si cerrásemos los ojos a los condicionantes de este proceso en una realidad donde cuentan factores de muy diversa índole (políticos, organizacionales, motivacionales, entre otros).

Es evidente que la transferencia de conocimiento ha modulado en la historia la apropiación de saberes que no por estar vinculados a patrones de vida singulares han dejado de contribuir al desarrollo cultural y científico del que han emanado aprendizajes diáfanamente asociables a la génesis, desarrollo y transformación de oficios y profesiones. Con un acento vocacional, en ocasiones asimétrico, según épocas y capacidades solicitadas a través de su complejo gremial y corporativo.

Ahora bien, la retrospectiva de la transferencia de conocimiento no puede resolverse, ni siquiera articularse, acudiendo a las típicas fuentes documentales que, al menos, permiten aventurar signos de arranque cognitivo acordes con escuelas y/o corrientes de reconocible interpretación. A menos que confundamos el tópico de nuestro interés, aquí y ahora, con modos de hacerse cargo de aquello que llamamos «proceso de aprendizaje».

La transferencia de conocimiento da por sentado, obviamente, que los seres humanos estamos preparados para aprender a lo largo de nuestra existencia en función de unos prerrequisitos o capacidades, naturales o socialmente construidas, pero demanda una extensión generativa de lo aprendido en una cadena de valor con grados de utilidad variable en la vida de los individuos y de las comunidades. De ahí que la transferencia de conocimiento sea algo distinto de la transmisión de conocimiento. Es claro que en la transferencia, el conocimiento se incorpora a una cadena de valor con posibilidades de mostrar algún retorno beneficioso en términos económicos, sociales y aún culturales.

A diferencia de la simple transmisión, en la transferencia de conocimiento lo que de verdad importa es el uso que se vaya a hacer de un conocimiento en la práctica para su mejora y/o transformación en procesos de valor añadido. Podría ser hoy el caso de una innovación educativa tan sugerente de dimensiones formativas, dentro y fuera de las aulas, como es lo que conocemos según la expresión «aprendizaje-servicio», de manifiesta funcionalidad en la educación secundaria y superior. Es su condición de aplicabilidad, no menor que la de su accesibilidad intelectual, la que ayuda a su adopción por no pocos docentes y formadores en los contextos educativos, tratando de dar respuesta a necesidades sobre el terreno.

Con todo, transferir conocimiento no es asunto sencillo, por más que reconozcamos ocasiones en las que conviene transigir con puntos de vista insuficientemente argumentados en la medida en que pudiera inducirse la identificación de tal dinámica con estrategias de transmisión o de mero «training» en un campo de actividad, formal o no formal.

Tengamos presente, además, que se trata de una necesidad puramente afirmativa de un campo de estudio sometido a tensiones de tal envergadura que alcanzan incluso a cuestionar la arquitectura de su estatus científico, desde luego paradigmáticamente complejo y poco dado a las ortodoxias metodológicas en su seno. Razón suficiente, nos parece, para intentar clarificar las posibles asociaciones de la transferencia de conocimiento en educación, toda vez que nadie discute ni el valor ni el impacto social de las buenas investigaciones educativas, máxime si estas responden a inquietudes y problemas existentes en las comunidades.

No es otra la deriva pragmática que conviene proyectar en tiempo y forma si queremos que el estudio científico en educación sirva a sus verdaderos propósitos, mejorar la vida de los individuos y promover el cambio social, al que contribuye también la innovación que somos capaces de pergeñar desde nuestros diseños de indagación en múltiples direcciones.

A mayor abundamiento, resulta un tanto paradójica la facilidad con la que olvidamos la estrecha vinculación entre el conocimiento generado en las universidades (y, por supuesto, en otras instancias) y el bienestar de la ciudadanía. A pesar, incluso, de las manifiestas deficiencias organizativas e institucionales en tal menester. De ahí que lo primero sea disponer de criterios suficientemente instrumentales para su evaluación, esto es, para discriminar entre conocimiento susceptible de informar rutas de innovación y progreso sólido, y aquel otro que aparentando perspectiva apenas resiste elementales pruebas de consistencia o rigor lógico.

Siendo así, la transferencia requiere de continuidad exploratoria en lo concerniente a las hipótesis de trabajo más verosímiles antes de plantear vías específicas y factibles para trasladar un determinado conocimiento, ya sea en las ciencias de la vida o en las más genuinamente sociales, a programas de acción, ya que, en efecto, como dice el Profesor Touriñán en su texto para este volumen, la transferencia de conocimiento tiene que entenderse necesariamente como un asunto de acciones y no sólo como un asunto de acontecimientos.

Muchas son, desde luego, las cuestiones que permanecen abiertas en torno a la transferencia de conocimiento. Necesitamos, pues, una posición aceptable —amén de consensuada— en y desde la educación. Justo ese es el motivo por el que hemos decidido activar un curso de análisis, aprovechando el fértil recorrido de una red de excelencia apoyada desde el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad y en la que nos hemos integrado ocho universidades españolas, con el objetivo de perfilar propuestas capaces de ofrecer más y mejor soporte a la universidad, donde la innovación y el aprendizaje han de beneficiar a todos los estudiantes en una sociedad que ya lo es del conocimiento, convirtiéndoles en graduados y profesionales capacitados para transferir ese conocimiento a la gestión y, si es posible, solución de problemas reales en sus entornos de vida.

