La_predicacion_biblica-cover.jpg
La_predicacion_biblica-portada.jpg

La predicación bíblica transformadora

Jonathan Lamb

Original en inglés: The Dynamics of Biblical Preaching

Langham Publishing

PO Box 296, Carlisle, Cumbria CA3 9WZ, United Kingdom

www.langhampublishing.org

© 2016 Jonathan Lamb

© 2016 Langham Publishing

© 2019 Centro de Investigaciones y Publicaciones (cenip) – Ediciones Puma

Primera edición digital: julio 2020

ISBN N° 978-612-4252-47-1

Categoría: Estudios bíblicos - Predicación

Primera edición impresa: abril 2019

ISBN N° 978-612-4252-29-7

Editado por:

© 2020 Centro de Investigaciones y Publicaciones (cenip) – Ediciones Puma

Av. 28 de Julio 314, Dpto. G, Jesús María, Lima - Perú

Apartado postal: 11-168, Lima - Perú

Telf.: (511) 423–2772

E-mail: administración@edicionespuma.org

ventas@edicionespuma.org

Web: www.edicionespuma.org

Ediciones Puma es un programa del Centro de Investigaciones y Publicaciones (cenip)

Traducción: Sara A. Deik

Diseño de carátula: Eliezer D. Castillo P.

Revisión editorial: Alejandro Pimentel

Diagramación: Hansel J. Huaynate Ventocilla

Reservados todos los derechos

All rights reserved

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o introducida en un sistema de recuperación, o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio sea electrónico, mecánico, fotocopia, grabación o cualquier otro, sin previa autorización de los editores.

Esta traducción se publica en virtud de un acuerdo con Langham Publishing.

Salvo indicación especial, las citas bíblicas se han tomado de la Nueva Versión Internacional © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional.

A los valientes predicadores del mundo mayoritario, que han sido fuente de gran inspiración

Prólogo a la edición en castellano

Este libro es un estudio bastante completo sobre la predicación. Hay que agradecer a Ediciones Puma que lo ponga ahora a disposición de los lectores en castellano. Jonathan Lamb es vastamente conocido como predicador en el mundo de habla inglesa, no sólo en su patria, el Reino Unido, sino también en Asia, África y Norteamérica. De hecho, ha dedicado esta obra a los lectores en el mundo de las mayorías, eso que en el pasado llamábamos Tercer Mundo, y si leemos con atención encontraremos varias referencias a lecciones sobre predicación que el autor ha ido aprendiendo en sus numerosos viajes.

En el mundo de habla inglesa el nombre Keswick evoca un lugar de reunión en Inglaterra donde se realizan encuentros anuales de predicación que luego se publican y que hoy son clásicos en la materia. Jonathan Lamb dirigió Keswick hasta el 2010. Por otra parte el famoso predicador John Stott, ampliamente conocido en el ámbito evangélico, creó la Fundación Langham con el objeto de promover y enriquecer la predicación evangélica de calidad teológica y homilética. Lamb ha trabajado luego en esa Fundación por sus reconocidos méritos.

Tuve el privilegio de conocer a Lamb cuando él era dirigente del movimiento estudiantil evangélico conocido como Inter Varsity Fellowship en Inglaterra. Guardo grata memoria de la calidad de sus intervenciones cuando estudiaba en Oxford. Tuvo luego responsabilidades pastorales y docentes en la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos, poniendo siempre énfasis en la buena predicación.

Lamb tiene lo que yo llamo «mentalidad homilética» que es una capacidad especial para leer la Biblia y visualizar de inmediato el bosquejo de una predicación o plática. Este libro con sus tres partes y sus once capítulos es una muestra de esa capacidad homilética. En la Introducción, Lamb ha incluido el texto de un pasaje clásico del libro de Nehemías (8.1-12) que le sirve como objeto de contemplación y luego de reflexión para ilustrar lo que la propia Biblia enseña acerca de la lectura del libro de Dios en el seno del pueblo de Dios.

Lamb une a su capacidad homilética una gran capacidad didáctica, y consigue trasmitirnos de manera convincente la importancia de prestar atención a toda la Biblia y no sólo a fragmentos de ella, nos ayuda a entender el uso de géneros literarios para penetrar mejor en el sentido del texto. En suma, al terminar una lectura atenta y estudio de esta obra los lectores habrán recibido valiosas lecciones de homilética, apreciarán más sus Biblias y estarán en condiciones de compartir la riqueza que han ido descubriendo. Felicitaciones y gracias a Ediciones Puma por haber publicado esta obra de Lamb.

