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La mirada de Galileo

Susana Biro


Fondo de Cultura Económica

Primera edición, 2009
Primera edición electrónica, 2010

La Ciencia para Todos es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Económica, al que pertenecen también sus derechos. Se publica con los auspicios de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

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ISBN 978-607-16-0322-7 (ePub)
ISBN 978-607-16-0073-8 (impreso)

Hecho en México - Made in Mexico

La Ciencia para Todos

Desde el nacimiento de la colección de divulgación científica del Fondo de Cultura Económica en 1986, ésta ha mantenido un ritmo siempre ascendente que ha superado las aspiraciones de las personas e instituciones que la hicieron posible. Los científicos siempre han aportado material, con lo que han sumado a su trabajo la incursión en un campo nuevo: escribir de modo que los temas más complejos y casi inaccesibles puedan ser entendidos por los estudiantes y los lectores sin formación científica.

A los diez años de este fructífero trabajo se dio un paso adelante, que consistió en abrir la colección a los creadores de la ciencia que se piensa y crea en todos los ámbitos de la lengua española —y ahora también del portugués—, razón por la cual tomó el nombre de La Ciencia para Todos.

Del Río Bravo al Cabo de Hornos y, a través de la mar Océano, a la Península Ibérica, está en marcha un ejército integrado por un vasto número de investigadores, científicos y técnicos, que extienden sus actividades por todos los campos de la ciencia moderna, la cual se encuentra en plena revolución y continuamente va cambiando nuestra forma de pensar y observar cuanto nos rodea.

La internacionalización de La Ciencia para Todos no es sólo en extensión sino en profundidad. Es necesario pensar una ciencia en nuestros idiomas que, de acuerdo con nuestra tradición humanista, crezca sin olvidar al hombre, que es, en última instancia, su fin. Y, en consecuencia, su propósito principal es poner el pensamiento científico en manos de nuestros jóvenes, quienes, al llegar su turno, crearán una ciencia que, sin desdeñar a ninguna otra, lleve la impronta de nuestros pueblos.

Comité de Selección

Dr. Antonio Alonso
Dr. Francisco Bolívar Zapata
Dr. Javier Bracho
Dr. Juan Luis Cifuentes
Dra. Rosalinda Contreras
Dra. Julieta Fierro
Dr. Jorge Flores Valdés
Dr. Juan Ramón de la Fuente
Dr. Leopoldo García-Colín Scherer
Dr. Adolfo Guzmán Arenas
Dr. Gonzalo Halffter
Dr. Jaime Martuscelli
Dra. Isaura Meza
Dr. José Luis Morán López
Dr. Héctor Nava Jaimes
Dr. Manuel Peimbert
Dr. José Antonio de la Peña
Dr. Ruy Pérez Tamayo
Dr. Julio Rubio Oca
Dr. José Sarukhán
Dr. Guillermo Soberón
Dr. Elías Trabulse

Se muestran grandes y muy admirables maravillas y se invita a contemplarlas a todos.

Galileo Galilei,
El mensajero de las estrellas (1610)

Sin duda la mejor manera de saber lo que implica la palabra científico es volverse un científico, pero ese camino no está abierto para todos.

Una alternativa bastante razonable es leer los escritos de un hombre que tuvo que averiguar por sí mismo, paso a paso, los procedimientos necesarios. Ese hombre es Galileo.

Stillman Drake,
Discoveries and Opinions of Galileo (1957)

Agradecimientos

Este libro no hubiera pasado de ser una mera idea sin Laura Lecuona, quien, estando todavía en el Fondo de Cultura Económica, le dio tan buena acogida a mi propuesta inicial. Y sin el trabajo de todo el personal del FCE nunca se hubiera transformado el manuscrito que yo hice en el libro que ahora ves.

Durante el periodo de investigación sobre el tema fue indispensable el apoyo del personal de la Biblioteca Manuel Sandoval Vallarta de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la UNAM. Todos, pero especialmente Miriam Navarrete, atendieron con paciencia mis solicitudes y siempre encontraron el material que necesitaba.

De inicio a fin, mis colegas, familiares y amigos soportaron estoicamente mis innumerables anécdotas sobre Galileo y su mundo. Además, tuve riquísimas discusiones con los más interesados en el tema: Sergio de Régules, Leonardo Sánchez, Leonid Georgiev y Alejandro Mier.

Cuando la idea general del libro había cuajado, armé una conferencia que cuenta la historia de ello y la di en el curso Astronomía Razonada de la DGDC, en el seminario SePosgrado en la Facultad de Ciencias de la UNAM, en la Escuela Moderna Americana y en el Instituto de Astronomía de la UNAM. Las preguntas y los comentarios de los asistentes me ayudaron a mejorar el argumento general del libro.

Después de meses de trabajar sola sobre el manuscrito, se lo pasé a Leonardo Sánchez, Elisa T. Hernández y Esteban Ricalde. Sus miradas frescas encontraron cosas que yo no había visto y que no sólo aclararon el texto sino lo enriquecieron.

Y al final regresé con Laura Lecuona para que hiciera eso que no entiendo bien cómo hace: transformar mi texto para que fluya mejor.

Invitación

Como todos los libros, el que tienes ahora en tus manos pretende ser un viaje, y esta primera sección es el folleto publicitario en el que intentaré animarte a venir conmigo.