Además, el interés inicial de la red por el tema en cuestión se vió favorecido por la coyuntura universitaria de nuestro país entre los años 2018 y 2019, como consecuencia de una convocatoria oficial que sumaba un sexenio al ya existente sobre el reconocimiento de la actividad investigadora. El que se añade ofrece al profesorado estable (o permanente) que ya cuente con un sexenio de investigación, la posibilidad de someter a evaluación su actividad de transferencia de conocimiento.

Como era de esperar, la expectativa y la controversia han ido de la mano, toda vez que la convocatoria alcanza a las grandes áreas de trabajo universitario sin excepción, apurando bastantes interrogantes dadas las abundantes diferencias de criterio, de indicadores, o de actividades a tener en cuenta en cada uno de los campos del saber que pueblan el territorio de la educación superior.

Por lo tanto, la ocasión era propicia. Y así, la actualidad de un tema que la red ya tenía en cartera animó en nuestro caso una propuesta de estudio conjunto que ahora llega al lector en forma de libro, por cierto con idéntico título al seminario científico de Santiago de Compostela (26 de febrero de 2019) en el que se decidió su articulación y propuesta editorial, lo que habría de exigir una consistente vertebración de partes y capítulos para una obra que se proyecta en una coyuntura muy concreta, pero con vocación de estimular un debate imprescindible entre académicos, investigadores y profesionales de la educación.

Afortunadamente, en las páginas que siguen se deslizan enfoques, modelos y propuestas, por supuesto no siempre coincidentes, elaboradas por estudiosos que llevan tiempo adentrándose en las sinuosas vías de la transferencia de conocimiento, en la misma medida en que han venido afanándose en la formulación de espléndidas preguntas de investigación en relación con problemas de inequívoca relevancia social y educativa, dentro y fuera de las organizaciones escolares. Por ello, y también por su esfuerzo y generosidad para hacer posible este análisis compartido, les expreso mi afecto y gratitud, que también lo es de la red de excelencia que me honro en coordinar. Y gracias, desde luego, a Ediciones Narcea por su amable acogida y la confianza mostrada desde la primera conversación a los presentes efectos.

Tampoco puedo olvidar el magnífico detalle del Profesor Gonzalo Vázquez Gómez, que orientó en la capital de Galicia, mis primeros pasos como docente universitario, al haber aceptado realizar un epílogo al libro. Su dilatada experiencia académica, y el hecho de que la formación en la empresa no le haya sido ajena, certifican su idoneidad como depositario de una última palabra en el volumen que ahora entregamos al escrutinio público.

Miguel Á. Santos Rego
Universidade de Santiago de Compostela

I

EL CONTEXTO Y LAS BASES DE LA TRANSFERENCIA DE CONOCIMIENTO EN EDUCACIÓN

I

Universidad y transferencia de conocimiento. Un nuevo modelo para una nueva realidad

Introducción

La universidad es una institución comprometida, desde siempre, con el saber, la educación y la formación. A lo largo de la historia, ha ido asumiendo funciones y misiones nuevas inducidas por los cambios, en ocasiones disruptivos, experimentados por la sociedad.

La universidad española, como institución nuclear de la formación superior; fuente principal de generación de conocimiento, y como institución con una dimensión social irrenunciable es ahora interpelada por un nuevo desafío. La universidad española es, sin duda, la protagonista indiscutible en el escenario socio-tecnológico y digital que introduce la denominada sociedad del conocimiento. Asume nuevos compromisos y funciones, que incluyen la transmisión del saber para la formación, la generación de nuevo conocimiento: su difusión, su transferencia y su aplicación. Pero también integra otros elementos como los de la innovación, el emprendimiento y, en definitiva, la responsabilidad social corporativa. Aspectos, todos ellos, que conforman las tres misiones de la universidad del siglo XX: docente, investigadora y divulgadora del conocimiento científico, tecnológico, social y humanístico.

En el siglo XXI, y con mayor fuerza que nunca, se añade como función adicional la «valorización» del conocimiento, que adopta diferentes formas, como son las del emprendimiento social y responsable en su compromiso con la sociedad civil. Estos nuevos patrones están, a su vez, condicionados por el impacto que generan en su entorno geográfico más próximo y remoto. Se trata, pues, de una universidad «social» y de una universidad «cultural». Pero también es una institución respetuosa con el medio ambiente. En definitiva, estamos ante una universidad sostenible, eficiente, orientada a la empresa, claramente productiva y socialmente comprometida.