Samuel Escobar

Valencia, abril de 2019

Prólogo

Una dimensión imprescindible, irreemplazable e innegociable de la vocación y acción pastoral es la predicación. Cuando la comunidad de discípulos se reúne para el culto común, además de cantar como pueblo de Dios en misión y de crecer en compañerismo cristiano, espera con creciente expectativa el tiempo de la exposición bíblica, la predicación o la proclamación de la Palabra. La Palabra es el alimento espiritual que se espera, con creciente expectativa, para seguir peregrinando como discípulos en los distintos contextos humanos en los que cotidianamente se da testimonio de la presencia viva y transformadora del Dios de la Vida.

Precisamente, el libro La predicación bíblica transformadora escrito por Jonathan Lamb, apunta en esa dirección. Tomando como fundamento y punto de partida la experiencia de exposición pública de la Palabra de Dios relatada en Nehemías 8, y utilizando como soporte bíblico-teológico diversos pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento, Jonathan Lamb, teje un bello, novedoso y desafiante libro sobre la experiencia y la práctica de una predicación bíblica transformadora, atenta al contexto del texto bíblico y al contexto del lector y oyente contemporáneo.

Para el autor del libro, no se trata solamente de comprender, explicar y actualizar el mensaje bíblico, sino de lograr que la exposición de la Palabra tenga un efecto transformador de largo plazo que afecte visiblemente la vida privada y la vida pública de quienes escuchan el mensaje siempre vigente y contemporáneo de la buena noticia del reino de Dios. Con paciencia de artesano, Jonathan Lamb, moldea un libro sumamente útil, no solo para los expositores bíblicos, sino para todos los públicos interesados en conocer cómo transmitir el mensaje de la Palabra, dentro y fuera de la frontera religiosa, particularmente en la plaza pública, tan necesitada de un mensaje pertinente para sociedades humanas que sufren un preocupante y creciente proceso de descomposición social y política que amenaza la paz, la justicia, y la igualdad de oportunidades para todos.

Una predicación bíblica transformadora, fundamentaba en la exposición de la Palabra, es tan necesaria hoy, como lo fue en el tiempo de Nehemías. Trazar rectamente la Verdad requiere, como Jonathan Lamb enfatiza una y otra vez a lo largo del libro, prepararse conscientemente. Para ello se requiere utilizar con destreza y creatividad todas las herramientas a disposición del expositor bíblico, para entregar un producto final —sustentado en la oración, el estudio, el conocimiento del contexto, así como las diversas necesidades humanas del público—que provoque una transformación que conduzca a un testimonio integral del creyente y de las iglesias en las realidades históricas en las que se encuentran como señal del reino del Dios de la vida.

¡Muchas gracias Jonathan Lamb por darnos un fruto maduro producto de un largo peregrinaje como misionero del Dios de la vida en la frontera misionera universitaria y en otros espacios de la vida humana! La lectura de este libro, así lo creo, ayudará al lector a predicar desde las honduras de la experiencia humana, para que otros caminantes o peregrinos de la vida se enamoren del Mesías Crucificado y Resucitado.

Darío A. López Rodríguez PhD

Lima, abril de 2019

Prefacio

¿De qué estamos hechos? ¿Cuál es el propósito de nuestras vidas? ¿Qué es lo que nos motiva, condiciona nuestras decisiones y determina nuestras prioridades? ¿Qué es verdaderamente lo más importante? La respuesta bíblica se encuentra en una hermosa oración, cuyo enfoque revela la preocupación de Pablo, no solamente por los cristianos de Éfeso, sino por todos los cristianos:

Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor. (Ef 1.17)

Ese es el propósito de la vida: conocer al Dios del universo, conocer al Dios que nos ha hecho y nos ha amado, conocerlo personalmente y conocerlo profundamente. Eso es lo que realmente importa. Y Pablo da inicio a la sección en Efesios 1 con la frase «Por eso yo…», porque anteriormente había agradecido a Dios por todas las bendiciones en Cristo que pertenecen a los que conocen a Dios. Estuvo orando para que puedan realmente entender estas bendiciones y permitan que estas verdades formen sus vidas.