El viaje que propongo que hagamos será en el espacio y en el tiempo. Nuestro destino es lo que hoy se llama Italia y vamos a regresar a los inicios del siglo XVII. Nuestro objetivo es seguir los pasos de Galileo Galilei durante cinco o seis años a partir de 1609. Este breve periodo es bien interesante para la astronomía y la cosmología porque se acababa de inventar un nuevo instrumento, el telescopio, que aumentó nuestra capacidad de ver y por lo tanto cambió nuestra manera de pensar. Con él, Galileo descubrió muchas cosas inesperadas en el cielo y lo comunicó de inmediato a todos los que lo rodeaban. Todo esto sucedió en un momento en que muchos pensadores ya estaban replanteando sus ideas acerca de la forma y los movimientos del universo, y estos nuevos descubrimientos junto con sus interpretaciones se sumaron a una fuerte corriente de cambios en la manera de ver el mundo.

Para entender bien lo que hizo y pensó Galileo, conviene ponernos en sus zapatos, o mejor aún, en sus manos, sus ojos y su cerebro. Lo primero que necesitamos hacer es dejar de ser personas del siglo XXI, olvidar casi todo lo que sabemos hoy. Al igual que nosotros ahora, en su momento Galileo sólo podía saber lo que ya había pasado, pero no tenía ninguna manera de saber todo lo que sucedería después. De modo que para pensar como él, debemos hacer un esfuerzo (temporal y reversible, lo prometo) por olvidar todo lo que sabemos, excepto aquello que había sucedido antes de 1609. Entonces la gente se desplazaba a pie, a caballo o en carreta; se comunicaba personalmente o a través de cartas, y escuchaba sólo música en vivo, si tenía la suerte de ser músico o conocer a uno. Y sus observaciones astronómicas eran a ojo pelón, o cuando mucho ayudados de instrumentos sencillos para determinar la posición de los astros.

Si quieres venir en este viaje, ahora es un buen momento para que escombres tu cerebro. Saca los automóviles, los teléfonos celulares y los reproductores de música y así estarás a tono con el estilo de vida de entonces. Y saca también cualquier telescopio que ande por ahí en tu memoria, junto con todos los conocimientos que éstos nos han aportado, y así sabrás lo mismo que Galileo. Deja todo esto aquí, que ya podrás regresar por ello al final de nuestro viaje:

 
 
 
 
 
 

Ahora sí, con una mente despejada, estamos listos para partir. En el primer capítulo encontraremos los enseres necesarios para llenar nuestros recién limpiados cerebros con lo que sabía Galileo sobre la astronomía y la cosmología en 1609. Esta parte del viaje la haremos a vuelo de pájaro. Sobrevolaremos los casi 2 000 años que separan a Aristóteles en Grecia de Copérnico en Polonia para ver lo que se observó y se pensó sobre el universo y nos quedaremos con la imagen que se tenía de él hacia el final del Renacimiento, que es la que tenía Galileo al inicio del periodo que revisaremos.

Así equipados, en el segundo capítulo avanzaremos a pie. Seguiremos muy de cerca el modo de pensar de Galileo desde el momento en que construyó su primer telescopio. Veremos cómo mejoró el diseño del instrumento y luego miró el cielo a través de uno de ellos. Presenciaremos cómo descubrió cosas nuevas sobre objetos conocidos y objetos completamente nuevos y difíciles de entender, cómo los interpretó y cómo se los explicó a los demás. Para esta parte del viaje, las obras mismas de Galileo —sus apuntes, dibujos, cartas y libros— servirán como nuestros mapas de navegación.

Sin movernos mucho, ni de lugar ni de momento, en el tercer capítulo daremos un par de pasos atrás para poder conocer también lo que pensaron y dijeron los demás astrónomos europeos de esa época. De este modo veremos cómo era la comunidad que se dedicaba a medir y entender el universo y cómo discutieron sobre las novedades que les comunicó Galileo.

En el cuarto capítulo no saldremos de Italia, y conoceremos las reacciones de otras personas en espacios sociales de reunión como la corte o incluso la sobremesa. Escucharemos lo que pensaron los príncipes y la gente común, los filósofos y los teólogos sobre las admirables maravillas que presentó Galileo.

Por último, en el capítulo cinco reflexionaremos brevemente acerca de las consecuencias que tuvieron estos pocos años de descubrimientos y discusiones para Galileo, para la astronomía y para nuestra manera de entender el universo.

Al final del viaje, quienes se queden con ganas de más encontrarán algunas recomendaciones de otros viajes, tanto en papel como en la red.

Una advertencia antes de partir: aunque se conoce muchísimo acerca de la historia de Galileo, aquí sólo voy a contar una pequeña parte. Contar todo junto nos puede dar un panorama general, pero corremos el riesgo de perder un detalle que para mí es bien importante: el proceso. Ver con cuidado una parte específica de la historia de la ciencia nos permite entender no sólo los resultados obtenidos, sino también los procesos materiales, mentales y sociales a través de los cuales se llegó a esos resultados. Por lo tanto, nos centraremos en estos cinco años cruciales, y de este modo será casi como si hubiéramos estado ahí.

Éstos son, pues, los lugares, las épocas y las ideas que ofrezco que visitemos en este viaje. Si te animas, ahora mismo comenzamos.