Es en este contexto donde florece el concepto de «tercera misión de la universidad». Hasta hace poco, este término ilustraba el fin último de las universidades, siempre en la procura de la transmisión efectiva y eficiente del conocimiento universitario (Bueno y Casini, 2007). Los orígenes del concepto se remontan a la década de los años 1990, cuando surge en el sistema de la Ciencia y de la Tecnología anglosajón, a ambos lados del Atlántico, y con un enfoque particular en el contexto del Reino Unido, una nueva corriente de opinión crítica respecto al rol y a las funciones de la universidad contemporánea. Dicha corriente encontró de manera natural e inmediata, seguidores universitarios y científicos, fundamentalmente en el Centro y el Norte de Europa.

Sus planteamientos llevaban, necesariamente, a la revisión exhaustiva de los procesos y metodologías necesarios para integrar a todos los pilares sociales en los procesos de interacción con la universidad: centros de desarrollo tecnológico, sectores industriales, empresas, gobiernos, agentes sociales y Estado.

En el caso de España, la Ley 6/2001, de 21 de diciembre, Orgánica de Universidades, definió a las universidades como «entidades dotadas de personalidad jurídica para el desarrollo de sus funciones en régimen de autonomía y de coordinación entre todas ellas». La Ley recogía además de la creación, el desarrollo, la transmisión y la crítica de la ciencia, la técnica y la cultura, la preparación para el ejercicio de actividades profesionales, la aplicación de métodos científicos, artísticos o tecnológicos, y otras finalidades comunes como, por ejemplo, las acciones destinadas a la transferencia o a la divulgación del conocimiento hacia la sociedad civil. Desde este punto de vista, son también funciones de la universidad: la difusión, la valorización y la transferencia del conocimiento al servicio de la ciudadanía, de la cultura, de la calidad de vida, y del desarrollo económico.

Con este propósito nace el informe realizado por Mato (2018). En él se ha planteado un cambio de paradigma, consistente en abordar el tránsito hacia esta tercera misión de la universidad. Para tal fin, se plantea y se diseña un procedimiento metodológico que resulta homogéneo, objetivo a la vez que replicable (cuantitativa y cualitativamente) en todas las universidades españolas que propugnan y trabajan en esta tercera misión, entendida como el motor indiscutible para el progreso y la mejora del bienestar general en la sociedad civil.

La transferencia de conocimiento

En la actualidad, coexisten distintas definiciones en relación al modelo teórico y conceptual de la transmisión y de la transferencia del conocimiento universitario hacia la sociedad. En la mayoría de las universidades anglosajonas, por ejemplo, el término de Knowledge Transfer se centra, casi exclusivamente, en dos de las dimensiones que derivan de la aplicación del conocimiento científico al tejido productivo (empresarial e industrial)1: la primera de estas dimensiones es la que se refiere a la transferencia de tecnología (Technology Transfer); la segunda, hace referencia a la denominada gestión del conocimiento (Knowledge Management).

En el primer caso, de acuerdo con Roessner (2000), la transferencia de tecnología puede definirse como «el proceso para la formalización de conocimientos, habilidades y técnicas que proceden de las actividades de investigación y desarrollo (I+D)». Una interacción adecuada entre los distintos agentes que intervienen en los procesos para trasladar y transmitir el conocimiento universitario a la sociedad parece, consecuentemente, necesaria. Entre otras razones, porque los flujos y canales de información económica en una organización permiten una mayor capacidad de anticipación en la resolución de conflictos y facilitan la toma de decisiones.

Otras nociones complementarias a este marco conceptual son las específicas a la Open Innovation y a la innovación social (inter y multidisciplinar). En el primer caso, la «Innovación Abierta» nace en el año 2006 como consecuencia de la publicación del artículo Open Innovation: Researching a New Paradigm (Chesbrough, Vanhaverbeke y West, 2006). El concepto de innovación abierta hacía referencia «al uso intensivo de conocimiento tanto interno como externo, para acelerar la innovación interna y expandir los mercados para su uso exterior»(Chesbrough, 2003).

En el segundo caso, el de la innovación social (inter y multidisciplinar); las Ciencias Sociales y las Humanidades han constatado a través de diferentes proyectos de éxito, en qué medida el impacto de los resultados de investigación es proporcional al del número de investigadores asociados al proyecto. En el artículo «La Transferencia del Conocimiento en las Humanidades: posibilidades y características», se aborda la problemática del contexto de aplicación del conocimiento procedente de las Ciencias Sociales y de las Humanidades, cuyos resultados aparentemente se asimilan a «intangibles» y no suelen estar siempre sujetos a una protección intelectual o industrial (Castro-Martínez, Fernández de Lucio, Pérez-Marín y Criado-Boado, 2008).

No obstante, hasta ahora los sistemas de medición del impacto de la transferencia en las universidades públicas se fundamentaban en el objeto a transferir(conocimiento científico, tecnologías «físicas», métodos, procesos, know-how, etc.) no siendo necesario cuantificar su impacto social. Estos sistemas tradicionales de medición del impacto han privilegiado el contenido, la forma y las posibilidades de comercialización de lo que se transfiere, en lugar del impacto social que el conocimiento genera en el territorio. Consecuentemente, los sistemas tradicionales de medición del impacto se centran en lo que se denomina conocimiento «tácito o explícito».