Jesús también abordó este tema cuando citó al Antiguo Testamento. «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4.4). Él es nuestra vida, nuestra satisfacción y nuestro gozo. Todo lo demás es secundario. El profeta Jeremías denunció la necedad de imaginarse que el propósito de la vida es confiar en el poder humano, las riquezas o el entendimiento. Proclamó la punzante Palabra de Dios: «Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza. Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada» (Jer 9.23-24).

A lo largo de los años he conocido a cristianos de distintos países y en diferentes esferas laborales quienes, luego de conocer al Dios vivo, fueron transformados por medio de la predicación. Recuerdo una conversación con un estudiante de fisioterapia que, al escuchar un sermón sobre la vida nueva en Cristo de 2 Corintios 5.17, pasó de ser un cristiano de nombre a tener una fe profunda en Cristo, lo cual cambió su vida y su futuro. O un matrimonio que enfrentaba la enfermedad terminal de la esposa, y que gracias a un sermón sobre la doxología final de Habacuc, descubren que Jesús es todo lo que necesitan. O unos amigos, que ahora sirven a Dios en Tailandia, y que gracias al llamado de Cristo en los evangelios fueron remecidos de su indiferencia. O unos compañeros de trabajo, que sufrían unas de las tristezas inesperadas del ministerio cristiano, y que por medio de la predicación del canto del siervo en Isaías lograron ser consolados por Cristo. La predicación es importante, porque es la manera que Dios dispuso para encontrarnos con Cristo.

Este libro surgió inicialmente a partir de una conferencia dada en la Convención de Keswick en 2010,1 y el libro original se publicó bajo la serie de la Fundación Keswick en colaboración con IVP. Nos sentimos ahora complacidos por poder modificar esta obra gracias a la invitación de Recursos Langham Predicación, con la esperanza de que pueda ser útil a pastores y predicadores de todo el mundo.

El libro busca abordar los fundamentos de la predicación, a partir de la historia que se relata en las memorias de Nehemías. Si bien ofrece información básica para predicadores, no es un libro técnico sobre homilética, sino una introducción a los elementos que dan forma a la predicación bíblica. Espero que sea útil tanto para el predicador como para el oyente. Dado que una de sus tres secciones principales trata sobre la congregación y la importancia de que el oyente preste atención mientras se predica la Palabra, tenemos la esperanza que los dirigentes de la iglesia y la congregación puedan leer esta obra, es decir, aquellos cuya convicción sostiene a la predicación en gran estima. En otras palabras, que la vida espiritual y la renovación a todos los niveles solamente sucede por medio de la proclamación de la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo.

Estamos también conscientes de que gran parte de la explicación del contenido de la Biblia sucede fuera del púlpito: en células, eventos juveniles, estudios bíblicos individuales, reuniones de mujeres y en muchos otros contextos. Así que, ya seas locutor u oyente, predicador o dirigente de grupos, esperamos que esta sencilla introducción a los elementos de la predicación fortalezca tu confianza en tu ministerio, y te ayude a experimentar la Palabra de tal modo que seas conducido a una fe más firme en Dios y a una devoción más grande por su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Estoy en deuda con miles de predicadores en distintos continentes con los que he podido compartir gracias al trabajo de Langham Predicación, asociación que busca establecer movimientos locales de predicación que alienten y preparen a una nueva generación de predicadores bíblicos. He sido inspirado por su compromiso valiente hacia el Evangelio, su compromiso incondicional a la Palabra de Dios, y el sacrificio y entrega a sus iglesias. Dedico este pequeño libro a cada uno de ellos.

Estoy también agradecido por la constante generosidad de mi esposa, Margaret, quien continúa trabajando arduamente en el ministerio cristiano que compartimos. Y finalmente debo expresar mi agradecimiento especial a Catherine Nicholson por su corrección minuciosa de los textos bíblicos, y a Eleanor Trotter de IVP por su constante animo durante la edición de la versión original de este libro y a todos mis amigos de Literatura Langham por su ayuda en publicar una edición para los Recursos Langham Predicación.

Jonathan Lamb

Oxford, Reino Unido


1. La conferencia de Keswick se reprodujo como un capítulo del libro Understanding and Using the Bible (Londres: SPCK, 2009) de Christopher J. H. Wright y Jonathan Lamb, editores. Estoy agradecido a SPCK por autorizarme a reproducir algo del material de ese libro y, además, estoy agradecido a IVP por su apoyo en publicar la edición original de este libro, y permitirme hacerlo accesible para Recursos Langham Predicación.