Por todo esto, las corrientes de pensamiento crítico europeas (a diferencia de la escuela anglosajona) entienden la transmisión del conocimiento como una forma integral del saber, que se genera a través de la educación y de la investigación. Desde este punto de vista, la transferencia de tecnología es sólo una de las formas que adoptaría el proceso de transmisión y de transferencia del conocimiento universitario.

Por todo ello, en los denominados rankings universitarios de impacto internacional, tanto los «rankings de excelencia científica» (SCIMAGO Institutions Rankings; CWTS Leiden Ranking, Shanghai Index, etc.) que miden única o preferentemente, el impacto de las publicaciones, citaciones, colaboraciones; como los «rankings comprensivos» (Academic Ranking of World Universities, The World University Rankings, U-Multirank, QS, etc.) que además de la excelencia científica, se interesan e introducen otras variables y criterios de identificación y de selección de las mejores universidades en el mundo, tales como: la calidad en la educación; la selección del profesorado y del estudiantado; el desempeño per cápita; la contratación con empresas; los ingresos privados procedentes del entorno industrial; la reputación académica de la universidad o la visibilidad internacional, no incluyen la transferencia de conocimiento en su sentido más amplio, excluyendo totalmente su parte más social.

Desde el año 2010, en Estados Unidos y Reino Unido fundamentalmente, se vienen publicando algunos estudios que ponen de manifiesto en qué medida resulta necesaria una revisión de los sistemas de métrica de los impactos generados en las actividades de transmisión y de transferencia del conocimiento universitario a la sociedad. Por ejemplo, la publicación The economic impact of research conducted in Russel Group Universities (Russel Group, 2010) analiza un total de 125 estudios de caso en 17 instituciones del grupo Russel e introduce sistemas para la medida del impacto, tales como: los retornos financieros de licencias y spin offs universitarias; el número de puestos de trabajo creados y el potencial de impacto social.

Por otra parte, la publicación Economic impacts of technology transfer: two case studies from the U.S. Department of Defense (Swearing y Slaper, 2011) se centra en el análisis de un total de 429 acuerdos de transferencia (Technology Transfer Agreements) de los grupos de investigación adscritos al departamento de defensa federal de Estados Unidos, y aplica una metodología «Input-Output» a efectos de cuantificar los indicadores para interpretar dichos resultados con el apoyo de entrevistas cualitativas y métodos de análisis empíricos.

Estudios más recientes (Kelly, McNicoll y White, 2014) demuestran cómo los resultados de la investigación aplicada y de la transferencia de conocimiento de las universidades en Gran Bretaña, tienen un mayor retorno para el tejido productivo y para la sociedad en general, que otras actividades económicas, tales como la publicidad, el marketing estratégico y competitivo, los servicios legales, la producción de hardware informático o el transporte.

En el ámbito nacional, el reciente informe de Pérez, Pastor y Peraita (2015) conjuga los denominados indicadores de resultados (cuantitativos, objetivos y descriptivos) con otro tipo de impactos sobre el capital humano y en la actividad económica de los antiguos miembros y estudiantes de la comunidad universitaria. Un estudio más reciente publicado en 2016 y pionero en la Comunidad Autónoma de Madrid (Benito, Casini, Romera y Sanz, 2018), evidencia cómo el Sistema Público Universitario Madrileño (SPUM) constituye una importante industria, con un gran impacto en la economía de la región.

De acuerdo con lo expuesto con anterioridad, se puede concluir, que la ausencia de un marco conceptual unívoco, impide promover y generalizar un análisis de impacto que responda a las necesidades reales de calidad y excelencia universitaria en los procesos de transmisión del conocimiento universitario a la sociedad.

Esto lleva necesariamente a redefinir en su conjunto, la carrera investigadora, lo que implicaría indirectamente reconocer que los sistemas de acreditación de sexenios y otros sistemas de reconocimiento del mérito y de la capacidad investigadora deberían aplicarse igualmente al ámbito de la transferencia del conocimiento. En este sentido, el modelo para la consolidación de un tramo de transferencia podría convenir como pauta para estimular el entorno de la transferencia de conocimiento en las universidades.

Definición de un nuevo modelo

Tomando como referencia el modelo de Bozeman2 nuestro marco conceptual para determinar el éxito en los modelos de transmisión de conocimiento universitario se interesa por la medición del impacto cuantificable y económico, pero también por el impacto que se genera en la sociedad civil (Mato, 2018).

Las universidades son los principales productores de conocimiento científico, tecnológico, social y humanístico. No obstante, en todos los procesos de transmisión de conocimiento universitario (incluyendo la transferencia tecnológica y de conocimiento) conviven una multitud de agentes. Los procesos de transmisión y de transferencia de conocimiento que resultan eficientes bidireccionalmente, influyen en la naturaleza y en la evolución de los cuatro estados que componen el modelo conceptual que se expone y se describe a continuación.