Introducción

Una de las traducciones más antiguas de la Biblia en inglés es la King James. Hace algunos años, se celebraron sus cuatrocientos años, y los medios de comunicación presentaron varios reportajes acerca el impacto de esta notable traducción. Esto es lo que una persona famosa dijo: «No puedes apreciar la literatura inglesa a menos que estés hasta cierto punto familiarizado con la Biblia King James. Desconocer la Biblia King James es ser, de alguna manera, un bárbaro».

Aunque no lo creas, ese comentario positivo lo dijo el conocido ateo Richard Dawkins. Y hubo otros tantos halagos. La mayoría recalcó la influencia de esta traducción en el lenguaje y la cultura. Joan Bakewell afirmó que la versión King James es «una de las mejores obras literarias jamás escritas». Y si bien estas declaraciones fueron realmente ciertas, me pregunto qué habrían dicho Moisés o Jeremías o Pablo en respuesta a tales elogios. Alguien una vez sugirió que es como si se tomara el manuscrito original de Einstein sobre «la teoría de la relatividad» y se dijera, «¡que bella letra!»

Por supuesto, que hay mucho más en la Palabra de Dios que su legado literario, aunque este sea notable. Hace algunos años atrás, un hombre llamado J. B. Phillips estaba trabajando en una paráfrasis de la Biblia y explicó que la experiencia era similar a trabajar con la red eléctrica de una casa, pero con la electricidad aún encendida. Fue una experiencia extraordinaria: el libro estaba «vivo»; Era potente y vigorizante. Como lo dijo Martín Lutero, «La Biblia está viva, tiene manos y me agarra; tiene pies y corre detrás de mí».

La Biblia está repleta de descripciones dinámicas sobre sí misma. Jeremías dijo que la Palabra de Dios era como fuego en sus huesos o como un martillo que pulveriza la roca (Jer 20.9; 23.29). Pablo la describió como la espada del Espíritu (Ef 6.17). La idea se repite en Hebreos 4.12 «la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos…». Jesús dijo que la Palabra era como la semilla que produce una buena cosecha. Y también tenemos la intrigante historia en Lucas 24 de dos discípulos camino a Emaús después de la crucifixión de Jesús en Jerusalén. No reconocieron a Jesús, pero él deliberadamente eligió revelarse a partir de la Biblia: «Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras» (v. 27). ¿Su respuesta? «¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (v. 32).

En otras palabras, mediante las Escrituras ellos encontraron al Cristo vivo. Esta es la razón por la cual nuestras iglesias están comprometidas a escuchar, entender y explicar la Palabra de Dios, y es por eso que los movimientos de Langham Predicación se enfocan constantemente en las Escrituras. Creemos que la Palabra de Dios tiene el mismo impacto dinámico el día de hoy. La predicación es importante. Cuando se predica la Biblia fielmente y de manera pertinente, transforma nuestro entendimiento y nuestras actitudes, desafía y reconfigura nuestras cosmovisiones y, más importante aún, nos conduce a una relación viva con Dios por medio de Cristo.

Recuerdo a una amiga que, por causa de las luchas que enfrentaba tratando de criar a un hijo con graves problemas de aprendizaje, descubrió que su fe cristiana tenía cada vez menos propósito. ¿Podría ella realmente confiar en Dios? ¿Esas invitaciones a vivir con esperanza eran sencillamente expresiones sentimentales nacidas de la ilusión? Sin embargo, pasados varios domingos, luego de haber escuchando sermones sobre la vida de Rut desde una perspectiva pastoral, ella me confesó que esta antigua historia, por la gracia de Dios, había transformado su perspectiva sobre su situación familiar y había restaurado su confianza en los buenos propósitos de Dios. Esto ocurre todo el tiempo y por todas partes del mundo.

La Biblia y la predicación

Esta es la convicción que existe detrás de cada predicación bíblica, y es por esta razón que la propia Biblia, la historia de la iglesia primitiva, la historia de los avivamientos, la formación de las sociedades bíblicas y la transformación de seres humanos, dan testimonio al hecho que la predicación es efectiva sólo cuando la Biblia es su centro.