En la Figura 1.1, se representan las relaciones que coexisten entre los flujos bidireccionales y los distintos estados que conforman el sistema de transmisión del conocimiento universitario. Para comprender mejor las relaciones que se generan entre los distintos agentes que intervienen en el proceso, el modelo conceptual distingue cuatro estados, que son los siguientes:

Figura 1.1. Molinillo del conocimiento universitario que ilustra gráficamente la relación entre las entidades beneficiarias o receptoras del conocimiento generado en el seno de las universidades. Fuente: Mato, 2018.

Image

Estado 1. Provisión continuada en la generación de conocimiento de calidad, en el que se relacionan e interactúan los siguientes agentes: Universidades, Organismos públicos de investigación(OPI) y Centros hospitalarios. Una eficiente relación de estos agentes entre sí, proporciona como resultado «Ciencia Excelente»

Estado 2. Innovación a través del conocimiento, en el que se relacionan e interactúan los siguientes agentes: Centros tecnológicos, Parques científicos y tecnológicos, Empresas(en particular, spinoffs y start-ups), Organismos de intermediación («Interfaces») y Organismos para la empleabilidad. Cuando la transferencia de conocimiento y la relación bidireccional entre la universidad y estos agentes es intensa y eficiente el resultado es «Crecimiento Económico y Competitividad Empresarial».

Estado 3. Políticas de conocimiento eficientes: distingue a todos los órganos de instrucción y agencias ejecutivas que participan en la planificación y regulación de las políticas para la financiación competitiva y específica en materia de investigación y de innovación (I+I). Este estado integra como agentes decisivos a todos los Ministerios y Secretarías de Estado en el ámbito de la Administración General del Estado, así como a las Agencias de Innovación, en el plano autonómico o regional, y por supuesto las direcciones generales y agencias en I+i de la Unión Europea. Una actitud proactiva de la Universidad con estos actores y una actitud de puertas abiertas y receptividad por parte de ellos, promoverá «Mejores políticas públicas».

Estado 4. Desarrollo social, económico y cultural: distingue como agentes al conjunto de ciudadanos en un territorio, y a todas aquellas organizaciones y asociaciones representativas del tercer sector (ONG y ONL principalmente) que trabajan en la promoción de sociedades cada vez más participativas, cualificadas e inclusivas. La actividad de transferencia de las Universidades al ciudadano, bien directamente de forma abierta al gran público (cultura, divulgación científica y difusión profesional) o bien a través de los actores que los representan, movimientos civiles, sociales y culturales promoverán «Progreso y valor social».

A partir de los distintos estados que intervienen en el modelo, se articularían una infinidad de relaciones entre sí, y los agentes se coordinarían entre ellos para prestar servicio a la sociedad civil que es, en última instancia, el beneficiario y receptor último de los resultados del conocimiento universitario. Se trataría, pues, de un ecosistema abierto y en contacto con otros ecosistemas adyacentes, a su vez, conformados con otros agentes y actores que interactúan simultáneamente, aunque en condiciones diferentes.

El nuevo modelo viene a complementar el de la teoría de la «triple hélice» y que describía a la universidad como un agente que entraba a formar parte de un sistema en el que estaban representadas también las empresas y la administración. La denominada «tercera misión de la universidad» consistía, implícitamente, en servir como enlace con la industria y con los sectores económicos a partir del mundo de la Ciencia y de la Tecnología (tomando para tal fin como referencia, el entorno empresarial inmediato).

Este nuevo marco conceptual integra a la universidad como una pieza más de la comunidad y del territorio en el que se genera el conocimiento. El hecho de asociar la universidad a la empresa y a otras estructuras de producción tecnológica resulta imperativo al tiempo que necesario. Pero la universidad también ha de implicarse en la sociedad civil. Las instituciones políticas y las administraciones públicas, responsables, a su vez, de la definición y de la regulación de los programas de I+D+i públicos han de contribuir también a que las empresas, la industria y las universidades respondan, conjuntamente, a las demandas de la comunidad social en la que se integran y a la que, a su vez, benefician.

La Propuesta de la CRUE

Desde la CRUE, se ha planteado una aplicación metodológica de este modelo, con el fin de incentivar y prestigiar la transferencia de conocimiento en el Sistema Universitario Español, bajo dos miradas: el escenario institucional, que permita fomentar políticas de impulso y prestigio para las universidades, y el escenario individual, que permita reconocer el trabajo de los investigadores e investigadoras en la transferencia de conocimiento.

El Escenario Institucional

Se han agrupado los indicadores definidos y calibrados en tres familias (Figura 1.2, Tabla 1.1).

Figura 1.2. Familias de Indicadores para valoración institucional.