Pero, puedo escuchar a alguien decir, «seguramente que todos los predicadores predican a partir de la Biblia, ¿por qué has escrito un libro sobre un tema tan obvio?» Ciertamente se trata de una pregunta válida. El predicador en cualquier congregación, tradición y país probablemente reconoce que su tarea es explicar la Biblia. Conocemos la intensidad del mandamiento neotestamentario de «predicar la Palabra» y, cuando nos reunimos en nuestros cultos, damos por sentado que después de que el pasaje bíblico se haya leído, el predicador se para frente a la congregación, abre la Biblia, con la intención de proclamar la Palabra de nuestro Señor. Seguro que cada predicador hace esto, ¿verdad?

Lamentablemente no sucede así. Hablé recientemente con un pastor que me comentó que en su país, los pastores y predicadores escriben su sermón y luego buscan pasajes bíblicos para ilustrarlo. Cada vez que cuento esta historia escucho risas avergonzadas, ese pastor seguramente no está solo. Muy a menudo, la Biblia no establece la agenda; es simplemente la música de fondo. En muchos países, la predicación temática (que con frecuencia se basa vagamente en una serie de referencias bíblicas) es lo más común. El peligro con esta clase de predicación es que no permite que la Biblia se exprese, y fácilmente puede sustituir el poder de la Palabra por un conjunto de anécdotas entrelazadas por algún tema que esté de moda. De verdad hay una epidemia de lo que podríamos llamar «predicación light». Esta clase de predicación no tiene poder transformador, porque le falta autoridad bíblica. A menudo he hablado con amigos que, luego de haber escuchado a un conferencista vivaz, pueden describir sus historias entretenidas, pero lamentan no haber escuchado la Palabra del Señor. Las historias memorables y convincentes son vitales para la predicación, pero si se oculta, margina o ignora la Palabra de Dios en las Escrituras, nada cambiará y nada durará.

Así que esta es la proposición clave: La única clase de predicación verdadera es la predicación bíblica. Y por predicación bíblica nos referimos a una predicación que coloca a la Biblia en su centro, y expone así su poder y fortaleza. En casi toda situación, quisiera incluso tomar un paso más y afirmar que: la predicación bíblica es una predicación que expone un pasaje bíblico. Claro que existe un lugar importante dentro de la dieta de la iglesia para la predicación temática, pero también esta clase de predicación se desarrolla de mejor manera a partir de una explicación cuidadosa de un pasaje principal, acompañado por otros pasajes bíblicos. Este libro argumenta que predicar a partir de un pasaje bíblico es la manera más efectiva de proclamar la Palabra de Dios.

La predicación y el crecimiento espiritual

Es de suma importancia la predicación en cuyo centro se encuentra la Biblia. Hace muchos años atrás, el teólogo anglicano Jim Packer, al referirse a la importancia de la Biblia, inició su sermón hablando sobre los árboles secuoya del norte de California. Estos maravillosos árboles están cuidadosamente cercados porque, aunque son enormes, tienen raíces poco profundas, por lo que, a medida que más visitantes caminan alrededor de ellos, el suelo se afloja en torno a sus raíces, colocando a los árboles en una situación muy vulnerable. De hecho, no se necesitaría mucho viento para derrumbarlos. Packer comentó que, aunque hay muchas señales de crecimiento en la iglesia evangélica, existe también una inconfundible superficialidad. Y la razón fundamental, sugirió, es la incertidumbre y confusión con respecto a la naturaleza y uso de la Biblia. Lamentablemente, si hay incertidumbre aquí, puedes esperar incertidumbre en todos lados. Es una paradoja alarmante que, al mismo tiempo que tengamos la Biblia disponible en tantas versiones y formatos, guarde también un silencio impresionante en tantas áreas de la vida de la iglesia.

Hay menos dedicación a la lectura personal de la Biblia, menos tiempo a la lectura de las Escrituras en los hogares y los cultos religiosos, e incluso se margina a la Biblia en la predicación. Todo esto indefectiblemente tiene serias consecuencias. Si la obligación de la iglesia es mantenerse firme contra viento y marea, si los discípulos cristianos deben madurar en la fe, entonces sus raíces deben nutrirse profundamente de la Palabra de Dios. Como Jim Packer lo expresara: «La iglesia debe vivir por la Palabra de Dios como su alimento vital y que esa misma Palabra sea su estrella guía. Sin la predicación, no es concebible que esto se logre ver o realizar».2 Así que la primera tarea del ministerio pastoral es asegurarse que el ministerio de la Palabra (que incluye predicar, pero es más que esto) sea el palpitar de la vida y el trabajo de la iglesia.