Image

TABLA 1.1. INDICADORES INSTITUCIONALES SELECCIONADOS Y CALIBRADOS
ID DESCRIPCIÓN
CAPITAL HUMANO. 1ª PDI en servicios especiales/PDI permanente ETC
CAPITAL HUMANO. 1b PDI en excedencia por incorporación a spin-offs, centros tecnológicos o empresas/PDI permanente ETC
CAPITAL HUMANO. 2 Personal de la universidad en spin-offs participadas y centros tecnológicos/PDI ETC
CAPITAL HUMANO. 3 Tesis codirigidas por un Doctor de la empresa y un Doctor de la universidad en año n/Doctores año n
CAPITAL HUMANO. 4 Personal contratado con cargo al art. 83 y por convenios y contratos de colaboración con empresas, fundaciones y otras entidades/PDI permanente ETC
CAPITAL HUMANO. 5 Egresados en la cohorte de 5 años que están trabajando en puestos que requieran titulación universitaria/Egresados últimos 5 años
CAPITAL HUMANO. 6 Estudiantes en prácticas voluntarias/Estudiantes de grado y Máster matriculados
CAPITAL HUMANO. 7 PDI que ha participado en alguna actividad de transferencia del conocimiento/PDI ETC1
MERCADO. 1 Ingresos por licencias y acuerdos de propiedad intelectual/Presupuesto liquidado de ingresos2
MERCADO. 2 Ingresos por contratos del art. 83/Presupuesto liquidado de ingresos3
MERCADO. 3 Ingresos por proyectos relacionados con CPI/Presupuesto liquidado de ingresos
MERCADO. 4a Spin/offs con 3 o más años/PDI permanente ETC
MERCADO. 4b Personal empleado en spin-offs/PDI permanente ETC
MERCADO. 5a Patentes en titularidad o cotitularidad/PDI permanente ETC4
MERCADO. 5b Solicitudes de patentes prioritarias en titularidad o cotitularidad/PDI permanente ETC5
MERCADO. 6 Recursos captados para ayudas y proyectos de investigación/PDI permanente ETC6
PROYECCIÓN SOCIAL. 1 Start-ups/Estudiantes matriculados
PROYECCIÓN SOCIAL. 2 Estudiantes en actividades de voluntariado vinculadas a la universidad/Estudiantes matriculados
PROYECCIÓN SOCIAL. 3 Presupuesto destinado a programas propios de extensión universitaria/Presupuesto liquidado de gasto
PROYECCIÓN SOCIAL. 4 Menciones en prensa de la universidad/PDI ETC
PROYECCIÓN SOCIAL. 5 Estudiantes en convenio de prácticas/Estudiantes de grado y Máster matriculados
PROYECCIÓN SOCIAL. 6 Presupuesto destinado a proyectos de cooperación al desarrollo/Presupuesto liquidado de gasto
PROYECCIÓN SOCIAL. 7 Estudiantes matriculados en programas de mayores/Estudiantes matriculados
PROYECCIÓN SOCIAL. 8 Estudiantes matriculados en títulos propios/Estudiantes matriculados7
PROYECCIÓN SOCIAL. 9 Importe de becas y ayudas propias/Presupuesto liquidado de gasto8
PROYECCIÓN SOCIAL. 10 Estudiantes matriculados con discapacidad reconocida/Estudiantes matriculados
PROYECCIÓN SOCIAL. 11 Mujeres catedráticas de universidad/Catedráticos de universidad9
PROYECCIÓN SOCIAL. 12 Mujeres PAS en grupo A1 o grupo 1/PAS en el grupo A1 o grupo 110
PROYECCIÓN SOCIAL. 13 Mujeres del PAS con vinculación laboral permanente (ETC)/PAS con vinculación laboral permanente (ETC)11
PROYECCIÓN SOCIAL. 14 Mujeres del PDI ETC/PDI ETC12
PROYECCIÓN SOCIAL. 15 Número de cátedras de empresa/PDI permanente ETC

1-6Reformulado. Indicador incluido en la encuesta e informe «La Universidad Española en Cifras». 7-12La encuesta y el Informe de La Universidad Española en Cifras valora a presente este indicador como KPI en la 1ª y 3ª misión de la universidad. 8Indicador reformulado; en esencia incluido en la encuesta e informe «La Universidad Española en Cifras».

Los indicadores que se incluyen en la familia de «Capital Humano» se centran en el empleo directo e inducido, así como en la movilidad de los recursos universitarios en otras entidades distintas a la propia institución académica como, por ejemplo, son: la Administración pública, los centros tecnológicos, los parques industriales e incluso las estructuras mercantiles y empresariales.

Los indicadores identificados en la familia de «Mercado» hacen referencia a KPI que ya se incluyen en las encuestas que se desarrollan en la actualidad, a través de las redes OTRI y UGI dentro del informe anual «La Universidad Española en Cifras». En el informe de CRUE (Mato, 2018) se ha realizado una reformulación de dichos indicadores, añadiendo además en su descripción, nuevos denominadores que aportan características específicas para su mejor cualificación.

En el caso de la familia de indicadores de «Proyección social» se han seleccionado un total de doce indicadores que pretenden destacar la acción de la universidad con la ciudadanía. Se trata de KPI que se relacionan con criterios de empleabilidad, autoempleo o emprendimiento, gracias a la conexión directa de egresados con entidades del tercer sector y con otras instituciones de carácter público. Se destacan la cooperación y la acción social de la universidad, a través de indicadores específicos para describir la acción del voluntariado social, las actividades culturales (que buscan visualizar el capital reputacional y divulgador de las universidades españolas) o aquellos ligados a la igualdad, a la inclusión social y a la responsabilidad social corporativa.

El Escenario Individual. El Sexenio de Transferencia

El estudio en el escenario individual ha permitido el desarrollo de una nueva convocatoria para la evaluación del PDI, «el sexenio de Transferencia». La identificación y baremación de indicadores objetivos de valoración de las acciones de transferencia del PDI es un proceso complejo y marcadamente experimental que responde, en esta primera convocatoria, a su naturaleza de proyecto piloto.

Si bien la descripción de los indicadores incluidos en la convocatoria es genérica, se ha de tener en cuenta las particularidades de cada ámbito de conocimiento para interpretar y calificar adecuadamente las aportaciones. Es por ello que, considerando las peculiaridades de las distintas áreas de conocimiento, se ha procedido a la agrupación de las mismas en 15 campos: 01 Química. 02 Física y Matemáticas. 03 Ciencias de la Naturaleza y Bioquímica- 04 Ciencias de la Salud. 05 Ingeniería Química y de los Materiales. 06 Ingeniería Mecánica y de la Navegación. 07 Ingeniería Electrónica y de Sistemas. 08 Ingeniería Informática. 09 Arquitectura e Ingeniería Civil. 10 Ciencias Económicas. 11 Ciencias Empresariales. 12 Ciencias Sociales y del Comportamiento. 13 Arte y Humanidades. 14 Ciencias Jurídicas. 15 Ciencias de la Educación. Cada uno de estos campos es coordinado por un miembro del Comité Asesor y evaluado por un panel de expertos de las áreas de conocimiento incluidas en los mismos.

Los indicadores de evaluación de la transmisión y transferencia del conocimiento se clasifican en cuatro grandes bloques, de acuerdo a su naturaleza, tal y como se muestra en la Figura 1.3.

Figura 1.3. Familias de Indicadores para valoración individual.

Image

Dentro de estos bloques, que se explican a continuación, se recogen indicadores específicos que ayudan a la identificación, valoración y reconocimiento del trabajo de transferencia del PDI en las universidades españolas.

Bloque 1: Transferir a través de la formación de personas

Este bloque se centra en las actividades de formación de personas que han sido contratadas en proyectos y contratos de I+D+i, valorando especialmente aquella formación que les permita trasladar los conocimientos adquiridos a empresas o instituciones a las que ya pertenecen o en las que puedan ser posteriormente sumergidos. Esta formación debe facilitar la movilización de recursos humanos que otorguen una mayor proyección y una mayor visibilidad del alcance de las universidades en los procesos de transferencia del conocimiento.

Dentro de este primer bloque, los indicadores seleccionados se centran en la acción directa de formación de personas en el ámbito de la transferencia de conocimiento y en el empleo directo producido a través de los contratos suscritos por el solicitante:

a) Número de personas contratadas en actividades de transferencia (contratos y proyectos). Se evalúa en este apartado el esfuerzo del solicitante en la formación de personas en actividades de transferencia de conocimiento, ligadas a su ámbito de especialización. Los contratos que presenten los solicitantes, para ser elegibles, deben estar relacionados con actividades de transferencia en el ámbito del que es especialista. No podrán considerarse contratos cuando la persona que los ha realizado lo haya hecho en su condición de cargo académico o responsable político y/o institucional o aquellos en los que no existe una implicación directa del contratado en los contenidos del proyecto o contrato (administrativos, gestores, etc.).

b) Tesis industriales (empresariales o instituciones no docentes de relevancia). Según reza la convocatoria publicada en el BOE, para tener en cuenta la aportación, la tesis presentada debe de cumplir la definición de Tesis Industrial publicada en el Real Decreto 99/2011, de 28 de enero, por el que se regulan las enseñanzas oficiales de doctorado. Ministerio de Educación «BOE» núm. 35, de 10 de febrero de 2011.

c) Número de personas contratadas en actividades de emprendimiento. En este apartado se valora la consecución de empleo de personas por medio del emprendimiento, a través de la aplicación de resultados de investigación que han posibilitado nuevos productos, procesos o servicios que permiten, a través de la transferencia, la creación de nuevas empresas. Las aportaciones pueden atender a dos circunstancias: la primera, que el investigador haya participado en la creación de una nueva empresa formando parte de la misma (spin-off); y la segunda, que no sea socio de la nueva empresa, pero que la misma se haya constituido por discípulos que han aplicado los resultados de su investigación para ponerla en marcha (start-up).