La predicación y la congregación

Por tanto, una de las convicciones de este libro es que la predicación es un acontecimiento de la comunidad y que requiere que la congregación tome parte activa. Es importante para todos nosotros, porque es la manera en que la iglesia como comunidad se encuentra con el Dios vivo. Tenemos que encontrar maneras de integrar a nuestros cultos la Palabra que se predica, así como también hacer que esta Palabra sea el centro de nuestros grupos de estudio, utilizarla en el asesoramiento pastoral, proclamarla en el evangelismo y vivirla como ejemplo en nuestra propia vida y familia. A propósito, en varios capítulos de este libro me he enfocado en la participación de la congregación. Por ejemplo, el capítulo 1 aborda la necesidad de asegurarse que la Palabra juegue un papel central, los capítulos 2 y 3 tratan el llamado a orar y a estudiar las Escrituras, y los capítulos 6, 7 y 9 lo hacen en torno a la importancia de su aplicación y, en especial, las distintas formas en que las congregaciones pueden desempeñar su papel en la predicación, que se describen en el capítulo 8.

Veremos varios temas que surgen de una historia dramática, donde la Palabra de Dios tuvo un impacto dinámico en su pueblo durante un momento crítico de su historia. Esta historia quedó registrada en las memorias de Nehemías y, en particular, nos enfocaremos en Nehemías 8.1-12. Usaremos este pasaje como base y, entonces, la estructura del libro seguirá tres elementos dinámicos principales:

* La Palabra de Dios y la esencia de la predicación

* El maestro y el trabajo de la predicación

* La congregación y el propósito de la predicación

Exploraremos cada uno de estos temas a partir de la experiencia del pueblo de Dios en Jerusalén, cuando el maestro Esdras los dirigió hacia un encuentro transformador con el Dios viviente.

Mientras lees los siguientes capítulos, te pido que mantengas a la mano Nehemías 8.1-12 en tu Biblia, en tu móvil o recurriendo a marcapáginas. Y, primeramente, mientras lees este capítulo, hazte la siguiente pregunta: ¿Cuales son los elementos de esta historia que demuestran lo que sucede cuando se abre y proclama la Biblia de la forma adecuada?

Nehemías 8.1-12 (NVI)

Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se reunió en la plaza que está frente a la puerta del Agua y le pidió al maestro Esdras traer el libro de la ley que el Señor le había dado a Israel por medio de Moisés. Así que el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras llevó la ley ante la asamblea, que estaba compuesta de hombres y mujeres y de todos los que podían comprender la lectura, 3 y la leyó en presencia de ellos desde el alba hasta el mediodía en la plaza que está frente a la puerta del Agua. Todo el pueblo estaba muy atento a la lectura del libro de la ley.

El maestro Esdras se puso de pie sobre una plataforma de madera construida para la ocasión. A su derecha estaban Matatías, Semá, Anías, Urías, Jilquías y Maseías; a su izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana, Zacarías y Mesulán. Esdras, a quien la gente podía ver porque él estaba en un lugar más alto, abrió el libro y todo el pueblo se puso de pie. Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios. Y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «¡Amén y amén!» Luego adoraron al Señor, inclinándose hasta tocar el suelo con la frente.

Los levitas Jesúa, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Quelitá, Azarías, Jozabed, Janán y Pelaías le explicaban la ley al pueblo, que no se movía de su sitio. Ellos leían con claridad el libro de la ley de Dios y lo interpretaban de modo que se comprendiera su lectura.

Al oír las palabras de la ley, la gente comenzó a llorar. Por eso el gobernador Nehemías, el sacerdote y maestro Esdras y los levitas que enseñaban al pueblo les dijeron: «No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido consagrado al Señor su Dios».

Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza».

También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo. Les decían: «¡Tranquilos! ¡No estén tristes, que este es un día santo!»

Así que todo el pueblo se fue a comer y beber y compartir su comida, felices de haber comprendido lo que se les había enseñado.


2. J. I. Packer, ‘Why Preach?’ en Honouring the Written Word of God: Collected Shorter Writings of J. I. Packer, ed. J. I. Packer (Carlisle: Paternoster Press, 1999), 260.

Separador-ParteSup.jpg

Parte I

La Palabra de Dios y la esencia de la predicación

Separador-ParteInf.jpg