Bloque 2: Transferir el conocimiento propio a través de actividades con otras instituciones

Este bloque se interesa por el alcance que la universidad o un centro de investigación tienen, cualitativa y cuantitativamente, en entidades terceras (públicas, sociales o mercantiles) y en la que es susceptible de participar (de forma directa o inducida). Se trata de fomentar la movilidad de los investigadores para que, usando las figuras contempladas en la ley del empleado público, lleven a cabo una labor temporal de trasladar y transmitir el conocimiento propio del que es especialista a entidades terceras, sobre todo a empresas que está reflejada en la Ley de la Ciencia y Tecnología:

a) Años de excedencia, servicios especiales, comisión de servicios, etc., realizando acciones de transferencia del conocimiento propio. Este indicador considera los contratos temporales en entidades externas a los que se refieren los artículos 18 y 19 de la Ley 14/2011 de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación y las contempladas para el empleado público. Asimismo, se incluirá la actividad realizada por el profesorado universitario con plaza asistencial de especialista en régimen de vinculación en instituciones sanitarias concertadas. Se debe de calificar la actividad ajustándola a la tipología específica de lo que supone la transferencia de conocimiento en cada ámbito del conocimiento. Se tendrá en cuenta, además, la duración, el ámbito, el tipo de contrato y el prestigio de la entidad contratante. En esta dimensión no se consideran acciones en las que la actividad realizada sea docente o de gestión en actividades no relacionadas con la especialidad del solicitante.

b) Pertenencia a comités de alta relevancia en el ámbito. Un segundo aspecto para hacer llegar aportaciones de méritos en este bloque es la pertenencia a comités de alta relevancia. En este caso se premia la labor de transferencia del conocimiento propio cuando el solicitante, sin dejar su institución, participa activamente dentro de otras instituciones transfiriendo su conocimiento en el ámbito en el que es especialista, redundando en beneficio de las misiones y objetivos de esa institución. Se debe analizar y calificar la relevancia del comité presentado, si es enormemente selectivo y único en su ámbito de actuación, según el impacto de las acciones que se deciden en el mismo (sobre la ciudadanía en general o colectivo profesional en particular) y la duración de la participación y el grado de ocupación que requiere.

Bloque 3: Transferir generando riqueza económica

Este bloque pretende identificar aquellos indicadores que, por su impacto, generan mayor riqueza económica y tienen capacidad tractora en el territorio o en el seno de la comunidad a la que van dirigidos. Es la forma de fomentar que la transferencia de conocimiento ayude a las empresas y organizaciones a ser más competitivas. Los indicadores dentro de este bloque son los siguientes:

a) Facturación por royalties. Patentes, modelos de utilidad, marcas, etc. Todo el conocimiento protegido, dentro del ámbito del solicitante, que esté licenciado y, por tanto, generando facturación por royalties para la institución a la que pertenece el investigador es elegible en este apartado. La tipología de productos se agrega en dos categorías. La primera, y de mayor valor cualitativo, incluirá las patentes y modelos de utilidad. Una segunda, de menor valor cualitativo, incorporará marcas y otros.

b) Participación en contratos artículo 83 y proyectos de transferencia (Figura 1.4). Los contratos con empresas o instituciones son una de las formas más directas de transferir conocimiento que genera crecimiento económico y mejora la competitividad. Esta contratación debe haberse realizado a partir de fondos captados de contratos con empresas, calificables como artículo 83 de la LOU y proyectos presentados en concurrencia competitiva en los que participen empresas u otras instituciones no investigadoras, susceptibles de absorber el conocimiento generado.

Figura 1.4. Criterios generales para la evaluación de los contratos y proyectos de transferencia.

Image

c) Socio en spin-off durante el periodo evaluado. La creación de una spin-off por parte de un investigador que haya estado activa en algún periodo del sexenio elegido es un mérito de transferencia claramente relevante en sí mismo. Se debe valorar su calidad, en función de los años que ha mantenido la actividad, si el plan de negocio obedece a nuevos productos y procesos o a servicios y consultoría, así como tener en cuenta la facturación anual y el empleo creado.

d) Número de patentes, modelos de utilidad, marcas, etc. Con el fin de premiar la actividad de protección de los resultados de la investigación se ha incluido este indicador, que es complementario al del apartado 3.a. En él se mide la intensidad del trabajo protegible y, por tanto, no publicable que puede ser transferido a empresas y que puede estar pendiente de las distintas ventanas de oportunidad que ofrece el mercado para ser licenciado. Por ello, solo se tiene en cuenta el número de patentes, modelos de utilidad y marcas relacionadas con el ámbito de la investigación del solicitante que estén aprobadas.

Bloque 4: Transferir generando valor social

Este bloque se interesa por aquellas actividades que redundan en el beneficio de la sociedad civil y en sus distintos grupos de interés. Pueden valorarse aspectos relacionados con la proyección externa y con la consolidación de la imagen pública universitaria, así como otro tipo de actuaciones relacionadas, por ejemplo, con la mejora en los procesos de accesibilidad al conocimiento (académico y universitario) de grupos desfavorecidos, o con la cooperación para el desarrollo y la mejora de las oportunidades en comunidades socialmente deficitarias.

Dentro del concepto valor social se contemplan la inclusión, la equidad, la igualdad, la cooperación al desarrollo, la responsabilidad social, la cultura, la divulgación científica y la difusión profesional. Según esto, a la hora de tener en cuenta el impacto social de la actividad de transferencia del conocimiento ha de considerarse en sentido amplio, acercando el sentido final de la actividad universitaria a la agenda 2030, a través de alcanzar metas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los indicadores objeto de valoración dentro de este bloque son los siguientes:

a) Participación en convenios o contratos con entidades